Judith Torrea: la voz de las víctimas del narcotráfico en México
Desde que se desató la guerra contra el narcotráfico en México, unas 7.500 personas han muerto en Ciudad Juárez. Diez mil niños han quedado huérfanos y se han cometido 400 feminicidios y hay casi 1.000 mujeres desaparecidas. A pesar de esta realidad, una voz ha contado lo que pasa en ese lugar de 1.300.000 personas. Se trata de Judith Torrea, una periodista nacida en España pero que desde hace 14 años narra desde el corazón de la ciudad los crímenes del narcotráfico. "Ciudad Juárez, en la sombra del narcotráfico" es el nombre de su blog. Entrevistada por En Perspectiva, Torrea dijo que Ciudad Juárez es "una ciudad completamente militarizada, con el ejército y la policía federal, y a pesar de todo esto, los periodistas llegamos antes a las escenas de los crímenes que las fuerzas de seguridad enviadas por el presidente Calderón". Sin embargo, su visión de la ciudad y su gente es positiva: "Esta ciudad es un paraíso del ser humano".
(emitido a las 08.57 Hs.)
JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
"Aquí no se vive, se sobrevive. No puedes salir a un parque o ir a un restaurante de los pocos que quedan abiertos sin encontrarte con el horror."
La frase pertenece a la periodista española Judith Torrea y forma parte de un estremecedor relato que hizo sobre la mexicana Ciudad Juárez. El año pasado Torrea obtuvo el Premio Ortega y Gasset de Periodismo en internet por un blog en el que cuenta historias sobre esa localidad mexicana donde la muerte está vinculada con el narcotráfico y los asesinatos de mujeres son moneda corriente. La dirección del blog es juarezenlasombra.blogspot.com.
Para conocer un poco más esta situación tan tremenda y para saber quién es y cómo vive quien es conocida en el mundo como la bloguera de Juárez, les proponemos viajar a México para hablar con Judith Torrea.
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JAE - ¿Cómo se dio tu llegada a Juárez? Aparece en el blog, por ejemplo, que "hace 14 años Ciudad Juárez se convirtió en la culpable de que me enamorara profundamente de México".
JUDITH TORREA:
Así fue. Yo trabajaba como periodista y presentadora de los informativos de la cadena europea Euro News. Era muy joven y muy alta. Me llamaban la Petite, "la Pequeña". Mis compañeros eran periodistas que han estado de corresponsales en varios países, en varias guerras, y me decían: "tienes que descubrir el mundo". Había una oportunidad de un sabático y yo no quería ir a Estados Unidos; quería irme a América Latina. En concreto, muy cerca de Nuevo México, donde nunca había estado. Me ofrecieron irme a Estados Unidos pero yo no quería. Empezaron a decir ciudades y de casualidad dijeron "Texas". De broma, yo dije que sí. Y me fui a Texas, que está en la frontera con México. No me gustó nada. A los cinco días de estar allí ya quería pisar México. Entonces, de casualidad pisé México y la primera ciudad que pisé solamente por un fin de semana fue Juárez. Me fascinó.
JAE - Cruzaste el río Bravo y te encontraste con la ciudad. Eso fue hace 14 años.
JT - Hace 14 años yo estaba viviendo en Austin, Texas y trabajaba en un periódico, The Texas Observer. Me fui. Recuerdo que eran como 12 o 13 horas manejando, llegué hasta Ciudad Juárez y crucé ese puente que separa la ahora ciudad más segura de Estados Unidos, que es El Paso, Texas, de Ciudad Juárez, México, que ahora mismo es la ciudad más peligrosa del mundo. Pero cuando yo crucé no era así.
JAE - En 14 años el panorama ha cambiado muchísimo. Los números marcan la explosión de violencia con esas situaciones horrorosas y supongo que no te ha faltado oportunidad para irte de allí. ¿Por qué vas renovando tu interés en quedarte?
