John Carlin: "El valor de este Mundial, si lo hay, va a ser en el terreno económico"
El primer Mundial de fútbol realizado en tierras africanas llegó a su fin y el momento del balance se impone. El periodista y escritor John Carlin, corresponsal en Sudáfrica durante varios años, estimó que las repercusiones fundamentales del torneo se darán en la economía, a diferencia del mundial de rugby de 1995, también organizado en ese país, que tuvo mayor valor político debido al momento histórico en que ocurrió. Autor de la novela El factor humano, que inspiró la película Invictus, Carlin también se refirió al rol actual del ex presidente Nelson Mandela y a la forma en que el evento futbolístico incidirá en el desarrollo de la sociedad sudafricana. "Ahora Sudáfrica tiene una base muy buena para reconstruir su país y mejorar las cosas que hay que mejorar", manifestó.
(emitido a las 9.04 Hs.)
EMILIANO COTELO:
Es un hombre que conoce mucho Sudáfrica y así lo ha dejado en claro en sus libros y reportajes en la prensa.
Su libro Playing the enemy (El factor humano) fue la base de la película Invictus, dirigida por Clint Eastwood, en la que el actor Morgan Freeman interpretó a Nelson Mandela, y que vimos hace pocos meses aquí en Montevideo.
Ha sido corresponsal en varios países, escribe sobre temas de actualidad y también sobre deportes.
En este Mundial ha tenido para entretenerse, porque en sus artículos analizó el campeonato en lo deportivo, pero también se detuvo en el impacto en la realidad sudafricana.
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EC - Estamos con John Carlin, periodista del diario El País de Madrid, que también publica artículos para The London Observer, Independent, Sunday Times y The New York Times, entre otros. Tiene 54 años y casi 30 en este oficio.
Tú tienes padre escocés y madre española. Entonces, ¿por qué selección hinchabas en este Mundial?
JOHN CARLIN:
Clarísimamente por la española.
EC - Felicitaciones, entonces, por el triunfo de la Roja ayer en la final frente a Holanda. Supongo que estarás muy satisfecho.
JC - Sí, por supuesto; entre otras cosas porque creo que España fue la mejor selección del Mundial, la que juega el fútbol más atractivo, más fluido, y porque creo que el equipo que gana un Mundial deja un ejemplo al resto del mundo futbolístico. Es bueno que haya ganado España y no por ejemplo Holanda, que jugó muy a la defensiva. Habría sido una pena para todo el mundo del fútbol si un equipo que jugó de manera bastante cínica, buscando básicamente destruir el fútbol del rival, hubiera ganado. Creo que el ejemplo, el modelo de fútbol que habría dejado para el mundo no habría sido demasiado saludable.
EC - ¿Cómo examinas el momento deportivo por el que está pasando España? Porque este triunfo en el Mundial de Fútbol no es el único, hay que mirar otras disciplinas y observar lo bien que le está yendo a España en tenis, en automovilismo, en básquetbol. ¿Qué es eso?
JC - Es verdad, España está atravesando un momento glorioso en lo deportivo. Pero ante todo lo notable es el fútbol, el Mundial de Fútbol, el deporte más importante del mundo. España siempre se destacó por su brillantez a nivel individual y por tradición no había tenido tanto éxito jugando en equipo. Pero esto ha cambiado, en parte porque hay muchísimos entrenadores muy preparados en España, hay un fútbol de base para los niños que se lleva con mucha seriedad en todo el país, y también hay una filosofía del fútbol que, por una enorme ironía, es la holandesa, la de Cruyff. Cuando Cruyff vino a jugar aquí a Barcelona, en el final de los años setenta, vino primero como jugador y después como entrenador, y dejó una huella muy importante no solo en el fútbol de Barcelona, sino en el fútbol de España, con mucho énfasis en la idea del fútbol como espectáculo, de mantener la posesión del balón, de lo que los brasileños llaman el juego bonito. La ironía es que varios años después la selección española ha digerido y asimilado este mensaje bastante más que la holandesa.
EC - ¿Y qué dices sobre lo que está pasando en esos otros deportes en los que hoy se destaca España?
