Internacionales

A 20 años del comienzo de una nueva era, Sudáfrica aún lucha por cambiar

A 20 años del comienzo de una nueva era, Sudáfrica aún lucha por cambiar

Contacto con Lali Cambra, corresponsal de El País de Madrid en Ciudad del Cabo


(emitido a las 8.32 hs.)

EMILIANO COTELO:
El 11 de febrero de 1990, era liberado el preso número 466/64. Aquel hecho se convertiría en uno de los más significativos en la historia del siglo XX.

Con 71 años de edad, Nelson Mandela finalmente caminaba como un hombre libre por Sudáfrica.

En la mañana del lunes 11 de febrero de 1990, Mandela salía de la prisión Victor Verster, donde había sido trasladado en 1988 luego de pasar sus primeros 25 años de reclusión en una pequeña celda de la terrible cárcel de Robben Island, a pocos kilómetros de la costa de Ciudad del Cabo.

Así, en Sudáfrica comenzaba a derrumbarse el apartheid, uno de los regímenes racistas más duros del mundo.

(audio Mandela)

"Amandla! Amandla! i-Afrika, mayibuye! My friends, comrades and fellow south africans, I greet you all in the name of peace, democracy and freedom for all. The majority of south africans, black and white, recognize that apartheid has no future".

(fin del audio)

Poder, poder, África es nuestra!", decía Mandela en dialecto Zulú.

Y continuaba: "Mis amigos, camaradas y compañeros sudafricanos. Les agradezco a todos en nombre de la paz, la democracia y la libertad para todos. La mayoría de los sudafricanos, blancos y negros, han reconocido que el apartheid no tiene futuro".

Así hablaba el líder sudafricano al llegar al centro de Ciudad del Cabo, después de haber recorrido junto a su esposa Winnie un trayecto de 12 kilómetros desde la cárcel.

A su paso, miles y miles de sudafricanos lo saludaban y festejaban su liberación.

Hoy se están cumpliendo 20 años de aquel acontecimiento y por eso nos pareció oportuno trasladarnos a Sudáfrica para conocer cómo se celebra esta fecha, qué ha pasado en estas dos décadas, y cómo está hoy el país más desarrollado del continente más pobre del mundo.


***

EC - El diálogo es con la periodista española Lali Cambra, corresponsal del diario El País de Madrid en Ciudad del Cabo. Cuéntanos dónde te encuentras en este momento.

LALI CAMBRA:
Me encuentro justamente en la prisión de Victor Verster, situada a unos 80 kilómetros de Ciudad del Cabo, y de la que Nelson Mandela salió hace justo 20 años hoy. Aquí se han reunido miles de personas para recrear este paseo que diera este gran hombre al salir de la prisión antes de dirigirse a Ciudad del Cabo a ofrecer su primer discurso.

Debemos recordar que no se sabía cómo era Nelson Mandela, porque durante los 27 años que pasó en prisión no se permitía que se le hicieran o publicaran sus fotografías. Entonces había un recuerdo de fotografías de cuando él era muy joven, y por eso miles de personas estaban a la salida de la prisión esperando a ver este gran hombre.

EC – ¿Y cómo ha sido hoy el ambiente en esta recreación de aquella salida de Mandela?

LC – Ha sido un poco decepcionante porque esperábamos la asistencia de Winnie Mandela, su esposa, y de al menos el presidente del gobierno de Sudáfrica, pero ninguno de los dos ha asistido. Sabíamos que Nelson Mandela no iba a poder venir porque a sus 91 años está muy frágil, muy mayor.

Pero sí esperábamos que saliera Winnie, y recordábamos cuando salieron tomados de la mano con Mandela, con el puño derecho alzado. Esperábamos ver un poco la recreación de aquello y no ha podido ser.

Pero sí han estado compañeros de cárcel, de partido, del primer gobierno de Mandela, y ahora mismo están asistiendo a un meeting.

Ha sido decepcionante pero el partido de Mandela sigue movilizando a muchísima gente y cada vez que se reúnen hay una fiesta. Y desde luego hoy es un día a recordar, es un día que marca un antes y un después en la historia de Sudáfrica y en la historia de la humanidad, porque la gesta de este hombre, de convertir a sus enemigos en sus socios y buscar la unificación por encima de todo, es lo que más se ha recordado hoy.

EC – Además de este acto ¿qué otras actividades están previstas en una jornada como la de hoy, con todo este peso histórico?

LC – También está la apertura del parlamento, que es un acto muy colorido. Se espera que Mandela esté allí, donde el presidente dará el discurso del Estado de la Nación a las 19.00 horas.

Toda la semana hemos tenido una serie de exhibiciones, festivales de cine y espectáculos de danzas, que seguirán hasta la semana que viene.

EC – Además de la evocación histórica, un aniversario como este obviamente también es el disparador para la evaluación. ¿Qué se dice en ese sentido? ¿Qué balance se hace sobre lo que ha conseguido Sudáfrica después del fin del apartheid?

