"En Honduras ocurrió un estallido pero la explosión todavía está siendo contenida"
Contacto con el politólogo Juan Rial
(emitido a las 8.46 hs.)
JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
El Congreso hondureño rechazó ayer por aplastante mayoría restituir en el poder al depuesto mandatario Manuel Zelaya para que concluya su mandato, que de acuerdo a lo que correspondería termina el 27 de enero.
En total 111 diputados votaron en contra y sólo 14 a favor de la restitución del mandatario depuesto el 28 de junio. Solamente votaron a favor los diputados de la Unidad Democrática un pequeño partido político de izquierda y también algunos legisladores del propio Partido Liberal, integrantes del mismo partido que Manuel Zelaya.
Después de conocido este resultado, el mandatario derrocado tildó la decisión del Congreso de "vergüenza nacional" y de "puñalada trapera a la democracia" en una declaración a radio O Globo en la que dijo que se sintió decepcionado por la actitud del flamante presidente electo Porfirio "Pepe" Lobo, cuya formación, el Partido Nacional el otro partido histórico de Honduras votó también en contra de su restitución en el poder.
***
JAE Nos vamos a Nueva York para hablar precisamente de Honduras. Tenemos en línea a Juan Rial, politólogo uruguayo, consultor para organismos internacionales sobre el proceso electoral en Honduras.
¿Sorprendió este resultado?
JUAN RIAL:
No, era totalmente esperable. En números prácticamente no varía demasiado, es el mismo Congreso que expulsó a Zelaya. El Congreso que expulsó a Zelaya lo hizo por 124 de los 128 votos, ahora lo hace por 111, no hay mucha diferencia al respecto. Hay que tener en cuenta que esto le trae también ciertos problemas al presidente electo, Pepe Lobo, pues a él personalmente le convenía que el Congreso hubiese tomado una posición diferente; pero él también sabía que eso no era posible.
JAE Sin embargo el Partido Nacional termina apoyando esta decisión de no restituir a Zelaya.
JR Claro, pero debes tener en cuenta que una cosa es Lobo y otra el partido, así como hay que tener en cuenta las diferencias entre instituciones como Suprema Corte, procurador general del Estado, defensor de Derechos Humanos y el resto. Lo que ocurrió en julio en Honduras fue un estallido pero la explosión todavía está siendo contenida.
JAE Con respecto a la votación de ayer, ¿cuál fue la postura de los legisladores liberales?
JR Divididos, pero la mayoría obviamente a favor de mantener la expulsión de Zelaya. De hecho Zelaya fue sustituido por Micheletti, que es liberal, y el candidato que participó por el Partido Liberal, Santos, también fue electo vicepresidente con Zelaya. En realidad Zelaya prácticamente dinamitó a su propio Partido Liberal, cosa que hizo muy conscientemente.
JAE ¿Hacia dónde se enfoca la población hondureña?
JR Está cansada, realmente es un país pobre, uno de los más pobres de América Latina. Vive fundamentalmente de los ingresos de maquila o sea del montado final de productos para el mercado norteamericano, del turismo y de remesas; el valor de las remesas es sustancial, casi puede llegar a más de 1.000 millones de dólares por año y a pesar de la crisis financiera internacional esto se ha mantenido. Así que realmente la masa de los hondureños está cansada y espera que esto se termine de una buena vez.
JAE Da la impresión de que hay posturas distintas, por un lado Zelaya dice que hubo un gran abstencionismo en la elección del domingo y por otra parte las cifras que se manejan desde el Tribunal Supremo Electoral dicen que se trata de una votación histórica, arriba del 60%. ¿A quién hay que creerle?
JR Primero hay un problema, el registro del padrón electoral no es fiable, indica que aproximadamente tiene unos 4.600.000 personas, probablemente sobren 600.000 personas como mínimo, quizás más, no se puede saber exactamente porque los mecanismos con los que se trabaja en Honduras son poco fiables. Las cifras pueden ir desde un 47% de participación a ese 61% del que habla el Tribunal. Lo que sí es cierto es que Zelaya también fue electo en su momento por un 50% del padrón y en ese momento votaron probablemente 2.800.000 personas. ¿Qué puede haber ocurrido el domingo pasado? Que hayan votado de vuelta alrededor de esos 2-3 millones de personas o que haya sido un poco más. Presumiblemente el señor Lobo fue electo con mayor porcentaje del que en su momento tuvo Zelaya.
