Entrevistas

La estrategia para derrotar a ETA no admite negociación

La estrategia para derrotar a ETA no admite negociación

El presidente de la Fundación para la Libertad de España, Nicolás Redondo Terreros, sostuvo que no es posible alcanzar una negociación con ETA, porque "en el momento en que uno se sienta con una banda terrorista la legitima y la fortalece". En este sentido, el ex dirigente del Partido Socialista en el País Vasco estableció que "para conseguir la paz y la libertad es necesaria la derrota" de ETA. Y para conseguir vencer señaló que hay que perseverar en las estrategias. Agregó que la lucha contra esta organización trasciende a los partidos políticos.

(Emitido a las 9.03 horas)


EMILIANO COTELO:
Cada vez que la banda terrorista ETA comete un atentado la sociedad española reacciona con protestas multitudinarias y vuelven a escucharse las voces que piden, de una vez por todas, el fin de la violencia.

Cada tanto se informa del arresto de algunos de los principales cabecillas de ETA, pero poco después un nuevo atentado, o un mensaje leído en un video por encapuchados, se encarga de dejar en claro que la organización aún vive. Ya lleva 40 años de existencia y ha matado a más de 800 personas.

¿Es, acaso, ETA una organización invencible? ¿Por qué las treguas entre ETA y los sucesivos gobiernos no llegan a una solución? ¿Puede negociarse con ETA? ¿Cómo deben procesarse las demandas autonomistas que llegan del País Vasco y que van más allá de ETA, promovidas, incluso, por el jefe del gobierno regional, Juan José Ibarretxe, del Partido Nacionalista Vasco (PNV)?

Vamos a conversar sobre estos temas con alguien que conoce muy de cerca el tema. Se trata del abogado vasco Nicolás Redondo Terreros, presidente de la Fundación para la Libertad de España, que ayer dictó en el Palacio Legislativo, invitado por el Instituto Manuel Oribe, la conferencia "Las condiciones del terrorismo a la libertad y la democracia. El caso del País Vasco y España".

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EC - Nicolás Redondo Terreros tiene 50 años, es abogado, está casado y tiene una hija. Lo presento con sus dos apellidos, Redondo Terreros, para diferenciarlo de su abuelo y de su padre, también llamados Nicolás, y que fueron, como usted, figuras destacadas del socialismo español, tanto en el País Vasco como a nivel nacional en España.

NICOLÁS REDONDO TERREROS:
Fueron figuras destacadas; el más destacado, el que pasará, sin duda, a la historia del sindicalismo, de la izquierda y de España, es mi padre, Nicolás Redondo Urrieta...

EC - ...Un histórico dirigente en la central sindical UGT, que tuvo un protagonismo fuerte en la época de la caída del franquismo y en los primeros años de la recuperación democrática. Hoy su padre tiene más de 80 años.

NRT - Cumplió 81 el 16 de junio; coincidimos en el día y en el mes los dos.

EC - Nuestro entrevistado fue secretario general del Partido Socialista de Vizcaya entre 1989 y 1997; y luego dirigió el Partido Socialista de Euskadi (PSE), de 1997 al 2002, y fue su candidato a lehendakari, a jefe del gobierno, en dos ocasiones.

NRT - En dos ocasiones fui candidato a lehendakari representando al PSE y al Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Y en la primera ejecutiva de José Luis Rodríguez Zapatero tuve la responsabilidad de la secretaría institucional del partido...

EC - ...O sea que también fue dirigente del propio PSOE. Pero en marzo de 2002 decidió alejarse de todos los cargos de dirección en su partido. ¿Cuál fue el motivo?

NRT - Hicimos una apuesta que sé que era muy radical. El objetivo era retirar del gobierno vasco a los nacionalistas del Partido Nacionalista Vasco (PNV), porque, primero, llevaban demasiado tiempo en el gobierno, y segundo, no habían solucionado los dos grandes problemas que seguimos teniendo en el País Vasco: el primero y más grave, el terrible, el dramático, el de la banda terrorista ETA; y el segundo era la relación con el resto de España. No habían pacificado la relación con el resto de España.

