Pedido de captura del presidente de Sudán es "un momento histórico"
El pedido de la Corte Penal Internacional (CPI) de arresto del presidente de Sudán, Omar el Bechir, por crímenes de genocidio y lesa humanidad se vive como un "momento histórico" en aquel país, aquejado por la guerra civil y la violencia desde hace 50 años. De todos modos, Máximo Halty, jefe del Programa de Mapeo y Análisis de Riesgo para el PNUD, alertó con que si este pedido de captura sigue adelante, es probable que el gobierno eche a todas las agencias de la ONU, a las dos misiones que monitorean el acuerdo de paz norte-sur, a la misión de Darfur, y a las ONG de ayuda humanitaria, dejando a 2,5 millones de personas en Darfur sin protección y apoyo alguno.
(Emitido a las 8.39)
EMILIANO COTELO:
Esta semana un fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) pidió el arresto del presidente de Sudán, Omar el Bechir, para juzgarlo por crímenes de genocidio y lesa humanidad.
Omar el Bechir es un dictador que llegó al poder en Sudán después de un golpe de Estado en 1989. Organismos e instituciones internacionales acusan a su gobierno de provocar miles de muertes y desplazamientos de sudaneses.
Dentro de Sudán, la zona de Darfur es el lugar de mayor tensión de la guerra civil que enfrenta al gobierno dictatorial con distintas milicias y grupos rebeldes. La cifra es realmente impactante, se estima que 300.000 personas murieron desde el año 2003 en esa zona y que otros 2.500.000 han terminado desplazados dentro y fuera del país.
Los nuevos estallidos de violencia, desatados a raíz del pedido de captura de Omar el Bechir, llevaron a que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) anunciara la evacuación de civiles que se encuentran en tierras sudanesas participando en misiones de paz.
¿Qué significa ese pedido que realizó el fiscal de la CPI, Luis Moreno Ocampo? ¿Qué consecuencias puede tener dentro de Sudán? ¿Cómo se llegó a esta situación? Las preguntas sobre el tema son muchas, porque los uruguayos en general no estamos muy empapados de la realidad de ese país. Vale la pena, entonces, empezar por ubicar a Sudán.
Es el país más grande de África, situado al noreste de ese continente, a orillas del mar Rojo, entre Egipto y Eritrea. Tiene unos 40 millones de habitantes y su territorio es 15 veces más grande que el de Uruguay.
Aunque los uruguayos sabemos poco sobre Sudán, hay allí por lo menos siete compatriotas, si nos limitamos a quienes participan en misiones humanitarias. Uno de ellos es Máximo Halty, que tiene 50 años, hace tres que trabaja en Sudán y es jefe del Programa de Mapeo y Análisis de Riesgo para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Antes de instalarse en Sudán había participado en misiones en varios países latinoamericanos y africanos, como por ejemplo Congo, Mozambique, Somalia, República Centroafricana, Liberia y Kenia.
Ahora se encuentra en Jartum, la capital de Sudán, y con él vamos a conversar sobre este tema.
Cuéntanos en qué consiste tu trabajo.
***
MÁXIMO HALTY:
Estamos desarrollando un proyecto que apunta a identificar las principales necesidades y los puntos de entrada críticos para la programación de la ONU y eventualmente también para la programación de los gobiernos de los distintos estados de Sudán. Tratamos a generar información tanto sobre necesidades como sobre oportunidades para realizar cambios y mejoras de la situación socioeconómica de los sudaneses.
EC - ¿La tuya es una tarea de riesgo? ¿Es posible que tú seas uno de los evacuados, junto con otros civiles, como ha dispuesto la ONU?
MH - Por el momento no. Las evacuaciones se han reducido al personal no esencial civil en Darfur, que es la única zona que ha sido declarada en términos de niveles de seguridad de la ONU de fase 4. Por lo tanto, todo el personal no esencial o que no está en tareas humanitarias o de patrullaje militar de mantenimiento de paz ha sido evacuado temporalmente. El resto de Sudán se encuentra en fase 3 o en fase 2, y en principio hay algunas restricciones de seguridad, pero por el momento no se prevén evacuaciones.
EC - ¿Cuál sería la forma más simple de explicar la violencia que se vive en Sudán? Históricamente hubo enfrentamientos allí, pero la situación empezó a complicarse aún más después del golpe de Estado de 1989.
MH - No hay manera simple de hablar de la situación de violencia de Sudán porque no hay manera simple de hablar de Sudán. En resumen, desde la independencia, en 1957, ha habido 50 años de guerra civil y de violencia, prácticamente sin parar, con un breve interludio de un acuerdo de paz fallido hace unos 20 años. Desde entonces la situación es de guerras continuadas en todo el país, el norte opuesto al sur, al centro del norte, Jartum, con el este, y Jartum también con el oeste, es decir, con Darfur. De estos tres grupos de conflictos, porque cada uno de ellos encierra más conflictos, hubo tres acuerdos de paz: uno con el sur, uno con el este y uno con Darfur, que se firmó hace un año y medio, pero falló porque la violencia siguió sin tener alto en ningún momento. Hoy en día la situación hoy es claramente de continuación de guerra.
