Entrevistas

"Todas las cosas que se propuso Bush le salieron bastante mal"

"Todas las cosas que se propuso Bush le salieron bastante mal"

Estados Unidos vive hoy un momento histórico. Por primera vez un presidente negro asume la presidencia de la mayor potencia mundial. Pero, ¿qué país recibe? ¿Cómo fue el panorama de los años anteriores? Roberto Porzecanski, corresponsal de El Espectador en Estados Unidos, dijo a En Perspectiva que Bush se va con peor imagen "que Nixon, y eso es decir mucho". Opinó que "la evaluación que se puede hacer de la guerra contra el terrorismo es por lo menos mixta" ya que si bien Al Qaeda ha sido debilitada, "no ha sido derrotada", y agregó que "las responsabilidades sobre la crisis financiera" no son exclusivas de Bush, sino que tienen raíces "más profundas".

(emitido a las 8.28 hs.)

JOSÉ IRAZÁBAL:
Está claro, hoy no es un día como cualquier otro. Esta mañana los ojos del mundo están puestos en Washington, la capital de Estados Unidos.

Barack Hussein Obama se convertirá en pocas horas en el presidente número 44 de los Estados Unidos, en lo que todos coinciden en destacar como un hecho histórico ya que se trata de la primera vez que un hombre negro accede a la Casa Blanca.

Pero claro, para que un presidente llegue, otro se tiene que ir. Hoy no sólo asume Obama, hoy también finaliza su segundo período de gobierno George W. Bush.

(Audio en inglés)


"Ha sido un privilegio único en la vida ser su presidente. Hubo días buenos y días difíciles, pero todos los días me inspiró la grandeza de nuestro país y me alentó la bondad de nuestra gente.

He tenido la dicha de representar a esta nación que tanto amamos y siempre será un honor llevar un título que significa más para mí que cualquier otro: ciudadano de Estados Unidos.

Y entonces, conciudadanos, por última vez: buenas noches, que Dios bendiga esta casa y a nuestro próximo presidente y que Dios los bendiga a ustedes y a nuestro maravilloso país".


Así hablaba George Bush en la última conferencia de prensa que brindó como presidente de los Estados Unidos el jueves pasado.

Esta mañana, en las horas previas al acto de asunción de Obama, les vamos a proponer hacer un repaso de estos ocho años de gobierno de George Bush: qué dejó su administración, cuáles fueron los principales hechos que marcaron su paso por la Casa Blanca, cómo termina este período. Sobre estos temas vamos a conversar en los próximos minutos con Roberto Porzecanski que es nuestro corresponsal en Estados Unidos pero por estas horas está en Montevideo, en nuestros estudios.


***


JI – Bienvenido, buenos días.

ROBERTO PORZECANSKI:
Buenos días. Creo que lo que nos espera en los próximos minutos es una tarea difícil: tratar de mantener la cabeza fría evaluando a Bush... creo que hay pocas cosas más fáciles en este momento que pegarle a Bush ¿no?

JI – Creo –después de haber leído algunas crónicas en estos últimos días- que es el presidente que se va con peor imagen en la historia de ese país.

RP – Se va con peor imagen, peor que Nixon, y eso es decir mucho. Y además los historiadores están seriamente considerando si Bush va a ser, a los ojos de la historia, el peor presidente de Estados Unidos.

JI – Claro, además este gobierno de Bush ha sido polémico casi desde que arrancó, recordemos el conteo de votos en el estado de Florida cuando -decisión de la Suprema Corte de Justicia mediante- Bush le ganó a Al Gore por apenas un puñado de votos. ¿Te parece que aquel hecho marcó de algún modo lo que fue luego su gobierno?

