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EEUU: la corta luna de miel de Barack Obama

EEUU: la corta luna de miel de Barack Obama

Análisis de Roberto Porzecanski, corresponsal de En Perspectiva en Estados Unidos.

(emitido a las 8.31 hs.)

EMILIANO COTELO:
Hace menos de tres meses, el 20 de enero pasado, Barack Obama asumió la Presidencia de Estados Unidos. En estos 70 días, sin embargo, no solo ha cambiado el clima, de invierno a primavera, en Estados Unidos. El cambio más drástico ha sido el que ha experimentado el clima político en Washington.

Las imágenes de unidad y respaldo que marcaron la asunción de Obama han dado paso a un clima político cada vez más conflictivo donde el flamante presidente recibe críticas desde la derecha y también desde la izquierda.

Hablando en tiempos políticos fue sin duda una luna de miel muy corta para Barack Obama.

Para conversar en detalle sobre cómo está el ambiente político en Estados Unidos, para hacer un primer balance de los 70 días que van de la administración Obama, es que estamos en contacto con Roberto Porzecanski, nuestro corresponsal en Estados Unidos.


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EC - ¿Cómo se explica este cambio tan drástico en el clima político de Estados Unidos?

ROBERTO PORZECANSKI:
Yo creo que sin duda la principal razón de fondo que explica el deterioro de la situación política en Estados Unidos tiene que ver con los enormes problemas que le ha tocado enfrentar a esta administración. Recordemos algunos de los temas de los que ha tenido que ocuparse Obama: resolver la crisis financiera y económica más profunda desde la crisis del 29, revisar la estrategia en dos guerras –en Irak y Afganistán- e intentar solucionar la situación de las empresas automotrices norteamericanas, entre otras cosas, así que son muchos los desafíos. Yo creo que dada la magnitud de los desafíos era de esperar que las soluciones propuestas despertaran mucha oposición, y eso es efectivamente lo que ha pasado.

EC – Sí, pero Obama además ha expandido la agenda, entre otras cosas ha lanzado propuestas para lidiar con el calentamiento global y para reformar el sistema de salud antes de fin de año. Es decir, el propio Obama está decidiendo subir la apuesta.

RP - Sin duda, y esa es consistentemente la crítica que ha recibido con más frecuencia, que está intentando hacer demasiado y que por otro lado no se ha focalizado en los temas más urgentes de corto plazo: estabilizar los mercados financieros e inmobiliarios.

El argumento de Obama es que para salir de esta crisis de una manera sostenible –y no volver a un ciclo de aceleradas expansiones y contracciones basadas en burbujas especulativas– Estados Unidos tiene que resolver todos sus problemas estructurales en este momento, para que los pilares estén en su lugar cuando comience la recuperación. Y aquí estamos hablando de principalmente tres pilares en los que insiste Obama: salud, educación y energía. Obama promueve esta estrategia –que aquí le llaman la teoría del big bang- no solo porque cree que es necesario resolver estos problemas ahora, sino porque también tiene claro que ahora tiene el capital político para impulsar enormes reformas, un capital que probablemente no le dure demasiado.

Mi evaluación es que mientras se mantenga la sensación de que la situación económica se ha estabilizado un poco –como pasó la semana pasada con la parada de la caída libre de la Bolsa– Obama va poder impulsar esta ambiciosa agenda en lo que queda del año.

EC – Sobre todo porque su popularidad sigue estando en un nivel muy alto. Es decir, la gente sigue apoyando a Obama.

RP - Es verdad. Si bien las encuestas muestran un leve deterioro en la aprobación del presidente en las últimas semanas, Obama todavía cuenta con niveles de aprobación muy altos. El promedio de las últimas encuestas muestra que Obama tiene una popularidad de más del 60%. Y eso explica por qué Obama ha estado tan expuesto últimamente, dando conferencias de prensa, apareciendo en programas periodísticos todos los fines de semana, pero también en programas de entretenimiento, haciendo un esfuerzo por hablarle directamente al pueblo estadounidense pasando por arriba del Congreso y de la prensa, como lo hacía Ronald Reagan, y poner todo su prestigio y popularidad en respaldo de su agenda.

EC – Está claro que parte de las críticas que ha recibido Obama tienen que ver con errores que ha cometido su propia administración.

RP - Sin duda. Y en este sentido el principal foco han sido los errores que se han cometido en el proceso de postulación de candidatos a cargos en el Poder Ejecutivo. Ha habido varios problemas con las postulaciones. Existieron revelaciones de que varios de sus candidatos habían cometido errores –dándoles el beneficio de la duda– en el pago de sus impuestos en el pasado. Este fue el caso del actual secretario del Tesoro, Tim Geithner, pero también de varios más que terminaron retirando sus postulaciones. El caso más notorio fue el de Tom Daschle, que era el candidato de Obama para llevar adelante toda la reforma en el sistema de salud.

