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La NASA descubrió agua en la superficie lunar

La NASA descubrió agua en la superficie lunar

Escuche el contacto con Daniel Altschuler, catedrático en el Departamento de Física de la Universidad de Puerto Rico


(emitido a las 8.35 hs.)

EMILIANO COTELO:
El agua es el elemento indispensable para la existencia de la vida en la Tierra. Hasta ahora, parecía que no encontraríamos un cuerpo celeste cercano que cumpliera con esa condición. Sin embargo, en los últimos días, se confirmó que muy cerca de la Tierra el agua está presente.

(Audio "Moonshadow".)

Precisamente, en la sombra de la Luna, como canta Cat Stevens, en un cráter cercano al Polo Sur –un lugar que no recibe la luz del Sol desde hace cientos de miles de años– la NASA estrelló el mes pasado un satélite que permitió el descubrimiento de agua en la superficie lunar.


(Audio NASA.)

"Efectivamente encontramos agua. Y no solamente un poco, sino una cantidad importante. En un cráter de 20 a 30 metros de diámetro, encontramos el equivalente al menos a una decena de estos baldes de 8 litros de agua".

(Fin del audio.)


Así lo explicaba el viernes pasado en una conferencia de prensa Anthony Colaprete, responsable científico de la misión LCROSS (Lunar Crater Observation and Sensing Satellite - Satélite de Detección y Observación de Cráteres Lunares) mientras tomaba entre sus manos un balde para dar una idea de la cantidad de agua que se encontró.

La misión, que costó unos 79 millones de dólares, dio sus frutos, aunque es ahora cuando se comenzará a analizar la importancia real que tuvo este acontecimiento.

¿Qué implica desde el punto de vista de la carrera espacial esta noticia? ¿A partir de este descubrimiento podemos hablar de un paso definitivo hacia la colonización de la Luna? Vamos a averiguarlo en los próximos minutos.


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EC – Para eso estamos en contacto con el doctor Daniel Altschuler, uruguayo, ingeniero graduado en la Universidad de la República y en la Duke University de Carolina del Norte, Estados Unidos, doctor en Física por la Universidad de Brandeis en Massachussets, Estados Unidos y catedrático en el Departamento de Física de la Universidad de Puerto Rico en San Juan, Río Piedra. Entre 1991 y 2003 fue director del Observatorio de Arecibo, en Puerto Rico, donde funciona el radiotelescopio más grande del mundo. Luego fue director de la Oficina del Observatorio para la divulgación científica, cargo al que renunció en 2007 para dedicarse a la actividad académica.

¿Podríamos explicar en primer lugar cuál es la importancia real de este descubrimiento de que hay agua en la Luna?

DANIEL ALTSCHULER:
Es un descubrimiento importante, siempre interesa por lo que habías dicho en la introducción, que el agua es vida o por lo menos es una condición que entendemos necesaria para la vida. Por eso los que se dedican a estos temas tienen el interés ulterior de saber sobre la existencia y la cantidad de agua en estos cuerpos de nuestro sistema solar, mucho más allá de la idea práctica de que vayamos a usar ese líquido preciado para construir –como algunos piensan– una base sobre la Luna.

Debemos entender que aunque se haya encontrado agua no estamos hablando de lagos y ríos. Es agua que se encuentra en una zona muy particular, en los polos de la Luna, por el hecho de que ahí por miles de millones de años no ha dado la luz del Sol. Y al no haber una atmósfera que haga circular aire eso está frío, más o menos a una temperatura de unos -200 grados centígrados, por mucho tiempo.

La forma en que se encontró el agua es muy ingeniosa: se fabricó una explosión en el fondo del cráter estrellando un cohete y en los pocos minutos en que el material del fondo del cráter fue eyectado hacia arriba se encontró con la luz del Sol y en ese momento se pudo analizar su composición química. Es allí donde se vio claramente que había indicios de moléculas de agua.

