Internacionales

Conclusiones tras la cumbre de la Unasur

Contacto con Mauricio Rabuffetti, jefe de redacción de France-Presse en Brasil


(emitido a las 7.41 hs.)

EMILIANO COTELO:
Después de varias semanas de expectativa y de tensión, los presidentes y jefes de Estado de la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) se dieron cita el viernes en la ciudad argentina de Bariloche.

El tema central de la agenda era la autorización de Colombia para que soldados de Estados Unidos tengan acceso a sus bases militares, algo que había generado una gran polémica en la región, y que Venezuela, Ecuador y Bolivia entendían que debía recibir un rechazo firme de parte de la Unasur.

Las deliberaciones entre los mandatarios, que fueron televisadas en directo para toda América, se extendieron más de lo previsto y culminaron con una declaración que no menciona expresamente ni a Colombia ni a las tropas estadounidenses.

En su lugar, el documento, que fue leído por el presidente de Ecuador, Rafael Correa, insta a fortalecer a Sudamérica como zona de paz.

(Audio)

"Reafirmar que la presencia de fuerzas militares extranjeras no puede, con sus medios y recursos vinculados a objetivos propios, amenazar la soberanía e integridad de cualquier nación sudamericana y, en consecuencia, la paz y seguridad en la región".

(Fin del audio)

¿Cuál fue entonces el resultado de esta cumbre? ¿Cómo se ubica este episodio en el contexto de la región? ¿Qué cabe esperar de ahora en adelante? Les propongo que lo analicemos en los próximos minutos con Mauricio Rabuffetti, jefe de redacción de la agencia France-Presse en Brasil y colaborador de En Perspectiva en asuntos internacionales.


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EC – ¿Qué te parece si comenzamos haciendo un poco de historia? Esta reunión del viernes fue convocada para discutir un tema muy específico: el acuerdo que están por firmar Colombia y Estados Unidos y que habilita el uso de bases militares colombianas por tropas estadounidenses. ¿Cuáles son los antecedentes de este acuerdo?

MAURICIO RABUFFETTI:
Primero que nada hay un contexto histórico, como señalabas tú, de lo que son las relaciones entre Colombia y Estados Unidos. Colombia es un país que, como ningún otro en la región, tiene un vínculo muy profundo con Estados Unidos en el plano militar y este acuerdo sobre el cual aún se desconocen los detalles -incluso los presidentes de la región desconocen los detalles porque Colombia y Estados Unidos no los divulgaron ni se comprometieron a divulgarlos- lo que hace es profundizar esa relación militar entre Colombia y Estados Unidos, que ha estado marcada desde hace más de una década por lo que conocemos como el "Plan Colombia".

A modo de referencia, desde el año 2000 Estados Unidos lleva invertidos aproximadamente 5.500 millones de dólares en ayuda militar en Colombia, lo cual convierte a este país -que es el único país de Sudamérica en el que aún hay un conflicto armado interno- en el principal receptor de ayuda militar de Estados Unidos en la región y el tercero en el mundo.

Existe además un profundo vínculo "político" entre Colombia y Estados Unidos que pasa por lo comercial. Colombia hace muchos años que está intentando tener un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, que fue bloqueado por grupos demócratas que hoy forman parte de la administración de Barack Obama. Lo que está haciendo Colombia en este momento, no sólo a través de este acuerdo sino a través también de una ofensiva diplomática, es reposicionarse en su relación con Estados Unidos. Una relación que era muy profunda con la administración del gobierno de George Bush pero que en este momento necesita redefinirse.

EC – Por otro lado está el dato de que Estados Unidos utilizaba una base militar de Ecuador que el presidente Rafael Correa cerró en el año 2008. Allí había otro motivo para que Estados Unidos negociara en este caso con Colombia.

MR – Exacto. Estados Unidos estaba intentando no solamente en Colombia sino también en la Guyana instalar centros operativos para que sus aviones pudieran repostar, hasta ahí es lo que conocemos públicamente sobre los términos de este acuerdo. Pero el hecho de que el año pasado Ecuador cerrara la base de Manta para la utilización de la fuerza norteamericana dejó a Estados Unidos sin uno de sus principales centros logísticos para sus operativos anti narcóticos en el Caribe.

Recordemos que Colombia es el principal origen de la cocaína que llega a Estados Unidos y por lo tanto Estados Unidos está apostando a esa relación -que a Colombia le conviene y que ya era importante en el plano militar- para suplantar esa base que Ecuador terminó cerrando al uso norteamericano. Ese es el contexto de las relaciones Colombia-Estados Unidos.

