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Obama comienza su tercer año de mandato con una oposición fortalecida

Obama comienza su tercer año de mandato con una oposición fortalecida

Contacto con el politólogo Juan Rial, colaborador de En Perspectiva en Nueva York.


(emitido a las 8.40 Hs.)

EMILIANO COTELO:
En Estados Unidos, el presidente Barack Obama comienza hoy a transitar su tercer año de Gobierno, que tendrá una diferencia importante con los dos anteriores: ahora se enfrenta a un Congreso donde la oposición se ha hecho fuerte luego de las elecciones legislativas de noviembre pasado.

La situación más complicada se da en la Cámara de Representantes, donde el Partido Republicano tendrá mayoría: 239 escaños frente a los 190 de los demócratas. Así que Obama deberá ingeniárselas para lograr acuerdos con la oposición si quiere sacar adelante sus iniciativas más importantes.

Sin embargo, desde ya algunos voceros del Partido Republicano aparecen en pie de guerra: han anunciado que se proponen frenar un posible intento reeleccionista de Obama y que van a trancar o incluso revocar algunas leyes ya promulgadas, por ejemplo la reforma de la salud.

Ayer, Obama se refirió al tema, en un diálogo que mantuvo con periodistas que lo acompañaban en el avión que lo trasladó desde Hawaii a Washington, al regreso de sus vacaciones.

"[Los republicanos] van a tratar de hacer su juego durante cierto tiempo, pero tengo bastante confianza en que van a reconocer que nuestro trabajo es gobernar y asegurarnos de estar generando empleos para el pueblo estadounidense y creando una economía competitiva", comentó Obama.

Para examinar este nuevo escenario político que se plantea en Estados Unidos, estamos en contacto con el politólogo uruguayo Juan Rial, que se encuentra en Nueva York.


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EC – ¿Puede ocurrir efectivamente que se vote la derogación de algunas leyes aprobadas en la legislatura anterior y que son consideradas clave para el Gobierno de Obama?

JR – Sí, puede, pero el problema es que en muchos casos eso tendría valor simbólico. Se sabe que la nueva mayoría republicana en la Cámara baja –esos 49 diputados extra– puede llegar a derogar la ley de salud, pero el problema es su carácter simbólico. Como es una nueva ley debe ser promulgada, y seguramente Obama no lo haría, la vetaría. La única forma de levantar el veto, al igual que en Uruguay, es por dos tercios de votos, y Obama no los tiene. Además en el Senado, a pesar de todo, los demócratas y sus aliados todavía tienen una pequeña mayoría de 53 sobre 47. Así que los efectos que tendría una derogación de la ley serían simbólicos.

Sin embargo, el punto clave es su aplicación. La aplicación de la ley también depende precisamente de partidas presupuestales y ahí es donde el nuevo Congreso puede molestar mucho. No solo en este aspecto de la ley de presupuesto, sino en otros que requieran dinero para llevar adelante algunas de las reformas que se propusieron.

EC - ¿Por ejemplo?

JR – Por ejemplo alguna de las medidas que refieren a subsidios o a la posibilidad de controlar más de cerca las actividades de Wall Street, que requerirían que la burocracia tenga dinero suficiente para poder hacerlo. Si no se le da eso, las normas quedan vigentes pero son letra muerta. Aún dentro de la propia ley de salud hay algunas cosas que requieren dinero, por ejemplo todo lo que refiere a la ampliación de la misma o a los aspectos inspectivos. Se dice que para el 2014 todos debieran tener un seguro, a riesgo de tener que pagar una multa. Es muy difícil que ello ocurra si no hay un cuerpo inspectivo que pueda controlar todas las empresas. Y obviamente quedan afuera todos los informales.

EC – En las últimas semanas del año 2010, un sector de los parlamentarios republicanos apoyó tres normas que para el Gobierno de Barack Obama eran importantes: una reforma tributaria, el nuevo tratado nuclear con Rusia y la eliminación de la norma que prohibía a los homosexuales prestar servicios en el Ejército si hacían pública su opción sexual. ¿Cómo consiguió eso Obama?

JR – Ten en cuenta que era un Congreso que estaba en retirada, y gran parte de los republicanos que votaron a favor de las ideas de Obama no fueron reelectos. El nuevo Congreso va a tener en su seno a un grupo de radicales –los miembros del Tea Party– que todavía no eran parte del 111º Congreso, el que se fue. Ahora, en el 112º, sí hay una cantidad de gente que pertenece a estos movimientos más duros y radicales.

