Entrevistas

Rusia, el conflicto con Georgia y la posibilidad de una nueva guerra fría

La tensión Este-Oeste parece haber resurgido, como un fantasma de otras épocas. Rusia reconoció la independencia de Osetia del Sur y Abjasia y movilizó sus tropas cuando Georgia amenazó con intervenir, con lo que la Unión Europea se puso en alerta y Estados Unidos sigue el conflicto de cerca. Para Mario Lubetkin, director de la agencia de noticias Interpress Service, "los rusos entran en un nuevo escenario de protagonismo internacional que no tenían desde la caída del muro de Berlín", mientras Roberto Porzecanski, corresponsal de En Perspectiva en Boston, aseguró que "estamos ante un reajuste del balance de poder entre el este y el oeste en la zona del Cáucaso".

(Emitido a las 8:33)

EMILIANO COTELO:

En los últimos días el mundo ha vuelto a hablar de guerra fría, pero esta vez no para aludir a hechos del pasado sino como parte de un presente muy actual y muy dinámico.

La intervención política y militar de Rusia en Georgia ha enfrentado a Moscú con el mundo occidental, y la decisión comunicada el martes pasado por el presidente ruso Dimitri Medvedev de reconocer la independencia de dos provincias georgianas separatistas pro rusas –Osetia del Sur y Abjasia–, no ha hecho más que aumentar la tensión, llevándola a un nivel que no se registraba desde hacía varios años.

Como respuesta, los 27 jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea mantuvieron ayer una reunión extraordinaria en Bruselas para analizar esta situación. Después del encuentro los mandatarios firmaron una declaración en la que manifestaron su profunda preocupación por el conflicto abierto en Georgia y por la reacción desproporcionada de Rusia, cuyas actuaciones militares no constituyen una solución ni resultan aceptables, según dice el documento.

En la declaración, Europa condena firmemente la decisión unilateral de Rusia de reconocer la independencia de Abjasia y Osetia del Sur, porque se la considera inaceptable. Además se le exige a Rusia que las fuerzas militares que no se han retirado aún a las líneas previas al desencadenamiento de las hostilidades, lo hagan de inmediato.

Si bien se optó por no disponer sanciones a Rusia, los 27 decidieron postergar las negociaciones de un acuerdo ampliado de cooperación con Moscú, mientras la retirada de las tropas a sus posiciones anteriores al 7 de agosto no se haya concretado.

Pero esta situación no preocupa sólo a Europa; Estados Unidos ha estado particularmente involucrado. Por ejemplo, vale la pena recordar que tanto Rusia como las provincias rebeldes acusan al gobierno de Georgia de ser pro Estados Unidos.

Por otra parte, también es cierto que en las últimas semanas el tema ha integrado el debate electoral entre demócratas y republicanos. Así, Barack Obama, se declaró favorable a desembolsar 1.000 millones de dólares para ayudar a la reconstrucción de Georgia tras el conflicto. Hablando a mediados de agosto durante un meeting con veteranos de guerra en el Estado de Florida, Obama advirtió que desde hace meses viene reclamando un involucramiento internacional para solucionar las cuestiones de las regiones separatistas de Osetia del Sur y Abjasia y aseguró que Rusia debe saber que sus acciones tendrán consecuencias.

Teniendo en cuenta este contexto es que hoy les proponemos analizar la crisis de Rusia y de Georgia en un enfoque a dos puntas.

***

EC – Estamos por un lado, desde Europa, con Mario Lubetkin, director de la agencia de noticias Interpress Service y colaborador de En Perspectiva en Roma, Italia. Y por otro lado, desde Estados Unidos, con Roberto Porzecanski, nuestro corresponsal reportando desde Boston Massachusets.

¿Mario, cómo observas la declaración que ayer firmaron los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea?

MARIO LUBETKIN:

Es una declaración que posterga la declaración, porque después de las amenazas del presidente de turno de la Unión Europea –que es Francia– anunciando que ayer iba a haber sanciones, éstas no se verificaron y se logró una posición conciliadora entre las diferentes posiciones que hoy Europa tiene en relación al conflicto entre Georgia y Rusia. Esta resolución de hecho no dice nada en particular, salvo postergar, repetir cosas ya dichas en los últimos días y ver el desarrollo de los acontecimientos antes de tomar medidas.

EC – Roberto, ¿tú qué impresión tienes? ¿Faltó firmeza en este documento?

ROBERTO PORZECANSKI:

Sí, pero me parece que pone en evidencia la realidad subyacente en este tema, y es que más allá de la retórica que viene tanto de Europa como de Estados Unidos, hoy en día no están los recursos políticos, ni económicos, ni militares como para respaldar con acciones esta retórica respecto de Georgia. Nadie está dispuesto –creo ni en Europa ni en Estados Unidos– a llevar este apoyo a Georgia a las últimas consecuencias si así fuera necesario. Por eso hay una necesaria cautela a la hora de lidiar con Rusia.

EC – ¿Qué tipo de sanciones podrían haberse adoptado Mario?