EC – Además, habría que agregar el contexto de la relación de Colombia con Venezuela y con Ecuador...

MR – ...que es lo que marcó las tres semanas previas de tensiones a esta cumbre y buena parte de los diálogos que presenciamos en directo. Colombia no tiene relaciones diplomáticas con Ecuador; el gobierno de Álvaro Uribe resolvió bombardear un campamento de las FARC el año pasado para matar a Raúl Reyes, uno de los líderes de esa guerrilla.

La situación entre Colombia y Venezuela es cada vez más tensa, Venezuela congeló las relaciones con Colombia y el presidente Hugo Chávez determinó un verdadero boicot comercial a Colombia mediante una sustitución progresiva de importaciones -recordemos que Venezuela es el principal socio de Colombia en la región.

Eso llevó a que buena parte de los diálogos en las deliberaciones de la cumbre y todo lo que marcó las semanas previas fueran realmente muy tensos y muy cargados de rispidez entre estos tres países particularmente y un cuarto país, Bolivia, que incluso estuvo a punto de no firmar y no adherir a la declaración final de la cumbre.

EC – ¿Cómo es la relación de Colombia con Estados Unidos hoy? Pongo el énfasis en el "hoy" porque el presidente Álvaro Uribe mantenía una relación muy estrecha con el anterior presidente de Estados Unidos, George W. Bush. Pero con Barack Obama, ¿cómo es el vínculo?

MR – Para explicar eso primero hay que remontarse a lo que pasó durante la campaña electoral. Colombia fue blanco de muchísimas críticas durante la campaña electoral porque existe un sector muy importante de la base demócrata apoyado esencialmente por sindicatos muy poderosos en Estados Unidos que exige a Colombia una mayor preocupación por el cuidado de los sindicalistas y de los trabajadores y las reparaciones a víctimas de la violencia del conflicto armado interno.

Esto llevó a que Colombia viera su principal objetivo comercial con Estados Unidos, el Tratado de Libre Comercio (TLC), total y absolutamente bloqueado en el congreso norteamericano. La administración Bush hizo un lobby infernal para tratar de aprobar ese acuerdo y no lo logró.

Hoy Colombia está replanteando la relación con una administración de Barack Obama que, si bien ha mostrado una mayor apertura a ocuparse de los temas de la región, en los hechos todavía no se sabe cómo va a plantearse. Todavía hay algunas cosas que están modificándose en la administración Obama, principalmente el nombre de la persona que va a ocupar la jefatura de la diplomacia norteamericana para América Latina, que ya no va a ser Thomas Shannon sino Arturo Valenzuela, alguien que viene del equipo de los Clinton y que por lo tanto probablemente va a tener una afinidad mayor en lo que tiene que ver con el apoyo al "Plan Colombia".

Incluso yo decía que había que remontarse a lo que pasó durante la campaña electoral porque alguno de los sectores demócratas que atacaron este TLC también fomentaron en su momento el bloqueo de fondos militares a Colombia y un recorte de la ayuda militar de Estados Unidos, de la cual este país depende para luchar contra el narcotráfico. Depende en todo los términos, Colombia no podría enfrentar la batalla contra el tráfico de drogas si no fuera por la ayuda económica, logística y militar norteamericana y eso es admitido por el gobierno colombiano.

EC – Hablando de antecedentes y para cerrar este capítulo del análisis veamos cómo llegaban los líderes sudamericanos a esta reunión de Bariloche. ¿Qué había pasado antes del encuentro que el viernes pasado finalmente se concretó en la República Argentina?

MR – Esencialmente lo importante aquí eran algunos países, hay países que tenían un peso específico mucho mayor que otros en esta discusión, principalmente los dos vecinos más críticos de Colombia, que son Ecuador y Venezuela, que tuvieron un discurso muy duro en el cual atacaron a Uribe, al gobierno colombiano y al gobierno de Estados Unidos porque el momento en el cual se presentó el proyecto de acuerdo fue extremadamente malo desde el punto de vista del marketing.

Se presenta en un momento en el cual la tensión en las relaciones bilaterales entre Venezuela y Colombia están en un punto máximo; se presenta en un momento en el cual Colombia no logra resolver el problema que tiene con Ecuador, con el cual está sin relaciones desde el año pasado y sin solución a la vista para este problema; y se llega con una propuesta brasileña, que fue de las pocas propuestas concretas que hubo en los días previos a la reunión, de establecer algún tipo de garantía jurídica para determinar o garantizar que la utilización que los militares norteamericanos harán de estas siete bases colombianas a las que están autorizados a utilizar no vaya a ir más allá de territorio colombiano. De esta manera se llegó a la reunión.