En la práctica, como ya ha ocurrido en otros Gobiernos divididos, lo que está en juego, más que la actividad del propio Parlamento, es qué va a pasar en el año 2012. Como tú dijiste al principio, el primer punto es que se reelige a Obama y el segundo es quién va a ser el candidato de los republicanos. Eso también supone una pelea interna que puede favorecer a Obama en cuanto a lograr que los moderados republicanos lo apoyen en estos dos difíciles años que siguen.

EC – ¿Entonces, qué futuro tiene esa pretensión del presidente Obama de continuar con esa línea de acuerdos y cooperación?

JR – No es tan sencillo. Aparte de eso hay que tener en cuenta el escenario en muchos Estados. Al mismo tiempo que asume el nuevo Congreso están asumiendo nuevos gobernadores, que tienen que enfrentar Estados que están prácticamente en quiebra. Muchos de ellos pretenden bajar los salarios a sus funcionarios. Por ejemplo, acá en el Estado de New York, el nuevo gobernador, que es demócrata, ya lo ha hecho. Otros pretenden no solo eso sino lograr una legislación que impida las huelgas de los funcionarios públicos, y en algunos de los Estados del sur hasta se pide la posibilidad de que los funcionarios públicos carezcan de derechos gremiales.

O sea, se llega muy lejos en alguna de los pedidos que se están haciendo en este momento. También van a ser dos años en los cuales va a haber constantemente reclamaciones judiciales que terminarán ante la Suprema Corte. Entre ellas, todas las que se refieran a inmigración, y recordemos que Obama fracasó en el intento de aprobar una ley que permitía a los más jóvenes, que están viviendo en el país desde hace mucho tiempo y que pueden llegar a tener un futuro en la universidad o en las fuerzas armadas, convertirse en residentes legales.

EC – Hablando de impugnaciones en los estrados judiciales, también la propia reforma de la salud está siendo objeto de ese tipo de recursos, ¿no?

JR – Justamente. Y eso determinará si realmente se obliga a todo el mundo a tener un seguro de salud, si se obliga a enrolar a los menores de 26 años en el mismo seguro que sus padres y si se permite la realización del aborto en ciertos casos. Todo eso va a ser objeto de cuestiones judiciales.

EC – Así que entonces tú ves a un presidente Barack Obama que en esta segunda parte de su mandato va a estar hackeado por varios lados: va a estar hackeado en ese Congreso donde en la Cámara de Representantes no tiene mayoría, va a estar hackeado por las políticas de algunos gobernadores de algunos Estados y también va a estar hackeado en el frente judicial ante la Suprema Corte.

JR – Sí, pero todo esto es normal, lo que pasa es que generalmente esto suele ocurrirle a los presidentes en su segundo mandato. En algunos casos ocurre también al primero. El anterior presidente demócrata, Bill Clinton, en su primer mandato también tenía un Congreso en contra, sin embargo logró superar ese punto y fue reelecto. En este caso estamos igual. Por el momento, entre los demócratas el único candidato posible sigue siendo Obama, como reelecto. Pero no queda claro qué pasa en el campo republicano. La más promocionada, quien fue candidata a vicepresidente, la ex senadora Sarah Palin, de Alaska, en este momento también enfrenta una derrota. Su candidato, el señor Joe Miller, perdió una elección frente a la señora Lisa Murkowski, también una republicana, que perdió su nominación y que, sin embargo, fue votada mediante un expediente que existe en Estados Unidos que implica escribir su nombre, porque no estaba incluido en ninguna lista partidaria. A pesar de que esto es bastante difícil logró ser reelecta nuevamente, lo que implica que para los republicanos más extremistas las cosas tampoco son tan fáciles.

EC – Desde hace un buen tiempo se habla de un problema de pérdida de autoridad de Estados Unidos en el contexto internacional, una pérdida de autoridad hacia fuera. Esta nueva realidad que tú venías describiendo y analizando, ¿cómo puede impactar sobre la autoridad de Obama en general?

JR – Este problema de autoridad implicaría abrir un nuevo tema. Es muy fuerte, porque Estados Unidos sigue empantanado en los conflictos de Afganistán, en menor medida en Irak, y sigue sin poder tener una presencia fuerte en los asuntos mundiales. En este momento hay una cantidad de problemas en el mundo en los cuales la presencia de Estados Unidos es casi nula, por ejemplo en el antiquísimo conflicto entre Israel y los palestinos.

Con muchos problemas domésticos internos, la posibilidad de que Estados Unidos pese como en el pasado en la arena internacional es baja. Seguramente ese será otro de los problemas que veremos en estos dos años y que será importante también en el caso de América Latina.


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