LC – Esto lo hemos preguntado a muchos de los compañeros más mayores que compartieron prisión con Mandela, que lucharon –según nos decían– por esa Sudáfrica no racista, no sexista, por una Sudáfrica próspera para todo el mundo. Ellos comentan que se ha avanzado mucho en términos políticos, sobre todo en conseguir que esa Sudáfrica no racial y no sexista exista. Pero queda mucho por hacer. Y queda mucho por hacer en términos de prosperidad. Recordemos que Sudáfrica es la sociedad más desigual del mundo, la riqueza está en manos de muy pocos y la pobreza está, por desgracia, en manos de la gran mayoría de la población. Ese es el gran asunto pendiente: conseguir que la gran mayoría de la población tenga un trabajo seguro, acceda a una educación adecuada, a un trato sanitario adecuado. Ese es el gran reto.

Debemos recordar que el gobierno del apartheid dejó una deuda pública enorme que imposibilitó hacer un montón de cosas al gobierno del Congreso Nacional Africano, el partido de Mandela. Han conseguido corregir la deuda pública, que es algo que es muy importante, han modernizado el sistema de recaudación de impuestos, ahora se están recaudando más impuestos que nunca en toda la historia del país y eso les va a permitir empezar a trabajar de verdad en la creación de infraestructuras, en la puesta en marcha de educación de calidad. Hasta ahora no lo podían hacer por el gran peso que tenía la deuda pública sobre la economía sudafricana.

EC – Está claro que blancos y negros tienen los mismos derechos hoy en Sudáfrica, pero por lo visto eso no termina traduciéndose en la práctica.

LC – No, en la práctica económica sobre todo.

EC – A eso me refería.

LC – Ayer hablaba con jóvenes de 20 años que por ejemplo tienen casas construidas en un 60% de barro. Eso es lo general, pero en los barrios más pobres, en los guetos que todavía existen, el barro puede llegar a niveles de 74-80%. Estos jóvenes no tienen nada que hacer, se pasan el día en la calle y eso explica el por qué tenemos tasas de criminalidad tan elevadas.

Hay mucho que hacer. Mucho en términos de darle la vuelta a la economía, que deje de ser una economía eminentemente productora y exportadora de minerales para que pase a ser una economía de manufactura de productos y pueda exportarlos. Porque lo que hacen es exportar el mineral para luego comprar los productos manufacturados que se hacen con el mineral exportado y se compran a precios mucho más caros, con lo cual la economía siempre anda rengueante.

EC – El presidente actual, Jacob Zuma, la tiene complicada, asumió haciendo anuncios y promesas muy ambiciosos, por ejemplo la creación de 500.000 empleos.

LC – Sí. Él se presentó a la elección frente al anterior presidente como el gran líder de la izquierda, el gran líder populista, y para poder ganar hizo promesas a diestra y siniestra; hizo promesas a empresarios, a bancos, a las grandes empresas mineras, a los trabajadores. Ahora mismo se encuentra sin capacidad –y esto es una opinión personal– para satisfacer todas las promesas que hizo.

Entonces estamos esperando. La verdad es que desde que llegó al poder hace un año se le está dando un tiempo de aclimatación para que empiece a trabajar, pero tiene que ponerse a trabajar ya porque la situación económica es muy complicada y esto puede estallar en cualquiera de las maneras. Lo vimos el año pasado, recordarán los ataques xenófobos donde murieron 60 personas, donde la gente de los guetos sudafricanos apaleó y asesinó a extranjeros africanos, hermanos africanos, acusándolos de quitarles los trabajos, las mujeres... les acusaban de cualquier cosa.

La gente está muy asustada, es una bomba de relojería, tiene que ponerse a trabajar ya y a conseguir que esta prosperidad prometida desde hace 20 años se haga un poco realidad para todos.

EC – ¿Qué repercusión ha tenido en Sudáfrica la película Invictus, de Clint Eastwood, a propósito de los primeros pasos del gobierno de Nelson Mandela?

LC – Ha sido muy bien recogida. Se comenta que Morgan Freeman es un calco y que desde luego está muy bien que sea candidato al Oscar. Está basada en un libro del periodista John Carlin, que conoce muy bien el país y a Mandela.

Los sudafricanos son muy particulares con sus acentos, tanto en inglés como en sus acentos nativos, y la verdad es que tanto Morgan Freeman como Matt Damon lo lograron.

EC – ¿Y cómo ingresa en esta situación el mundial de fútbol que se celebrará entre junio y julio de este año?

LC – Yo creo que se hicieron demasiadas expectativas en cuanto a creación de empleo, a creación de riqueza y a lo que el mundial iba a suponer. Esta riqueza no llegará hasta dentro de varios años, veremos si realmente el ser huéspedes del mundial supone vender la imagen de Sudáfrica y que se llene de turistas. La verdad es que el país es maravilloso en cuanto a paisajes, el trato de la gente, los recursos naturales que tiene, pero habrá que ver si el mundial realmente va a ser ese gran revulsivo para abrir Sudáfrica al mundo.

Creo que esperan demasiado y la recesión económica no les va a ayudar. Pero están muy entusiasmados, la gente está con los brazos abiertos dispuestos a recibir a todo el mundo, y están muy contentos porque el fútbol se vive muchísimo.

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