EC - ¿Los problemas en Sudán siguen siendo religiosos o étnicos como fueron en un inicio, o a esta altura ese tema se ha desdibujado y los enfrentamientos pasan por otro lado?
MH - Todos los ingredientes están presentes. Hay ingredientes étnicos, religiosos, de deterioro del medioambiente muy graves, porque hay una cantidad de grupos de personas que dependen mucho del clima y su variación para sobrevivir, grupos nómadas que se mueven de un lado a otro siguiendo las pasturas y el agua, o la falta de agua. Estos factores han ido cambiando a lo largo de estas décadas y en los distintos momentos tuvieron distinto peso. Está creciendo más el peso del problema ecológico, mucho más que el del tema religioso, que tuvo su auge hace 15 años, justamente en torno del golpe de Estado que inicialmente se presentó como islámico, y aunque ya no es tan radical, no ha perdido esa característica. Pero debajo de todo esto lo que hay es el petróleo, que apareció fuertemente en los últimos diez años y que realmente es lo que marca la violencia de los últimos años en los tres conflictos.
EC - En el caso específico de la zona de Darfur, ¿cómo se llegó al genocidio que algunos estiman que ya ha provocado la muerte de 300.000 personas y miles de desplazados?
MH - Lo primero es señalar que es la primera vez que se utiliza la palabra "genocidio". En el Consejo de Seguridad de la ONU hubo una discusión hace ya más de dos años, antes de que le pasara este dossier a la CPI, y en ese momento llegó a la conclusión de que no se podía utilizar la palabra "genocidio", porque lo que claramente había en la política de Jartum para con Darfur era una voluntad de desplazamiento de poblaciones.
Varios analistas coinciden en que un elemento que tiene cada vez más peso y que explica en gran parte los movimientos de los distintos actores es el petróleo. Aparece en Darfur una potencialidad muy grande de nuevos campos petrolíferos, pero hay un problema étnico, porque algunas tribus que están establecidas en Darfur están étnicamente ligadas con las tribus predominantes del sur, y el sur es una parte del país que, de acuerdo con el acuerdo de paz que se firmó hace tres años, es probable que se separe del norte y se lleve sus pozos de petróleo. Eso también puede generar un problema para Jartum, con una cierta voluntad independista de Darfur. De ahí la intención de Jartum de desplazar esas poblaciones hacia el sur y poner en su lugar poblaciones más confiables para el gobierno de turno.
EC - ¿Está corroborada esa cifra de 300.000 muertes? ¿Qué sabes al respecto?
MH - Esas son las estimaciones que manejan las agencias de la ONU y los observadores internacionales de manera muy aproximada. Para empezar, todavía se debate cuántos habitantes tiene Sudán y dónde están. Es muy difícil manejar cifras. Da una idea de orden de magnitud, pero el número no surge de ninguna estadística puntual, de ninguna contabilización de muertes en puertas de hospital o cosa por el estilo, porque no hay ninguna estructura de ese tipo en Darfur. Por lo tanto son aproximaciones hechas a partir de la extrapolación de observaciones puntuales aquí y allá.
EC - ¿Cómo impacta en Sudán el pedido del fiscal Moreno Ocampo, de la Corte Penal Internacional, solicitando de arresto del presidente de Sudán para juzgarlo por crímenes de genocidio y lesa humanidad?
MH - Todos sentimos que se está viviendo un momento histórico. Lo que está pasando en el plano internacional es que finalmente se está llegando a un caso prototípico de choque entre la voluntad de la comunidad internacional de apoyar los procesos de paz, y la voluntad de la comunidad internacional de establecer criterios básicos de justicia. En Sudán ambos aspectos se encuentran en una oposición bastante clara.
Lo que sucede hoy es que de proseguir este pedido de captura del presidente en ejercicio en el norte de Sudán, es muy probable, altamente probable es más, es difícil imaginar cómo no podría pasar, que el gobierno eche a todas las agencias de la ONU, a las dos misiones que monitorean el acuerdo de paz norte-sur, a la misión de Darfur, y, detrás de ellos, a todas las ONG internacionales que prestan ayuda humanitaria en Darfur. Con lo cual, los 2,5 millones de personas en Darfur quedarían sin protección y sin apoyo alguno, y podrían verse cifras de muerte que pasarían fácilmente por encima de esa estimación de 300.000 personas. Por lo tanto, la voluntad de justicia, y de perseguir a una persona que sin duda tiene responsabilidades en este conflicto, podría llevar a la muerte de cientos de miles de personas más.