Internacionales

El intrincado panorama político de Honduras

Contacto con Gonzalo Kmaid


(emitido a las 8.30 hs.)

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
Honduras tiene su crónica. ¿Es una crónica de una muerte anunciada? El país centroamericano vive en estas horas una de las crisis institucionales más importantes de los últimos 30 años. Su presidente electo en 2005, Manuel Zelaya Rosales, miembro del gobernante Partido Liberal, fue depuesto en sus funciones por un golpe militar y expulsado del país.

(Audio)

"Yo estoy vivo por una gracia de Dios, honestamente se los digo. Quiero agradecerle a Dios porque hubo un momento en que la ráfaga de las metralletas que estaban disparándose enfrente nuestro eran tan fuertes y era tanta la violencia y la brutalidad con que invadieron más de 200 elementos mi casa a las 5.30 de la madrugada que sentí en un momento... bueno, se los dije a los militares que me tenían apuntado; más de ocho militares que estaban alrededor mío, porque había más de 200 afuera, encapuchados, con cascos, vestidos de moteado y además con chalecos antibalas, con todo lo que significa el armamento que se necesita porque era armamento de grueso calibre y pistolas en mano y rifles, que me decían: ‘Si no suelta el celular le disparamos, ¡suelte el celular señor!’, y todos apuntando a la vez sobre mi cara y sobre mi pecho. Yo en forma muy audaz les dije: ‘Si traen orden de disparar, disparen’".

(Fin del audio)

Esta es la voz del presidente Manuel Zelaya –le dicen Mel en Honduras– haciendo la descripción de cómo fue secuestrado de su casa por los militares en este golpe cuando eran las 5 de la mañana. En su lugar asumió el hasta ahora presidente del Congreso Nacional, el también liberal Roberto Micheletti, que fue designado por la totalidad de los 130 diputados del Congreso hondureño.

(Audio)

"Asumo las funciones de la Presidencia de la República en el estricto respeto y cumplimiento de la Constitución de la República. De esta Constitución que por juramento oficial pero con profunda convicción democrática he prometido cumplir y hacer cumplir. No llego a esta condición bajo ignominia de un golpe de Estado, llego a la Presidencia de la República como producto de un proceso de transición absolutamente legal...".

(Fin del audio)

Con este panorama, la comunidad internacional condenó la remoción de Zelaya. El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, condenó el desplazamiento del presidente constitucional y expresó su firme respaldo a las instituciones democráticas. En el mismo sentido se pronunció el gobierno de Barack Obama y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

Honduras, un país tradicionalmente muy politizado por el peso histórico de dos partidos fundacionales -el Liberal y el Nacional-, presenta en estas horas dos presidentes y un caos institucional.

¿Cómo se explica esta situación? ¿Era previsible este desenlace? ¿Qué impacto puede tener esta crisis en las democracias de la región? Para responder a estas y otras preguntas recibimos, a partir de este momento, al doctor Gonzalo Kmaid, uruguayo, doctor en sociología, trabaja en la consultora Cifra aquí en Montevideo, es consultor internacional y como tal se desempeña regularmente desde 2002 para Naciones Unidas junto al politólogo Luis Eduardo González. Trabajan en diversas investigaciones sobre opinión pública, política y desarrollo institucional de Honduras.


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JAE – Doctor Kmaid, buenos días. ¿Cuántas veces por año viaja a Honduras?

GONZALO KMAID:
Aproximadamente entre tres y cuatro veces dependiendo del año, en algunos momentos hemos estado trabajando con mayor intensidad, en el último año con un poco menos de intensidad, ahora he estado en Honduras la última semana de abril, los primeros días de mayo.

JAE – Una Honduras que está viviendo un proceso electoral, o estaba viviendo un proceso electoral, de hecho hubo elecciones internas en noviembre pasado y están previstas elecciones nacionales en noviembre de este año.

GK – Sí, estaban en pleno ciclo electoral habiendo ya tenido el primer escalón, que fueron las elecciones internas, que ya tuvieron un preanuncio de los problemas que ahora estamos conversando y que se encuentra en el medio de la crisis institucional de mayor profundidad en los últimos 30 años después de la recuperación democrática en la década de los 80. Pero a los ojos del sur de América Latina es una novedad porque le prestamos realmente poca atención a los fenómenos centroamericanos pero no es una novedad en términos de los procesos políticos que se venían dando en el país en los últimos cinco años.

JAE – Ahora vamos al detalle de eso y nos interesa profundizar el por qué no le sorprende esto. ¿Qué debemos saber para entender lo que pasa en Honduras? Porque en la introducción yo mencionaba por ejemplo que el presidente Zelaya es del Partido Liberal, Roberto Micheletti es del Partido Liberal, de hecho en las elecciones internas Zelaya apoyaba a Micheletti, eso ocurrió en el mes de octubre en un apoyo explícito, ¿cómo se entiende esto que está pasando?