Lo mismo se encontró inesperadamente también en un lugar tan insólito como los polos de Mercurio, que está muchísimo más cerca del Sol pero por exactamente las mismas razones la luz del Sol nunca llega a esos polos. Como no hay atmósfera se encontró también buena evidencia –en este caso utilizando el radiotelescopio de Arecibo– de que también en los polos de Mercurio había una superficie congelada.

EC – ¿De tus palabras hay que deducir entonces que es difícil que exista agua en el conjunto de la superficie lunar?

DA – Sí, es correcto. Como la Luna tiene una órbita bastante estable en ángulo con respecto a la luz solar es en esos cráteres donde no da la luz del Sol por muchos miles de millones de años y por lo tanto el hielo ahí es eterno, el agua se queda por mucho tiempo.

Tenemos que aclarar que a pesar de que se encontró agua no estamos hablando de lagunas, ni ríos, ni agua que puedan llegar a ser un reservorio muy grande. Es verdad que se encontraron 100 litros, pero 100 litros en una zona de 30 metros que se evaporó no significa un yacimiento tan importante; uno tampoco sabe si 100 metros al lado de repente hay un depósito de hielo un poco más importante.

EC – Tu colega Anthony Colaprete cuando hizo este anuncio estaba muy entusiasmado.

DA – Claro, desde el punto de vista del experimento en sí es una forma interesante de descubrir algo muy nuevo. Hasta el 9 de octubre no se podía [dar como seguro]. Sin embargo había bastantes sospechas de que en los polos hubiera hielo porque se había detectado hidrógeno que podía ser producto de moléculas de agua disociadas que lo hubieran liberado.

Pero es muy distinto a Marte, donde también se ha detectado hielo. Además, Marte tiene lo que claramente parece ser producto de fluido, lechos de río. Marte perdió el agua superficial pero toda la información indica que en un pasado muy remoto tenía grandes cuerpos de agua sobre su superficie, lo cual no parece evidente ni en la Luna ni en Mercurio.

Pero hay dos aspectos. Uno es el aspecto científico de la búsqueda de agua en el sistema solar, y de hecho en cualquier sitio del Universo, por entender que si nos interesa encontrar algún tipo de proceso biológico el mejor sitio para buscar es donde sepamos que hay agua.

EC – Por eso justamente la pregunta final es qué trascendencia tiene este hallazgo. Si no hay que ser excesivos en el optimismo, si no hay que pensar que esto ya abrirá las puertas a una instalación relativamente facilitada de una base lunar, ¿por dónde vendría la utilidad, qué es lo que cabe esperar a partir de esta novedad?

DA – Aparte de las especulaciones sobre construir una base –que para mí es algo medio inútil por más que sea astrónomo y me interese mucho el tema– yo creo que la utilidad es científica. Ahora viene la pregunta, porque toda respuesta a una pregunta –como siempre ocurre– abre nuevas preguntas.

Una es cómo está distribuida el agua; ahora hay que tratar de explorar más a fondo esa zona de la Luna, quizás se pudiera mandar una misión que traiga a la Tierra algunas muestras del material para analizarlo aquí y tener mejor conocimiento.

La segunda pregunta es cómo se formó, de dónde vino ese líquido, si es que vino de un lado particular o fueron varios mecanismos. Eso se puede analizar y estudiar mediante el estudio de muestras, especialmente su composición isotópica para ver si aparece la misma composición que el agua de la Tierra o si es secundaria; eso se puede determinar o por lo menos analizar y tratar de responder a esas nuevas preguntas.

Creo que esa es la parte científica importante, mucho más allá de la idea de construir una base en la Luna, que es menos interesante todavía si se construyera como base para mandar una nave exploratoria a Marte –como se le ocurrió al pasado presidente de Estados Unidos, que por suerte ya no está ahí– porque me parece que es una idea descabellada, hay muchas otras formas de estudiar Marte a un costo mucho más efectivo.

Pero ciertamente desde el punto de vista científico es un descubrimiento muy interesante y es la respuesta a una pregunta. La pregunta es: ¿habrá depósitos de agua en la Luna? Pues sí, los hay. ¿Sirven para algo? Bueno, eso son otros 20 pesos.


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