Lugo asume con varios temas urgentes y buscando apoyo en el Parlamento
Por primera vez en Paraguay, este viernes se produce un cambio de gobierno democrático. El ex obispo Fernando Lugo asume su cargo y la ciudad espera tranquila el traspaso de mando. "La forma de ser del paraguayo es menos demostrativa que la nuestra", dijo el politólogo uruguayo Jorge Pablo Brugnoni, desde Asunción, aunque aclaró que "la gente está muy expectante". Los gravámenes a la agricultura, el funcionamiento de las represas, la reforma agraria, la corrupción y la burocracia estatal son algunos de los grandes temas que la nueva administración deberá enfrentar, no sin antes generarse el apoyo parlamentario necesario para tener gobernabilidad.
(Emitido a las 7.45)
EMILIANO COTELO:
Hoy 15 de agosto, a las 7 de la mañana de Asunción, darán comienzo las ceremonias que impondrán en el cargo de presidente de la República del Paraguay al ex obispo Fernando Lugo.
Con este acto se dará por primera vez en cuatro décadas un recambio de partidos en el poder, después de más de 40 años durante los cuales el Partido Colorado (PC) gobernó Paraguay.
El ex obispo católico Fernando Lugo asume después de su triunfo en las elecciones del 20 de abril, en las que obtuvo el 40% de los votos y derrotó a la candidata oficialista, Blanca Ovelar, que tuvo 30%. Lugo encabezaba la coalición centroizquierdista Alianza Patriótica para el Cambio (APC).
La información que llega de Asunción señala que la llegada al poder de Lugo ha generado un ambiente de expectativa en la población de 6 millones de habitantes, 40% de ellos pobre. Por ejemplo, el 76% de los paraguayos espera que con el nuevo gobierno la situación del país mejore, según reveló ayer una encuesta de la firma First Análisis encomendada por el diario ABC Color. El 59% de los paraguayos le da de uno a dos años a Lugo para traer resultados, mientras que 24% ya los espera a fines de este año, y apenas 12% podrá aguantar hasta el final del mandato para vivir las mejoras.
¿Cuáles son los problemas que enfrenta el presidente? Corrupción, inseguridad, desempleo y migración.
¿Qué tipo de gobernabilidad manejará Lugo? Allí aparecen desafíos importantes. Lugo comenzará su gobierno con un gabinete integrado por ministros básicamente de izquierda; de los diez ministerios, en un hecho peculiar, solo en cuatro designó a militantes liberales, pero de sectores contrarios al del vicepresidente Federico Franco, que es el presidente del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y fue el principal soporte de Lugo en la coalición. Pese a ello, Franco declaró que apoyará a Lugo hasta el final. Y los otros seis ministerios y las oficinas subalternas tendrán a su frente a adherentes a organizaciones de izquierda, como, por ejemplo, el ministro del Interior, Rafael Filizola.
Otra peculiaridad que destacan los cables que llegan desde Asunción es quién será el ministro de Economía. Lugo designó para ese cargo a Dionisio Borda, un ingeniero agrónomo especializado en administración pública en Estados Unidos, por lo que es considerado como un neoliberal. Borda dirigió el Ministerio de Economía en los tres primeros años del gobierno saliente de Nicanor Duarte, e incluso recibió el reconocimiento del último presidente. "Hizo los arreglos necesarios para que el Estado pudiese recaudar muy bien para pagar sus compromisos locales e internacionales, y además enfrentar planes de desarrollo", dijo en su momento Duarte.
¿Qué puede esperarse de la administración de este hombre que hace pocos días dejó formalmente de ser sacerdote? ¿Cómo se viven estas horas en Asunción? Vamos a conversar con el politólogo uruguayo Jorge Pablo Brugnoni, docente de la Universidad Católica y de la Universidad Nacional de Asunción.
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JORGE PABLO BRUGNONI:
Una aclaración a la presentación, que dimensiona más el cambio histórico que estamos viviendo: en Paraguay nunca hubo un cambio de gobierno democrático. Nunca por elecciones democráticas un partido cedió el gobierno a otro partido. Esta es la primera vez en la historia que hay elecciones en las que pierde el partido que está en el gobierno y pacíficamente le entrega el mando al otro. Nunca se había dado en la historia.
El PC hace 62 años que está en el gobierno, incluyendo los 35 años de dictadura stronista, porque fue una dictadura cívico-militar en la que el PC participó activa y explícitamente.
EC - ¿Cómo se viven en la capital paraguaya estas horas previas a la asunción de Fernando Lugo? ¿Cómo calificarías el ambiente?
