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Repercusiones de la reelección histórica de Rafael Correa como presidente de Ecuador

Repercusiones de la reelección histórica de Rafael Correa como presidente de Ecuador

Contacto con Kintto Lucas, corresponsal en Quito de la agencia Inter Press Service

(Emitido a las 8.33 horas)


EMILIANO COTELO (EC):
En Ecuador, aunque todavía se están escrutando los votos, desde el domingo mismo se da como un hecho que Rafael Correa será presidente por cuatro años más.

Este martes, cuando se había contabilizado el 77% de los sufragios, el presidente Correa obtenía 52% de apoyo y no sólo lograba la reelección en primera vuelta, sino que además se ubicaba con una ventaja de 24 puntos sobre su principal competidor, el ex presidente Lucio Gutiérrez.

(Audio)

"Que el compromiso, queridas hermanas y hermanos, que jamás los vamos a defraudar, esta revolución está en marcha y nada ni nadie la detiene. Reiteramos lo que decíamos, ratificamos lo que decíamos en la campaña de 2006, al inicio de nuestro gobierno: nosotros somos bolivarianos y alfaristas y hoy nuestro compromiso renovado, sobre todo con los más pobres de la patria, no solo no es pudiente, no somos sectarios, pero que a nadie le quede duda: nuestra opción preferencial es por los más pobres y los más débiles, por ellos estamos aquí, para que la patria finalmente sea de todas y de todos. Nunca lo vamos a defraudar, pueblo ecuatoriano".

(Fin del audio)

Al día siguiente de la votación el presidente Correa anunció que en su próximo mandato radicalizará el socialismo en Ecuador y profundizará los cambios que impulsó en estos años que lleva al frente del país.

Para conocer las repercusiones de esta victoria, un triunfo considerado histórico, en un país que se ha caracterizado por la inestabilidad política -entre 1996 y 2006, Ecuador tuvo siete gobiernos diferentes, entre ellos tres golpes de estado, estamos en contacto con Kintto Lucas, escritor y periodista uruguayo, corresponsal en Quito de la agencia Inter Press Service.

***

EC: ¿Hay números más frescos que estos que yo citaba recién?

KINTTO LUCAS (KL):
Estamos ya en el 80% del escrutinio, pero los números se mantienen parecidos: 51.9% para el presidente Rafael Correa y más o menos 28% para Lucio Gutiérrez.

EC – ¿Cómo se comparan estos números, como se compara este apoyo del presidente Correa, con la votación que había tenido cuando fue electo en noviembre de 2006?

KL – Es un progreso, un adelanto muy grande, porque cuando él fue electo fue electo en la segunda vuelta: llegó a un 54%, más o menos, 55%, pero fue en la segunda vuelta, en cambio en la primera vuelta de 2006 él tuvo 21, casi 22%. Entonces, sí se nota una multiplicación de los votos.

EC – Recordemos que Correa en principio tenía que finalizar su período en el año 2011, pero impulsó una nueva Constitución que permitió la reelección hasta el 2013, luego de tres intentos. Finalmente logró que esa reforma se aprobara.

KL – Sí, la aprobación de la reforma tuvo mucho más votación que la que él tiene. De alguna forma se vio reflejado en esta votación la popularidad que él tiene, pero en menor medida de lo que reflejan las encuestas. Él tiene una popularidad de un 70%; sin embargo, en votación directa llegó al 51%.

EC – En esta elección del domingo no se votaba solamente para presidente, también estaban en juego otros cargos: la conformación de la Asamblea Legislativa, alcaldías y prefecturas, o sea, gobernaciones y concejos locales. ¿Qué mapa político deja hasta ahora el resultado?

KL – En principio, las encuestas a boca de urna le daban una fácil mayoría al partido de gobierno, o al movimiento de gobierno, en la Asamblea Legislativa; sin embargo, cuando ya van escrutados el 80%, no va a tener una mayoría directa, la mayoría no va a ser los legisladores del gobierno. Va a tener que hacer alianzas con otros sectores, por ejemplo con sectores de izquierda, como el Movimiento Popular Democrático o como el indigenista Pachakuti; o con sectores de centro como el Movimiento Municipalista. Para lograr una mayoría total va a tener que hacer alianzas, cosa que no se esperaba.