RP – Sí, recordemos que le ganó por un puñado de votos en el estado de Florida, pero en el nivel de voto popular en realidad perdió por medio millón de votos con Al Gore y creo que sin duda marcó su gobierno. Creo que lo marcó de una manera poco esperada; uno diría que alguien que llega a la presidencia con tan poca legitimidad, es decir habiendo perdido el voto popular y siendo instaurado presidente por la Suprema Corte de Justicia, tendría una presidencia cautelosa, que tendería puentes a la oposición. Bush, por el contrario, y contra todas las predicciones, se lanzó a una presidencia de un nivel de partidización, es decir, de exaltar lo republicano y criticar a los demócratas, que sorprendió a todo el mundo, en particular por como él había hecho campaña; había hecho campaña como un presidente que iba a unificar y no dividir a la nación.

JI – Y eso no pasó. Un Bush que estuvo marcado –o por lo menos su administración- por un hecho que sacudió al mundo entero, aquel 11 de setiembre de 2001 cuando se produjo el ataque contra las torres gemelas de Nueva York y se desatara allí esa guerra contra el terrorismo que emprendió su administración. ¿Cómo se paró Bush ante aquel acontecimiento de una escala pocas veces imaginable?

RP – Yo creo que es imposible, sería un ejercicio de especulación total saber qué hubiera sido de la presidencia de Bush sin ese 11 de setiembre porque creo que marcó totalmente la presidencia.

Yo en ese momento era productor de En Perspectiva, trabajaba en la radio, y me acuerdo que en las primeras horas post 11 de setiembre empezamos a preguntarle a los especialistas sobre cómo pensaban que esto iba a afectar y empezaron a hablar de que él iba a ver esto como un gran choque de civilizaciones y efectivamente parece ser que eso fue lo que guió su primer respuesta. Una vez más, Bush en las primeras horas aprovechó esta fuente de buena voluntad viniendo tanto de los demócratas como del resto del mundo para lanzarse a una invasión cautelosa a Afganistán. Pero después, cuando eso dio pasó a la guerra en Irak, toda esa buena voluntad del mundo y ese tinte bipartidista Bush lo tiró por la borda y se lanzó en esta administración muy, muy republicana, muy focalizada en las ideas no sólo del partido republicano sino de un sector específico del partido republicano.

JI – Recordemos lo que fueron aquellos pasos de Estados Unidos. Primero -como decías- la invasión a Afganistán, en aquel momento se argumentaba que el gobierno talibán estaba protegiendo al líder de Al Qaeda –Osama Bin Laden, principal ideólogo de los atentados contra las torres gemelas-; luego vino la invasión a Irak, el derrocamiento de Saddam Husein, quien era acusado de fabricar y almacenar armas de destrucción masiva y de mantener relaciones también con Al Qaeda. Y en medio de esta guerra el envío de prisioneros a la cárcel de Guantánamo, en territorio cubano, y el recorte de algunas libertades individuales para los ciudadanos estadounidenses.

¿Cuál es la evaluación que hoy a la distancia se puede hacer de esta guerra al terrorismo?

RP – Recién cuando repasabas los hechos me parecía que quedaba claro que en realidad el punto de inflexión central en la presidencia de Bush no es el 11 de setiembre sino la invasión a Irak, que está permitida -de alguna manera- por el 11 de setiembre. Yo decía al principio que había que hacer un esfuerzo por mantener la cabeza fría y tratar de ver aunque sea alguno de los éxitos que tuvo Bush en su administración, uno de los cuales -difícil saber si se le puede adjudicar todo el crédito a él o no- es que desde el 11 de setiembre hasta ahora no ha habido nuevos atentados en suelo estadounidense; eso es una de las cosas que él va a argumentar hasta el cansancio de que es una de sus grandes victorias.

Pero dejando eso de lado, creo que la evaluación que se puede hacer de la guerra contra el terrorismo es por lo menos mixta, porque todos los especialistas coinciden en decir que si bien Al Qaeda ha sido debilitada, no ha sido derrotada; hay muchos desafíos por delante, la buena voluntad internacional que se necesita para combatir un género tan complicado como el terrorismo también ha sido sacrificada.

Yo creo que si bien no hubo un atentado en Estados Unidos, y eso es importante -sobre todo a la luz de los americanos-, me parece que la guerra contra el terrorismo y el marcar el mundo post 11 de setiembre como una guerra contra el terrorismo, termina siendo algo que por lo menos está siendo muy cuestionado.

