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El G8 da paso al G20: conclusiones sobre la cumbre de Pittsburgh

Contacto con el politólogo Juan Rial


(emitido a las 8.48 hs.)

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
La semana pasada comenzó a construirse un nuevo orden en el mundo.

Esta es al menos la intención que parecieron expresar los líderes del Grupo de los 20 (G20) que se reunieron entre jueves y viernes en Pittsburgh, Estados Unidos (EEUU).

Durante la cumbre se estableció que el G20 será el foro principal para la cooperación económica y sustituirá al G8, el grupo de los más ricos.

"Hoy hemos tomado medidas audaces y concretas para asegurar la prosperidad y crear un marco para un crecimiento fuerte, sostenido y equilibrado", declaró el presidente de EEUU, Barack Obama, en su primera actuación como anfitrión de un gran acontecimiento internacional desde que asumió en el mes de enero.

¿Qué conclusiones pueden sacarse de lo que se resolvió en esta cumbre? Vamos a conversarlo con el politólogo uruguayo Juan Rial, radicado en Nueva York, EEUU.


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JAE – Antes de comenzar recordemos quienes integran el G20: Alemania, Canadá, EEUU, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia (que conforman el G8), a los que se suman once de los llamados países emergentes: Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea, no como país emergente obviamente sino como bloque.

¿Este foro será el que defina las grandes políticas, los grandes temas?

JUAN RIAL:
Primero dos cosas. Hay dos países que no son formalmente parte del G20 pero fueron invitados: Honduras y España, que por la insistencia que tuvo Rodríguez Zapatero logró participar. También se agregan representantes de instituciones: Naciones Unidas, Fondo Monetario Internacional (FMI), Organización Mundial del Comercio, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), la organización de cooperación africana, o sea es un núcleo nutrido.

JR – En estas reuniones, al tener un carácter eminente y fuertemente técnico, las discusiones las suelen hacer representantes de los ministerios de finanzas más los gobernadores de los bancos centrales, o sea, la gente que suele conducir desde el ámbito estatal los procesos financieros de cada uno de los Estados.

Cuando se convocó a esta reunión todavía estábamos en plena efervescencia de la crisis financiera desatada en 2008. Hoy no queda muy claro si esta crisis está en proceso de superarse, si ha bajado su impacto, y en consecuencia la reunión del G20 tuvo mucho menos repercusión de la que se suponía que iba a tener previamente.

Los acuerdos alcanzados son fundamentalmente de carácter simbólico. Los más importantes son los referidos al voto en el FMI y al voto en el Banco Mundial. En esos dos organismos los Estados no votan simplemente por su presencia o existencia, como en Naciones Unidas donde un Estado es un voto; allí se vota de acuerdo al poder económico que tiene cada uno de los Estados. El arreglo al que se llegó en esta oportunidad fue que los Estados más ricos cedieran un 5% de los votos en el caso del FMI y un 3% de los votos en el caso del Banco Mundial. La medida es de carácter fundamentalmente simbólico, no tiene un peso fuerte en la arquitectura o el nuevo diseño de lo que sería el manejo de los Estados de la economía.

JAE – Sí, y allí el principal aportante, el que tiene mayor cuota, es EEUU, por lejos.

JR – Sí, en cualquiera de los dos organismos. Lo mismo sucede en los organismos regionales, como en el Banco Interamericano de Desarrollo, donde también exactamente el 33% de los votos se los lleva directamente EEUU desde el inicio.

Este es el tema clave, y se da en un momento en que el propio FMI tiene una cantidad enorme de dinero y prácticamente no tiene clientes. Tengo un dato pequeño: desde que estalló la crisis en setiembre de 2008 hasta julio de 2009 hubo tres líneas de crédito preventivas -uno de los instrumentos que se creó en la anterior cumbre del grupo en Londres-, que abarcaban unos 5.000 millones de dólares, para México, Colombia y Rusia y que no fueron ni siquiera utilizados; los préstamos stand by normales apenas fueron 17, por 7.000 millones de dólares. O sea que la crisis financiera prácticamente no se manejó a nivel de los grandes organismos internacionales ni a nivel estatal sino en el ámbito privado.

Un ejemplo más: en EEUU, los grandes préstamos que se dieron a los bancos, por ejemplo al Citibank, ya fueron devueltos. Y una de las cosas que se quiso hacer en esta gran cumbre de Pittsburgh fue imponer normas para limitar los ingresos de los grandes gerentes de bancos -los Chief Executive Officers (CEO)- pero eso no apareció finalmente en la larga declaración.

O sea, de vuelta el poder de los Estados para regular los aspectos financieros sigue siendo extremadamente limitado y lo que pueden hacer los jefes de Estado es poco; esto está en manos de ministros de finanzas o gobernadores de bancos centrales que pertenecen a una elite de gente que se maneja con altos grados de autonomía.

Para decirlo de otro modo, piensen por ejemplo en un caso muy conocido de Latinoamérica. Bolivia, considerado un país que ha tenido un cambio radical y sustancial, es uno de los países que tiene mayores reservas de divisas de toda la región con respecto a su producto bruto interno. La situación de Bolivia es muy similar a la de China en términos meramente porcentuales. ¿Eso qué indica? El enorme grado de autonomía con que se mueven las autoridades en los ámbitos financieros respecto a los ámbitos de gobierno.

JAE – ¿O sea que tú dices entonces que a la luz de los resultados quedó en evidencia que los presidentes de las potencias no tienen tanto poder para torcer la voluntad de los grupos empresariales?

JR – Claro, evidentemente los grandes grupos empresariales son los que dominan esto. Además, la gran crisis financiera fue fundamentalmente una crisis de papeles más que una crisis económica. Hay que tener en cuenta un detalle: por cada dólar de economía real, de algún producto tangible como un automóvil, una casa, hay 50 a 60 dólares en papeles cuyo respaldo inicial es ese producto real pero que son consecuencia de las derivativas, o sea toda la especulación que se produce en los diversos mercados financieros, que tienen alrededor de 700 instrumentos y que la mayoría de nosotros –los vulgares mortales– ni siquiera conocemos cuáles son.


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JAE – Para terminar, ¿se está dando un nuevo orden económico mundial, como han manejado varios analistas?

JR – No se está dando en el fondo, se está dando en la forma en que se presenta ante el público, es esto de cambiar el principal organismo del G8 al G20, tratar de demostrar que estos países emergentes tienen relevancia. De eso se trata, de mostrar hacia el público y mostrar que los jefes de Estado están preocupados por el tema. De ahí que en la larga declaración se hable de las metas del milenio, de la necesidad de un crecimiento sostenible, todo lo que es el discurso políticamente correcto. Pero la verdad, el manejo financiero sigue estando en manos de los grandes intereses y fundamentalmente a nivel privado; las regulaciones estatales siguen siendo bajas.

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Declaración de los líderes del G-20 tras la Cumbre de Pittsburgh, Estados Unidos (en inglés)