Internacionales

El gran fracaso de la cumbre de la FAO

Contacto con Mario Lubetkin, colaborador de En Perspectiva en Roma, Italia


(emitido a las 8.42 hs.)

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
"Nos alarma que las personas aquejadas por el hambre y la pobreza sean ahora más de 1.000 millones, esta situación constituye una lacra inaceptable". Así dice parte de la resolución que los 193 países integrantes de la FAO firmaron ayer durante la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria que se realiza en Roma, Italia.

El encuentro comenzó con el discurso del director general de la FAO, el senegalés Jacques Diouf, que en pocas palabras presentaba el terrible panorama en el que hoy se encuentra el mundo.


(Audio en inglés)


"1.000 millones de personas con hambre, esto es una de cada seis personas en el mundo, 105 millones más que en 2008. Cinco niños mueren cada 30 segundos. Más allá de los números, esto significa sufrimiento para cada uno de estos seres humanos que son hijos, madres, padres, hermanos, hermanas, familiares, amigos y vecinos queridos. Este es nuestro trágico logro de estos tiempos modernos".

Esta mañana les proponemos trasladarnos a Roma para conocer cuáles son las principales líneas de discusión que por estas horas se están debatiendo en esta cumbre de la FAO y qué propuestas se han hecho para atacar el hambre en el mundo.

Para eso vamos a ponernos en contacto con el director de la agencia Inter Press Service, Mario Lubetkin, colaborador de En Perspectiva desde Roma, Italia.


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JAE – Buen día para ti, o buen mediodía en realidad.

MARIO LUBETKIN:
Aquí estamos, en medio del caótico tráfico romano fruto de esta conferencia.

JAE – Sí, me imagino que con medidas de seguridad. Han asistido muchos presidentes, por el lado de América Latina el presidente de Brasil, la presidenta de Chile, pero hay otros jefes de Estado de otras partes ¿verdad?

ML – Exacto, hay más de 60 jefes de Estado y han transformado la ciudad en un gigantesco caos, sobre todo por algunos jefes de Estado que tienen un sistema de seguridad particularmente complicado, como es el caso del presidente libio, Muammar al-Gaddafi, o el jefe del régimen de Zimbabwe, Robert Mugabe.

JAE – Hay una declaración firmada hoy en Roma que fue tildada de insuficiente porque no se prevén nuevos fondos ni se establece un calendario para poner fin a la ola de hambrunas. Parece ser una declaración final pero esto termina mañana, ¿cómo se explica?

ML – Esta es una declaración que fue negociada hace tiempo, que ya estaba prácticamente cerrada al inicio de la conferencia. Los jefes de Estado y las delegaciones están exponiendo desde ayer y lo seguirán haciendo hasta mañana para dar sus opiniones y propuestas para resolver este tema que afecta a 1.000 millones de personas.

Esa declaración demuestra el gran fracaso de esta conferencia; alguno lo tilda de insuficiente pero yo usaría un término mucho más categórico: el fracaso, porque es nuevamente una declaración de principios, de buenas ideas, de quizás nuevos modelos para tratar de combatir el hambre pero sin ningún objetivo preciso ni forma de financiación de la misma.

JAE – Claro, porque anteriormente se había establecido un cronograma para el año 2025. Ahora en esta nueva cumbre ni siquiera hay fecha ni nuevos fondos. ¿A qué se debe esto? ¿Qué es lo que se maneja?

ML – Ese es el punto de la cuestión. Hace un año se hizo otra cumbre de esta dimensión, de este nivel, sobre la cual nosotros hablamos del poco resultado que había tenido. Esta conferencia es aún peor que la anterior, prácticamente podemos decir que, salvo las declaraciones y posiciones que traen los jefes de Estado particularmente del sur sobre el dramatismo de la situación de la pobreza en los países del sur, no ha determinado la sensibilidad de quienes tienen que financiarlo.

Para decirlo en otras palabras, salvo Berlusconi, por ser el país sede de esta conferencia, ningún jefe de Estado o de Gobierno del Grupo de los 8 –o sea de los países más potentes– se hizo presente en la misma, y son los países más desarrollados quienes tienen que poner los fondos principales para financiar este proceso de recuperación del hambre.

JAE – ¿Cuál es la explicación que se ha dado por parte de estos países para no concurrir con sus presidentes a esta cumbre?

ML – No hay una explicación, es una lectura de hecho, lo dijo el mismo presidente Berlusconi en la última reunión del Grupo de los 8 en julio en la ciudad de L’Aquila, en Italia. Se decidió invertir 20.000 millones de dólares para luchar contra el hambre en el mundo y las Organizaciones No Gubernamentales han denunciado que ese compromiso de los 20.000 millones aún no fue puesto en práctica ni hay una agenda precisa de cómo los países más desarrollados lo van a poner en funcionamiento.

Recordemos que el director general de la FAO, Jacques Diouf, dijo que con 44.000 millones de dólares se puede resolver el hambre y la pobreza en el mundo.