JI – ¿En Estados Unidos se divide lo que fue primero la actuación en Afganistán y contra los talibanes y después lo que fue la campaña en la que se embarcó en Irak? ¿Pueden ponerse estos dos episodios como parte de esa lucha contra el terrorismo? Se ha especulado mucho sobre qué intereses había de Estados Unidos a la hora de emprender la campaña en Irak.

RP – Yo creo que hay una división muy clara, creo que hasta el día de hoy todo el mundo en Estados Unidos está de acuerdo y hubiera apoyado la invasión a Afganistán. Creo que el gran argumento que -esto es oportuno decirlo en el día de hoy- habilitó la candidatura de Obama a la presidencia fue su gran argumento de que la guerra en Irak había sido una distracción de la guerra en Afganistán y que por eso había impedido que Estados Unidos "terminara el trabajo" en Afganistán. Entonces hay una división muy clara. En cuanto a los motivos que llevaron a la guerra en Irak, hay libros escritos, los historiadores van a tener años para divertirse, pero yo tiendo a creer que la interpretación que dice que había una visión aquí de que Estados Unidos realmente tenía el poder de transformar el Medio Oriente y atacar las causas de fondo del terrorismo es una interpretación que tiene asidero, y creo que Bush en particular la compró. Me parece que después la manipulación de la inteligencia para justificar la invasión ha sido tan escandalosa...

JI – ...sí. ¿Te acordás del episodio aquel en que Colin Powell se presentó en Naciones Unidas con un frasquito con un polvo blanco que hablaba de la supuesta...


RP – ...Colin Powell tratando de evocar a la crisis de los misiles de la presidencia de Kennedy, un Colin Powell que después dijo que ese fue el momento más vergonzoso de su pasaje.

JI – A mí me quedó latente, me parece verlo con ese frasquito, allí, en una reunión tan solemne, mostrando eso como una prueba irrefutable de la presencia de sustancias químicas...

RP – ...sí y creo que la aparición de Colin Powell sobre la última semana antes de las elecciones diciendo que él creía que el hombre para el momento en Estados Unidos era Barack Obama era una de sus formas de tratar de reconciliarse con la historia.

JI – Uno se queda pensando también cuánto tiene que ver George Bush político, presidente de los Estados Unidos, en todas esas decisiones ¿no? En aquel momento había un clamor popular de reaccionar ante lo que habían sido los ataques del 11 de setiembre y después como que la opinión pública se fue replegando. ¿Cómo ves a Bush?, ¿cómo ves al sistema político norteamericano con respecto a esas decisiones de ir a Afganistán y después invadir Irak?

RP – Yo creo que el clamor popular era un clamor para ir a Afganistán; lo de Irak fue mucho más complejo y uno de los grandes misterios y creo que los demócratas van a hacer -y ya lo han hecho- un gran mea culpa ya que para habilitar la invasión a Irak, que requirió un enorme trabajo de maquillar inteligencia para convencer al mundo, se requirieron los votos de los demócratas en el Senado. Esto fue un error y esto me parece que también ayuda a matizar un poco los errores de Bush; él contó con el apoyo de muchos senadores demócratas que levantaron la mano y votaron autorizar la guerra en Irak. Creo que el 11 de setiembre marcó, entre tantas cosas, la imposibilidad de decirle al comandante en jefe que no tenía la autoridad para defender al país. Eso llevó a que muchos demócratas, si bien en el fondo pensaban que esta era una idea por lo menos complicada, no la impidieron. Entonces yo creo que ahí sí hay que tener claro que hay responsabilidades compartidas.

JI – ¿Y cuánto tiene que ver el tema –que tantas veces se dijo- del petróleo en todo esto, la lucha por un poder económico detrás de esa invasión a Irak y de esa guerra?