Consideramos que era necesario un cambio e hicimos un acercamiento táctico al Partido Popular (PP), a la derecha de España. No pudimos ganarle al nacionalismo vasco, y no todo el mundo comprendió ese acercamiento al PP en los términos en que lo propuse, entonces comprendí que lo mejor era, una vez que no se había ganado con aquella estrategia el objetivo de ganarle al nacionalismo, dedicarme a otras actividades. No creo que la política sea una profesión, tal vez porque vengo de donde vengo; creo que es una opción, si ganan tus tesis, si se mantienen y si van adelante, te puedes mantener con una cierta tranquilidad, con una cierta alegría en la política, pero si tus tesis, por el contrario, son rechazadas, son minoritarias, una vez discutidas y habiéndolas defendido, lo que tienes que hacer, por una cierta dignidad y también con tranquilidad, porque no todo es política en la vida, es retirarte a la vida privada. Porque en la vida privada también hay política con mayúsculas, no la política de los partidos, pero se puede hacer política.

EC - Entiendo el razonamiento, pero llama la atención una decisión tan drástica como la que usted tomó.

NRT - Sí, en mi familia nos caracterizamos por tomar esas decisiones; no será la característica más positiva de nosotros. Mi padre también tuvo una actitud muy contundente cuando tuvo que votar la ley de pensiones, que en su momento creyó –creo que con razón– que no favorecía a los pensionistas en España. Votó en contra del grupo parlamentario que favorecía a Felipe González, pero inmediatamente después presentó la dimisión. Tiene que haber unos mínimos de honorabilidad y de honradez, pero como no se dan tanto cuando se dan una o dos veces parece que es algo heroico, algo sorprendente, algo excesivamente contundente, y sin embargo tendría que ser lo normal.

EC - De todos modos, usted sigue considerándose socialista.

NRT - Sí, sigo siendo afiliado al PSOE y seguiré siéndolo. Creo –y creo mal, con toda seguridad– que el partido es más mío que de otros. Y tengo que decir que en mi partido he logrado una relación razonable. La dirección de José Luis Rodríguez Zapatero actual me ha permitido una gran libertad para hacer mis propias reflexiones y la he ejercido con radicalidad. A cambio he mantenido una relación de lealtad personal tanto con el secretario general como con algunos compañeros del partido, y como saben que no opto a nada, ni quiero nada, ni estoy en pos de nada, hemos establecido un statu quo que nos viene bien y fortalece nuestras relaciones personales.

EC - Usted sigue considerando que el gobierno de Rodríguez Zapatero es su gobierno.

NRT - Sigo considerando que el gobierno de Rodríguez Zapatero es mi gobierno. Lo he criticado en la radio, en algunas ocasiones, en el programa de Carlos Herrera (se refiere al programa de radio "Herrera en la onda", de la emisora española Onda Cero, donde Nicolás Redondo Terreros es contertulio), en España, y he hecho algún artículo en contra de políticas parciales del gobierno, y sin embargo sigo considerando que es el gobierno. Es más, cuando el gobierno ha rectificado algunos asuntos que me parecían fundamentalísimos, como el tema del terrorismo, simplemente he tenido una grandísima alegría, porque hemos vuelto a coincidir. Algunos habrán tenido una alegría porque eso demostraba que el gobierno se había equivocado o no le creían al gobierno. Yo le creo al gobierno en esa rectificación y estoy contento porque hemos vuelto a coincidir el gobierno, mi gobierno, el gobierno de España en cualquier caso, y yo mismo, porque la lucha contra ETA trasciende a los propios partidos.

EC - Además de dedicarse a la actividad privada, usted es muy activo en la Fundación para la Libertad, una institución que impulsó y de la cual es presidente. ¿Qué es esta fundación?

