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Día histórico en Estados Unidos: la Cámara de Representantes aprobó la reforma de la salud

Contacto con Roberto Porzecanski, corresponsal de En Perspectiva en Estados Unidos


(emitido a las 8.33 Hs.)

EMILIANO COTELO:
El domingo pasado, cuando faltaban pocos minutos para la medianoche en Washington, el presidente Barack Obama tomó el podio en la Casa Blanca y se dirigió por cadena de televisión a los estadounidenses.

(Audio Obama)

"Buenas noches a todos. Hoy, luego de casi 100 años de discusiones y frustraciones, luego de intentar durante décadas y después de un año de debate y de esfuerzo sostenido, el Congreso de los Estados Unidos finalmente declaró que los trabajadores, las familias y las pequeñas empresas merecen la seguridad de saber que aquí, en este país, una enfermedad o un accidente no van a poner en peligro los sueños por los que trabajaron toda una vida".

(Fin del audio)

El presidente Barack Obama se refería a la aprobación por parte de la Cámara de Representantes –unos minutos antes– de la ley de reforma del sistema de salud en Estados Unidos (EEUU), algo que ha estado en debate, por lo menos, desde el día en que Obama asumió la Presidencia en enero de 2009, hace ya 14 meses.

¿En qué consiste esta reforma? ¿Cuán histórico es, efectivamente, este momento? ¿Cuál fue el camino para alcanzar este objetivo tan esquivo? Vamos a charlarlo con Roberto Porzecanski, nuestro corresponsal en EEUU, desde Atlanta, Georgia.


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EC - ¿El domingo fue efectivamente un día histórico en EEUU?

ROBERTO PORZECANSKI:
Sin duda. Y no hay mejor pauta que el hecho que el presidente haya hablado en cadena de televisión cerca de la medianoche, en un país donde a las 22.00 horas está todo el mundo durmiendo. Hablando en serio, fue efectivamente un día histórico, se logró hacer algo –garantizar cobertura de salud casi universal para la población– que está sobre la mesa desde principios del siglo XX, desde que Theodore Roosevelt era presidente, y que muchos presidentes han tratado de hacer sin éxito hasta ahora.

EC – Empecemos por repasar que es lo que se aprobó. ¿En qué consiste la ley de reforma del sistema de salud?

RP - Antes de entrar en este tema es importante hacer una salvedad. Esta es una ley larga y compleja –de hecho tiene 2700 páginas– así que lo único que podemos intentar hacer es resumir los aspectos más importantes. En este sentido, creo que lo primero que vale la pena aclarar son las cosas que esta ley no hace.

EC – ¿A qué te referís?

RP – A que esta ley no crea un sistema nacional de salud es decir, un sistema donde todos los hospitales y los médicos son empleados del gobierno. Esta ley tampoco crea un seguro nacional de salud es decir, un sistema donde si bien los hospitales y los médicos son privados, existe un seguro nacional de salud que cubre al total de la ciudadanía, independientemente de su nivel de ingreso. Aclaro estas cosas porque esto era lo que gran parte del ala izquierda del Partido Demócrata quería ver en este paquete, en base a los sistemas de, por ejemplo, Canadá y Reino Unido. Estos países tienen una combinación de las variantes que mencionaba recién.

La reforma tampoco contiene un seguro nacional de salud parcial para competir con las aseguradoras privadas, algo que a diferencia de las alternativas que recién hablaba, fue considerado seriamente y estuvo sobre la mesa. En definitiva, la reforma no cambia una característica central del sistema de salud en EEUU que es el hecho de que es un sistema apoyado casi exclusivamente –salvo para los más pobres y para los jubilados– en aseguradoras privadas.

EC – Entonces ya sabemos lo que no tiene, veamos qué es lo que sí contiene este paquete aprobado el domingo.