JT - Después de nueve años de cubrir las fronteras, tanto la estadounidense como la mexicana, me fui durante tres años a Nueva York. Fui periodista de espectáculos en Nueva York, en la principal revista de espectáculos de Estados Unidos. Cuando iba a fiestas en Nueva York y veía cómo se consumía la cocaína que causaba los muertos en Ciudad Juárez, yo decía: "en Estados Unidos se consume en paz esta droga que es la misma que en Ciudad Juárez causa tantos muertos, la ciudad que yo amo" cada dos meses regresaba a mi querida Juaritos. Esto era cuando el presidente [Felipe] Calderón empezó en 2008 la llamada guerra contra el narcotráfico. En Ciudad Juárez llevamos más de 7.500 asesinatos impunes. Es una ciudad en guerra. Como soy una periodista y nuestro deber es contar las historias, sobre todo las que no se cuentan, sentí la necesidad de regresar a vivir a mi querida Ciudad Juárez y contar lo que veía. Con esa visión, que puede ser una visión diferente de una periodista europea que ha trabajado mucho en Europa. También, de una periodista que trabaja en un mundo que parece tan lejano de Ciudad Juárez, como puede ser Nueva York, el mundo del espectáculo, pero que es cercano por esa vía que la une: la cocaína. La cocaína que se consume es la misma cocaína que viene desde Colombia y que cuando cruza la frontera de Ciudad Juárez a El Paso, Texas, se convierte en un fantasma viajero y pacífico. Porque en Estados Unidos esta droga no produce muertos. Podrá producir por su consumo, pero no produce los asesinatos y la desestabilización de los gobiernos como produce en los países de América Latina como Colombia y ahora mismo México, en concreto Ciudad Juárez.
JAE - Me llama la atención que en tu relato has mencionado el término "amor" varias veces, cuando se trata de un contexto de mucho odio y una violencia extrema como no hay en otras partes del mundo. Entonces, ¿por qué ese amor? ¿Dónde está tu sueño? ¿El hecho de hacer reportajes a propósito de lo que se está viviendo allí lleva a pensar que se puede revertir la situación en función del conocimiento de los hechos? ¿Cómo te plantás como periodista frente a tu trabajo y a la expectativa del efecto que puede generar la información que tú producís?
JT - Para mí es una necesidad. Yo soy una periodista y mi pasión y mi misión es intentar devolver la voz a quien se la arrebatan. Como periodistas tenemos que contar las historias que se deben contar, y en Ciudad Juárez me encontré de pronto con que los periodistas se autocensuraban para vivir un día más. Hay muchísima presión, no solamente de los cárteles de las drogas sino también de las autoridades mexicanas, incluso de periodistas corruptos. La realidad que se percibía en los medios y que yo veía era muchísimo más pequeña que la realidad que yo veía cuando regresaba a Ciudad Juárez. El presidente Calderón dice que la mayoría de las muertes son de personas relacionadas con el narcotráfico, y yo te puedo decir que no es así. Aparte de activistas han sido asesinados muchos estudiantes, universitarios, doctores, abogados que no tenían nada que ver con el narcotráfico. Ahí te empiezas a hacer muchas preguntas, te surgen muchos porqués. Cuando hablo del amor por Ciudad Juárez no me doy cuenta de que repito esas palabras tantas veces, hasta que tú me lo dices ahora mismo, hablo porque creo que esta ciudad es un paraíso del ser humano, donde al ser humano se le arrebata su dignidad. En esas circunstancias hay momentos mágicos en que el ser humano sigue luchando, sigue sonriendo y sigue adelante. Imagínate madres que llevan 15 años sin saber dónde están sus hijas, si están vivas o muertas, madres que han perdido a sus dos únicos hijos en esta llamada guerra contra el narcotráfico, y a pesar de eso siguen adelante, siguen buscando justicia, siguen queriendo a México, que es un país fascinante, un país increíble, un país con gente muy trabajadora. Te voy a dar una comparación. Yo vengo de España, pero creo que en la tierra que me vio nacer se ha perdido la alegría por vivir. Y en Ciudad Juárez, a pesar de que es muy difícil cada día, de que hay entre seis y 15 asesinatos cada día y hay veces que hay más hasta 27, en estas circunstancias tan difíciles el ser humano saca no solamente lo peor de sí mismo y se convierte en sicario, en asesino, en torturador, sino que también hay seres humanos que sacan lo mejor de sí mismos y dan esa solidaridad que convierte el dolor en algo mágico.