EC – Vamos a analizar esos puntos. En una entrevista que el diario El País de Madrid le realizó al presidente Correa, él mismo dijo que no se niega a hablar con los partidos de oposición, pero que no lo hará ni con Lucio Gutiérrez ni con Álvaro Novoa, o sea, con los principales líderes opositores. Él dice: "¿Cuál es la ideología de Sociedad Patriótica? Es una amalgama de ambiciones personales. ¿Cuál es la ideología del Partido de Novoa? Un partido formado por un magnate ecuatoriano que no paga impuestos. Yo, más que no hablar con estos dos partidos, lo que no voy a hacer es hablar con Lucio Gutiérrez personalmente o con Álvaro Novoa. Sería como traicionar a mis electores; ellos son los causantes de la tragedia nacional". Con un planteo como este, ¿qué es lo que puede implicar, qué es lo que puede ocurrir en ese diálogo, en esas negociaciones que tú decías que van a ser necesarias?

KL – Él lo venía repitiendo desde casi cuando se eligió, que él estaba abierto a conversar con distintos sectores, aunque al final no se dieron las conversaciones. Estaba abierto a conversar con distintos sectores siempre excluyendo a Lucio Gutiérrez y a Álvaro Novoa por esas consideraciones que volvió a repetir.

En todo caso, hay una cosa que yo creo que se dio más fuerte en el discurso de Rafael Correa después de la victoria, que es una mayor conversación con los sectores de la tendencia de izquierda y centro-izquierda que no necesariamente le han apoyado, que no necesariamente están con el gobierno y eran un poco estos partidos que yo mencionaba e inclusive el Movimiento Indígena, con el que tiene ciertas diferencias.

EC – ¿Pero negociaciones con esos partidos le permitirían obtener las mayorías que requiere para gobernar?

KL – Las negociaciones con esos partidos le permitiría tener una mayoría bien clara en la Asamblea Constituyente y le permitiría tener una alianza social mayor, porque estos partidos también tienen buena representatividad a nivel local. Entonces, no necesariamente precisa conversar ni con Lucio Gutiérrez ni con Álvaro Novoa.

Por otra parte, el presidente una de las cosas que también marcó después de la elección es que todas las conversaciones tenían que ser dentro de los principios programáticos que maneja el gobierno. Y los principios programáticos se acercan mucho más a estos sectores que a Lucio Gutiérrez o a Álvaro Novoa, más allá de las consideraciones personales de esos dos candidatos.

EC – Volviendo a los resultados y especialmente al triunfo del presidente Correa en primera vuelta, ¿cuál es la explicación que se da en Ecuador a esa votación tan fuerte que obtuvo?

KL – En realidad es la popularidad propia del gobierno y el trabajo social sobre todo que ha sostenido el gobierno en estos dos años. El presidente hizo una autocrítica después de las elecciones de que lamentablemente su partido no es un partido con estructura, no es un partido que tenga una base social fuerte y que todo dependió de su gestión de gobierno y sobre todo su gestión social; los ministerios sociales: Salud, Educación, Bienestar Social, que son los que, de alguna forma, le hicieron vincularse más directamente con la gente y fortalecer su popularidad propia, porque su popularidad se mantuvo en todos estos dos años.

EC – Pero veía que la misión observadora de la Unión Europea sostuvo que la presencia dominante de Correa en los medios de comunicación perjudicó la equidad de los comicios generales en los que resultó reelecto el domingo. ¿Qué dices tú a propósito de esta objeción?

KL – Eso fue una constante en los dos años. El gobierno se ha manejado mucho con publicidad mediática, pero ese no es un problema sólo del gobierno nacional, sino es de los gobiernos locales. Existen gobiernos locales que se volvieron a reelegir, como el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, que va a ser, tal vez, el puntal más importante de la oposición, que también jugó mucho con esa presencia mediática, no haciendo digamos propaganda electoral propia, sino propaganda de las obras y del trabajo de su gobierno municipal. Eso ocurrió con el gobierno central y ocurrió con muchísimos gobiernos locales que obtuvieron la reelección.

