Entrevistas

¿Cómo vive la población norteamericana el crack financiero?

Conrado Hughes, habitual contertulio de En Perspectiva, aprovechó sus vacaciones en Estados Unidos para relatar las reacciones de los ciudadanos norteamericanos ante el crack financiero. "La sensación más patente era la paz y la calma total", dijo Hughes. Agregó que "nadie va a manifestar a ningún lado", aunque los medios cubrieron ampliamente la noticia. Se manifestó en contra del "bail-out" –la inyección de 700.000 millones de dólares- y elogió la cultura política estadounidense, donde "no hay obediencia partidaria" y los representantes sólo votan en función de lo que le dice su electorado, afirmó.

EMILIANO COTELO:
Si ustedes se plantan frente a los quioscos esta mañana, verán por ejemplo en la tapa del diario El País una foto grande, que ocupa un lugar destacado, y que muestra esa fachada ya clásica de la Bolsa de Valores de Nueva York, con esa bandera de Estados Unidos enorme, que cubre sus seis columnas principales.

Es una foto tomada desde la vereda de enfrente, que muestra de espaldas a varias personas. Entre ellas aparece una pareja abrazada y da para pensar si están mirando hacia la bolsa angustiados, esperando noticias. ¿Es eso realmente? No hay como saberlo, pero eso es lo que da a entender esta foto.

¿Cómo viven los estadounidenses estos días de crisis financiera internacional? Vamos a aprovechar la presencia allá de Conrado Hughes, integrante de nuestras tertulias, para pedirle algunas impresiones.


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EC – ¿Dónde te hemos ubicado?

CONRADO HUGHES:
Estoy en Virginia, a quince minutos del Capitolio y de la Casa Blanca, en casa de un amigo donde termino hoy nuestras vacaciones de primavera.

EC – ¿Cuántos días has pasado en Estados Unidos?

CH – Mañana se cumplen dos semanas, de modo que he estado aquí toda la crisis y es una experiencia fantástica que seguro se lo voy a contar a mis nietos.

EC – Nos lo vas a contar a nosotros también. No todo hoy, porque no tenemos tanto tiempo, pero seguramente en alguna de las próximas tertulias también va a ser bueno recoger tus sensaciones. ¿Cómo es estar de turista en un contexto como el que te ha tocado? ¿Qué es lo que has visto?

CH – Primero uno descubre qué distinto es el mundo de los micro mundos que uno conoce; en el Uruguay obviamente ninguna de las cosas que ví hubieran ocurrido. El domingo de tarde llegamos a Washington al mediodía y salimos a dar una vuelta –yo tengo un auto alquilado- por el centro de la ciudad de Washington; el domingo es un buen día, sólo hay turistas en el centro, entonces se llega rápido, no hay tránsito complicado. Recorrimos el Mall, un extraordinario sistema de dos grandes avenidas -la avenida Constitución y la avenida Independencia-, que en el medio tiene un inmenso jardín, en el centro el monumento a Washington, en una punta el Capitolio con el Congreso, y en la otra el memorial a Abraham Lincoln.

Pasé por el Congreso y nos sacamos unas fotos a las cinco o seis de la tarde. Sólo había turistas extranjeros de nacionalidades variadas. Yo me pierdo un poco con algunos de los rasgos asiáticos, no había africanos -salvo que fueran algunos árabes que sí había-, y gente de cualquier lugar -yo no puedo saber si alguien es búlgaro, rumano o húngaro- sacándose fotos de espaldas al Capitolio  para llevarse el recuerdo. Adentro estaban negociando con frenesí el tema del famoso rescate...

EC – ¿Salía humo?

CH – No, la sensación más patente era la paz y la calma más total. El lunes volví a estar -ya después de que había fracasado el proyecto del gobierno- y las circunstancias y el clima eran exactamente los mismos. El lunes fuimos a visitar un museo ya que el domingo no habíamos ido porque era un poco tarde -cierran indefectiblemente a las seis de la tarde-. Es decir que pasé el día entre el Museo del Aire y el Espacio y el Museo de Historia Natural, dos maravillas que yo conocía pero que Dani y Karen no conocían y por lo tanto disfrutamos extraordinariamente.

Además aclaremos que hacía once años que no venía a Washington, que está espectacular. Y los museos estaban llenos de turistas, mayoritariamente norteamericanos, abuelos con sus niños mostrando desde la nave del Apolo 11 al Espíritu de San Luis con que Charles Lindbergh cruzó el Atlántico...

EC – ¿Pero qué es lo que tú quieres decir? ¿Que entonces el ciudadano norteamericano no está nervioso, pendiente de todo esto?

