(emitido a las 8.42 Hs.)

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
El gobierno de Irán firmó ayer con Brasil y Turquía un acuerdo por el que se compromete a intercambiar uranio en su poder por uranio enriquecido, que utilizaría para instalaciones nucleares pacíficas. Ese acuerdo, logrado con mediación de Turquía pero también y sobre todo, del presidente brasileño Luiz Inacio "Lula" da Silva, es un nuevo elemento en una de las crisis diplomáticas más importantes de nuestro tiempo.

Mientras la aplicación de duras sanciones a Irán pende de un hilo, ¿cómo influye este nuevo acuerdo en el que un país latinoamericano es protagonista? ¿Es una solución a esta crisis nuclear? ¿Cómo queda Brasil en el escenario internacional luego de este pacto?


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JAE – Estamos en contacto esta mañana con el periodista Mauricio Rabuffetti, jefe de redacción de la Agencia France Presse en Brasil, comentarista de asuntos internacionales y colaborador de En Perspectiva.

Este es un tema extremadamente complejo en el que hay una multiplicidad de actores involucrados, que van desde las grandes potencias nucleares como Estados Unidos, Rusia y China, hasta organismos como la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), y por supuesto Naciones Unidas. Así que incluso antes de profundizar en el acuerdo en sí, empezaría por preguntarte si esto es una solución a esta crisis o no.

MAURICIO RABUFFETTI:
Claramente no. Lo cual no quiere decir que no sea un paso positivo en esta crisis que lleva ya casi cinco años desde que el presidente iraní, Mahmoud Ahjmadinejad, resolvió que su país volvería a la senda nuclear y, al no cooperar con la AIEA o, mejor dicho, no cooperar de la forma que este organismo gobernado por los grandes poderes del mundo lo requiere, dio fundamento a las sospechas occidentales de que se trataba desde el vamos de un programa destinado a convertir a Irán en una potencia nuclear militar.

Algo que de ocurrir, y este es el contexto principal de este asunto, modificaría sustancialmente el mapa de equilibrios políticos y militares en el Medio Oriente y convertiría a esta región tan inestable en una región totalmente imprevisible visto el antagonismo declarado entre Irán e Israel.

Este es el contexto en el cual se inserta esta crisis nuclear, como tú bien la calificabas al comienzo, que luego de este acuerdo de ayer continúa sin solucionarse, pero ahora con un canal de diálogo tal vez más concreto con Irán.

JAE – O sea, sin solución a la vista, ¿entonces qué es lo que acordaron Irán, Turquía y Brasil ayer en Teherán y por qué esto no es una solución definitiva al problema? Recordemos, antes de tu respuesta, que el uranio es el material de base para fabricar el combustible de las bombas atómicas y para ello necesita ser precisamente enriquecido.

MR – Es una buena precisión porque es de alguna manera el centro de este conflicto: el nivel de enriquecimiento de uranio que Irán podría lograr en su territorio y con ello la posibilidad de alcanzar la bomba atómica.

Este acuerdo de ayer en realidad reflota una propuesta anterior, ya existente, pero con diferentes actores. El año pasado, la AIEA propuso como fórmula para descomprimir la situación, y sobre todo quitarle a Irán el control sobre su uranio, que entregara parte de sus reservas a Rusia para que las enriqueciera, y luego Francia convertiría ese uranio enriquecido en combustible utilizable para un reactor nuclear iraní.

JAE – Una propuesta que no tuvo éxito. Ahora hay una similar sobre la mesa, ¿cómo es?

MR – Ahora va a ocurrir algo parecido siempre y cuando Irán cumpla el acuerdo y la AIEA apruebe el procedimiento firmado ayer. La idea es que Irán entregaría 1.200 kilos de uranio a Turquía, Turquía lo va a enriquecer y le va a devolver en un plazo de un año un mínimo de 120 kilos de uranio enriquecido a un 20% a Irán. Lo cual es suficiente para ese reactor nuclear que Irán argumenta que quiere alimentar con este combustible, pero no es un nivel de enriquecimiento que alcance para una bomba atómica. Lo que cambia aquí, sobre todo, es que los países mediadores, Brasil y Turquía, son considerados neutros por parte de Irán.

JAE – De alguna manera entonces, por lo que tú comentabas, Irán pierde el control de su uranio. ¿Por qué entonces decías que no pone punto final a esta crisis?

MR – Hay múltiples razones. Por ejemplo, que el acuerdo debe ser avalado por la AIEA y no necesariamente frena la iniciativa encabezada por EEUU de sancionar a Irán por su programa nuclear...