NRT - La fundación la presidió en primer lugar otra persona, Edurne Uriarte. Cuando Edurne dimitió por su trabajo, me vi obligado a tomarla yo para no convertirme en el capitán Araña, una vez hecho el experimento, la aventura, dejar a la gente empantanada. La presido yo, pero hay otros muchos que trabajan. La fundación tiene el deseo, la vocación, la voluntad de ser un lugar de encuentro entre ciudadanos votantes del PSOE y del PP, simpatizantes, militantes. En España no existe esa zona de encuentro.

EC - En ese sentido, la fundación es muy idealista, porque desde hace años los dos partidos viven enfrentados en una especie de guerra a muerte, una polémica política muy dura, en la que intercambian artillería verbal muy ácida a propósito de casi cualquier tema.

NRT – Efectivamente. Además, en España las instituciones que se crearon, que nacieron con la Constitución del 78, necesitan más acuerdo, más consenso que otras instituciones en otros países. Ese fue el objetivo fundamental. Desde luego con la decisión clarísima de no hacer política -la política es para los partidos políticos-. Nosotros queríamos servir de lugar de encuentro. Y fíjese que en los últimos cuatro años, o los anteriores –porque ahora las cosas están bien, gracias a Dios–, que han sido duros, en los que ha habido grandes divisiones, grandes quiebras entre las dos grandes formaciones, nosotros hemos hecho y seguimos haciendo, hicimos durante estos cuatro años también, unos conciertos en homenaje y recuerdo a las víctimas del terrorismo. Y durante esos cuatro años difíciles los dirigentes del PSOE y los dirigentes del PP se encontraban en esos conciertos. Ahí estaban con nosotros en algo tan importante y tan bonito como la música, el lenguaje más universal del mundo combatiendo al terrorismo; con el lenguaje más universal del mundo ahí estaban dirigentes del PSOE y del PP, y por cierto también la Casa Real, que siempre ha estado con nosotros.

Pienso que ha tenido un doble significado la presencia continua de la Casa Real en estos conciertos que hemos celebrado en Madrid, en Logroño, en Bilbao y en Zaragoza: por un lado, querían dejar claro, de una forma evidente, que estaban con las víctimas del terrorismo; y por otro lado creo que, subliminalmente, también querían decirles a la sociedad española y a los partidos políticos: "Oigan, el problema del terrorismo no es un problema de un partido, no es un problema de un gobierno, no es un problema de un grupo; es un problema de todos, es un problema de Estado, y tenemos que solucionarlo con una política de Estado, con una política con mayúsculas".

Ese ha sido el significado fundamental de la presencia de la Casa Real, y a nosotros, desde luego, nos ha servido la alegría de que durante estos años pudiera hacerse esto. La semana pasada hicimos el último concierto, porque ahora hay acuerdo, existe diagnóstico común, existen acciones comunes del partido que gobierna y del partido que puede gobernar, el PSOE y el PP. El otro día estaban la vicepresidenta del Gobierno y el señor Trillo, la portavoz del PP, Sáenz de Santamaría y el ministro de Justicia: estaba la representación más alta de los dos grandes partidos y estaban los duques de Palma, lo cual demuestra que España en general, la mayoría, está de acuerdo en apoyar públicamente a las víctimas del terrorismo y también está de acuerdo para conseguir la derrota de la banda terrorista ETA.

EC - Usted entiende que la siembra desarrollada por esta Fundación para la Libertad ha ido teniendo resultados.

NRT - No solo nosotros, ha habido organizaciones sociales muy importantes, pero quienes más hemos puesto en evidencia esa necesidad de acuerdo hemos sido nosotros. Y tal vez los que menos hemos jugado al partidismo, porque nosotros hemos criticado el proceso de paz, pero en el momento en que el proceso de paz deja de existir aplaudimos la relación entre el PSOE y el PP; otros, que criticaban el proceso de paz, lo hacían para rentabilizarlo en términos electorales o en términos de votos o en términos de influencia política. Como nosotros estamos lejos de todo eso, hemos tenido un cierto protagonismo que nos han agradecido, no sé si todos, pero la dirección actual del PP, el señor Rajoy, el presidente de Gobierno, el gobierno en pleno, Pepe Blanco, la gente más significativa del PSOE, ha sido importante.

