Internacionales

"La reanudación del proceso de paz en Medio Oriente es la única opción posible"

Contacto con Ana Jerozolimski, corresponsal de En Perspectiva en Israel


(emitido a las 8.30 hs.)

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, viajó este fin de semana a Oriente Medio a efectos de ayudar a destrabar la situación política que allí se vive.

Lo hace en medio de un nuevo enfrentamiento entre israelíes y palestinos, cuando el proceso de paz que parecía a punto de reanudarse sigue congelado y en momentos en que nadie tiene claro cuándo ni cómo cambiará la situación.

Para analizar lo que está ocurriendo recibimos aquí En Perspectiva a nuestra corresponsal en Israel, Ana Jerozolimski.


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JAE – Ayer estuvo el secretario general de la ONU y la particularidad que tuvo esta visita fue que no sólo se reunió con el lado israelí sino también con palestinos en Gaza, justamente un sector que es gobernado por el grupo Hamás. ¿Qué destacarías tú de esta visita?

ANA JEROZOLIMSKI:
Ante todo una mención al pasar, por supuesto cuando vienen dignatarios de posición internacional importante siempre se reúnen con israelíes y palestinos. Pero una cosa es la Autoridad Palestina y otra cosa es visitar el territorio gobernado por Hamás, es la primera vez que el secretario general entra a la franja de Gaza desde el fin de la guerra.

Hay algunos puntos para destacar. Cuando él entró a Gaza, en el puesto de Erez, que es el punto de contacto entre el Israel soberano y el territorio palestino de la Franja de Gaza, se encontró con manifestantes que exigían la liberación del soldado israelí Gilad Shalit que está secuestrado hace casi cuatro años por Hamás en Gaza. Y el propio Ban Ki-moon, dentro de Gaza, también formuló un llamado a su liberación recordando algo que le dijeron los padres de Shalit, que durante todo este período, durante estos casi cuatro años, Hamás no le permitió ni una vez a la Cruz Roja ver al soldado secuestrado.

Otro tema importante es por supuesto lo del bloqueo que Israel impuso a la Franja de Gaza, más que nada por el uso –según Israel– que hace Hamás de ese territorio para disparar cohetes hacia Israel. Ban Ki-moon dijo que el bloqueo debe terminar y que en su opinión alienta a los radicales y no a los moderados. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, accedió a aliviar parte del bloqueo aunque por supuesto seguirá habiendo restricciones claras mientras Hamás gobierne esa zona.

JAE – La semana pasada además fue el turno de otro presidente que llegó allí, el primer mandatario de Brasil, Luis Inacio "Lula" da Silva. ¿Es posible que esta visita deje algo concreto?

AJ – En el plano bilateral por supuesto es importante. Aquí se lo planteó como una visita histórica y creo que realmente lo fue, llena de expresiones de buena relación, de simpatía, pero no estuvo exenta de algunos nubarrones. Por ejemplo el presidente de Brasil se negó a visitar, tal como se le ofreció de parte del protocolo israelí, la tumba de Benjamin Zeev Herzl, considerado el fundador del sionismo moderno. Pero por otro lado, como destacan las autoridades israelíes, sí vistió la tumba de Yasser Arafat, que para los palestinos era su líder máximo y para los israelíes era una figura terrorista, de ahí la problemática en cuanto a la visita de ese lugar.

Al hablar de nubarrones no se puede dejar de pintar el cuadro general de una visita muy positiva, que fue destacada y tomada como tal también por los anfitriones de Lula, que realmente lo recibieron con los brazos abiertos y destacaron el éxito de su política en Brasil para desarrollar su propio país.

Pero el gran problema es la relación especial de Lula con Mahmud Ahmadinejad, el presidente de Irán. Lula siempre habla de no aislar a Teherán y dice que el boicot o las sanciones serían un error, Israel discrepa profundamente con ese tipo de posturas y en ese sentido es difícil verlo a él negociando o ayudando como mediador en Oriente Medio. Pero esas cosas siempre tienen una dinámica propia que hacen difícil descartar que puedan conducir a un lugar positivo en cuanto al proceso de paz.

JAE – Otro tema que ha aparecido en las últimas horas como algo destacado tiene que ver con el vínculo entre Israel y Estados Unidos (EEUU), si hay crisis o no hay crisis. De hecho, el embajador de Israel en Washington, Michael Oren, dijo que lo que se está vivienda es una de las crisis más importantes de los últimos 35 años, y también se supo que Netanyahu viaja hoy a EEUU y que esto en realidad aliviaría la situación. ¿Qué está pasando concretamente, hay crisis o no hay crisis?