JC - Lo que ocurre es que en general el deporte se toma muy en serio aquí en España, y hay muchas academias de tenis, de fútbol, de baloncesto en todo el país. No es algo que se vea tanto a nivel de escuelas, pero muchísimos niños van y juegan deporte organizado, con gente que los entrena bien, con buenos principios, y se va creando también el concepto de jugar en equipo. En tenis tenemos a Rafa Nadal, que acaba de ganar Wimbledon con abrumadora facilidad, pero detrás de Nadal hay otros tres, cuatro, cinco jugadores muy buenos que van a asegurar que España se mantenga en un buen nivel en el tenis también durante muchos años. Claro, hay contraste aquí con el estado económico de España ahora, porque la situación está muy mal, tiene el desempleo más alto de la zona europea, desempleo especialmente alto entre la gente joven. El gobierno ha tenido que hacer muchos recortes muy dolorosos en el gasto público, pero lo que estamos viendo ahora es el fruto de muchos años de bonanza, de muchos años de bum, que se cortaron con la crisis que ha afectado a todo el mundo en los últimos dos o tres años. Los chicos que están triunfando ahora en el deporte son los hijos del bum.
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EC - Tú fuiste corresponsal jefe del diario The Independent en Sudáfrica entre 1989 y 1995. ¿De aquella época viene tu conocimiento tan profundo de Sudáfrica?
JC - Sí, por supuesto. Antes del 89 yo viví en América Central, estuve seis años trabajando en países entre México y Panamá, viví en Nicaragua, en El Salvador, cubrí las guerras centroamericanas de esos años, y sin que yo tuviera ningún interés previo en Sudáfrica, mis jefes me dijeron que querían que fuese corresponsal ahí. Yo fui, encogí los hombros, dije "bueno, vale, voy para Sudáfrica", pero para mi gran sorpresa el lugar me atrapó y me sigue atrapando ya muchos años después. Es con mucha diferencia el país que más me fascina de la Tierra.
EC - Además te tocó una época apasionante en la vida política y social de Sudáfrica.
JC - Sí, me tocó una época absolutamente extraordinaria, una época épica. Estuve ahí el último año puro y duro del apartheid, de ese sistema de discriminación racial tan terrible, de esa tiranía que hubo en Sudáfrica. Después me tocó la liberación de Mandela cuando todo empezó a cambiar, me tocaron cuatro años de intensa negociación para el cambio político, y al mismo tiempo mucha violencia de parte de la extrema derecha que estaba intentando hacer todo lo posible por frenar la transición a la democracia, y estuve ahí para el final feliz: se llevaron a cabo elecciones y Mandela fue elegido presidente de Sudáfrica, el primero democrático en la historia de su país. Así que fueron unos años tremendamente interesantes.
En tu libro El factor humano, que es la base de la película Invictus, tú relatas de manera notable cómo Nelson Mandela, elegido presidente en el año 1994, decide aprovechar el mundial de rugby que se disputaría en Sudáfrica en el 95, para avanzar en la reconciliación entre negros y blancos, para dar un paso fuerte en la demolición real del apartheid. El rugby era el deporte de los blancos y, de algún modo, un símbolo de la opresión, sin embargo Mandela logró que también los negros sintieran como suya la camiseta de los Springboks, la selección de rugby, que finalmente terminó siendo campeona del mundo.
Traigo a colación estos antecedentes para preguntarte a propósito de esta nueva ocasión, del Mundial de Fútbol 2010. ¿Detrás de este campeonato había también objetivos sociales y políticos que se habían propuesto las autoridades encabezadas por el presidente Jacob Zuma?
JC - No tanto. El valor político del mundial de rugby del 95 fue mucho mayor que el valor político ahora del Mundial de Fútbol, por la sencilla razón de que Mandela llevaba un año en el poder, la democracia era muy joven, estaba muy amenazada por las fuerzas de la extrema derecha, y había una necesidad urgente de unir al país, de crear una situación en que todos participaran ahí, que el Estado representara a todos, que todos eran sudafricanos. Entonces el valor político fue enorme en ese momento en el 95. Ahora ya no, ahora Sudáfrica es una democracia mucho más consolidada, tiene sus problemas, como tienen tantos países, pero problemas básicamente económicos, el terreno político está bastante bien abonado, y lo que vimos en este Mundial no fue tanto algo totalmente novedoso, sino la consolidación de una progresiva mejora de las relaciones raciales y una muy fuerte conciencia que tienen todos, independientemente de raza, religión o lo que sea, de ser sudafricanos. Eso lo constatamos.