EC – Y con un dato adicional: el presidente Álvaro Uribe no fue a la cumbre anterior de la Unasur, que tuvo lugar en Quito el 10 de agosto.

MR – No solamente no fue, Uribe fue el blanco ausente de las críticas de todos los presidentes, en una reunión regular; y esta cumbre especial se convocó luego de negociar que Uribe iba a asistir. Es más, Brasil propuso que incluso el presidente Barack Obama fuera invitado a esta reunión pero Estados Unidos no respondió y se limitó a decir que va a recibir al presidente Lula a fin de mes en la cumbre del G20 en Pittsburgh y se verá si desde allí sale algo vinculado a las bases norteamericanas.

Hubo un silencio bastante claro y notorio de parte de Estados Unidos en cuanto a la explicación de los detalles de este acuerdo. Estados Unidos se limitó a enviar al principal asesor del presidente Barack Obama en seguridad nacional, el general retirado Jim Jones, a la región, hizo una gira por algunos países y se concentró en Brasil, porque Estados Unidos considera que Brasil es un país que puede conciliar intereses en la región y a eso está apostando.

Así se llegó a esta reunión, y como se llegó de esa manera y fue una reunión que se hizo de forma abierta, los debates se trasmitieron en directo y hubo poca preparación. El resultado fue ese acuerdo, ese texto un poco "lavado".


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EC – Con esos antecedentes que veníamos examinando, ¿cómo viste el desarrollo de la cumbre? ¿De qué manera se plantaron los presidentes y jefes de Estado?

MR – Yo creo que la primera constatación evidente que se puede hacer es que el hecho muy positivo de que los debates fueran abiertos determinó también que no hubiera mucho más de lo que ya se había dicho antes del inicio de la cumbre. Es decir, cada presidente fue a hablarle a su público y eso...

EC – ...es más, había algunos que hasta le hablaban a la cámara.

MR – Sí, esa es una práctica que tienen muchos presidentes de nuestra región que es bastante notoria y se vio con claridad en este caso. Pero en cuanto al contenido, cada cual fue a repetir las posiciones que había manifestado antes de esta cumbre. Realmente no hubo propuestas para discutir la solución del problema.

El problema era que había países que querían condenar a Colombia, lo cual era evidente que no iba a ocurrir porque hay países que no se iban a plegar a un texto de condena a una nación por un acuerdo que hizo soberanamente, como es el caso de Colombia. Había países que venían con una postura un poco más conciliadora y había países cuya función esencial era escuchar y plantear sus posturas sobre una cuestión delicada como es la presencia de fuerzas extranjeras en la región.

Pero no hubo planteos de soluciones, lo que hubo fueron discursos de los presidentes que plantearon esencialmente su forma de ver el asunto.

Yo creo que hay que separar los resultados de esta cumbre de lo que la cumbre simboliza, hay una parte llena del vaso: los países de América del Sur se reunieron para expresar una preocupación común, legítima, ante una profundización de las relaciones militares entre Colombia y Estados Unidos. En ese contexto, Colombia aceptó una reunión en el marco de un grupo de debate político como es Unasur, que está surgiendo. Estos son los aspectos que podríamos calificar como positivos.

Ahora el problema dejó de ser el acuerdo militar entre Colombia y Estados Unidos porque ese acuerdo no tiene vuelta atrás. Y el problema se convirtió en definir de qué manera pueden satisfacerse las demandas de control y de fiscalización de ese acuerdo y de la utilización de estas bases que algunos países le plantearon a Colombia. Esa definición que ahora es central, de qué manera se va a controlar este acuerdo -que no se conoce en detalle-, quedó para una reunión futura de cancilleres y ministros de Defensa que se va a hacer en los próximos 15 días, según determinaron los presidentes en su resolución.

¿Por qué se llegó a este resultado y por qué hago hincapié en esta parte positiva? Porque desde el punto de vista simbólico América del Sur se reunió para discutir un problema común; si fue la mejor manera de hacerlo o no es otra cosa. Muchos diplomáticos y analistas mencionan que un problema grande que tuvo esta cumbre fue la falta de trabajo previo. En estas cumbres siempre hay reuniones a nivel ministerial que empiezan a definir las declaraciones de los presidentes, muchas veces los propios cancilleres son los que ser reúnen el día antes de que los presidentes lo hagan. Todo ese proceso, ese trabajo que suele hacerse en las cumbres presidenciales, aquí no tuvo lugar y por lo tanto lo que hubo fue un comunicado lavado.

