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Giro a la derecha: desafíos del nuevo gobierno israelí

Contacto con Ana Jerozolimski, corresponsal de En Perspectiva en Israel.

(emitido a las 8.44 hs.)

EMILIANO COTELO:
En Israel, fue presentado ayer el nuevo gobierno encabezado por Benjamín Netanyahu, que se ha convertido nuevamente -por segunda vez en su vida- en primer ministro.

En su discurso ante la Kneset -como se conoce al parlamento israelí- Netanyahu aseguró que Israel no quiere controlar a los palestinos, que la paz es posible y que negociará con la Autoridad Nacional Palestina.

(Audio)

"En el marco del acuerdo definitivo, los palestinos tendrán en sus manos todas las competencias o poderes necesarios para gobernarse a sí mismos, salvo aquellos que amenazan la existencia o la seguridad de Israel", decía el nuevo primer ministro.

A todo esto, desde Ramala, un comunicado oficial palestino expresó decepción por lo que llamaron "vaguedades" de Netanyahu, señalando que no había hecho referencia explícita a la creación de un estado palestino.

¿Qué está pasando en Israel? ¿Cómo está formado el nuevo gobierno de Netanyahu? ¿Qué ha cambiado con respecto al anterior que encabezaba Ehud Olmert? Vamos a charlarlo con nuestra corresponsal Ana Jerozolimski.


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EC – Netanyahu presentó ayer su gobierno, un gobierno que dicho sea de paso es el más grande en la historia de Israel, con 30 ministros y 6 o 7 viceministros. Pero antes de entrar en cuáles son los planes, creo que sería bueno comprender de qué gobierno se trata, quiénes forman esta nueva coalición. Según veía en las crónicas que se han publicado en estas horas, estamos hablando de un gobierno muy heterogéneo.

ANA JEROZOLIMSKI:
Sin duda, al menos con algunos elementos que lo conforman que son bastante diferentes entre sí. Una coalición de seis partidos, aunque sólo cinco de ellos tienen cargos ministeriales, tres de los partidos son partidos religiosos con distintos matices de ortodoxia. Está por supuesto como el partido principal de la coalición el propio Likud, que no es un partido religioso; está el laborismo, con algunos elementos de izquierda, otros de centro, centro izquierda y está el partido de tendencia de derecha pero secular Israel Beiteinu.

Hay pujas entre religiosos y laicos. Por ejemplo, durante la campaña electoral entre el partido Shas y el partido Israel Beiteinu, el rabino -que es el líder espiritual de Shas- decía que votar a Lieberman -de Israel Beiteinu- es como votar al diablo y al final están juntos en la coalición, evidentemente hay también posiciones políticas diferentes.

EC – ¿Pero qué diferencia hay entre este gobierno y el anterior, el del ex primer ministro Ehud Olmert?

AJ – Yo creo que del gobierno de Olmert se puede hablar más que nada como un gobierno de centro-izquierda, formado por el partido Kadima, que tenía de fondo la retirada de la Franja de Gaza; de hecho, en base a ese resultado del gobierno anterior de Sharón, fue electo en el 2006 el primer ministro Olmert por el partido Laborista como socio de Kadima.

En el gobierno actual, si bien hay que ver todavía cómo actuará, ideológicamente, sin duda hay posiciones más conservadoras que en el gobierno de Olmert que terminó ayer sus funciones.

El gobierno anterior estaba declaradamente comprometido con la solución de dos Estados, o sea la creación del estado palestino junto a Israel, mientras que ahora Netanyahu recalca que quiere lograr la paz con los palestinos pero no habla todavía de un estado palestino independiente.

EC – Este gobierno que ahora nace, el que encabeza Netanyahu, ha sido calificado por ejemplo como "derechista", "extremista", "ultra", en fin, ese tipo de términos, ¿a qué se debe esto?