Entonces el valor de este Mundial, si lo hay, si logran sacar provecho del éxito de este Mundial, va a ser más en el terreno económico. Hay muchos problemas, combatir la pobreza, combatir la delincuencia, que también es fruto de la pobreza, son cosas muy complicadas, pero son problemas en cierto modo banales, Sudáfrica ha perdido esa épica singularidad que tuvo hace varios años. Pero con suerte, el hecho de que hayan sido capaces de organizar de manera muy eficaz el espectáculo más grande de la Tierra les dará la confianza y la experiencia para mejorar en el terreno económico, en el que hay mucha desigualdad, mucha pobreza, muchos problemas por resolver.
EC - La imagen de Sudáfrica estaba en juego, también en ese terreno el Mundial era muy importante para el país. Es un desafío mayor organizar un torneo como este. ¿Qué balance haces tú? ¿Sudáfrica estuvo a la altura de las circunstancias?
JC - Creo que sí, yo tengo un cierto prejuicio a favor, pero objetivamente lo han organizado muy bien, y creo que la gran mayoría de los 15.000 periodistas extranjeros que fueron a cubrir el Mundial está de acuerdo en que se llevó a cabo con una gran eficiencia y simpatía. Esto es muy importante para la imagen que Sudáfrica tiene en el mundo y para la imagen que tiene de sí misma. En ambos casos ha habido un cambio importante, después de este mes en que todo el mundo ha estado enfocado en Sudáfrica ven que no es un país en el que hay una terrible tensión entre blancos y negros y que está a punto de explotar en un terrible conflicto racial, ven que es un país en el que hay un terror permanente a la delincuencia pero que es capaz de organizar las cosas bien. Y en cuanto a la imagen de sí mismos, los sudafricanos van a salir de esta experiencia con una mucho mayor confianza en sí mismos y con suerte con una buena actitud, una actitud positiva en cuanto al gran reto de enfrentar los problemas económicos que tienen por delante.
EC - Tú lo mencionaste al pasar: uno de los retos era la seguridad pública, porque Sudáfrica tiene problemas serios de delincuencia. Recuerdo que a mitad del Mundial en una de tus notas hacías una evaluación positiva de los resultados, hablabas de pocos delitos, y en los casos en que ocurrieron de la eficiencia en la identificación de los culpables, condenas ejemplarizantes y hasta recuperación de objetos robados. ¿Mantienes ese balance ahora que terminó el Mundial?
JC - Sí; no es mi balance, es un balance que muestran las estadísticas. Muchísimos aficionados de muchos países no fueron a Sudáfrica por ese terror que se creó en los medios acerca de la inseguridad del país, pero hay una triste, terrible y trágica ironía: la única muerte, que yo sepa, vinculada al Mundial, fue la muerte en un accidente de coche de la bisnieta de Nelson Mandela el día antes de que empezara el Mundial. Yo no me he enterado de que haya habido ningún aficionado, ningún visitante, ningún periodista que haya sido víctima mortal de nada, ni siquiera de accidente de coche. Se demostró que en un evento de este tipo, en que la gente, los visitantes están todos más o menos en la misma zona, la policía es capaz de hacer un buen trabajo y controlar la situación.
Y este no es el primer evento de este tipo que se celebra en Sudáfrica, es el más grande, pero ha habido un mundial de rugby, un mundial de críquet, otros grandes eventos de varios deportes, ya van como 150 eventos internacionales importantes deportivos que se han llevado a cabo en Sudáfrica en los últimos 15 años y todos se han llevado a cabo muy bien y con mucha seguridad para la gente que viene de visita. Con suerte, uno de los impactos de este Mundial será que se incrementará notablemente el turismo, porque Sudáfrica es un país fantástico para visitar, y el ejemplo de lo que ha ocurrido aquí puede ser de gran beneficio para la industria turística en Sudáfrica.