JAE - ...Sí, de hecho EEUU dijo ayer que va a seguir buscando sanciones contra Irán por este tema.

MR – Exactamente. Además hay dos elementos que son exigencia de las grandes potencias nucleares y que no están contenidos en el acuerdo tripartito firmado ayer. Primero, lo que Naciones Unidas pide a Irán es que se siente a hablar para dar garantías de que su programa nuclear no tiene fines militares. Eso no está contenido en este acuerdo. Segundo, Irán se quedaría con más de 800 kilos de uranio en su poder –tiene un total de unos 2.000 kilos de uranio– y ayer mismo, luego de firmar el acuerdo, dijo que va a seguir enriqueciendo lo que quede de su uranio, en su territorio. Por eso te decía que es relativo eso de que Irán pierde el control sobre este combustible nuclear. Con lo cual no cambia fundamentalmente la situación que llevó a esta crisis y a sanciones contra Irán desde el año 2006; es decir, el reinicio del programa nuclear iraní en 2005 y la falta de cooperación de Irán con la AIEA de la forma que las potencias nucleares occidentales quieren.

JAE - Es decir que de ahora en adelante lo que puede esperarse es que habrá igualmente sanciones a Irán, ¿es así?

MR – Hasta el momento nadie habló de que el proceso de búsqueda de sanciones, al que se opone fuertemente Brasil –que ocupa una plaza rotativa en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas–, nadie dijo que se abandonará la búsqueda de sanciones. Por el contrario, lo que se vio en las últimas semanas es una convergencia en el seno del llamado Grupo de los Seis que incluye a las cinco potencias con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, que son EEUU, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia, a los que se suma Alemania, para promover una resolución que profundizaría las sanciones a Irán por no cumplir con lo que Naciones Unidas le pide en materia nuclear, principalmente en materia de inspección de sus instalaciones nucleares.

En todo caso Irán compró un poco de tiempo y, si cumple rápidamente su parte del acuerdo firmado con Brasil y Turquía, entonces habrá dado una indicación de que en algún punto está dispuesto a sentarse a negociar. Y negociar aquí quiere decir una sola cosa: demostrar y permitir que Naciones Unidas verifique que no busca armas nucleares.

JAE – Veamos el otro punto que planteábamos en la introducción, ¿cómo queda Brasil en el aspecto diplomático, esta visita de Lula de la que tanto se habló en los días previos?, ¿cómo queda parado Brasil al haberse logrado este acuerdo, independientemente de que abra o no esa puerta a una salida a la crisis nuclear con Irán?

MR – Hemos hablado algunas veces En Perspectiva de la forma cómo Brasil se está moviendo en el escenario diplomático internacional para intentar subir escalones en caso de que se abra la posibilidad de una reforma del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y haya nuevos ingresos a ese organismo, que es el más importante de aquellos que toman decisiones en el mundo. Esta es la gran apuesta de Brasil, Brasil apuesta a entrar al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y para ello en este camino ha apostado entre otras cosas a consolidar el G20 financiero; a comandar la misión de estabilización de Naciones Unidas en Haití; ha intentado –sin éxito– mediar en el conflicto israelo-palestino...

JAE - ...Sí, hay otros antecedentes también, por ejemplo el tema Organización Mundial de Comercio (OMC), negociaciones comerciales, aquí tampoco le fue bien a Brasil.

MR – Correcto, es otro caso. El punto es que Brasil está intentando ingresar en las ligas mayores –como se dice popularmente– y para eso nada mejor que involucrarse en problemas grandes aunque por el camino coseche algunos fracasos.

A pesar de que Brasil tal vez no ha logrado aún la influencia y el liderazgo que desearía, es un país que está apostando a que su presencia constante en temas internacionales importantes le valga un lugar de mayor preponderancia a futuro.

Y si se concreta este acuerdo tripartito, Brasil habrá ganado mucho terreno al crear una oportunidad de diálogo en este tema que como tú decías es uno de los más importantes a nivel diplomático de nuestro tiempo y un tema en el cual hasta el momento no había ninguna posibilidad de diálogo.

El riesgo para Brasil es que este acuerdo quede en la nada y que esta iniciativa finalmente fracase. Pero es un riesgo calculado porque lo que más cuenta aquí para la diplomacia brasileña es que el país se posicionó como un negociador, como un buen buscador de soluciones, y creo que es allí donde está la ganancia brasileña en este tema.


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