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EC - Usted dice que ahora hay ambiente como para un encare multipartidario en el que participen tanto el gobierno como la oposición, para la solución del problema ETA. Pero, ¿cuál es el camino?, ¿cómo se hace? ¿Se puede negociar con ETA o hay que decidirse a derrotarla?

NRT - Está muy bien la pregunta, porque el acuerdo es importante, pero lo más importante es saber qué clase de acuerdo, sobre qué se acuerda, cuáles son las bases del acuerdo. En España ha habido dos estrategias fundamentalmente, y yo no seré de los que critiquen de una forma acerba y radical una de ellas, la negociación que quería terminar con ETA. La otra ha sido la estrategia de la derrota, la que mejor resultado nos ha dado siempre ha sido la estrategia que buscaba la derrota de la banda terrorista.

Siguiente pregunta, ¿se puede negociar con una banda terrorista? No, en el momento en que uno se sienta con una banda terrorista la legitima, la fortalece, y además, inevitablemente, demuestra que está dispuesto a dar algo por la paz. Y la paz tiene mucho valor, pero no tiene ningún precio. Como decía el poeta sevillano Antonio Machado, "no es conveniente confundir valor y precio". Esto es muy importante estratégicamente, no nos podemos confundir; no es posible una negociación con la banda terrorista, es necesaria la derrota de la banda terrorista para conseguir la paz y la libertad.

EC - ¿Y cómo se hace para derrotar a ETA? Porque ya lleva 40 años y ha provocado más de 800 muertos.

NRT - Más durante la democracia y la libertad que durante la época del franquismo. La gente debe saber que según se iban aprobando las referencias democráticas más importantes, el Estatuto de Autonomía, la Constitución, se iban haciendo elecciones, iba golpeándonos más asiduamente, más radicalmente, más dramáticamente. ETA no defiende la democracia ni la libertad, defiende sus propios intereses.

¿Cómo? Perseverando en las estrategias, lo peor de una estrategia es que no dure. Si estamos a favor de la estrategia de la derrota, que pasa por un acuerdo común entre el PSOE y el PP que le quite toda la esperanza, tenemos que hacer que esa estrategia dure, que no se quiebre, que no desaparezca cuando cambiemos de gobierno, porque ese es uno de los grandes vicios de la política española. Una estrategia de la derrota será larga, con seguridad, pero asegurará la victoria, también con seguridad. Hoy, ETA puede estar golpeando, puede pegarnos duro...

EC - Golpeó el último fin de semana, para no ir más lejos.

NRT - Efectivamente, pero es evidente que no es la ETA de los ochenta ni de los noventa. Estamos consiguiendo, con la colaboración de Francia, con la solidaridad internacional, con la eficacia de la Policía y de la Guardia Civil, que son extraordinariamente eficaces, que ese mundo sea un mundo cada vez más reducido. Y estamos consiguiéndolo también quitándonos los complejos. Porque en España, por nuestra historia, una historia terrible, brutal, hemos confundido a veces el Estado autoritario con el Estado fuerte. Yo repugno del Estado autoritario. El Estado autoritario dictatorial metió a mi abuelo, a mi padre en la cárcel; sé lo que supone eso, lo he vivido, pero no es bueno que se confunda esto que rechazo con un Estado que, sin complejos y con legitimidad, se enfrenta al terrorismo de ETA.