EC - Sí; conozco Sudáfrica, estuve hace unos años y comparto tu opinión a propósito de los atractivos que ofrece ese país. Son infinitos; una de las incógnitas cuando se viaja a Sudáfrica es cuánto tiempo tiene que durar el viaje, cómo hacer.
JC - Exactamente, hay mucho para elegir, hay mar, hay safaris, hay unos paisajes naturales fantásticos, hay unos hoteles maravillosos, grandes vinos; la comida es buena, la gente no se enferma, no hay que vacunarse contra esto y lo otro como en otros países africanos, uno puede beber el agua, puede comer todo con seguridad. Es un lugar muy variado, la cuestión es cómo organizar el tiempo, porque hay tantas opciones.
EC - A propósito de cómo se manejó durante el Mundial el riesgo de delincuencia, violencia, tú contabas que se tomaron precauciones especiales, se crearon 56 World Cup courts, tribunales dedicados especialmente a resolver cuestiones legales que surgieran a lo largo del torneo. Adaptados a las posibles necesidades de los visitantes de fuera, los tribunales especiales contaban con 93 intérpretes, 110 magistrados, 260 fiscales y unos 1.500 empleados específicos. Eso estuvo muy bien, pero curiosamente ahora hay quienes dentro de Sudáfrica dicen que sería muy bueno que se mantuviera algo de esa infraestructura policial y judicial para la vida cotidiana, la de todos los días en Sudáfrica.
Foto: flickr/Universidad Europea de Madrid |
JC - Por supuesto, otra ironía más de este Mundial es que esas cortes especiales, tribunales especiales, toda esa gente que emplearon estuvo en el desempleo prácticamente todo el tiempo, hubo pocos casos, es extraño, muy por debajo de lo habitual. Pero claro, muchísima gente en Sudáfrica dice que esto es un ejemplo concreto de algo que se puede intentar mantener y desarrollar en la sociedad más allá de esta fiesta, de esta luna de miel que fue el Mundial. Aquí está la esperanza, ahora Sudáfrica tiene una base, una plataforma muy buena para reconstruir su país, de rediseñarlo para mejorar las cosas que hay que mejorar. Este es un caso muy concreto, que la policía y los tribunales y todo el sistema legal-judicial funcionen con la misma eficacia después del Mundial que durante.
EC - Hablando de la imagen del país, tengo la impresión de que el espectáculo de apertura y el de clausura también dejan bien parada a Sudáfrica, en este caso desde el punto de vista cultural y tecnológico. ¿Cuáles fueron tus impresiones?
JC - La ceremonia de apertura me la perdí porque estuve en un tráfico terrible y llegué muy tarde al estadio. Pero la de clausura de ayer la vi, la hicieron de noche, que es mucho más espectacular. Vimos una mezcla de alta capacidad tecnológica con una vibrante sensación de la energía, la música, la danza de Sudáfrica. En esa ceremonia tan fantástica se vio todo lo positivo de Sudáfrica y cómo Sudáfrica puede ser un país serio, emergente y convertirse en una importante economía mundial, que hay mucho potencial, y cuando los sudafricanos se ponen con algo son capaces de hacerlo muy bien.
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EC - Hablábamos de lo que este Mundial le deja a Sudáfrica, lo que implica desde el punto de vista de la imagen, de lo que implica en cuanto a gran imán que seguramente va a movilizar todavía más de lo que ya lo ha hecho por sí mismo el turismo en los próximos años. También de otras posibilidades que se abren en el terreno económico. Pero me queda una duda a propósito de los estadios: el Mundial se jugó en 10 estadios, cinco de ellos fueron remodelados, dos se demolieron y se reconstruyeron y los otros tres se construyeron desde cero. ¿Qué se va a hacer con esos estadios ahora?