RP – Los contenidos del paquete podemos dividirlos en tres áreas importantes: extensión de cobertura, regulación de las aseguradoras, y medidas para controlar el aumento de los costos. Empecemos por la extensión de la cobertura. De acuerdo a los cálculos de la Oficina de Presupuesto del Congreso –una entidad no partidaria– en el año 2019, y hay que recordar que este paquete va a ser implementado de manera gradual, el 95% de los estadounidenses tendrá cobertura de salud. Esto se logra básicamente estableciendo un mandato para que todas las personas compren seguro de salud –junto a un subsidio para quienes no pueden pagarlo– y además aumentando los criterios de elegibilidad de Medicaid, el seguro nacional de salud para los pobres.

EC – ¿Y en cuanto a la regulación de las aseguradoras?

RP – Bueno, aquí se prohíben las prácticas más abusivas y desagradables de las empresas aseguradoras. Quienes hayan visto la película Sicko de Michael Moore las tendrán muy presentes. Me refiero, por ejemplo, a negarle cobertura de salud a la gente con "condiciones preexistentes" (es decir, enfermedades anteriores a la contratación del seguro), a expulsar de un seguro a gente con enfermedades crónicas y costosas, y a poner un tope a los desembolsos que un seguro hace para una determinada persona en un determinado período de tiempo, ya sea un año o a lo largo de su vida. Y las dos cosas me parece que es importante decir de las que recién hablamos –la cobertura y la regulación de las aseguradoras– están claramente vinculadas.

EC – ¿A qué te referís?

RP – Porque una no podría hacerse sin la otra. Si se obliga a los seguros a abandonar las prácticas más abusivas sin incluir a la gente que no está asegurada –que en su enorme mayoría son gente joven que en realidad son las que no necesitan usar los seguros– entonces económicamente la ecuación no cerraba. Este era uno de los argumentos hechos por los Demócratas a los Republicanos, que proponían hacer una reforma mucho más gradual, ir "paso a paso" a diferencia de una reforma más comprensiva que fue lo que terminó pasando.

EC – El último elemento del que hablabas era el de medidas para controlar el aumento del costo del sistema de salud, que en EEUU es exorbitante. ¿Qué contiene la ley en ese sentido?

RP – Aquí es mucho más difícil ser específico, porque la reforma contiene una batería de medidas destinadas a cambiar los incentivos de los pacientes y de los médicos. Por ejemplo, la ley contiene incentivos para la prevención del lado de los pacientes obligando a que los seguros cubran chequeos anuales y hace un pequeño avance del lado de los médicos, muy tímido, en limitar los juicios que los pacientes pueden hacer a los médicos. Esto es importante porque los juicios no solo aumentan los costos porque los médicos tienen que contratar seguros de malapraxis –cuyo costo se termina trasladando– sino principalmente porque la amenaza de juicios hace que los médicos practiquen medicina defensiva, prescribiendo exámenes y tratamientos que terminan siendo innecesarios.

EC – Pasemos ahora a otro aspecto crítico de este proyecto. ¿Qué costo tiene esta reforma? Me imagino que ese debe ser un tema delicado en medio de una crisis económica como la que está pasando EEUU y con los niveles de déficit que tiene el Estado.

RP – Sin duda. Es interesante, porque si bien esta medida es costosa –el Estado tendrá que desembolsar poco menos de mil millones de dólares entre subsidios y otras medidas en los próximos 10 años– de acuerdo a la Oficina de Presupuesto del Congreso la ley reducirá el déficit federal en 1.380 millones de dólares en los próximos 10 años y 1.3 billones en un período de 20 años. El ahorro se logra en base a nuevos impuestos incluidos en la reforma para los seguros de salud más caros, así como medidas de contención de costos. El informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso, que llegó la semana pasada, le dio el impulso final a la ley, convenciendo a los legisladores Demócratas preocupados por el déficit que podían votar la ley ya que era una ley que en el corto, mediano y largo plazo básicamente reducía el déficit.

