(emitido a las 8.45 hs.)


JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
El gobierno de Alemania anunció en estos días que comprará una lista de 1.500 evasores fiscales que tienen sus fondos depositados en Suiza.

La canciller Angela Merkel confirmó el lunes que la lista fue ofrecida por un informante anónimo que robó esa lista a un Banco suizo y que pretende obtener por ella dos millones y medio de euros.

La polémica se desató en Alemania al conocerse la noticia por lo que implica que el gobierno compre información a alguien que obtuvo esos datos de manera fraudulenta. Sin embargo, Merkel aclaró que Berlín tenía que hacer "todo lo posible para obtener esos datos".

 ¿Cómo ha evolucionado esta discusión en Alemania? ¿Por qué el gobierno tiene tanto interés en obtener esta información? Vamos a hablarlo en los próximos minutos con el periodista catalán Rafael Poch-de-Feliu, corresponsal del diario La Vanguardia de Barcelona en Berlín.


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JAE – ¿Cómo ha impactado esta noticia? Hay un antecedente, el gobierno alemán compró una lista vinculada a Liechtenstein en 2008. ¿Cuánta repercusión ha generado este nuevo caso?

RAFAEL POCH-DE-FELIU (RP):
Hay una cierta discusión entre la clase política alemana sobre la oportunidad y honorabilidad de comprar esta lista. Yo diría que en la calle hay mucha menos discusión, hay más consenso de que esa lista hay que comprarla. Y los medios de comunicación le han dedicado mucha atención en los últimos tres días.

JAE – ¿Y cómo son las opiniones? Tú decías que la opinión pública básicamente está de acuerdo con este tipo de medidas, pero a nivel político por ejemplo ¿qué es lo que se dice?

RP – ¿Cuál es la chicha del asunto? Evadir impuestos es un delito, en las culturas de tradición protestante es un delito mucho más claro que en el mundo católico mediterráneo, es claro como la luz del día.

¿Qué significa el dinero que los evasores fiscales alemanes se llevan a Suiza? Significa que el dinero se debería emplear en construir carreteras, escuelas, en pagar los subsidios de paro, en pagar los seguros sociales, etcétera. Están en unos bancos suizos con los que Suiza hace negocio y obtiene beneficio.

Esto es manifiestamente inmoral, manifiestamente delictivo, y en este contexto surge la polémica de que los datos de estos señores son robados, que han sido sacados de una forma turbulenta de los bancos de datos suizos, si  se puede pagar por eso o no, etc.

Es una polémica que me recuerda un poco al uso que la Policía hace a veces de confidentes en los bajos fondos; es algo clásico y que siempre se ha utilizado para prevenir delitos, ¿por qué en este caso no?

Parte del establishment alemán, especialmente de la derecha pero no toda sino sectores muy concretos, expresan reservas, pero yo creo que la gran mayoría de la clase política lo va a aprobar.

JAE – Algunos expertos en finanzas consultados por el Financial Times de Alemania afirmaron que no es obvio que la utilización de estos datos sea juzgada como legal. Se menciona que la Corte Constitucional de Alemania estaría examinando el caso por los datos procedentes de Liechtenstein para determinar si son legalmente utilizables. Incluso un experto jurídico citado por el diario estimaba que la compra de una nueva lista de evasores por parte del gobierno podría alentar los robos de datos en los bancos, que en definitiva puede ser pan para hoy pero hambre para mañana. ¿Cuáles son los argumentos que se están teniendo en cuenta?

RP – Evidentemente al mundo financiero no le gusta esto. Al fin y al cabo los paraísos fiscales forman parte de su mundo, de su terreno de juego, entonces es lógico que ellos critiquen la situación. Yo creo que la crisis financiera, que fue un manifiesto crack de la manera en la que –entre otras cosas– los bancos funcionan y de la manera en la que la esfera de lo político está subordinada a lo económico, debe imponer cambios imperativos en la manera de funcionar.

La crisis que ahora atraviesan los paraísos fiscales, la crisis de prestigio, el inicio de este debate, tiene que ver con que la crisis financiera ha evidenciado incluso en los medios más conservadores que seguir funcionando como se funcionaba hasta ahora es inviable.

JAE – ¿Pero qué se comenta, pueden las economías desarrolladas, el G20, Alemania en particular, luchar contra esos paraísos fiscales de esta manera?

RP – Será una lucha complicada porque será un poco una lucha contra sí mismos, el sistema económico mundial es una unidad. El problema es que no se puede luchar contra un paraíso fiscal si no se lucha contra todos, actúa el principio de vasos comunicantes: si tú haces una gran presión contra Suiza pero no contra otros paraísos fiscales europeos, el dinero que está en Suiza se irá a esos otros paraísos europeos. Si en el marco de la Unión Europea, por ejemplo, consiguieras poner orden y cancelar todos los paraísos fiscales europeos sin llegar a un consenso internacional sobre los paraísos fiscales en el conjunto del mundo, el dinero europeo en esos oasis se iría lógicamente a Singapur, a Panamá, a las Islas Caymán, a otros lugares. Por tanto es un tema típicamente global, de G20, de G7, de ese tipo de instituciones.

¿Llegarán a tomar decisiones radicales en ese aspecto? De momento no las han tomado. Lo único que tenemos son conflictos anecdóticos desde este punto de vista global, como el que se está dando ahora entre Alemania y Suiza.


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