Internacionales

A diez años del nacimiento del Foro Social Mundial surge el debate sobre su validez

Contacto con Mario Lubetkin, colaborador de En Perspectiva desde Roma.


(emitido a las 08.34 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Desde el domingo pasado, la ciudad de Dakar, capital de Senegal, es sede de una nueva edición del Foro Social Mundial (FSM).

Militantes y organizaciones "anti-globalización" vuelven a darse cita, en esta ocasión en territorio africano, en un momento muy particular para ese continente, a raíz de la situación que se está viviendo en países como Túnez o Egipto.

En esta decimoprimera edición del FSM  ha participado, como en otras ocasiones, Luiz Inácio Lula da Silva, ahora como ex presidente de Brasil y miembro de la sociedad civil. Es el primer viaje al exterior que Lula realiza desde que dejó el poder el 1 de enero de este año.

¿Qué está pasando en Dakar? Para conocer ese panorama vamos a conversar con el periodista uruguayo Mario Lubetkin, director de la agencia IPS, colaborador habitual de En Perspectiva en Roma, pero que ahora se encuentra en el FSM participando como invitado de algunas conferencias.

¿Cómo es el color de Dakar?

MARIO LUBETKIN:
Hace calor, estamos por encima de los 27 grados. Dakar es una ciudad muy caótica con mucho polvo. Al mismo tiempo, Senegal es un país que en África ha aportado muchísimo en el ámbito intelectual, de escritores, de poetas.

EC – ¿Qué es el FSM?

ML – El FSM nació en 2001 en Porto Alegre y reunió a una multitud de organizaciones no gubernamentales y representantes de la sociedad civil que estaban en contra de la forma del proceso de globalización que se estaba llevando adelante en el mundo. Teniendo procesos de cambio esta es la edición 11ª. El FSM concentra entre 50.000 y 100.000 personas de todo el mundo y ya ha tenido ediciones varias veces en Brasil en Porto Alegre y en Belén, en India en Bombay, y esta es la segunda vez que se hace en África; la primera fue en Nairobi hace cuatro años y esta es la primera vez en un país franco-africano.

EC – El FSM nació como una reacción al Foro Económico Mundial (FEM) el que tiene sede en Davos y por eso al principio se desarrollaba en forma paralela en las mismas fechas, ahora ocurre varios días después.

ML – Sí, es un defasaje pero efectivamente se ha distanciado porque el brillo que tenía el FEM de Davos también lo está perdiendo y desalentó la idea de mantener ese juego paralelo que se mantuvo hasta hace cuatro o cinco años.

EC – El FSM, con estos diez años a cuestas, ¿sigue teniendo validez?

ML – Ese es uno de los temas de discusión. El foro es un conjunto de grandes conferencias, una multitud de acontecimiento y de talleres de trabajo que hacen difícil seguir el proceso. En varias de las conferencias escuché la reflexión acerca de cuál puede ser el rol del foro en el futuro, es parte de los elementos permanentes. Varios de los debates que se llevaron adelante durante estos diez años fueron confirmados por la vida. Un ejemplo es el debate que había acerca del modelo económico y la crisis generada en 2008, así como un conjunto de urgencias que hasta el momento no tienen soluciones desde el campo de la crisis climática, la crisis alimenticia, crisis energética, etcétera.

EC – Alguno de los reclamos del FSM han ido convirtiéndose en realidad, pero también está la otra cara: con la evolución de los acontecimientos viejos enemigos del FSM ya no existen. Por mencionar un caso: Estados Unidos como el imperio, el surgimiento paralelamente de China como un gran poder alternativo que continúa adquiriendo poderío. ¿Ese tipo de consideraciones cómo figuran?

ML – Exactamente. En varias de las conferencias se decía que la propia existencia de la administración Bush fue la que generó los anticuerpos para la creación de este FSM. El mapa del escenario político internacional que había en 2001 es sustancialmente diferente del mapa que existe hoy en 2011. Eso es parte de la reflexión y de la pregunta de cuál puede ser el posicionamiento del FSM en el futuro. Lo que señalé es sólo diagnóstico, la pregunta es cómo va a jugar en el futuro y ahí es interesante cómo trata de conectarse con los nuevos fenómenos. Aquí hay delegaciones de periodistas y de participantes de la sociedad civil de Egipto y de Túnez que están contando la experiencia: escenarios antes imprevistos y no suficientemente reflexionados que lleva a pensar a muchos de los participantes y los organizadores de cómo puede readecuar este FSM a la luz de todos estos cambios. Analizar no tanto la instancia de rechazo a un modelo sino una instancia de propuestas acerca de qué tipo de modelos. "Otro mundo es posible",  fue la frase que dio lugar al Foro. ¿Cómo es ese otro mundo posible en función de todos los cambios que se están dando y las urgencias que se están planteando?

EC – Sí, mencionaste las revueltas que han conmovido a varios países africanos en estas últimas semanas, primero la de Túnez, ahora la más notoria la que sigue viva y todavía con final incierto en Egipto, ¿cuánto peso están teniendo esas situaciones en la agenda de debates del FSM?