AJ – Ante todo sin duda es un gobierno compuesto más que nada por partidos que políticamente se identifican con posiciones de derecha no de izquierda, con la excepción del Partido Laborista, aunque aquí es un partido muy importante; el ministro de Defensa es de ese partido y eso es un elemento clave en el gobierno, por algo Netanyahu se esforzó tanto por lograr que el laborismo se le sume y quiere presentar una política "equilibrada", según dice su gente.

Netanyahu no habla de un estado palestino ni de retiradas, tampoco de desmantelar asentamientos, pero destaca que hay que negociar la paz y sentarse a hablar.

Yo creo que parte de las explicaciones cuando tratamos de comprender el por qué de todos estos adjetivos radica en la forma en que el mundo árabe se refiere a Netanyahu: aún antes de que realmente haga o no alcance a hacer nada.

A pesar de todo lo que Netanyahu destacó ayer en su discurso principal sobre el deseo de lograr la paz con los palestinos, la primera reacción oficial del presidente palestino -Mahmud Abas- fue decir que Netanyahu no quiere la paz.

Hace unos días, cuando Netanyahu habló en una reunión de la Kneset, antes de convertirse oficialmente en el primer ministro -fue una sesión dedicada a los 30 años del acuerdo de paz entre Israel y Egipto-, él de hecho refutaba de antemano ese tipo de calificativos y decía, hablando de aquel valioso y valiente paso del presidente de Egipto Anwar Al-Sadat que vino a Jerusalén, que cuando hay un líder árabe –según sus términos– que muestra realmente que quiere la paz se topa enseguida con una reacción israelí positiva que puede conducir en efecto a un acuerdo de paz.

EC – Una de las figuras más polémicas de este nuevo gobierno es el nuevo canciller, Avigdor Lieberman, ¿se pronuncia así?

AJ – Te iba a decir justamente que lo pronunciaste perfecto.

EC – ¿Quién es Avigdor Lieberman?

AJ – Realmente es una de las figuras políticas más controvertidas, pero por otro lado de las más interesantes del país; para bien dicen unos, para mal dicen otros. Tiene 50 años, llegó a Israel de joven con sus padres provenientes de Moldavia en la ex Unión Soviética, trabajó de guardia en la Universidad Hebrea, de peón en el aeropuerto, también desarrolló muchos contactos políticos, hizo una carrera política meteórica, fue director general del partido Likud, después de la oficina del primer ministro en el primer gobierno de Netanyahu, luego se fue del cargo, formó su propio partido -Israel Beiteinu- y hoy como sabemos encabeza la tercera fuerza política de Israel, que ganó inclusive más escaños que el Partido Laborista, que en las primeras tres décadas de Israel fue el único que gobernó el país o fue el partido mayoritario en todas las coaliciones.

Los diputados árabes en el parlamento israelí califican a Avigdor Lieberman de racista anti árabe, pero hay mucha gente -no diría tanto los ciudadanos árabes de Israel sino los líderes, los que están como diputados en el parlamento- que cuando se habla de la problemática dice que Lieberman es el único que se anima a decir lo que mucha gente piensa porque él habla de la necesidad de mostrar fidelidad al Estado en el sentido de que rechaza en términos categóricos pronunciamientos que hubo de diputados árabes en la propia Kneset a favor de Hamas, a favor de Hezbollah. Esta semana hubo inclusive un nuevo ejemplo, cuando una nueva diputada del partido árabe Balad, Hanin Zuabi, se manifestó a favor de Irán, no del deseo de Irán de destruir a Israel pero sí de lo que presentó como el rol positivo de Irán en la política palestina.

EC – Ahora, ¿no será un problema para Israel que justamente una persona que tiene que representar al país, al frente de la diplomacia, sea alguien tan criticado, tan cuestionado?

AJ – Evidentemente en las primeras etapas creo que aquí hay un problema, por eso en mi opinión el primer desafío del gobierno -y aquí hablamos concretamente del propio canciller Avigdor Lieberman- será mostrar que la imagen que se presenta no es, según dicen en este gobierno, exacta y que una cosa es tener posiciones conservadoras firmes, o exigir fidelidad a Israel como estado judío, como dice Lieberman, y otra muy distinta es querer echar a los árabes.