RP – Yo tiendo a ser bastante escéptico sobre las interpretaciones conspirativas, vamos a esperar a que la historia se escriba un poco más. El hecho de que Irak está en el Medio Oriente y que el Medio Oriente es el lugar donde hay más petróleo es un hecho consumado, pero yo no tiendo a creer en interpretaciones que dicen que la única forma de explicar esta "aventura" en Irak es una forma de asegurar el acceso norteamericano a pozos petrolíferos.

JI – ¿Y qué hay de quienes lo rodeaban, sus allegados más directos, por ejemplo Dick Cheney en la vicepresidencia, la actual secretaria de Estado, Condoleezza Rice -que al comienzo del gobierno era la encargada de seguridad nacional- o el propio ex secretario de Defensa, Donald Rumsfeld?

RP – Yo creo que esa es otra de las grandes claves de la administración y algo sobre lo cual todavía no tenemos exactamente claro qué pasó. Hay una expresión en inglés que dice que alguien es un "back seat driver", o sea que alguien maneja desde el asiento de atrás, como esa persona que va manejando el auto y dando indicaciones al conductor, y se dice que Dick Cheney ha sido el ejemplo más depurado de eso. Hay mucha gente que piensa que efectivamente el que manejaba el poder en Estados Unidos era Cheney.

Yo creo que eso es una visión un poquito exagerada, pero sin duda Bush, para empezar por su poca –admitida además- curiosidad y poco interés en abocarse a los detalles, delegó mucho y Cheney se aprovechó no solamente de ese vacío de poder sino de controlar los flujos de información al presidente y ha sido uno de los grandes intelectuales de toda la política de seguridad nacional del presidente. Hasta qué medida fue responsable absoluto no lo sabemos.

JI – Hablemos un poco más a fondo de los ejes del gobierno de George Bush que se está yendo por estas horas. En estos ocho años de gobierno la seguridad en Estados Unidos estuvo casi de manera omnipresente en su discurso, en la preocupación que marcaba en cada aparición pública, en este sentido buena parte del presupuesto de Estados Unidos se fue también en gastos de defensa. Hoy, a siete años y medio del ataque contra las torres gemelas, la gente en Estados Unidos ¿realmente siente que ese gasto fue productivo, o sea, se siente efectivamente más segura?

RP – Yo creo que el hecho de que no haya habido atentados en los últimos siete años ha impactado a la sensación de seguridad de la gente, pero la seguridad si estamos hablando de seguridad estrictamente en el miedo de ir a tomarme el metro y que explote una bomba. Al nivel de seguridad entendido de una manera un poco más amplia, es decir seguridad respecto de su futuro, creo que estamos pasando por un momento donde la gente se siente más insegura, completamente insegura sobre su futuro económico, el futuro de su salud, el futuro de Estados Unidos como el poder central en el mundo en los años que vienen. Creo que inclusive las historias sobre los juguetes que vienen de la China contaminados todo contribuye a un gran sentimiento de vulnerabilidad. Pero creo que en lo que hace específicamente a atentados en Estados Unidos yo creo que la gente se siente más segura, eso puede cambiar rápidamente también.

JI – ¿Y qué pasa con la discusión sobre el gasto? ¿Te parece que se puede reabrir -con la asunción de Obama- un análisis sobre cómo se gastó en estos últimos ocho años, por qué se invirtió tanto en el área de la defensa, o eso no va a suceder?

RP – Yo creo que va a suceder, creo que va a haber un cambio en el gasto, se va a invertir mucho más en el departamento de Estado y en la diplomacia no sólo porque es algo en lo que cree Obama sino porque al frente del departamento de Estado va a estar Hillary Clinton que va a demandar presupuesto para aumentar el impacto de su institución. Y creo que Obama ha dicho que va a reabrir todo el presupuesto para reconsiderar prioridades. Mientras la economía esté en recesión las reducciones del gasto no van a estar a la vista, para empezar porque gran parte del gasto público en Estados Unidos es de una rigidez muy grande, las guerras en Irak y Afganistán, los gastos en seguridad social, son gastos muy difíciles de reducir. Pero creo que en el mediano y largo plazo va a haber una reconsideración de prioridades sin duda.