JAE - ¿Se pueden llegar a ver rostros de alegría? ¿Gente que en ese contexto tiene el deseo de vivir y defender la vida a capa y espada?
JT - Claro que sí. Ha habido muchísima gente que ha huido. Hay más de 10.000 negocios cerrados, según la Cámara de Comercio de Ciudad Juárez. Más de 116.000 casas abandonadas, según datos del Ayuntamiento de Ciudad Juárez. Es una ciudad fantasma, donde tú ves edificios incendiados por no pagar cuotas de extorsión. A pesar de eso, hay mucha gente que ha huido, pero hay otra mucha gente que se queda y que puede huir. Hay otra gente que se queda porque no tiene opción o dinero para irse de esta ciudad. Pero también hay muchos otros que se quedan porque piensan que pueden cambiar esta ciudad. Y lo hacen con una dignidad increíble. Creo que Ciudad Juárez ha aprendido a vivir en la muerte constante y a vivir más sabiendo que la vida es un instante fantástico que se puede ir en cualquier momento.
JAE - Cuéntanos cómo es un día común en tu vida. ¿A qué hora te levantas? ¿Hay rutinas?
JT - Por seguridad intento no tener rutinas. Además soy una periodista free lance, es decir, una periodista que no tiene un apoyo de un medio de información. Así surgió mi blog, "Ciudad Juárez, en la sombra del narcotráfico". Para vomitar todo lo que yo sentía sin necesidad de tener un editor, porque cuando eres free lance a veces no encuentras vender tus historias para sobrevivir económicamente un día más. Pero tú veías esa realidad y sentías que debías contarla. Siendo una periodista free lance tienes más peligros porque vas sola. Y además de ser una mujer muy llamativa, porque soy muy alta, se nota que soy extranjera. Por la mañana me levanto muy pronto, repaso la prensa y luego ya me distribuyo. Tres días a la semana me dedico a cubrir la realidad, lo que me ayuda a seguir el pulso de la ciudad. Cubrir asesinatos sobre todo. La ciudad es muy extensa y hay veces que estás en el lugar del crimen 15 o 20 minutos porque ya se han producido otros asesinatos y tienes que ir a otra parte de la ciudad. Los otros tres días de la semana intento descansar un día a la semana me dedico a hacer más reportajes de investigación para vender historias en televisión, en radio o en prensa, o para un libro que estoy preparando y para el que algún día me pondré a buscar un editor. Nunca sabes, hay veces que regresas al mismo lugar del crimen, a la misma colonia, hasta dos veces al día porque se ha producido otro asesinato. Y lo más duro - más que ver los cadáveres en la calle, a veces decapitados, a veces son varios cadáveres en un mismo lugar - es ver las miradas de los niños que se han quedado huérfanos, y en esas miradas no solamente veo el presente; veo el futuro de esos más de 10.000 niños huérfanos de la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente Calderón. No solamente huérfanos de sus padres, sino de las autoridades mexicanas. Porque si no hacen nada, si no les dan un futuro, esos niños se convertirán en los sicarios que cortan las cabezas. En los sicarios del futuro.
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JAE - Ciudad Juárez es una ciudad mexicana situada en el norte del país, en el Estado de Chihuahua, a orillas del Río Bravo. Al otro lado del río, en territorio de Estados Unidos, se encuentra la ciudad de E Paso, en Texas. La población de Ciudad Juárez es parecida a la de Montevideo: 1.300.000 habitantes, según datos de 2005. Es la mayor ciudad de Chihuahua y la séptima zona metropolitana más grande de México. En este lugar trabaja Judith Torrea, periodista española, que tiene un blog que reúne historias de muerte, de violencia. Historias vinculadas al narcotráfico.
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JAE - Tú comentabas que 2010 fue el año de mayor violencia. De hecho, el Gobierno mexicano ha dicho que los homicidios vinculados al narcotráfico ascendieron el año pasado a 15.273, que es la cifra más alta. Pero en Ciudad Juárez se da otro fenómeno más puntual que tiene que ver con la muerte de mujeres. Los feminicidios. Entre el año 1993 y 2002 se han registrado más de 400 y es un número que va creciendo con el tiempo. ¿Por qué se da este ataque a las mujeres?