Dicho sea de paso, aquí Lieberman tiene otra complicación, pero eso es en el plano interno de la diplomacia internacional, por el hecho de que él está bajo investigación policial, bajo sospecha de corrupción, de acciones financieras ilícitas, pero eso todavía está en proceso. Por ahora no se ha llegado al momento en que él tenga que dejar la carrera política que ahora llegó a este punto especial de llegar a canciller.

Ahora, te diré que estos días yo he estado hablando -porque estaba claro que ya prestaba juramento el nuevo gobierno- tanto con expertos en ciencias políticas como con diplomáticos de carrera y la enorme mayoría estima que cuando él esté en el cargo va a adoptar un estilo menos tosco, menos bruto como suelen decir algunos, que el que se permitía tener como elemento de oposición, inclusive en la forma de hablar, hay que ver si eso realmente se concreta en la práctica.

Según me dijo uno de estos analistas de ciencias políticas, la mayor parte de las declaraciones más polémicas que él formuló sobre el tema de los árabes, de los palestinos, fue cuando estaba en la oposición, y que como canciller va a ser otra cosa, hay que ver quién tiene razón.

EC – Ayer, en el discurso ante el parlamento, Netanyahu habló mucho de su deseo de paz con los palestinos, habló de las negociaciones, se dirigió incluso a los líderes de la Autoridad Palestina y afirmó que si realmente quieren la paz, la paz es posible.

(Audio)

"No queremos controlar a otro pueblo, no queremos dominar a los palestinos", decía Netanyahu.

¿Te parece que este es un gobierno que puede lograr la paz en Medio Oriente?

AJ – Sí, en principio puede. Evidentemente está claro que una cosa son las declaraciones, por mejor que suenen, y otra es la implementación de la política; evidentemente las declaraciones son el primer paso pero con eso no alcanza.

De todos modos, quizás aquí lo más relevante sea recordar que cuando subió por primera vez al poder un líder de derecha en Israel, Menajem Beguin en 1977, mucha gente pensó que en poco tiempo él iba a llevar a Israel a una guerra, pero como todos sabemos, junto con el presidente de Egipto Anwar Al-Sadat lograron ambos firmar el primer acuerdo de paz entre Israel y un vecino árabe, Egipto, el más importante sin duda de los países árabes de la región.

Otro ejemplo: cuando Ariel Sharón se convirtió en primer ministro se lo recibió en forma parecida a la que se había recibido a Beguin; se pensaba que iba a estallar la guerra de inmediato, pero fue el que sacó a Israel de la Franja de Gaza. Eso lamentablemente no equivalió a la paz porque por ejemplo los disparos de cohetes desde Gaza a Israel se intensificaron, después la retirada y no desaparecieron, pero eso es un tema de análisis aparte.

El propio Netanyahu, cuando entró en su cargo de primer ministro en junio del 96, firmó el acuerdo de Hebrón, se retiró de la mayor parte de la ciudad y la entregó a control palestino, firmó otros acuerdos. O sea, los ejemplos de fondo están, hay que ver si ahora realmente las declaraciones de ayer pueden convertirse en algo claro. Creo que lo más evidente aquí es que lograr la paz no dependerá sólo del nuevo gobierno israelí sino de la dinámica que desarrolle con la Autoridad Palestina y de la situación interna palestina. Recordemos que Hamas siguió gobernando la Franja de Gaza, lo cual es un problema para Israel y para la propia autoridad encabezada por el presidente Mahmud Abas.

EC – Gracias por este enfoque esta mañana que por supuesto deja algunas cuestiones pendientes, como qué otros asuntos tendrá entre sus manos este nuevo gobierno. Dame dos titulares nada más y cerramos.

AJ – Irán y la situación económica a raíz de la crisis internacional y Netanyahu dijo categóricamente en más de una oportunidad, también unos pocos días antes de las elecciones y de asumir el cargo: "Irán no va a tener armamento nuclear".