JPB - La forma de ser del paraguayo es menos demostrativa que la nuestra. Hay una menor movilización que la podría esperarse frente a un hecho histórico tan importante. De todos modos hay movilizaciones, 35.000 campesinos vienen marchando hacia Asunción, ya están en Asunción, están llegando al Congreso. La gente está muy expectante. El día de las elecciones, el 20 de abril, no hubo una movilización enorme, con gente en las calles, una manifestación popular como podría haberse dado si el hecho hubiera sucedido en Uruguay. Fue mucho más el voto pacífico y callado, a lo paraguayo, de tener el derecho al voto, ir en forma calladita al cuarto, poner el votito, irse a la casa y estar expectante a ver qué pasa. Estamos más cerca de eso que de las manifestaciones populares como las que ocurren en Uruguay.
EC - ¿Cómo ha funcionado desde la elección hasta ahora la coalición que llevó a Fernando Lugo al poder? La coalición obtuvo el 40% de los votos, eso ya complicaba la futura gestión de Lugo en cuanto a obtener mayorías en el Parlamento, pero a su vez, dentro de la coalición la mayoría, el peso más fuerte, correspondía al PLRA. En una coalición muy heterogénea el peso partidario le correspondía al PLRA. Entonces, ¿cómo se entiende que en el gabinete de diez ministros ese partido solamente tenga cuatro, que además son representantes de un ala discrepante con la del vicepresidente que va a asumir hoy?
JPB - Federico Franco, el vicepresidente de Lugo, no tiene representantes en ningún cargo importante del gobierno. Los primeros días después de las elecciones Franco hizo una declaración bastante llamativa, cuando alguien dijo: "Miren que Lugo tiene la lapicera", Franco replicó: "Pero su tinta es azul", en alusión al color distintivo del PLRA. Era una forma de decir que todas las cosas se iban a firmar con la participación de ambos.
Y efectivamente, durante el proceso de transición las primeras declaraciones públicas señalaron que para que entrara un equipo del futuro gobierno en el gobierno saliente para investigar, para comenzar el proceso de transferencia, tenía que estar la firma de ambos. Eso fue durante los primeros días; después hubo algunas desavenencias y finalmente el sector del vicepresidente Franco quedó casi totalmente excluido de las decisiones en el proceso de transición y a partir de hoy del gobierno y del gabinete. Porque los cuatro ministerios liberales corresponden a personas que no son de la línea política del vicepresidente.
Aquí se ha dado muchas veces el problema de la ingobernabilidad respecto del vicepresidente, en tanto son de partidos diferentes. Para el presidente es una amenaza continua su vicepresidente, porque el vicepresidente siempre tiene la tentación de iniciar o promover a partir de otra fuerza un juicio político que le permita acceder a la Presidencia. Ese enemigo interno ha sido un problema en Paraguay en los últimos períodos; en una ocasión se asesinó a un vicepresidente, y siempre ha habido problemas de gobernabilidad. La decisión de Lugo ha sido drástica en este sentido, de excluirlo absolutamente, de buscar quebrar al PLRA y revertir la configuración interna de poder.
EC - ¿Qué va a implicar eso para su capacidad para llevar adelante su programa?
JPB - Su apoyo parlamentario todavía está por crearse, no lo tiene, no tiene ninguna mayoría medianamente conformada. Ha habido algunas manifestaciones de gobernabilidad, ofrecimientos de gobernabilidad, por ejemplo de Oviedo. Seguramente va a haber un funcionamiento, por lo menos en los primeros tiempos, un funcionamiento tradicional de sistema presidencial, con la conformación de mayorías puntuales respecto de temas concretos. Frente a cada proyecto va a tener que discutir y es posible que consiga algunas mayorías, incluso con el PC. De todos modos, no tiene mayoría pero tampoco hay una oposición consolidada, es un campo abierto a la discusión puntual de temas concretos.
EC - Lugo va a tener que negociar mucho: primero dentro de su propia coalición de gobierno y luego con la oposición para terminar de completar las mayorías, porque con sus propios votos, con los votos de la coalición, no le alcanza.
JPB - No tiene apoyo parlamentario.
EC - ¿Se sabe cuáles serán las primeras medidas, por dónde empezará su gobierno?
JPB - Lugo tiene grandes temas planteados. El pacto fiscal es una necesidad objetiva, porque la presión fiscal es casi inexistente, la exportación de soja no está gravada. La producción en Paraguay es un monocultivo, es un modelo agroexportador basado en el monocultivo de la soja, y no está gravado, cero gravamen a la exportación. Ahí tiene un desafío enorme, y ya ha habido manifestaciones a favor y en contra. Stiglitz, que está aquí en estos días, manifestó su sorpresa frente a la situación fiscal. Y también hubo manifestaciones muy fuertes en contra. Ese es un punto ineludible; va a tener que aprovechar la luna de miel inicial que casi siempre tienen los gobiernos.