CH – No, nerviosos deben estar algunos, otros no, y preocupados seguramente están de una manera muy distinta a la que concebimos nosotros. Nadie va a manifestar a ningún lado, en ningún medio ví entrevistas a damnificados. Piensen en los muchachos que trabajaban para Lehman Brothers o para AIG  o para cualquiera de las instituciones que quebraron, no apareció nadie en una entrevista para ver qué hacen, son las reglas del juego. Está tan metido en la mentalidad de la gente, que la discusión es importante pero tampoco existe en la calle. Nosotros fuimos a restaurantes de comida rápida, me senté a mirar pasar a la gente, estuvimos en la Casa Blanca sacándonos fotografías, y sólo había turistas y dos manifestantes: uno que está desde 1981, allí, en la vereda de enfrente, protestando contra las armas nucleares. Estaba sentado - el domingo de nochecita - con su notebook en las rodillas, conexión inalámbrica y una carpita. El otro era uno con pinta de asiático que pedía que volvieran los muchachos de Afganistán; una reivindicación individual.

EC – Y en los medios de comunicación mientras tanto ¿qué pasa? ¿Ahí sí el tema está con presencia intensa?

CH – Sí, en los medios está primero en los diarios. Es decir, entre cuatro o cinco artículos, o en cualquiera de los diarios importantes, está en primera, y se pueden obviamente encontrar artículos editoriales. Yo levanté en esos quioscos automáticos un diario que se llama Tiempo Latino -que se publica en el Washington Post y que es gratis- y me encontré con una editorial -era del viernes- de Álvaro Vargas Llosa, el hijo de Mario Vargas, que escribe cosas como: "nada justifica saquear a los contribuyentes y a las futuras generaciones porque un grupo de banqueros irresponsables, bajo el incentivo de instituciones diseñadas por políticos irresponsables, prestaron dinero a ciudadanos irresponsables"...para darte una idea de que en este país no es tan fácil conseguir que aprueben lo que el presidente quiere.

En la televisión, CNN por ejemplo, tuvo unas coberturas. Yo estuve viendo el viernes el debate, allí se habló relativamente poco del tema del proyecto este porque estaba en elaboración o estaba en discusión. El domingo hubo algunos debates interesantes y el lunes fueron los análisis más interesantes, en donde uno encontraba gente que defendía los dos puntos de vista. Pero en ese régimen que habla dos minutos el que está en Los Ángeles, dos minutos uno que está en Washington y otro que está en Boston. Y opinan con diferentes puntos de vista: una experta economista, un experto en temas políticos. Es decir, tiene mucha presencia, está en las "breaking news", [estuvo] todo el lunes el hecho de cómo había perdido la votación y que Paulson y Bernanke estaban volviendo a negociar el asunto, pero nada dramático. No ví una sola entrevista a nadie en ese tipo de nota de color que "tiran" nuestros medios.

EC – Hay varios oyentes que te preguntan tú opinión sobre lo que está ocurriendo y sobre cómo está reaccionando el gobierno de Estados Unidos. En una respuesta telegráfica, ¿qué le respondes a Fer de Colón que dice: "Supongo que el señor Hughes debe estar en contra del salvataje por aquello de que el mercado arregla todo"?

CH – Esa es de las cosas maravillosas de la radio y de estar hablando tantos años. Ya se cumplieron ahora siete años que estoy en la tertulia y Fer ya me conoce de memoria.

Efectivamente yo estaba en contra y estaba sorprendido de que no encontraba demasiadas repercusiones en la televisión, en las radios y en los diarios, de que aprobaran esto. Como decía un legislador muy divertido que leí: "el domingo me desperté en mi casa, agarré el diario y creí que estaba en Francia, porque ¿qué era esto de que el gobierno iba a poner 700.000 millones de dólares para rescatar una cosa cuando tenemos una institución tan práctica como es la institución de la quiebra"?

Yo estoy en contra del "bail-out" y no me he puesto de acuerdo con casi ninguno de los amigos uruguayos que tengo aquí, que son mucho más afines a las soluciones más uruguayas. Como yo no tengo esa predisposición, me quedé encantado el lunes cuando ví que obligaron al gobierno a repensar la solución, y el espíritu del ciudadano medio, que es el que instruye a los diputados. Acá no hay obediencia partidaria, acá no hay votaciones en bloque, votan divididos demócratas y republicanos. ¿Y en función de qué? De lo que le dicen sus electorados, el pueblo o lugar donde salió electo. Me parece extraordinario y creo que es una experiencia que tiene muchas puntas por supuesto, no digo que sea fácil resolverlo.