ML – Muchísimo. Se está tomando inclusive como referencia. Si bien aquí se especifica que cada región tiene características propias, los hechos y los modelos que se están rechazando, que se rechazaron en Túnez y ahora en Egipto, no es solamente un tema africano.

Al ser en África la parte central del debate fue concentrado sobre las necesidades y las urgencias de África más que el tema global. Así pasó en otras oportunidades en América Latina cuando se hizo en Brasil donde tenía mucha importancia lo que estaba aconteciendo en América Latina.

Los grandes temas que están en el debate son: el migratorio, el cambio climático, los subsidios agrícolas como aspectos relacionados a los campesinos que viven una pobreza extrema. Digamos que han sido esos los temas que con mayor fuerza he escuchado al menos en estos debates de los primeros días.

Un conjunto de grandes personalidades vinieron hasta Senegal para participar en el Foro. Tú recordaste al ex presidente Lula que emblemáticamente su primer salida después de que abandonó la presidencia es haber venido a África y haber venido al FSM ya que él reivindicó de que antes de ser presidente él era miembro del FSM y después fue presidente y por lo tanto era lógico que volviera. Otras figuras tipo el presidente de Bolivia Evo Morales que habló en el día de la apertura; o el ex primer ministro de Italia Massimo D´Alema, o ex ministros y primeros ministros de muchos países europeos que están presentes para tratar de dialogar y entender cómo generar la nueva sinergia entre el sistema de los partidos políticos y la sociedad civil.

EC – ¿Cómo se evalúa la correa de transmisión que existe entre los debates del FSM y la dirigencia política o mejor dicho los líderes que gobiernan los países del mundo que tienen más incidencia en las decisiones globales?

ML – Es uno de los puntos de polémica histórica en este FSM. Primero porque uno de los elementos que la mayoría de las organizaciones que aquí participaban señalaban que el movimiento del FSM no se podía impregnar de los partidos políticos ni de los jefes de Gobierno, tenía que mantener una independencia total y una pureza muy amplia.

Este proceso ha ido evolucionando, el mismo hecho de que Lula haya asumido la presidencia en Brasil acercó las dos posiciones entre quienes sostenían mayoritariamente de que no había que tener ningún contacto con presidentes ni con partidos políticos a esta fase.

Hay un esfuerzo de acercar ambas partes. Las delegaciones que he encontrado del parlamento europeo, africano, no las veo que vengan en actitud soberbia para decir nosotros los representamos a ustedes sino me da la sensación de que están tratando de entender todos estos fenómenos que en muchos aspectos son nuevos para tratar de entender cuáles pueden ser los escenarios futuros y cómo se puede interactuar.

Los ejemplos de Egipto particularmente más que el de Túnez demuestra de que la polea de transmisión. Ayer en Egipto hubo una manifestación quizá la más grande que ha habido después de quince días y uno de los elementos que se está planteando es la falta de confianza de los partidos políticos de la oposición que supuestamente están representando a los millones que están en la calle en las negociaciones con el Gobierno Mubarak. O sea, hay una discontinuidad que empieza a ser importante entre el sistema de los partidos y la nueva forma de organización del ciudadano a través de la sociedad civil. Eso es lo que se percibe muy superficialmente aquí.

EC – Sobre los secretos de este tipo de movilizaciones se ha hablado mucho en el caso particular de Egipto, antes también en el de Túnez, de la incidencia de las nuevas formas de comunicación, de las redes sociales de Internet, instrumentos como Facebook, Twitter, o los propios mensajes de texto a través de los celulares en las convocatorias, en el éxito de las convocatorias, las concentraciones, estas movilizaciones. ¿En qué medida allí en el FSM se entiende que ese factor está jugando un papel o en qué medida se entiende que se exagera entorno a ese punto?

ML – T    iene un rol central en todos los debates. Un trabajador de Google o Yahoo, creo que es de Google, que fue secuestrado hace unos días se transformó a partir de ayer en el nuevo héroe de los centenares de miles de personas que están permanentemente en la plaza y no un líder de la oposición, si tú te recuerdas anteriores escenarios políticos de otras realidades siempre eran inmediatamente los líderes de la oposición los que tomaban las banderas de representar a los amplios sectores que protestaban, esta novedad de Egipto en la cual no hay tanta confianza con los líderes opositores y sí se está buscando los nuevos actores a partir de los que están participando inclusive se señala que este funcionario de Google fue uno de los que activó desde el inicio a través de los social-media los mecanismos de participación de la gente.

Y uno de los elementos que se recordaba aquí en el FSM es que de hecho la forma organizativa que tiene el FSM desde el inicio pero particularmente en los últimos años es a través del social-media, no hay otro mecanismo articulador que permita que 50.000, 60.000, 70.000 personas viajen y se instalen en un país para discutir durante tres, cuatro días acerca de cuál es la situación del mundo y hacia dónde va el mundo.