No puede tener ETA cauces de financiación, no puede tener posibilidades de delación a través de las instituciones. Nosotros cuando hemos propuesto una ilegalización de partidos políticos no hemos propuesto una ilegalización de ideas, ni de principios políticos, hemos propuesto la ilegalización de los instrumentos que ETA poseía para recaudar dinero y para impulsar delaciones que causaron el asesinato de personas. Esa actuación, sin complejos, no a muy largo plazo nos llevará a conseguir la paz en el País Vasco, pues como decía un miembro que viene de ese mundo, y que hoy es un apasionado luchador por la libertad, Kepa Aulestia: conseguiremos que se viva en paz en el País Vasco, por lo tanto que se derrote a ETA, cuando todo su entorno considere que la acción de ETA lo perjudica más que lo beneficia. Por eso hay que actuar con la democracia, con la ley, sin ningún atajo, pero con toda la contundencia que nos permiten la ley y la democracia.

EC - Escuchándolo me surge la pregunta de por qué usted viene a Uruguay y dicta una conferencia como la de ayer para hablar de temas como estos y exponer una posición como la que ahora está resumiendo, y viene invitado por el Instituto Manuel Oribe, que está vinculado al Herrerismo, con el Partido Nacional. ¿Cómo son sus relaciones con el partido que hoy gobierna, con el Frente Amplio y en particular con los socialistas?

NRT - Yo estuve aquí el año pasado en una visita privada y tuve la oportunidad de estar con algunos compañeros que conocí en España, con los que yo, mi padre y algunos amigos de las juventudes socialistas habían tenido unas relaciones fecundas e intensas. Como decía, en la fundación tenemos militantes del PSOE y del PP y aceptamos con el mismo gusto las iniciativas de unos y de otros. No nos ahoga el sectarismo.

EC - ¿Cómo ve a la izquierda uruguaya frente al problema de ETA?

NRT - En las oportunidades que tuve de hablar con los que hablé nunca he visto un gran problema. Es más, por muchas discusiones que se tengan, en Uruguay, en el Parlamento uruguayo ha habido frecuentes exposiciones de solidaridad con la sociedad española y con la sociedad vasca después de cada atentado.

EC - Usted recuerda el antecedente, los incidentes en el Hospital Filtro en el año 1994.

NRT - Lo recuerdo, porque nos conmocionó también en España. No tenga nadie ninguna duda de que sufrimos una gran conmoción. El problema estuvo originado, probablemente, en la incapacidad que hemos tenido de dar información, que queremos complementar ahora. Ha habido un déficit de información sobre lo que pasaba en el País Vasco, hay mucha literatura inexacta y algunos han convertido a los terroristas de ETA en héroes. Nosotros venimos a trasladar la información correcta. El que sufre allí, el que está en una situación mala, el que tiene que llevar escoltas por el hecho de ser concejal de un pueblito pequeño es el militante del PSOE o el del PP, no es el terrorista, el terrorista secuestra a un chico de 25 años y después le pega un tiro por el hecho de ser concejal del PP. No son héroes, son villanos, son gente que ha introducido al País Vasco desde hace muchos años en una espiral de falta de libertad y de coacción impresionante. De eso no hemos podido informar a muchas sociedades, y tal vez esa falta de información provocó en su momento que aquí hubiera personas que pudieran estar equivocadas con respecto a lo que ahí existe, lo que ahí tenemos. El País Vasco es el país de Europa que más autonomía tiene: tenemos nuestra Policía, nuestra televisión, nuestra educación, sin que nadie pueda meter mano allí. Y tenemos nuestra hacienda. Somos como un país pequeñito que decide qué presión fiscal tiene, qué impuestos pone. Los vascos tenemos la capacidad que deseamos siempre y que nunca pensamos que íbamos a tener tan pronto; ni nosotros ni los nacionalistas, por cierto.

EC - ¿Cómo se define usted?, ¿como autonomista?