JT - Para responderte esto te voy a hablar un poquito más desde atrás. Ciudad Juárez es una ciudad en el desierto. El 70% de las calles está sin pavimentar. Es una ciudad que creció muchísimo en la década de los '60, porque las empresas de capital extranjero, las maquiladoras, se dieron cuenta de que estratégicamente esa zona era muy buena, entonces buscaban mano de obra, sobre todo de mujer. Esas mujeres empezaron a emigrar del sur del país. México, a pesar de ser un país supern rico, vive un racismo y una desigualdad social muy fuertes desde la conquista española. Esas personas empezaron a migrar desde el sur hacia el norte del país, hacia Ciudad Juárez, a trabajar en estas fábricas. Estas personas trabajaban por salarios míseros. Ahora mismo, el salario en una fábrica maquiladora es de unos 500 pesos a la quincena (menos de 40 dólares), en una ciudad que vive al ritmo de Estados Unidos. Ciudad Juárez es muy cara. Más que El Paso, Texas. Con ese dinero es imposible vivir en Ciudad Juárez, pero ni los empresarios ni las autoridades mexicanas se preocuparon por crear escuelas para los niños de esas mujeres, ni tampoco por crear parques para esos niños, ni tampoco por crear alumbrado público ni sistemas de drenaje, ni agua potable. Solamente trabajaban. Esos niños, con esas madres trabajando tanto, muchas de ellas madres solteras Ciudad Juárez es una ciudad de mujeres, muchas inmigrantes, fueron carne de cañón para el cártel de Juárez. Ciudad Juárez es el paso principal de las drogas que vienen de Colombia hacia Estados Unidos. De la falta de oportunidades esos niños se convirtieron en carne de cañón, en miembros del cártel de Juárez. Esas mujeres que se levantaban a las cuatro de la mañana y que a veces andaban una hora por esos lugares del desierto, sin luz... Hubiese pasado lo mismo en España. Te hubiesen violado, te hubiesen matado, te hubiesen hecho de todo. Andaban a esas horas y de repente empezaron a desaparecer.
Esta zona es buenísima para todo: para trata de mujeres, por la impunidad, y también por un tipo de personalidad que se da en todas partes del mundo, con la diferencia de que aquí las autoridades no hacen nada. Si eres pobre y mujer, tu vida no vale para nada. Y esos hombres disfrutan teniendo orgías con mujeres. Las violan y después las matan. A veces, incluso, hacen videos caseros. Eso continuó. Ninguno de los detenidos por estos crímenes seriales, en estos casi 18 años de impunidad, ha sido culpable realmente. Son chivos expiatorios. Ahora mismo está Edgar Álvarez, que es completamente inocente. Hay una corrupción muy fuerte de las autoridades mexicanas; se cree que hay personas muy vinculadas con el narco cuando te digo el narco digo también con los políticos mexicanos que están intentando que no se solucione y no se sepa cuál es la raíz de este problema. La impunidad es el mejor caldo de cultivo para hacer de todo.
Y las circunstancias no están favoreciendo. Entre 1993 y 2010 vamos casi 1.000 mujeres que han sido desaparecidas. Pero en estos tres últimos años, en la llamada guerra contra el narcotráfico, estos crímenes han quedado en un segundo plano. Con la muerte diaria de hombres, niños, menores de edad y adolescentes, pues el número es muchísimo menor, porque ese peligro, que antes era para las mujeres pobres y bellas de Ciudad Juárez, se ha democratizado hacia toda la sociedad con la llamada guerra contra el narcotráfico. Estamos en una ciudad completamente militarizada, con el ejército y la policía federal, y a pesar de todo esto, los periodistas llegamos antes a las escenas de los crímenes que las fuerzas de seguridad enviadas por el presidente Calderón.
JAE - De todo lo que nos has contado queda claro que hay una multiplicidad de factores. Que el narcotráfico es un componente pero no es el único. No es el factor exclusivo en todo esto. Además queda claro que no hay Estado; que si bien hay un número creciente de efectivos militares, el Estado no ejerce su rol. El que debería cumplir, por ejemplo, con relación a la justicia. ¿Cómo podría volver esa sociedad a la normalidad?