GK – Lo que hay que entender es que hay una crisis institucional muy profunda y un enfrentamiento en primer lugar entre el presidente electo y su propio partido, o una parte muy importante de su propio partido, y además eso se arrastra al Congreso de la Nación. Honduras tiene un sistema unicameral, o sea el Congreso es una sola cámara, no es como en Uruguay que tenemos senadores y diputados, todo el Poder Legislativo se reúne en una cámara de 130 miembros y esta cámara resulta finalmente enfrentada al Poder Ejecutivo, liderado por el presidente Zelaya.

JAE – ¿El enfrentamiento por qué es?

GK – Porque el presidente Zelaya desde finales del año pasado intenta introducir cambios constitucionales por caminos que no sólo el Congreso rechaza sino que la Suprema Corte de Justicia y el Procurador General de la Nación entendieron que eran ilegales o que no eran ajustados al Derecho.

Básicamente lo que el presidente quería llevar a cabo era una consulta de consulta. Quería establecer un mecanismo de consulta para luego, en las elecciones presidenciales de noviembre de este año, preguntar al soberano si efectivamente se instalaba una Asamblea Constituyente para reformar la Constitución.

JAE – En el momento en que hace la convocatoria eso estaba permitido.

GK – No necesariamente, porque el mecanismo que el presidente elige para llevar la convocatoria a través de un decreto presidencial es encargarle al Instituto Nacional de Estadística (INE) -que es el organismo oficial de recopilación de información estadística con un mandato institucional muy parecido al que tiene nuestro INE y al que tienen los institutos nacionales de estadística usualmente en América Latina, esto es: recolectar las estadísticas oficiales y llevar proyecciones de población, economía, vivienda, etcétera- que lleve a cabo un relevamiento de opinión que no está claro si es una encuesta de opinión o si es una consulta de naturaleza política, y el decreto se lo encomienda al INE.

JAE – ¿O sea que ahí hay una ilegalidad a su juicio?

GK – No a mi juicio, que no es demasiado relevante en este caso, sino a juicio del Poder Judicial hondureño. A juicio de los observadores internacionales es muy dudoso que el INE tenga mandato para hacer una consulta de naturaleza política y además es muy dudoso que el fondo de la cuestión -si la ciudadanía se debe pronunciar o no en términos de hacer o no una Asamblea Constituyente- debe resolverse a través de una "encuesta de opinión". O sea que hay dos problemas: uno con el instrumento elegido, otro con un enfrentamiento entre poderes por la legalidad de ese camino que se va a recorrer.

JAE – Entonces hay un enfrentamiento de poderes, claramente.

GK – Claramente, pero que además responde al enfrentamiento político entre el sector del partido de gobierno que apoya el presidente, que es un grupo muy vinculado, es el riñón del presidente, y el resto del Partido Liberal, que tiene básicamente posiciones en el Congreso. Y una Justicia que, a diferencia de la Justicia uruguaya, de la cual estamos muy acostumbrados a que tenga independencia técnica y una larga trayectoria institucional, está muy sujeta a los vaivenes partidarios. O sea que es un país con instituciones políticas débiles y la debilidad se traduce en que los partidos políticos tienen muchísimo peso partidario dentro de las instituciones del Estado, responden a los mandatos de turno y en este caso hay una división entre el Congreso, la Suprema Corte de Justicia, la Procuraduría General de la Nación, porque en ninguno de esos sectores el presidente tiene allegados en este momento; los tenía antes, cuando eran todos liberales y gobernaron en algún momento con mayor armonía pero el transcurso de los hechos de los últimos cuatro años de su mandato ha ido erosionando eso y ahora funcionan de manera muy enfrentada.

JAE – Hay un enfrentamiento entre poderes, está claro. ¿No hay mecanismos en Honduras para que por ejemplo en este caso se dirima la situación de una manera que no sea esta, con un golpe de Estado, secuestrando al presidente, sacándolo del país, eligiendo a otro como hombre que lo sustituye?

GK – Hay mecanismos institucionales, lo que no hay es cultura política para llevarlos a cabo y parte de los problemas que enfrenta el país son de esa naturaleza.

JAE – Pienso en un ‘impeachment’ por ejemplo, un juicio político.

GK – Sí, hay caminos que se pueden recorrer, el problema es que también hay caminos, y de hecho Honduras ya tenía en su Constitución un mecanismo de referéndum de plebiscitos que no estaba terminado de reglamentar y que recién se terminó de hacer ahora como respuesta al enfrentamiento con el presidente, no como camino institucional propio, pero lo que no hay es liderazgos políticos capaces de llevar a cabo esos caminos.