ML – Primero se habló de sanciones en lo genérico, de ruptura de ciertos acuerdos de colaboración –como tú señalabas anteriormente– pero yo creo que –como señala Roberto– aquí hay que ir al fondo del tema. O sea, cuál es el efecto que un movimiento que se genere alrededor de este conflicto puede determinar en otros aspectos, que son tan o más importantes que este conflicto. Podemos hablar del tema energético y del acceso del gas natural ruso a toda Europa; podemos referirnos a la colaboración Rusia-Europa-Estados Unidos en relación a Afganistán, Siria o Irak. En fin, este es un juego de ajedrez en el cual el movimiento de una pieza del tablero puede afectar el resto de la partida.

EC – Ayer el comunicado de la Unión Europea subrayó la "interdependencia" que existe entre el continente y Rusia, y a partir de ese dato estimó que la crisis georgiana ilustra la necesidad de Europa de intensificar sus esfuerzos en materia de seguridad sobre el abastecimiento de energía, en particular de diversificar sus fuentes y rutas de provisión. ¿Hay como una piedra o un lastre fuerte por ese lado que está trancando eventuales acciones?

ML –Cualquier desarrollo de energía alternativa necesita muchos años. Por lo tanto esta coyuntura de conflicto no puede mover mucho a Europa de un esquema de colaboración con Rusia, y eso los rusos lo saben perfectamente.

EC – Roberto, ¿puede hablarse efectivamente de que estamos ante el comienzo de una nueva guerra fría?

RP – Yo creo que eso es un poco exagerado. Lo que sí creo es que estamos ante un reajuste del balance de poder entre el este y el oeste en la zona del Cáucaso. Se está volviendo a un equilibrio –si se quiere- más natural de lo que fueron los años 90 y el comienzo de ésta década, donde se pensaba que Rusia iba a aceptar de manera pasiva el aumento de la influencia del mundo occidental sin tomar acciones para combatirlo. La expansión de la OTAN, la expansión de la Unión Europea, esa idea quizás post guerra fría de que Rusia aceptaría con brazos abiertos la expansión del mundo occidental; creo ahora hubo un llamado a la realidad. Apenas Rusia se fortaleció –en base esencialmente a los precios de los hidrocarburos– reafirmó un rol que va a cumplir de aquí al futuro. Me parece que esto fue un llamado al realismo en cuanto a que Rusia no desapareció del panel internacional y va a haber que lidiar con ella, como va a haber que lidiar con China y con otros. Es como un llamado y una pérdida de la inocencia si se quiere.

EC – Pero ayer desde Rusia se escucharon algunas manifestaciones que parecían sacadas de un diario o de una radio o de un canal de televisión de los años 60. En declaraciones a la agencia rusa Itartas, el sub comandante en jefe del ejército ruso, General Valeri Evnevich, dijo que "Rusia tiene la fuerza necesaria para destruir a cualquier otro agresor inclusive si cuenta con el apoyo de Estados Unidos o de Europa. La operación para obligar a Georgia a la paz mostró al mundo que cualquiera sea el agresor tenemos todo lo necesario para destruirlo y lo destruiremos".

¿Tú qué dices de este tema de guerra fría, Mario?

ML – El tema de la discusión de la guerra fría es una discusión que está en los medios, en los análisis internacionales. Yo iría más a esta reflexión que está haciendo Roberto, o sea que acá hay un cambio de calidad en el esquema internacional. En este momento los rusos han hecho un cambio de calidad en su comportamiento porque ha habido toda una serie de señales en el último período que han determinado que ellos o daban este paso o empezaban a tener una debilidad mucho mayor en el contexto internacional. Porque no podemos reflexionar sobre estos hechos sin pensar lo que significó la independencia de Kosovo –que generó un cambio sustancial en Europa, sobre todo por la forma en que se aceptó la independencia de Kosovo– o la política de escudo anti misiles, en las cuales tanto Polonia como Ucrania generan una tenaza hacia Rusia que era inaceptable para los rusos. Sumado a su reforzamiento, su reordenamiento del país, una situación para los rusos que no es la anterior.

Lo que pasará de aquí en más va a ser distinto de lo que pasó anteriormente, llámese post guerra fría, guerra fría, o el nombre que le queramos poner. Los rusos entran en un nuevo escenario de protagonismo internacional que no tenían desde la caída del muro de Berlín.

EC – Roberto, esta pregunta puede sonar elemental pero ¿por qué esta es una crisis que también le importa a Estados Unidos?

RP – En primer lugar por el elemento energético, creo que es la crisis central. No hay que olvidar que hay un gasoducto que pasa a través de Georgia que cumple una función muy importante en cuanto a alimentación y el flujo de petróleo hacia el mundo occidental y creo que esa es la primera señal.

Y hay una segunda señal que tiene que ver con –como decía Mario– los países que están en la frontera entre la vieja y la nueva Europa, que cumplen un rol político esencial en temas como apoyar a Estados Unidos en la guerra de Irak o votar con Estados Unidos internacionalmente. Creo que hay un tema de rebalance del poder en cuanto a que Estados Unidos está empezando lentamente a aceptar que esa condición de super poder sin ningún tipo de desafíos, de la que emergió de los fines de los años 90, no va a ser permanente.