EC – Correa dijo en estas horas que "radicalizará el socialismo en su país, que va a profundizar los cambios". En concreto ¿a qué tipo de medidas estaba aludiendo?

KL – Yo creo que lo que puede hacer, y seguramente el presidente lo va a hacer, es profundizar el papel sobre todo del Estado en el control, en el fomento de la economía y en los distintos sectores. Ese es un punto fundamental en un país donde se habían privatizado muchas empresas y muchos sectores estatales.

Va a haber una mayor participación del Estado, que ya está existiendo en estos últimos dos años, porque si bien él dijo que el capitalismo está en quiebra, que los cambios que él tiene que hacer se tienen que hacer dentro del socialismo, el socialismo del Siglo XXI que él un poco lidera teóricamente le lleva a transformarse en un socialismo dentro del propio capitalismo, y un socialismo dentro del propio capitalismo empieza con el fortalecimiento estatal. Eso es, más o menos, la imagen de lo que se ha venido diciendo desde el gobierno. También profundizar, obviamente, la inversión social.

EC – Pero la dolarización que rige en Ecuador antes de que Correa asumiera, ¿no se va a tocar?

KL – No, eso él dejó claramente que es imposible tocarla, porque si la tocara, podría crear un caos económico en el país. Más allá de que la realidad concreta del país es que lleva, como llevó a Argentina, a que, no sé si ahora, pero en cinco o 10 años, va a ser muy difícil sostener esa dolarización, porque ésta se sostiene con las divisas que entran desde el exterior y si llega a bajar el petróleo o si llega a bajar –como bajaron- las remesas de emigrantes ecuatorianos, que son muy grande, porque son 3.000 millones de dólares que entran cada año, eso realmente compromete de alguna forma la dolarización. Si a eso le sumamos la crisis internacional, que a veces pueden bajar las exportaciones ecuatorianas, podría llegar, alguna vez, a que esa dolarización tenga que reverse, pero Correa dijo que iba a hacer todas las movidas económicas como para sostener siempre la dolarización.

EC – En declaraciones que ha formulado en estas horas, en especial en esa entrevista que yo citaba, Correa niega la existencia de un eje Venezuela-Bolivia-Ecuador; sin embargo, para muchos analistas ese acuerdo, ese eje, es un hecho. ¿Qué implica esta reelección del presidente Rafael Correa en el contexto latinoamericano?

KL – Yo creo que es un fortalecimiento de determinados gobiernos progresistas o de izquierda –como se quieran llamar- dentro de América Latina y sobre todo América del Sur, pero son gobiernos que sí tienen distintas visiones. Yo no creo de que exista un eje Quito-Caracas-La Paz, porque son visiones distintas: Correa surge políticamente de forma distinta a Chávez y a Evo Morales; Correa tiene una base social distinta a la de Chávez y Evo Morales y si bien hay una amistad con esos presidentes y un acercamiento, no creo que vayan por lugares similares, más allá de ese fortalecimiento del Estado que después de la época neoliberal creo que se está dando hasta en Estados Unidos mismo.

Creo que no hay ese tal eje que se quiere plantear, hay una amistad y a veces un fortalecimiento o intentar fortalecer políticas comunes, pero no algo de un eje de actuar conjuntamente para ir hacia el socialismo o alguna cosa así. Creo que ese es un análisis bastante primario que hacen a veces algunos analistas.

EC – Pero notoriamente la afinidad de Correa es mayor con Hugo Chávez o con Evo Morales que con Michelle Bachelet, Lula o hasta Tabaré Vázquez.

KL – Es y no es. Con Michelle Bachelet, por ejemplo, tiene una gran amistad, lo que pasa que a veces no se difunde como se debería difundir. Lo que pasa es que es más atractivo difundir la amistad con Chávez y Evo Morales. Inclusive yo diría que es mayor su amistad con Bachelet o Lula que con el propio Evo Morales. Con Chávez sí tiene una amistad ya desde mucho antes de ser presidente, pero también tiene una gran amistad con Bachelet y con Lula, con los que ha tenido, inclusive, algunas discrepancias -comerciales con Brasil, por ejemplo-, pero las ha arreglado en la conversación directa con Lula, más allá que en la diplomacia Ecuador-Brasil.