EC – Hablando de esto último que citabas, de cómo se convenció a los legisladores demócratas reticentes, vayamos al proceso de negociación. ¿Cómo se consiguió la aprobación de la ley? Porque hace unos meses este proyecto parecía lisa y llanamente muerto.

RP – Si, y el camino por el que se llegó fue muy complicado. Espero no confundir a la audiencia. A fines del año pasado, la Cámara de Representantes había aprobado una versión de la ley, y la Cámara de Senadores otra. Recordemos que en la Cámara de Senadores se necesitan 60 votos para prácticamente cualquier cosa, y los Demócratas tenían exactamente 60 votos, ni uno más. La idea era armonizar las dos leyes y que un texto común fuera aprobado por las dos Cámaras este año. Ese era el plan hasta enero, cuando en una elección especial en Massachusetts para remplazar a Ted Kennedy –recordemos que falleció el año pasado– ganó un Republicano, y ahí la mayoría de los Demócratas en el Senado cayó a 59. Muchos pensaron que ahí se terminaba el asunto.

EC – Pero no se terminó. ¿Cómo consiguieron Obama y su equipo rescatar esta ley?

RP – Obama y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, diseñaron una estrategia que fue la siguiente. Como los representantes no estaban dispuestos a votar la ley del Senado tal cual estaba, se decidió que la Cámara de Representantes aprobaría la versión del Senado –transformándola en ley– pero a la misma vez votarían un paquete de cambios. Eso fue lo que sucedió el domingo. Pero los Demócratas no tienen los votos en el Senado para aprobar el paquete de cambios, entonces van a recurrir a una maniobra parlamentaria reservada para asuntos presupuestales que les permite aprobar los cambios solo con 51 votos. Eso, en teoría sucedería esta semana. Si bien parece lo más probable, todavía esta por verse.

Entonces, el desafío de conseguir los votos –por lo que Pelosi y Obama se están llevando todos los créditos– no solo se derivaba de que era una ley compleja, controversial (que toca temas como el aborto) y poco popular. Además, los Representantes tienen que someterse a reelección cada dos años, es decir, en noviembre. Encima de todo, tenían que tomar el riesgo de votar algo que no sabían si después el senado aprobaría. La votación fue muy justa. Necesitaban 216 votos, consiguieron 219, aunque se sabe que probablemente cuando sabían que llegaban a los votos dejaron algunos a votar que "no" para que no perdieran riesgo de reelección y votaron en contra todos los Republicanos y 34 Demócratas.

EC – Así que el proceso avanzó de manera significativa pero en realidad todavía no terminó.

RC – Bueno, una parte del paquete está aprobada y el presidente la va a firmar hoy, pero para que todo el paquete esté aprobado el proceso no terminó. Tenemos por lo menos una semana más donde sólo se va a hablar de este tema en EEUU.


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EC – El tema es complejo y creo que en estos minutos hicimos una buena puesta a punto. Pero te cuento que entre los oyentes aparecen preguntas y te paso una a ver si es posible darle una respuesta cortita. Mario quiere saber "¿por qué si esta reforma casi universaliza el sistema de salud tiene no políticos pero tanta gente en contra?". ¿Qué le contestas?

RP – Para eso hay que entender la complejidad de la política norteamericana, es sencillamente una estrategia explícita de los Republicanos atrás de este debate que fue tratar de trancar la reforma para parar en seco la presidencia de Obama. Es interesante porque ésta reforma en su estado tal cual está, una reforma muy poco radical, es lo que venían proponiendo los Republicanos hace 15, 20 años atrás. Entonces, creo que lo que está atrás aquí es una estrategia básicamente política del Partido Republicano que apostó a que parando esta reforma va a poder parar en seco la presidencia de Obama y detener su agenda. Creo que cuando uno mira todos los elementos de la reforma, que universaliza la salud y que termina ahorrándole plata al gobierno, es difícil argumentar que es una cosa radical que atenta contra los principios básicos de la salud en EEUU.


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