AJ – Nuevamente volvemos a eso de las definiciones, la guerra de palabra. Yo creo que evidentemente hay crisis. Sea o no cierta esa apreciación del embajador Michael Oren sobre si es o no la mayor en los últimos 35 años –hay colegas de él que discrepan con esa definición–, sin duda hubo momentos de seria tensión. Ayer Netanyahu recibió ante cámaras una invitación del enviado especial de Obama, el senador George Mitchell, que viene para mediar entre israelíes y palestinos, y el propio presidente Obama dijo que "no hay crisis pero sí discrepancias, y entre amigos puede haber discrepancias".

Evidentemente ha habido momentos muy tensos, de eso se va a hablar en ese encuentro entre Netanyahu y Obama. Yo me atrevo a vaticinar que las discrepancias no van a terminar pero como se trata de alta política, no es simplemente un juego de niños, se va a tratar de encontrar los matices para poner fin a la tensión. Ya los últimos días desde la Casa Blanca y el Departamento de Estado llegaban indicios de que EEUU quería bajar un poco el tono. Las discrepancias se mantienen claramente, pero lo que dio más la sensación de crisis en los primeros momentos de su desarrollo fue la forma pública en que por ejemplo Hillary Clinton criticó a Netanyahu, cuando habló de "insulto" por un incidente sobre la construcción en Jerusalén Oriental, y eso dejó la sensación de que realmente se hacía un gran esfuerzo por dejar mal a Netanyahu. De eso se va a hablar también con Obama.

JAE – Claro, porque el detonante de este incidente diplomático tiene que ver con ese anuncio de construcción de 1.600 viviendas en la parte Este de Jerusalén cuando estaba el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, en Israel. ¿Crees que las presiones de EEUU al respecto pueden conducir a un cambio de política por parte de Israel?

AJ – Comencemos por el final, por una de las últimas declaraciones de Netanyahu pocas horas antes de partir a Washington. Ayer de mañana en la sesión semanal del gabinete él destacó por un lado en qué temas, de los presentados como exigencias de cambio de parte de EEUU, considera que se puede tranzar o encontrar matices intermedios. No todos se referían a Jerusalén Oriental pero aclaró que "construir en Jerusalén es como construir en Tel Aviv", o sea,  quiso decir que para Israel no hay discusión respecto a Jerusalén. Recordemos que lo que para los palestinos es territorio ocupado, que debe ser su futura capital en su futuro estado independiente, Jerusalén Oriental, para los israelíes es parte integral de su capital soberana.

Pero el tema que detonó la grave crisis y creo que es interesante en política es el tema de los momentos. El comunicado sobre esa decisión de construir 1.600 nuevas casas en el barrio judío de Jerusalén Este –en realidad la parte Noreste de Jerusalén– se formuló durante la visita oficial del vicepresidente de EEUU, Joe Biden. Porque no hay nada nuevo en eso, hace más de 40 años, desde que tomó la parte oriental de Jerusalén, conquistó ese territorio y reunificó la ciudad bajo su soberanía, que Israel está construyendo barrios judíos. El tema es que el comunicado se formula cuando estaba Joe Biden, y lo colocaron en una posición sumamente incómoda porque EEUU sostiene que el tema debe ser tratado en la mesa de negociaciones y de ahí la gran problemática de la crisis.

Netanyahu aclaró que no se va a dejar de construir pero eso no quiere decir que detrás de las bambalinas no se trate de hallar esos términos medios. Ante todo se debe tener cuidado de no formular comunicados de ese tipo cuando haya una visita como la de Joe Biden la semana pasada.

Y un tema del que no se habló explícitamente en los últimos días pero yo creo que es de gran importancia, si es cierto que el gobierno israelí quiere volver a las negociaciones con los palestinos, es que sepa separar entre la construcción en barrios judíos, incluso en Jerusalén Oriental, y el dar permiso a ciudadanos israelíes judíos a asentarse en barrios árabes, lo cual significa un roce continuo y diario. Ese es un tema realmente diferente, si Netanyahu cumple la promesa va a tratar de abstenerse para evitar más tensiones con EEUU.

JAE – ¿Este proceso va a significar una reanudación de las conversaciones por la paz o significa que se vuelve a demorar este proceso?

AJ – La esperanza es lo último que se pierde, dice el dicho ya muy conocido. Hablando estos días con analistas israelíes y palestinos por un lado estaba ese escepticismo de fondo, conociendo ambas partes el largo proceso de paz, los numerosos altibajos y vaivenes que ha habido. Pero por otro lado está la pregunta de si realmente las partes entienden que la paz es la única opción posible, pues en algún momento, a pesar de dificultades y los difíciles precios que cada uno tiene que pagar en su campo interno, van a tener que volver a la mesa de negociaciones. Eso no significa el rápido logro de una solución "normal" para israelíes y palestinos.

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