JI – ¿Cómo ha sido la relación de la religión con el Estado en este gobierno de George W. Bush?

RP – Creo que es uno de los grandes ejes. Además, si uno piensa cuál es el legado más permanente de un presidente en los Estados Unidos es los jueces que designa la Suprema Corte de Justicia. Bush tuvo oportunidad de designar a dos jueces, uno de los cuales le va a tomar juramento a Obama hoy, John Roberts, el jefe de la Suprema Corte de Justicia, y ellos son designados de por vida. Esas dos designaciones cambiaron el equilibrio de la Suprema Corte que tendía a votar en las posiciones más alineadas con los demócratas -5 a 4-, y una de las áreas donde se nota mucho ese cambio de balance en la Suprema Corte de Justicia es en la separación entre la Iglesia y el Estado; creo que en estos últimos años ese valor tradicional de separar la iglesia del Estado ha sufrido mucho en los Estados Unidos, desde por ejemplo el empuje para enseñar lo que ellos llaman "el diseño inteligente" es decir el creacionismo, a la par con la evolución en las escuelas públicas; la discusión del aborto también se puede enmarcar un poco en la discusión de Estado-religión aunque es un poco más complicada; si se permite o no desplegar instrumentos y símbolos religiosos en las escuelas públicas. Creo que ahí ha habido un gran cambio del equilibrio que tiene hacia el permitir una mezcla mucho más explícita entre religión y Estado que creo que va a cambiar en los próximos años.

JI – Para ir cerrando nos vamos metiendo en el gran tema que supongo está en la cabeza hoy de todos los norteamericanos, que es la situación económica del país. Lo que ha comenzado a pasar desde finales del 2007 en materia de crisis financiera pero que explotó a mediados del año pasado. ¿Qué responsabilidad se le puede adjudicar a Bush, a su gobierno, en esta crisis?

RP – Yo creo que acá hay que hacer una gran distinción entre quién prendió el incendio y quién lo manejó, quien no estuvo eficiente en apagarlo. Creo que las responsabilidades sobre la crisis financiera no solamente no son exclusivas del presidente de la administración Bush, sino que probablemente ni siquiera se limiten a Bush y Clinton, tienen raíces muy profundas. Creo que hay consenso de que la forma en la cual se trató de contenerla inicialmente no fue la forma más exitosa. A Bush claramente no le interesaba demasiado el tema, lo delegó exclusivamente en su secretario del Tesoro, un hombre que venía de la banca de inversión, y la decisión de dejar caer al banco Lehman Brothers hoy en día está siendo revisitada como la decisión que básicamente terminó de profundizar la crisis y creo que ahí sí es su responsabilidad, nos hace acordar mucho a la decisión de salvar al banco de Galicia en el año 2002 creo que fue.

JI – Muchos critican la falta de controles del gobierno sobre las instituciones que más tarde terminaron quebrando.

RP – Sí, esa es una de las grandes paradojas de la administración Bush. Bush se lanzó a tratar de tener una mayoría consolidada del país con una mayoría republicana permanente a desregular el mercado y a debilitar a Irán y sus acciones terminan en este día que estamos hoy -viendo su última día de presidencia- con el Partido Republicano teniendo su posición más débil en los últimos treinta años, un empuje re-regulatorio que va a haber como consecuencia de esto y un Irán fortalecido. Es decir, todas las cosas que se propuso Bush le salieron bastante mal.

JI – ¿Slgún otro apunte con el tema de la crisis?

RP – Yo creo que el único apunte importante para hacer es que hay consenso en Estados Unidos, inclusive entre los demócratas, en que algunas cosas de las que hizo Bush para mantener un poco el equilibrio fueron importantes. Hay dos que se señalan como muy positivas: la primera es el empuje que hizo Bush para tratar de tener una reforma de inmigración un poco más sensata que no fue acompañada por su partido pero él claramente en eso estaba -visto desde América Latina- del lado correcto del debate, y después una iniciativa para combatir el Sida en África que ha sido señalada por muchos como un gran éxito, de hecho el responsable de esa iniciativa se va a quedar en la presidencia de Obama.