Los resultados fueron magros porque cada país se limitó a plantear lo que ya se sabía que iba a plantear, con ese añadido de que al ser una reunión abierta cada cual le habló a su público. En el comunicado final ni siquiera se menciona la cuestión de las bases. El texto final de esta reunión cumbre es un mensaje para decir "queremos ponernos de acuerdo sobre el respeto a ciertos principios y vamos a pedirle a los ministros de Defensa y a los cancilleres que vean más adelante de qué forma lo hacemos".

EC – ¿Cómo viste en particular la posición que Uruguay sostuvo en ese debate?

MR – El presidente Tabaré Vázquez marcó una postura histórica del Uruguay, él mismo lo dijo. Sin embargo, lo que me llamó más la atención del discurso del presidente Vázquez fue que aprovechó hábilmente para hacerle un guiño a Argentina...

EC -  ...Sí, fue cuando reveló que Uruguay no aceptó que se abasteciera en nuestro territorio a un avión militar británico que iba con destino a las Islas Malvinas.

MR – Lo importante es que en una reunión que era trasmitida en vivo obviamente el mensaje de Vázquez no iba para la presidenta Cristina Kirchner ni para el gobierno argentino, sino para el público argentino, diciéndoles "en esta cuestión tan sensible, a pesar de todos los problemas que Uruguay tiene con Argentina, miren cómo les estamos apoyando"...

EC - ...Recordemos que lo mencionó como un ejemplo de la posición uruguaya contraria a la existencia de bases militares extranjeras en la región. "Por eso Uruguay rechazó las bases británicas en las Islas Malvinas y se negó hace un mes a recibir a un avión militar británico que opera en las Malvinas. Debemos tomar posiciones doctrinarias firmes", dijo Vázquez ante la mirada muy atenta de la presidenta Cristina Fernández que estaba registrando justamente esa revelación que hacía el mandatario uruguayo.

MR – Incluso enfatizó el tema de crear doctrinas sobre este tema que fue el mismo término en el que se expresó la presidenta argentina. Hubo un guiño diplomático del presidente Vázquez a Argentina aprovechando una situación en la cual Uruguay no tiene peso en cuanto a decisiones que eventualmente se puedan tomar.

EC - De todos modos, el presidente Vázquez también fue claro en cuanto a que se respeta la decisión de Colombia. Se rechaza las bases militares en la región pero al mismo tiempo se respeta las decisiones soberanas de los países.

MR – Sí, que es la postura tradicional de Uruguay y la postura a la cual todos los países de la región adhieren a través de múltiples instrumentos jurídicos a los cuales los países se comprometieron en múltiples organismos internacionales. Por decirlo de otra manera, hay una parte del comunicado que es donde se habla de la soberanía y el respeto a ciertos principios en la cual los presidentes –Uruguay incluido– se comprometen a respetar cosas que ya forman parte de la cultura política de esta región.

EC - Adonde voy es a que el gobierno uruguayo a través del presidente Vázquez se mantuvo en una posición que compartió con Chile o con Brasil, sobre que no iba a acorralar al gobierno del presidente Álvaro Uribe en su decisión. Uruguay no se alineó en el reclamo que hacían por otro lado Venezuela, Ecuador y Bolivia de que saliera de esta cumbre un rechazo expreso al acuerdo entre Colombia y Estados Unidos.

MR – No es la tradición de la diplomacia uruguaya y difícilmente un comunicado formulado entre 12 países que tienen intereses tan diferentes iba a emitir una condena a Colombia. Yo creo que de ninguna manera el presidente Uribe, que es alguien muy hábil, hubiera aceptado participar en esta reunión si lo que él avizoraba que iba a ocurrir era una condena a la postura de su país.

EC – Ibas a agregar algo más en el final.

MR – Hay algo que es bien importante de entender: la Unasur es un grupo que está consolidándose, que está surgiendo, cuyos mecanismos de funcionamiento están recién empezando a marchar, no están totalmente aceitados, y lo que nos queda para ver de aquí en adelante sobre este problema de las bases que va a utilizar Estados Unidos en Colombia es de qué manera se va a fiscalizar o a controlar que ese acuerdo no afecte intereses de terceros países no involucrados en ese pacto.

Va a ser bien interesante ver cuáles son los mecanismos que los cancilleres y los ministros de Defensa encuentran para poder sortear el hecho de que la Unasur no tiene, hasta el momento, fuerza vinculante en este tipo de problemas, en este tipo de acuerdos con terceros países. Me parece que es para dejar la puerta abierta a futuros análisis, es el punto que interesa ver de la próxima reunión de ministros que va a ocurrir en estos próximos 10 o 15 días.