NRT - Yo soy autonomista, soy un convencido radical de la Constitución del 78, y los productos más sui generis de esa Constitución son los Estatutos de Autonomía, de los que soy un defensor. Yo me siento un hijo de la Ilustración francesa, y me siento, por encima de todo, ciudadano. Siento que hay que fortalecer lo que nos une. No hablo de mi cultura, sino de la cultura; no hablo de mi cine, sino del cine. Quiero ser más internacionalista de lo que últimamente se tiende a ser, tal vez por la presión de la globalización. Pero en cualquier caso en España las comunidades autónomas han sido un factor de tranquilidad e incluso un factor de progreso económico. Pero por unos principios básicos que son inexcusables para un Estado tan complejo como ese: primero, lealtad constitucional, quien quiere algo tiene que decir claramente lo que quiere, no puede andar con subterfugios. Sería como la ley de claridad de Canadá; lo mismo en el País Vasco, una lealtad constitucional mínima que se merece el esfuerzo de generosidad que ha hecho el pueblo español. Y segundo, importantísimo, escrupuloso y radical respecto a las reglas de juego que nosotros mismos hemos aprobado; sin reglas de juego, sin ley, como decía Montesquieu, "la ley más fuerte es la que prevalece", por lo tanto la ley de la selva.

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EC - Al frente del gobierno del País Vasco se encuentra el PNV, que está en el poder desde 1980. El lehendakari Juan José Ibarretxe se ha enfrentado muy duramente con el gobierno de Rodríguez Zapatero, porque pretende organizar, en contra de la opinión del gobierno de Madrid y de la propia Justicia española, un referéndum de autodeterminación. Entonces, a partir de cómo usted se planta frente a este tema, ¿qué debe hacer el gobierno español con las demandas autonomistas o lisa y llanamente separatistas que vienen desde el País Vasco?

NRT - En primer lugar, quiero dejar claro que el PNV tiene derecho a hacer sus propuestas políticas y yo defenderé siempre su derecho a hacer propuestas políticas, aunque esté en contra. Segundo, el gobierno puede decidir lo que quiera, hasta que haya hablado –y ha hablado– el Tribunal Constitucional. El Tribunal Constitucional ha dicho que el referéndum que propone el señor Ibarretxe es ilegal. Y ya sabe usted, "Roma locuta, causa finita", en unas ocasiones nos puede dar la razón a nosotros y en este caso nos ha dado la razón a los que pensábamos que el referéndum era ilegal. Simplemente lo tienen que aceptar. Creo que una gran parte de los nacionalistas vascos no tiene ningún problema en aceptar la resolución del Tribunal Constitucional; no les gustará, pero la van a aceptar sin ningún problema.

Además, la propuesta del referéndum para que el pueblo decida no es nada más que una estrategia electoral, no es algo sustancial en lo que le vaya la vida al PNV. Ibarretxe sabe que está en horas bajas, sabe que está perdiendo, el PNV de ser el primer partido en Álava ha pasado a ser el tercer partido; de ser siempre el primer partido en Vizcaya ha perdido por miles y miles de votos; el PNV que siempre ha ganado en Guipúzcoa ha pasado a ser el segundo partido en Guipúzcoa. Y ante esa pérdida de influencia, ante esa debilidad electoral, ha habido unos nacionalistas inteligentes, serios, razonables, moderados, que querían hacer del nacionalismo un nacionalismo del Siglo XXI, moderado y también razonable, y en cierta medida también los nacionalistas bilbaínos y vizcaínos. Sin embargo, el señor Ibarretxe ha considerado que lo mejor para salir de esa situación de debilidad es tomar la bandera del nacionalismo radical, la bandera de los nacionalistas que están más cerca de los postulados de ETA. No quiero decir que tenga que ver con ETA, que quede claro, pero ha escogido ese estandarte. Ese es el debate que tienen ellos, que no tenemos nosotros.

EC - El referéndum no es posible, ha sido declaro inconstitucional. De todos modos, queda una especie de tapa puesta sobre una olla a presión, porque las demandas de mayor autodeterminación siguen existiendo. ¿Cómo se las canaliza? ¿Qué hacer con ese tipo de reivindicaciones?

