El mandatario comparó al referéndum con un plebiscito sobre su gestión: "El pueblo de Bolivia dirá si respalda, si aprueba o no lo que hasta ahora hemos venido haciendo", expresó.

Con un 51% de los votos, la propuesta oficialista será la vencedora. Sin embargo, los partidarios del presidente esperan lograr un resultado global favorable superior al 65% y mantener la mayoría en, por lo menos, cinco departamentos.

El referéndum constituyente fue convocado tras un consenso alcanzado en octubre pasado en el Congreso entre el oficialismo y la oposición, para contener una escalada de violencia que estalló septiembre pasado en Santa Cruz y en Pando, con un saldo de por lo menos una docena de campesinos muertos leales a Morales.

En esa ocasión, se manifestaron las enormes diferencias entre un gobierno central empeñado en sacar adelante su Constitución y cinco departamentos (Santa Cruz, Tarija, Chuquisaca, Beni y Pando), que exigen que se respetaran sus anhelos autonómicos.

Los prefectos rebeldes de esas cinco regiones rechazan la reforma constitucional por entender que no refleja fielmente la autonomía departamental.

Los gobernantes opositores sostienen que la nueva Constitución no debe entrar en vigor en las regiones donde triunfe el No.

Unos 30.000 policías controlarán los comicios en poblados de los nueve departamentos del país donde están instalados 2.700 mesas electorales que funcionarán durante ocho horas ininterrumpidas, tras lo cual se procederá a un recuento manual de votos.

Los bolivianos serán consultados también en el mismo referendo sobre la extensión máxima que podrán tener las tierras agrícolas y pecuarias privadas (5.000 ó 10.000 hectáreas), cuyo resultado se incorporará a la nueva norma, si ésta es aprobada.

Una eventual aprobación de la Carta Magna posibilitará también la convocatoria a elecciones generales anticipadas para el 6 de diciembre de este año en las que el presidente Morales está facultado para buscar la reelección.