El problema es que en las propias elecciones internas, cuando se da la competencia ya hay un problema de naturaleza institucional porque uno de los candidatos del Partido Liberal que se presenta a las elecciones es el que era vicepresidente de la República, Elvin Santos. Ese candidato termina siendo inhibido por la Justicia, no le permiten participar porque no era claro si siendo vicepresidente podía ser candidato o no. Lo inhiben, presentan un candidato alternativo -algo así como cuando en Uruguay se votó a Zumarán en lugar de a Wilson, el candidato oficial no podía porque estaba proscrito-. En este caso el candidato no está proscrito sino inhibido por la Justicia y el otro candidato que es puesto en su lugar, que es Mauricio Villeda, termina ganando la elección interna del Partido Liberal.

JAE – ¿Y entonces?

GK – Y entonces la Justicia vuelve a deshacer la inhibición, porque obviamente el partido de gobierno no podía quedar sin un candidato ungido verdaderamente, y Elvin Santos, que es el candidato por quien ningún ciudadano hondureño puso el voto con su nombre en la urna sino que puso el nombre de otro, es finalmente el candidato del Partido Liberal. Todo eso en una situación de fragilidad institucional y donde el ajuste a la norma es bastante discutible.

JAE – Hay un informe sobre escenarios posibles que prepararon Luis Eduardo González y Diego Achard en 2006 donde se refieren al desgaste del sistema político y en particular de los partidos a los que se ve simultáneamente como incapaces de satisfacer las demandas sociales y como consecuencia de estar involucrados en prácticas de corrupción, y de algún modo adelanta que se puede dar una crisis política aguda. ¿Esto era previsible?

GK – Sí, nosotros a finales de 2006 publicamos un trabajo de autoría de Luis Eduardo González y con un conjunto de colegas que trabajan en Honduras en ese momento, un equipo que fue liderado por el ya desaparecido Diego Achard, que es otro colega uruguayo que tuvo mucha actuación en términos de PNUD en Centroamérica, que justamente anunciaba a Honduras -uno de los dos países más pobres de América Latina- en una zona de riesgo institucional. Es un sistema político que tiene casi tanta antigüedad como el uruguayo, y es una rareza en la región que haya dos partidos que tienen el 90 y poco por ciento del electorado y que se mantengan por más de 100 años actuando en política. Esos dos partidos se han venido erosionando progresivamente y las instituciones políticas son muy frágiles, la construcción democrática era muy frágil, la pobreza, la exclusión, las dificultades que enfrenta la población, preanunciaban que en algún momento el sistema no iba a ser capaz de resolver sus problemas institucionalmente, que no iba a haber una salida institucional. Lo que no estaba claro era de qué manera se iba a romper, cuál iba a ser la rajadura que se iba a abrir.

JAE – Ahora, se rompe con un golpe de Estado y con dos presidentes, porque Zelaya dice que sigue siendo presidente y que va a volver el jueves y la comunidad internacional se muestra monolítica, de hecho el gobierno de Obama, el gobierno de Chávez, entre otros, están expresando que reconocen a Zelaya y no a Micheletti como presidente. ¿Cómo termina esta historia?

GK – Yo creo que va a haber que estar muy atentos a esta situación, me parece que no termina porque en Honduras hay una situación cuasi monolítica en el otro sentido. Hay un sector muy pequeño de organizaciones políticas y político-sindicales que apoyan al presidente, hay algo de movilización popular que lo apoya, pero el Congreso, la Suprema Corte y el resto de los partidos políticos están llamando a un diálogo para solidificar la situación actual que es que ya hay otro presidente que ya tiene nueve ministros nombrados y que está tratando de convencer a la comunidad internacional de que el golpe mal habido por las Fuerzas Armadas en realidad es una situación legal.

Yo creo que no es ni una cosa ni otra, es una crisis muy profunda que enfrenta de manera muy delicada a la interna entre el partido de gobierno y el presidente sin una salida demasiado previsible, en una región que ya tiene una inestabilidad importante. Quizás desde el Uruguay lo miremos con poca atención pero si uno mira los vecinos ya hay un proceso de inestabilidad creciente en Nicaragua, con unas elecciones municipales que también fueron denunciadas como problemáticas –fraudulentas según la oposición– y un gobierno que también enfrenta problemas no menores en cuanto a la estabilidad que tiene y al enfrentamiento interno. Si uno mira la situación que existe en Guatemala, eventualmente los países "tranquilos" son Costa Rica -que siempre lo ha sido- y El Salvador, que ha sido capaz de hacer una transición política incluso llegando Funes, que es el presidente que representa a la ex guerrilla, y haciendo una transición civilizada e institucionalmente adecuada. Pero en esa región tenemos problemas.


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JAE – Dos apuntes para presentar a Honduras: más del 60% de la población vive bajo la línea de pobreza, 40% en la pobreza extrema. Hay 28 homicidios por día en un país que tiene el doble de la población de Uruguay. Depende muy fuertemente de la cooperación internacional, el 20% del presupuesto viene de donaciones y la principal fuente de ingresos son las remesas de hondureños que viven en Estados Unidos.