JI – Han llegado muchísimos mensajes de oyentes mientras estuvimos conversando sobre el balance, por supuesto son grandes pinceladas de lo que fue esta administración de ocho años de George Bush al frente del gobierno de los Estados Unidos. Hay quienes nos dicen que el análisis de repente es demasiado benévolo con respecto a la invasión a Irak, que allí está todo el tema que tiene que ver con el armamento, hay gente que dice que ganó Cheney y las empresas para reconstruir Irak, otros oyentes que dicen concretamente que la devastación de Irak fue por petróleo y que tienen que ver los halcones del gobierno. Otros oyentes que justamente nos planteaban, cuando nosotros empezábamos a conversar, lo que fue la relación del gobierno de Bush con Uruguay. "Para Uruguay no fue tan malo, recuerden lo que fueron las relaciones de apertura comercial y también lo que fue en su momento el préstamo del 2002", dice Ricardo que nos escribe también sobre este tema. Por allí podríamos arrancar lo que ha sido esta relación Uruguay-Estados Unidos, con el actual gobierno de Bush.

RP – La relación Uruguay-gobierno de Bush claramente empieza en esta nueva etapa con el presidente Batlle que la cultivó de manera consistente y con mucha fuerza. El primer episodio famoso es en la cumbre en Québec donde Batlle da un discurso para promover el ALCA que podríamos catalogar como "más papista que el Papa" y le pidió a todos los gobiernos de América Latina que apoyaran a Bush. Eso generó una entrevista inesperada en la Casa Blanca y una relación que fluyó y que permitió efectivamente ese crédito puente en el año 2002 cuya importancia nadie puede negar al día de hoy. Lo interesante es que esta relación continúa en el gobierno de Tabaré Vázquez, e inclusive se potencia, hay quienes hablan de una gran química personal entre ambos presidentes.

JI – Se vieron cara a cara dos veces: una vez en la Casa Blanca y otra vez aquí en Uruguay, en la estancia de Anchorena.

RP – Hay una foto famosa de Vázquez dando vuelta un asado de tira y Bush fascinado con lo que estaba viendo en la parrilla. Y que la voluntad del gobierno de Bush para estrechar relaciones comerciales con Uruguay estaba presente no hay ninguna duda, creo que la explicación de por qué eso no se materializó tiene bastante más que ver con el Uruguay y con la región que con la voluntad de aquel lado, que estaba.

JI – ¿Cómo crees que queda esa relación con Uruguay al cierre de la administración Bush y para la apertura de esta administración de Obama?

RP – Yo creo que Uruguay ha tenido -durante la administración Bush- acceso a los sectores más altos del gobierno por un interés dentro de la Casa Blanca de promover una agenda de liberalización comercial y de democracia en América Latina. Ese acceso va a estar claramente disminuido en la administración Obama. Creo que estamos en un nuevo capítulo, que no va a ser tan intenso -por lo menos al comienzo- ni tan cercano como fue en la presidencia de Bush.


***


JI – Mañana nos vamos a reencontrar seguramente sobre las 9.00 de la mañana para una tertulia especial donde vamos a hablar de la asunción de Barack Obama y allí será tiempo para ir tirando líneas.

RP – Recordemos que la asunción es a las 15.00 horas de Montevideo.

JI – ¿Cómo viste a la opinión pública de Estados Unidos con respecto a la asunción de Obama? Mañana lo vamos a hablar con más detalle pero contanos en un minuto, ¿con qué sensación te viniste?

RP – Gran optimismo, hay una sensación de todos lados de orgullo de ser norteamericano por haber elegido a un presidente como Obama y haber roto muchas barreras. Recordemos que cuando Obama asuma la presidencia hoy va a decir: "Yo, Barack Husein Obama, asumo..." y eso no es poca cosa, creo que en Estados Unidos hay una sensación de gran optimismo en un momento donde el panorama parece ser muy oscuro.