NRT - Los países democráticos tienen cauces para dar salida a esa presión. Por ejemplo, en marzo del próximo año se van a hacer unas elecciones autonómicas; en esas elecciones autonómicas el PNV puede ir con su programa radical, su programa máximo, su programa más contundente y ver qué resultado tiene, y el resto de los partidos que lo apoyan también. Y el PSOE, el PP y los que no piensan como ellos pueden ir en el sentido contrario. Veremos quién es el que gana electoralmente. Ahora bien, el que gana electoralmente tiene la victoria electoral, pero tiene que respetar, igual que el que pierde, las reglas de juego. Por lo tanto, si el PNV quiere conseguir lo que propone el lehendakari, tendrá que cambiar la Constitución, según el Tribunal Constitucional. Tiene derecho a pretenderlo, tiene posibilidades de hacerlo, pero tiene que ir por otro camino, cambiando la Constitución.

EC - ¿Y eso qué quiere decir? ¿Cambiar la Constitución española?

NRT - Claro, es que ellos forman parte del país, forman parte de la Constitución española. El Estatuto de Autonomía es el producto de la Constitución del 78. Por lo tanto, cuando el Tribunal Constitucional dice, muy razonablemente, que no se puede someter a referéndum una pregunta que cambia, que modifica las relaciones del País Vasco con el resto de España sin consultar al resto de España, pues viene a decir que la soberanía está donde está, que es en el pueblo español, no en una parte del pueblo español, como es el pueblo vasco. En ese sentido, tienen derecho a intentar modificarlo. Por ejemplo, ellos tienen relación con partidos en Cataluña, con partidos en Galicia, pueden tener la fuerza suficiente para proponer un cambio que se lleve adelante. Pero todo el mundo tiene que respetar las reglas de juego que se han aprobado democráticamente, que no se han aprobado por una dictadura ni por un ejército, ni por Franco; que hemos aprobado nosotros mismos, muchas veces con su aplauso. Mucho repudio y mucha plañidera con el asunto de la Justicia, pero acaba de entrar en el Consejo del Poder Judicial español una militante significada y solvente y sólida del PNV, Margarita Uría. Quiere decir que las posibilidades de influir, de condicionar las tienen, hasta el punto de que una de las representantes más genuinas de ese partido está en el órgano de gobierno de los jueces en España.

EC - Independientemente del intento que puedan hacer el PNV y otras organizaciones de reformar la Constitución española, ¿debería negociarse alguna forma de ampliación de la autonomía hoy vigente?

NRT - Cuando aprobamos los Estatutos en general, pero muy especialmente el estatuto vasco, hicimos un estatuto amplísimo, extraordinariamente amplio, no cabía ni en nuestras más arraigadas esperanzas, ni en las del PNV, que en tan poco tiempo se consiguiera un estatuto como el de Guernica, que no se ha podido cumplir todavía, porque quedan no sé cuántas competencias sin satisfacer, no por responsabilidad del Estado, sino porque el Estado no se ha puesto de acuerdo con las comunidades autónomas. Por lo tanto, cuando no se ha podido cumplir todavía un estatuto que era casi de máximos, la pretensión de cambiarlo no va a ningún lado.

Pero tienen derecho. Mi posición es que todo es negociable dentro de la Constitución del 78. Y segundo, que después de 30 años de fortalecer las diferencias y la pluralidad, de favorecer y fortalecer las características de cada una de las comunidades, hoy ante los retos que tenemos, España y cualquier país, también ustedes, es hora y momento de pensar no en las diferencias, sino en lo que nos une; no en las comunidades, sino en los ciudadanos que las integran. Eso me lleva a pensar que lo que tenemos que hacer es fortalecer más la unidad de los españoles, siempre con el aplauso entusiasta al proceso que se inició en el 78 de descentralización a través de los Estatutos de Autonomía.