Un nuevo milagro de los Andes
Por Emiliano Cotelo
(emitido a las 7.04 Hs.)
Los hermanos chilenos están conmovidos y felices.
La tragedia de los 33 mineros que desaparecieron hace 18 días a 600 metros de profundidad, que tenía en vilo a la población, ayer derivó en la mejor noticia posible. Todos están vivos.
Las tareas de rescate, que no aflojaron nunca en estas dos semanas largas desde el accidente, ayer, domingo, dieron su fruto. Primero, en la madrugada, cuando aparecen esas tímidas señales sonoras que permitieron soñar con que se había encontrado su refugio en las profundidades. Luego, cuando la sonda que baja hasta ese recinto y vuelve a la superficie con más de una carta, una de ellas bien breve: "ESTAMOS BIEN EN EL REFUGIO LOS 33". Y finalmente, ya de noche, con las primeras imágenes obtenidas por esa cámara que deslizaron hasta el fondo, y que mostraron varios de los rostros, agotados pero felices, de los trabajadores atrapados.
Lamentablemente, la regla es que las coberturas periodísticas de estos dramas terminan con el hallazgo de las víctimas o, peor aún, con el parte que solemnemente informa que se ha decidido suspender los operativos porque ya ha pasado demasiado tiempo y no hay esperanzas ni hay más nada que hacer. ¡Cuántos estaban esperando uno de estos dos desenlaces...!
Por eso, esta excepción a la regla, ocurrida ayer, provocó el júbilo de todos: los familiares de los obreros desaparecidos, sus compañeros, los rescatistas, las autoridades, la población chilena toda y, estoy seguro, mucha, muchísima gente, en América Latina y otras partes del mundo.
Ese "circo mediático" que, nos guste o no nos guste, siempre se arma en estos casos, esta vez pudo zafar del morbo, la sangre y las familias destrozadas.
En esta ocasión las cámaras de televisión, los micrófonos de radio, las portadas de los diarios y los portales de internet pudieron titular con una buena noticia.
Sí, parece que las buenas noticias también son noticia. En este caso, una noticia excelente, cargada, además, de ilusión, porque los mineros no sólo consiguieron salvarse, sino que además pudieron disponer de las provisiones mínimas y ahora comienzan a recibir nuevos apoyos por esa primera perforación que llegó gasta ellos, mientras empiezan los trabajos de fondo, que pueden demorar meses, para poder sacarlos definitivamente a la luz.
La cobertura periodística 24 horas va a continuar. Es más: desde ayer se relanza con más fuerza que nunca. Pero, a diferencia de tantas otras, en esta oportunidad el rating, que sin duda será muy alto, se apoya en una buena nueva y se alimenta con la expectativa de otras noticias mejores aún.
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