JAE – Si uno compara la cifra que se ha manejado por ejemplo para restablecer el crecimiento de la economía mundial, parece ser una cifra ínfima. ¿Cuánto ha pesado la crisis internacional en este resultado de la cumbre que ya se vaticina?

ML – Yo creo que esta es una línea de tendencia que va más allá de la cumbre, es un escenario sumamente declarativo y muy poco concreto para encontrar resultados.

Pensemos en el año 2000, cuando más de 180 jefes de Estado se reunieron en Nueva York para acordar los objetivos del milenio, los 8 puntos que iban a tratar de modificar el escenario mundial hasta 2015, cuyo punto 1 se proponía la reducción de la pobreza y el hambre en un 50%. Los estudios de tendencia marcan que al 2015, fecha que se pusieron las Naciones Unidas y 180 jefes de Estado, los objetivos no serán cumplidos. Por el contrario, fruto de la crisis económica y financiera, hay una situación de crecimiento de la pobreza, sobre todo en los sectores más humildes, particularmente los pequeños campesinos en diferentes partes del mundo.

JAE – También hubo declaraciones del director de la FAO a propósito de la oportunidad que significa para los países emergentes aumentar su producción de alimentos, donde dice que se necesita doblar la producción actual de aquí al 2050. ¿Están dadas las condiciones? ¿Qué se maneja en materia de condiciones generales para que esto se cumpla?

ML – En los países emergentes hay voluntad, lo señaló el propio presidente Lula explicando la experiencia que los brasileros han llevado adelante sobre el tema, llamada "Fome Zero". Dos de los presidentes latinoamericanos aquí presentes señalaban que existe voluntad y experiencias concretas en numerosos países del sur en los cuales se pueden generar posibilidades de ayuda para resolver el problema. Pero aquí tiene que estar la participación de los países más poderosos, y ese ha sido el gran vacío en esta reunión.

En su discurso de ayer después de la apertura, el propio Diouf, director general de la FAO, expresó su gran insatisfacción sobre los resultados que está teniendo este encuentro ante la falta de algunas figuras de principal nivel.

Además, es importante señalar –también lo dijo el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, que está presente– que el problema del hambre y la pobreza no puede ser visto fuera de escenarios como el cambio climático. En menos de un mes, en Copenhague, va a estar la cumbre mundial sobre cambio climático, [se discutirá] la relación que existe entre el problema de la pobreza y el hambre, la crisis del cambio climático y la crisis económico-financiera. Ese aspecto que tú señalabas es lo que más salta a la vista, cuando se generó la crisis económico-financiera mundial el año pasado los fondos estuvieron todos y fueron mucho más que 44.000 millones de dólares.

JAE – Otro aspecto que interesa saber si se ha manejado es el tema del mercado, del comercio, porque en materia de alimentos una de las cosas que sostienen los países desarrollados es que no hay un libre mercado que promueva la generación de alimentos sino que más bien se trata de artículos que están muy protegidos en los países desarrollados. ¿Este tema se ha manejado?

ML – Correcto, estas han sido algunas de las intervenciones. Una de las novedades de esta conferencia es que muchos de los jefes de Estado y de Gobierno del sur del mundo no han venido simplemente con una actitud de queja y de acusación a otros, sino que han planteado caminos y experiencias concretas que se han empezado a concretar en muchos ámbitos del sur, y señalan la disposición y la capacidad que existe para generar un nuevo escenario. Por eso cuando se habla de un nuevo modelo –el documento lo señala: "5 puntos para un nuevo modelo para luchar contra el hambre"– el problema no se trata solamente de un nuevo modelo sino de que existan los objetivos precisos y la financiación concreta.

En esta reunión lo que ha fracasado es que no se han planteado ni los objetivos precisos ni la financiación concreta.

JAE - ¿Cómo termina esto? El fin de la cumbre está previsto para mañana.

ML – Correcto, terminará con una agenda quizás más específica de algunas ideas de trabajo y con la culminación de las intervenciones de los diferentes representantes de los gobiernos de los 180 países aquí presentes. Pero el tono de la conferencia es el que ya se verificó en el día de ayer y el que te he señalado anteriormente.


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JAE – Hablamos de gobiernos, de Estados, y queda claro que en la cumbre se manifiestan posiciones sobre cómo resolver el tema.

Pero a nivel micro, el New York Times informó esta semana sobre un estudio que se conoció en Gran Bretaña, elaborado por el Waste & Resources Action Programme –conocido como WRAP– donde se sostiene que en un año en Gran Bretaña los consumidores tiran a la basura 20.000 millones de dólares en alimentos y bebidas. Se trata de productos que pueden ser consumidos, sin embargo, se tiran a la basura.

Esto es a nivel micro, a nivel de un país, pero comparándolo con la cifra que manejaba Mario de 44.000 millones de dólares que se requerirían para resolver el hambre en el mundo, realmente rompe los ojos.


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