El otro problema candente y muy fuerte es el de la tierra. La distribución de la tierra en Paraguay es una de las más desiguales del mundo. Sin embargo podría ser muy desigual, muy inequitativa y no generar conflicto político, pero siempre fue un problema que generó conflictos, últimamente esos conflictos se han acentuado y frente a la expectativa del cambio y de la generación de un nuevo modelo de país se van a acentuar aún más. Entonces hay amenazas de ocupaciones y hay la sospecha de que la oposición los que antes eran oficialistas utilice las ocupaciones como una herramienta política de desestabilización.
Lugo va a tener que administrar el conflicto, no es que vaya a hacer una reforma agraria integral en estos primeros meses, pero está dentro del programa de gobierno y dentro del programa económico. Dionisio Borda, el futuro ministro de Hacienda, lo tiene como uno de los puntos fuertes de su programa.
EC - Justamente, ¿cómo se entiende el nombramiento de Borda? ¿Qué cabe esperar en materia económica?
JPB - Ante todo, no es neoliberal, es un economista tradicionalmente de izquierda, o de centro. Nicanor al inicio de su gobierno tuvo unos intentos bien interesantes de modernización del país, con algunos casos exitosos. Y uno de los éxitos fue en Hacienda, porque Borda hizo un trabajo bastante interesante. Ahora la idea de Borda es tener un rol muy activo, ser ese superministro de Economía que hemos visto en otros países en otros momentos. Pero hay que ver qué rol tiene dentro del gobierno, por ahora es un rol muy importante pero todavía no está definido, porque forma parte de la lucha de poder que está por definirse dentro del gobierno.
EC - ¿Sería un equivalente a Danilo Astori? Te lo pregunto, entre otras cosas, porque el presidente Lugo ha pedido y obtenido del gobierno uruguayo asesoramiento a los efectos de conformar su administración, y ha dicho más de una vez que su modelo, su referencia es el gobierno del doctor Vázquez. Entonces, ¿puede darse un paralelismo entre ese ministro de Economía que ha designado y Astori en nuestro país?
JPB - Técnicamente y en cuanto a pensamiento definitivamente sí, pero no en cuanto a rol político. Danilo Astori es interpretado, además de como técnico, como político; y Dionisio Borda se muestra públicamente y todo indica que efectivamente lo es como más técnico. Comulgará con las mismas ideas, pero no tiene ese rol político y esa proyección política que tiene Astori. Por lo menos por ahora, quizás dentro de cinco años la realidad muestre que es uno de los candidatos; pero ahora es concebido como un buen técnico sin proyección política.
Los otros dos temas ineludibles de la agenda del presidente son la reforma de la burocracia estatal, la lucha contra la corrupción y la negociación de las represas, que fue un tema puesto por él, pero ahora ya no lo puede sacar de la mesa. Va a tener que administrar el tiempo para ver cómo lleva adelante esos procesos de reforma, que son ineludibles. Hay una expectativa muy fuerte al respecto y va a tener que tomar decisiones.
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EC - A propósito de las ceremonias de hoy en Asunción me llamó mucho la atención la discusión sobre si invitar o no al presidente de Nicaragua. La futura ministra paraguaya de la Mujer, Gloria Rubín, rechazó que a los actos hubiera sido invitado el presidente nicaragüense Daniel Ortega, que dijo por 20 años esclavizó sexualmente a la hija de su esposa. "Repudiamos la presencia en calidad de invitado oficial en nuestro país del violador Daniel Ortega Saavedra, que por 20 años esclavizó sexualmente a la hija de su esposa", informa un comunicado de distintas ONG y personalidades cuyas firmas encabeza la futura ministra.
La cancillería paraguaya informó ayer que Ortega no viajará a Paraguay para la investidura de hoy. El presidente nicaragüense era uno de los diez presidentes que habían confirmado su presencia para la toma de mando del ex obispo católico.
Quien sí llegó a Asunción fue el veterano sacerdote rebelde nicaragüense Ernesto Cardenal, ex ministro de Cultura del primer gobierno de Ortega y hoy su principal detractor. Cardenal en su primer contacto con la prensa paraguaya acusó a Ortega de ladrón y de haberse aliado con ex personeros del ex dictador Anastasio Somoza y con ex contras que combatieron contra la guerrilla nicaragüense de los setenta para establecer en su país un reinado de unas cuantas familias.
(Foto: AFP)