JAE Queda claro lo que resolvió el Congreso en el día de ayer, ¿cuál ha sido en las últimas horas la reacción del presidente Porfirio Lobo a propósito de esto?
JR Lobo sabe muy bien que él se va a encontrar con dificultades fuertes a partir del 27 de enero, que de alguna manera todo lo que ha ocurrido en 2009 no fue gratuito, él sabe que hay un sector que necesariamente empuja y quiere cambios. Y él lo sabe, él lo ha dicho en su momento, él no estaba en contra de la idea de Zelaya de convocar una Asamblea Constituye, estaba en contra del procedimiento, pero del fondo, de hacer un cambio en las estructuras, no. Hay que tener en cuenta que la actual Constitución todavía tiene los llamados "artículos pétreos", que no se podrían reformular de ninguna manera, lo cual lleva a un inmovilismo imposible de superar y de ahí gran parte de los problemas que han ocurrido desde el punto de vista institucional.
Seguramente Lobo va a llegar a algún acuerdo para tratar de realizar las reformas. Si es por la vía de una Asamblea Constituyente o si es por la vía del Congreso, es algo que hay que ver, recién ahora están comenzando las conversaciones para un diálogo efectivo.
Y quiero agregar una cosa más, es muy distinto lo que ocurre en el exterior y en la comunidad internacional de lo que pasa internamente en Honduras.
JAE ¿Cómo es eso?
JR En el exterior se ha dicho que esto es un golpe de Estado, que hay que condenarlo y realmente no hay otra salida...
JAE - ...sí, a nivel regional, de América, la condena fue unánime, pero no hay unanimidad en cuanto a las elecciones, que es el otro aspecto que se ha manejado en estas horas.
JR En Honduras desde junio la mayoría de lo que era el nivel institucional y una buena parte de la opinión pública estaba a favor del cambio de situación que implicó la ascensión de Micheletti al poder. Por lo menos por encuestas se sabe que la población estaba dividida prácticamente por mitades y fundamentalmente esto ha ocurrido, entre otras cosas, por la prédica de Zelaya en tanto caudillo; se trata de un régimen latinoamericano y realmente Zelaya tenía más peso que Micheletti.
JAE Tú hablabas de la contradicción entre lo de adentro y lo de afuera en el caso de Honduras, ¿qué pasa con Brasil?, porque Zelaya sigue refugiado en la embajada brasileña.
JR El régimen brasileño cometió un error de apreciación muy fuerte, creyó que su poder de convocatoria, su poder de convencimiento, era mayor al que realmente tenía. Brasil creyó que su peso en América del Sur lo podía transportar también a América Central y eso fue una equivocación muy fuerte. Los intereses económicos que pueda tener Brasil en Honduras son nulos y la capacidad de incidir internamente en el sector empresarial también.
JAE - ¿Y entonces qué pasará?
JR Y entonces Brasil tiene que buscar alguna salida para poder reencauzar lo que es su peso, fundamentalmente en organismos como la OEA. Hay que tener en cuenta que en la OEA no hay forma de poder salir del embrollo en que se han metido, se ha visto también la posición de Brasil en la Cumbre Iberoamericana, o sea, ninguno de los grandes foros internacionales hoy puede llegar a una posición unánime porque se sabe que Estados Unidos reconoce el resultado de la elección, que Costa Rica cuyo presidente, Oscar Arias, fue el principal mediador reconoce el resultado de la elección, que también lo van a hacer Colombia y Perú y presumiblemente también México y eso ha dejado muy mal parado a Brasil.
JAE ¿Qué rol puede llegar a tener Estados Unidos?
JR Ahora tiene que ir poco a poco resolviendo el problema de las visas que le quitó a algunos empresarios claves y algunos funcionarios de gobierno, no las visas diplomáticas sino las visas que permiten el ingreso a Estados Unidos. Y va a presionar para que se apoyen los esfuerzos del señor Lobo para lograr una suerte de diálogo y una reforma política, y presumiblemente también social y económica, una vez que asuma en enero.
***