JT - En México, no solamente en Ciudad Juárez, no existe un Estado de Derecho. O en realidad existe un Estado de derecho pero es fantasma. Está en el papel pero no se aplica. En Ciudad Juárez, con esta situación socioeconómica que te he explicado, todos estos problemas se agudizan, y lo que las autoridades quieren mostrar es que el problema es el narcotráfico. Pero el narcotráfico ofrece el trabajo que las autoridades no han sabido crear. Cuando Estados Unidos firmó el tratado de libre comercio (el NAFTA) con México y Canadá, muchísimas personas que cultivaban maíz empezaron a cultivar marihuana y a trabajar con el narcotráfico. Y no te creas que por mucho dinero. Por un kilo de marihuana no les pagan más de 150 pesos (menos de 15 dólares) pero era la manera de darles de comer a los hijos antes que emigrar a Estados Unidos. Es una forma de vida. El narcotráfico en México da el trabajo que no dan las autoridades. Algunos se hacen ricos, pero la mayoría no. Es una forma de vida. Yo creo que habría que pensar un concepto muy sencillo, que viene desde la conquista española. Cuando los conquistadores llegaron a México pensaban que los indígenas, por esto de la religión, tenían el diablo y los mataban. Todo ese círculo se vive ahora en México. Las personas que son pobres y tienen la piel morena que son un porcentaje altísimo parece que no pueden tener salarios dignos como sí pueden tener las personas blancas. No se piensa con justicia. No se piensa: "Vamos a crear unas empresas de capital nacional", no de capital extranjero, como ahora mismo es en México. Ni "en esas empresas vamos a dar trabajo digno con un salario digno que permita a las personas vivir bien; y además vamos a crear lo que hay que crear: parques, escuelas... Un fututo para que esos niños tengan un futuro y no encuentren el futuro en el narcotráfico".
JAE - Uno podría suponer que en una sociedad democrática como es México es la gente la que define su futuro o elige sus autoridades. ¿Qué ha pasado?
JT - ¿Tú crees que México es un país democrático cuando a los periodistas nos asesinan? Es el país más difícil para ejercer la profesión en el mundo, según algunas estadísticas, donde hay una presión fortísima para que no se sepa lo que está pasando. Yo dudo de que este país sea democrático. Si la situación de Ciudad Juárez se estuviese produciendo en países que dicen que no son democráticos, como Venezuela o Bolivia, habría una reacción internacional más fuerte, pero como está pasando en Ciudad Juárez, no. "Es un país democrático, pues todo va bien." Aquí la democracia no existe. Aquí, en Ciudad Juárez, no funciona nada. El 97% de los crímenes, según datos del Ministerio Público, se queda impune. Y ka Justicia busca chivos expiatorios. Y los periodistas que nos arriesgamos a hacer nuestro trabajo estamos muy amenazados, y no solamente por los cárteles de la droga. Las amenazas son más fuertes de las autoridades mexicanas.
JAE - Son más fuertes, de las propias autoridades hay más amenazas a ustedes.
JT - Muy fuerte. Si tú eres un periodista como yo, un periodista que no es corrupto, un periodista que dice la verdad, que dice lo que está pasando realmente, analizando diferentes puntos de vista, tienes problemas muy fuertes. Lo que está pasando en México es algo super peligroso y no sabemos qué va a pasar, porque la llamada guerra del narcotráfico no ha sido más guerra contra el narcotráfico. Los expertos en narcotráfico dicen que para hacer una guerra contra el narcotráfico tienes que ir por el lavado de dinero que financia las organizaciones criminales y que ha convertido a políticos y a empresarios en millonarios. Y en esto no se ha ido ni un ápice en la guerra del presidente Calderón.
JAE - Te iba a preguntar por el rol de la comunidad internacional, porque da la impresión en realidad no es impresión, tú tenés muchísimo contacto con medios internacionales, queda claro que hay un canal de comunicación que se ha abierto a partir de tu trabajo, con lo que tú ves y seguramente con un público amplio a nivel internacional. En definitiva, ¿en qué termina todo eso? ¿Cómo ves el papel de la comunidad internacional en función de lo que está pasando allí?