Hay que recordar que tanto Georgia como Ucrania son los dos países más importantes y más próximos a Rusia en los cuales Estados Unidos se ha movido para hacer acercamientos. En abril hubo una reunión de la OTAN donde estos países pidieron la membresía, con lo que Estados Unidos y los países del oeste de Europa se comprometerían a defenderlos en caso de una agresión externa. Pero básicamente les contestaron que si bien algún día van a ser miembros no tienen el respaldo como para hacerlo ahora, algo que básicamente le dio a Rusia la señal clarísima de que Estados Unidos y Europa no tienen la voluntad ni los elementos para salir a defender a Georgia y a Ucrania frente a una agresión rusa. Esto le abrió una puerta a Rusia para reafirmar su zona de influencia.

EC – Mario, la eventual participación de Estados Unidos en una reconstrucción de Georgia ¿cómo puede ser interpretada, cómo puede caer? Porque estaría ingresando en un territorio de influencia rusa.

ML – De hecho en el territorio ruso ya entró, porque el plan estratégico del escudo anti misiles por el lado polaco y por el de Ucrania es entrar en territorio ruso. Eso es así y es uno de los factores principales que ha generado una política conflictiva en todo este período.

Segundo: la decisión georgiana –que creo que tenía el respaldo norteamericano– de hacer un aceleramiento al haber tratado de entrar en Abjasia y en Osetia –que determinó la respuesta rusa en este período– fue quizás un intento por parte de Georgia de acelerar su proceso de incorporación a la OTAN y por lo tanto tratar de cubrirse y preservarse con el respaldo occidental.

Ayer había algunos jefes de estado y de gobierno que señalaban una cosa que yo creo muy importante, y es que el desafío que tiene Europa es hacer que Rusia no mire al Oriente sino al Occidente. Este Oriente esta vez no está ideológicamente marcado por una lógica socialista, sino que estamos pensando en China y en otras realidades que pueden terminar de reacomodar un nuevo escenario internacional con un futuro aún no previsible.

EC – ¿Qué puede esperarse entonces? ¿Cómo observan ustedes la perspectiva de actuación, de incidencia de la comunidad internacional y particularmente de Estados Unidos y de Europa en las próximas semanas? Roberto...

RP – Yo creo que va a ser muy difícil que haya algún movimiento dramático, porque todo lo que sucede en el mundo en este momento tiene clave electoral en Estados Unidos. La cobertura de prensa sobre el tema mostraba cómo esto afectaba las campañas de McCain y Obama. Yo creo que hasta que no haya una nueva administración en Estados Unidos los movimientos aquí van a ser de extrema cautela.

Además el presidente Bush –que está ya en los últimos meses– tiene muy poca credibilidad en el tema, y en particular con el asunto de Rusia, porque él hizo una gran apuesta al decir que Putin iba a ser un aliado de Estados Unidos. Inclusive hizo un comentario respecto de que lo había mirado a los ojos y había visto que era una buena persona, con la cual se podía trabajar. Las imágenes de Bush sentado en la ceremonia inaugural de las olimpíadas en Beijing al lado de Putin, mientras los tanques rusos avanzaban en Georgia, hacían pensar cuan poco podía hacer Bush en este sentido.

Me parece que en Estados Unidos hay que esperar hasta el 20 de enero del 2009 para saber efectivamente cuál va a ser la forma de lidiar con el hecho. Quizás ahora la pelota está en la cancha de los europeos.

EC – Sí, y justamente desde el lado europeo lo que se sabe es que el presidente francés, Nicolás Sarkozy –que está ejerciendo la presidencia de la Unión Europea– va a viajar el próximo lunes a Moscú y a Tiflis junto al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y con el jefe de la diplomacia del bloque, Javier Solana. ¿Qué puede dejar ese tipo de gestiones Mario?

ML – En primer, lugar la sensación de que la resolución de este problema está en Europa, eso es claro y –Roberto lo señalaba con precisión– sobre todo con un vacío de presencia norteamericana hasta el año próximo.

El problema está planteado en las contradicciones europeas, por lo tanto la palabra cautela es la palabra más lógica en este proceso.

Uno de los logros que se concretó ayer fue que las "dos europas" –la Europa histórica y la Europa de los ex países soviéticos– no hayan llegado ni a una ruptura, ni a un enfrentamiento. La posición de los históricos –con excepción del Reino Unido parcialmente– es de llegar a una solución por el diálogo y no acelerar ningún tipo de enfrentamiento, mientras que la posición de las ex repúblicas soviéticas europeas –integrantes de la Unión Europea– es sancionar. Eso no pasó ayer, hubo una posición de cautela que yo creo que es la que se va a mantener. Ya se está hablando de verificar hasta noviembre y va a ser una política de pequeños pasos. Yo creo que Europa no tiene mucho margen negociador en este momento con los rusos.