Wikileaks, denunciante y protagonista
Por Emiliano Cotelo
(emitido a las 07.00 Hs.)
Este fin de semana tuvo lugar un acontecimiento político-periodístico de esos que marcan un antes y un después.
El sitio de internet Wikileaks dio a conocer 400.000 documentos secretos sobre la guerra de Irak, procedentes de las fuerzas armadas de Estados Unidos (EEUU).
Se ha destacado que se trata de la mayor filtración de archivos de guerra de la historia. Pero, sobre todo, lo que impresiona es el contenido. Esos papeles les ponen nombres y apellidos a las víctimas de esa guerra, especialmente entre la población civil.
Las cifras son más graves que lo conocido hasta ahora: 109.032 muertes, de ellas 66.081 civiles, 23.984 enemigos -calificados por el Pentágono como insurgentes- 15.196 militares iraquíes y 3.771 soldados de los otros países socios en la invasión.
Pero los documentos muestran, además, que el Ejército norteamericano conocía y no denunció numerosos casos de maltrato y torturas de las fuerzas iraquíes, y enumeran "más de 300 casos documentados de tortura cometidos por las fuerzas de la coalición, no sólo en (la prisión de) Abú Ghraib".
La información es un problema muy serio para EEUU, Gran Bretaña y los otros países que protagonizaron esa guerra, y reabre el debate político y social sobre una operación que dividió al mundo desde antes mismo de iniciarse. Coloca incluso en un lugar incómodo a Barack Obama, que cuando era senador se opuso a esta operación, pero que ahora encabeza un Gobierno que ha presionado para que estos archivos no tomaran estado público y cuya secretaria de Estado, Hillary Clinton, denuncia la presunta irresponsabilidad de Wikileaks porque estas revelaciones pondrían en peligro las vidas de personas que han colaborado con los aliados en la invasión.
Pero además sacude al ambiente periodístico. Porque tiene como protagonista a esta organización privada sin fines de lucro, Wikileaks, que nació en diciembre de 2006 para trabajar por la transparencia y que ya tiene todo un récord de destapes. En abril dio a conocer el video Collateral Murder, grabado desde un helicóptero Apache de EEUU que sobrevuela las calles de Bagdad y cuyos tripulantes persiguen y matan a varios civiles, entre ellos un fotógrafo de la agencia Reuters que lleva una cámara que los soldados confunden con un arma de fuego. Ese mismo mes liberó los papeles secretos de la guerra en Afganistán, 77.000 documentos desclasificados que revelaban la muerte de cerca de 20.000 afganos. Pero Wikileaks también denunció ejecuciones extrajudiciales en Kenia y puso contra las cuerdas al mayor banco islandés, The New Kaupthing.
Es de lo más interesante el papel que ha pasado a jugar Wikileaks en el sistema periodístico, como intermediario entre la opinión pública y aquellas personas que quiere dar a conocer documentos secretos o sensibles. Antes, ese papel correspondía exclusivamente a medios de comunicación tradicionales: diarios, semanarios, radios o canales de televisión. ¿Por qué algunas fuentes importantes ya que no confían en aquellos y optan por Wikileaks? ¿El periodismo de investigación convencional queda cuestionado? ¿O como dicen otros pasa a tener ahora un complemento y un aliado?
Este punto es importante, porque si bien los directores de Wikileaks son muy críticos con algunas conductas de periodistas y medios (por ejemplo, con aquellos que utilizan contenidos "tutelados", producidos por el Ejército de EEUU, Gobiernos o empresas), cabe preguntarse: ¿Wikileaks puede operar sola o necesita a los medios tradicionales para que estos exploren, analicen, ordenen y después difundan las grandes masas de documentos que esta ONG carga en sus páginas web?
Son todas preguntas apasionantes. A las que incluso se podría agregar otra: ¿cómo hace Wikileaks para garantizar su propia transparencia como organización?
***