JT - La comunidad internacional escucha lo que dice el presidente Calderón, pero creo que cuando el presidente Calderón salga, cuando el Partido Acción Nacional salga de la Presidencia, se comenzará a saber lo que está pasando, lo que pasó en Ciudad Juárez. Creo que la responsabilidad es de todos, porque, ¿los muertos los pone México, los pone Colombia y no los pone Estados Unidos? ¿Dónde están los cárteles de droga en Estados Unidos que hacen que llegue la droga a todo el país en forma pacífica? El problema no es el consumo. Los muertos no se producen por el consumo; claro que se producen muertos por el consumo, pero se producen más por este negocio, que ahora mismo es ilegal y que convierte a banqueros internacionales en millonarios. El lavado de dinero es muy fuerte en América, hay mucho lavado de dinero por ejemplo en un país que es muy estable políticamente como Panamá. Entonces hay que hacerse preguntas, también el consumidor. A veces cuando me invitan a conferencias en universidades, los estudiantes están muy sorprendidos de lo que pasa en Ciudad Juárez. Pero ellos consumen marihuana y cocaína. Entonces les digo: "pues tú tienes también una responsabilidad, ¿te has preguntado? Eres vegetariano y no consumes carne porque no te gusta que maten a los animales, pero están matando personas ahora mismo por tu consumo". Entonces, la comunidad internacional no está reaccionando de ninguna manera porque está esperando a saber cuántos muertos hay hoy en Ciudad Juárez.
JAE - ¿Te has arrepentido de algo en este tiempo?
JT - No, a lo único que tengo miedo en mi vida es a no hacer lo que debo hacer. Creo que siempre he hecho lo que sentía que debía hacer en cada momento determinado de mi vida. A veces me dicen: "¿No tienes miedo de estar en Ciudad Juárez?". Y digo que no.
JAE - ¿Con quién vives? ¿Tu familia y tus amigos dónde están?
JT - Toda mi familia está en España, y en Ciudad Juárez me gustaría vivir sola, pero no lo hago por protección. Me cambio de lugar para vivir, rento una habitación en diferentes lugares de la ciudad, me voy cambiando. Mi vida personal no existe en esta ciudad. Tener una pareja, casarme, tener hijos, no es posible. Pero yo siento que lo debo hacer, y para proteger mi vida, para poder vivir un día más y contar las historias uno toma sus pequeñas precauciones, pero sabes que si te quieren matar te matarán.
JAE - ¿Hasta cuándo vas a estar allí? ¿O no tienes definido eso?
JT - Yo nunca pienso mucho en el futuro. Desde que regresé a Ciudad Juárez no pienso mucho en el futuro, porque veo que mis amigos han sido asesinados y mis fuentes en estos 14 años ya no están, han sido asesinadas o están amenazadas. No pienso mucho en el futuro. Lo único que te digo es que mi vida vale más que una historia. Y el día que mi instinto me diga que esto se acabó, que tengo que salir, que tengo que irme, me saldré. Seguiré contando Ciudad Juárez de otra manera. Creo que me dolerá mucho porque yo siempre pensé comprar mi casa aquí y no he podido por seguridad. Siento un amor con mucho dolor por esta ciudad. Yo nunca había sentido esto por ninguna ciudad ni por ningún país, ni por mi propio país, España espero que no me quiten la nacionalidad, ni por Estados Unidos, aunque tengo papeles estadounidenses. Pero en Ciudad Juárez aprendí a vivir. Aquí la gente es fantástica. Aparte de todo el horror que vosotros conocéis por los medios de información hay gente maravillosa con la que uno aprende a vivir cada día y con la que se llena tu corazón, tu mente y tus ganas de seguir y de contar lo que está pasando quí en esta ciudad tan fantástica que poco a poco está desapareciendo del mapa por una decisión política.
JAE - ¿Quieres agregar algo más?
JT - Quisiera dar los buenos días al pueblo de Uruguay, que no tengo el gusto de conocer, y deciros que no os olvidéis nunca de Ciudad Juárez y que disfrutéis de esta vida por los que ya no pueden en Ciudad Juárez. Son más de 7.500 personas en ataúdes, más de 10.000 niños huérfanos desde que comenzó la llamada guerra del narcotráfico del presidente Calderón con el ejército y la policía federal.
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Transcripción: María Lila Ltaif
Foto: www.flickr.com // Ipes Área Internacional y Aula DDHH