Estos problemas con las nominaciones han causado que Obama se haya demorado en nominar a más funcionarios por ejemplo para el Departamento del Tesoro, donde faltan muchos cargos por llenar; un Departamento del Tesoro que está claro necesita a cada uno de sus funcionarios en este momento. Las críticas en este sentido han llegado incluso desde Europa, donde funcionarios de algunos países europeos se han quejado de que no tienen contrapartes en Estados Unidos para trabajar en la preparación del G-20 que tendrá lugar a partir de este jueves.

EC - Y a esos errores cometidos por la administración hay que agregarle el escándalo con los bonos de la compañía AIG, un tema que consumió al gobierno Obama durante toda la semana pasada.

RP - Sí, efectivamente. Recordemos lo que pasó. La compañía de seguros AIG recibió muchos fondos del estado para mantenerla a flote, bajo el argumento de que si se la dejaba caer, todo el sistema financiero caería con ella. La semana pasada se supo que la administración Obama tomó la decisión de respetar contratos que se habían firmado en la aseguradora AIG para pagar compensaciones –muy altas– a ejecutivos de la compañía que trabajaban precisamente en la división que casi lleva a la compañía a la quiebra.

EC - ¿Y por qué tomo esa decisión?

RP - El argumento esgrimido fue que esos contratos se habían firmado antes de que el gobierno diera dinero a la compañía y que en Estados Unidos se respetan los contratos, por más desagradables que sean. El problema no fue esa decisión que tomó la administración –una decisión además que tiene fundamentos legales y económicos muy sólidos–, el problema fue que una vez que la administración se percató de la furia que el tema había generado en la población y en el Congreso, revirtió su posición y quedó muy mal parada. La frustración que generó la inconsistencia de la respuesta de la administración –una administración que además en general orquesta sus mensajes perfectamente por lo cual fue un poco sorpresivo- fue evidente en la conferencia de prensa que el presidente Obama brindó la semana pasada.



(Audio en inglés)


Allí, Ed Henry, corresponsal de CNN en la Casa Blanca, le preguntaba a Obama por qué le tomó tantos días al presidente y al secretario Geithner decir que estaban indignados con los bonos. Allí Obama en un tono visiblemente irritado le respondió de manera un poco cortante diciéndole que le tomó varios días porque le gusta saber de lo que está hablando.

EC - Hablando de este tema, si te parece volvemos ahora al tema central, a las críticas que ha recibido Obama por el manejo de la crisis económica. ¿De dónde provienen esos cuestionamientos?

RP – La verdad es que los cuestionamientos provienen de todos lados. De la izquierda, el más insistente ha sido el economista Paul Krugman –columnista del New York Times y último ganador del Premio Nobel en Economía- quien insiste que los planes de la administración para lidiar con la crisis bancaria en particular y con la recesión en general son insuficientes y no van a funcionar. Krugman dice que el paquete de estímulo debería haber sido mucho más voluminoso y que el paquete de rescate a los bancos es muy tímido, no funcionará y va a condenar a Estados Unidos a una "década perdida" como vivió Japón en la década de los 90. Krugman está en la tapa de la revista Newsweek de esta semana bajo el título "Obama está equivocado".

EC - Pero a Obama también lo critican desde la derecha, acusándolo de que está gastando demasiado y que su presupuesto es insostenible.

RP – Sí, el presupuesto es otra enorme fuente de controversias. A Obama lo han criticado tanto los republicanos como los demócratas más moderados por tener un presupuesto que pone al país en un camino de déficits fiscales que son insostenibles. También lo critican por los valores de crecimiento económico sobre los que la administración Obama construye sus estimativos, diciendo que son excesivamente optimistas.

Para tener un poco de idea sobre el tono de esta discusión, el rival de Obama en la elección, John McCain, calificó al presupuesto de la administración Obama como un "robo generacional".

EC - ¿Y a todo esto Obama qué responde, qué dice?

RP - Que la situación fiscal sería mucho peor si Estados Unidos no hace nada para sentar las bases de un crecimiento sostenido en el largo plazo y que el riesgo en este caso no es hacer demasiado, sino hacer demasiado poco.

La discusión que se está dando ahora –sobre todo a la interna del partido demócrata- tiene que ver con lo que hablábamos al principio: el deseo de Obama de hacer todo junto. Es posible que la presión para reducir los déficits proyectados haga que el congreso trate de limitar la ambiciosa agenda de Obama, quizás posponiendo las reformas de la salud, la educación y la política energética. Pero Obama ha dicho que no aceptará un presupuesto así, por lo que cabe ver qué pasará.

EC – Lo que está claro es que Obama tiene enormes desafíos por delante.

RP – Sí, y él lo resumió claramente en una entrevista esta semana. Dijo: "Con mi equipo hablamos de que si nos hubieran dicho hace un año que el menor de mis problemas iba a ser Irak –que todavía es un problema bastante serio- creo que nadie lo hubiera creído".