JC - Buena pregunta. Hay una liga de fútbol nacional importante en Sudáfrica, entonces algunos se utilizarán para eso, y otros para partidos de rugby Sudáfrica es campeona mundial de rugby, pero tengo mis dudas, creo que no todos se van a poder seguir aprovechando. Habrá que verlos como parte de la inversión económica que se hizo para que este Mundial saliera bien, porque es muy importante en cuanto a la imagen que este Mundial se haya llevado a cabo con mucho éxito. Además en las últimas semanas muchísimos potenciales inversores han ido a Sudáfrica para ver el país, que aparte de la riqueza y el potencial económico que tiene en sí mismo, también es el puerto de entrada al resto de África. Cualquiera que quiera hacer negocio en África lo va a querer hacer en Sudáfrica, que tiene los bancos más sofisticados y un sistema legal que funciona muy bien. Entonces los estadios son una especie de inversión de marketing o en publicidad, porque no todos van a tener valor después del Mundial.
EC - ¿Qué sentiste ayer cuando viste ingresar a Mandela al Soccer City después del espectáculo de clausura, cuando apareció en el carrito de golf sentado, muy abrigado, acompañado por su esposa?
JC - Me puse muy feliz, porque lo vi hace unos meses y estaba muy frágil. Ya está muy mayor, va a cumplir 92 años en menos de una semana, y uno siempre se preocupa por el estado de salud de Mandela. Pero ayer lo vi feliz, para mí lo que define a Mandela es su fantástica sonrisa, tiene la sonrisa más grande, más iluminada del planeta, y ayer a sus casi 92 años estaba ahí absolutamente feliz, con esa sonrisa enorme, no dejó de sonreír durante toda la vuelta que dio por el estadio. Me alegró muchísimo verlo tan bien y tan feliz, porque en gran, gran medida el hecho de que el Mundial se haya llevado a cabo en Sudáfrica se debe al propio Mandela; sin Mandela estoy segurísimo de que no habría logrado llegar al Mundial, y sin Mandela el país hoy no estaría en paz. O sea que se lo deben todo a él, y que él pudiera estar ahí para celebrar ese momento me pareció algo muy apropiado y me gustó mucho.
EC - Tú has tenido varias conversaciones y reuniones con él; ¿cuándo fue la más reciente?
JC - Nos vimos hace unos seis meses en Sudáfrica.
EC - ¿Y cómo lo encontraste en cuanto a sus planes? ¿Qué es hoy Mandela?, ¿qué hace?, ¿cuál es el papel de Mandela hoy en la sociedad sudafricana?
JC - No, no hace casi nada, es un líder simbólico que va a ser un ejemplo para el resto de los años de la vida de Sudáfrica, y para el mundo también. Pero hoy está en el retiro, está en casa, no se mueve mucho, su gran alegría es estar con sus hijos, sus nietos, sus bisnietos, y a eso se dedica. Ya ahora papel público, social, político no tiene en absoluto.
EC - El domingo que viene Mandela cumple 92 años y se está preparando una conmemoración. En la publicidad estática de varios estadios se vio anunciar una actividad especial para ese Mandela Day. ¿Qué sabes tú?
JC - No sé qué se va a hacer. Por supuesto que se va a celebrar, se va a recordar, y van a intentar recaudar fondos para las diferentes fundaciones caritativas que tiene Mandela, que están enfocadas en combatir el sida, en ayudar a los niños de África. Ese va a ser el objetivo práctico, y al mismo tiempo se va a celebrar, va a haber conciertos, no solo en Sudáfrica sino también en otros países, para conmemorar el cumpleaños de Mandela.
EC - ¿Se sabe a qué hora llega la selección española, la Roja?
JC - No sé cuándo llega.
EC - ¿Qué ambiente hay en Barcelona con respecto a ese festejo?
JC - En Barcelona se festeja un poquito menos que en otras partes de España, porque la gente siente un poco más de ambigüedad en cuanto a su nacionalidad, en cuanto a su identidad española, pero el hecho es que la gran mayoría del equipo español es del Barça, y por supuesto que se siente un gran orgullo. Pero ha habido más fiesta, más celebración en Madrid.
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Transcripción: María Lila Ltaif
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Foto de portada: flickr/eurogaceta