Entrevistas

Tomás Alcoverro: "Nadie podía esperar que en la sociedad árabe se diera estas ansias de libertad"

En apenas 30 días, sendos levantamientos populares determinaron la caída de dos dictaduras en Medio Oriente. Mientras tanto, las protestas siguen extendiéndose en la región. Desde El Cairo, Tomás Alcoverro, corresponsal del diario La Vanguardia de Cataluña, señaló que "nadie esperaba" una situación como la actual y expresó: "La influencia de internet y de las televisiones por satélite hace que todos estos pueblos del Oriente se sientan empujados por este viento de la historia a sacarse de encima regímenes opresores". El periodista español agregó que "podría haber un replanteamiento de la política general de Estados Unidos en Oriente [...] y una redefinición de quiénes son sus aliados en la zona". Con respecto a la situación en Egipto, manifestó que la dificultad más apremiante es la inseguridad. "El problema es enorme, empieza en cómo asegurar las calles, cómo asegurar la reanudación de la actividad laboral, y cómo encauzar luego este proceso democrático. No va a ser fácil", advirtió.


(emitido a las 9.00 Hs.)

EMILIANO COTELO:
"Ola de cambios en Medio Oriente". Palabra más, palabra menos, esa es la forma como los principales medios de comunicación del mundo vienen dando cuenta de las movilizaciones populares que en poco más de un mes ya hicieron caer dos dictaduras en esa región: la de Ben Alí en Túnez y la de Hosni Mubarak en Egipto.

Estas rebeliones, que sorprendieron a buena parte del planeta, se han ido encadenando con otras, en un efecto dominó que en estos días sacude especialmente a Argelia, Jordania, Bahréin, Yemen e Irán.

Para conocer de primera mano lo más reciente de este fenómeno singular y avizorar cuáles pueden ser sus consecuencias, estamos en contacto con alguien que conoce muy de cerca todo ese escenario. Me refiero al periodista Tomás Alcoverro, corresponsal desde hace casi 40 años del diario La Vanguardia de Barcelona en Oriente Medio, que en este momento está en Egipto, concretamente en El Cairo.

¿Qué hora es allí en El Cairo?

TOMÁS ALCOVERRO:
Es exactamente la una de la tarde.

EC - ¿Cómo está el tiempo estos días en la capital de Egipto?

TA - En estos momentos hay una niebla, yo estoy frente al Nilo, el aire se ve un poco polvoriento, porque es el viento del Hamsin, el viento que viene del desierto. La ciudad hoy está en movimiento, como siempre, con un tráfico caótico y con unos problemas políticos que todavía no se sabe muy bien cómo se van a resolver. En este momento creo que el problema más importante es saber qué va a hacer el Ejército.

EC - Usted tiene 70 años y trabaja en la región desde 1970, cuatro décadas, cuando se radicó en Beirut, la capital del Líbano. Con toda esa experiencia a cuestas, ¿se imaginaba, a fines del año pasado, que podría precipitarse esta serie de revueltas populares en los países árabes?

TA - No, de ninguna manera, ni yo ni nadie. Hoy fue publicado en mi periódico, La Vanguardia, un artículo un poco difícil de hacer, porque hablo de la Revolución de Mayo del 68 en París, donde yo estuve cuando todavía era casi un adolescente. Y no es que esto sea la Revolución de Mayo, pero ha habido por vez primera una gran libertad de expresión, un gran poder de la expresión de la palabra en la calle, en la plaza, durante más de dos semanas. Eso nadie lo podía esperar, nadie podía esperar que en una sociedad árabe muy oprimida, muy policíaca, se diera este fenómeno de ansias de libertad.

EC - ¿Por qué está ocurriendo esto en este momento? ¿Tiene una interpretación de este terremoto político que toca a Oriente Medio?

TA - Es un tema de mucha especulación. Una de las cosas que se dicen –y en eso sí que creo que la especulación es bastante reducida– es que son sobre todo los países de Gobiernos aliados de Estados Unidos los que están pasando por este tiempo de incertidumbres y de cambios, es decir Túnez, Egipto y Yemen; lo otro habrá que ver. En estos tres casos hay algo en común, que salta a la vista, que son Gobiernos pronorteamericanos.

EC - ¿Y eso qué indica para usted?

TA - Aquí sí que entramos en muchas especulaciones. Yo añadiría incluso, después de estos tres Gobiernos proamericanos, la crisis que está pasando la Autoridad Nacional Palestina (ANP) del presidente Abás en Ramala, o el escándalo que hubo tras la publicación de documentos muy comprometidos en las negociaciones entre la ANP e Israel en la que no salían muy bien parados los negociadores palestinos porque estaban haciendo concesiones increíbles a Israel. O sea que la ANP también se encuentra en una situación de crítica e impugnación de su gente.

Aquí hay una enorme cantidad de especulaciones. Una de las cosas que se podrían decir es que al margen de que hay fenómenos populares en cada país, de espontaneidad, etcétera –de la generación digital, quizás–, podría haber un replanteamiento de la política general de Estados Unidos en Oriente Medio mediante poderes dictatoriales que se han ido apartando de lo que ellos intentaban hacer y sobre todo han dejado de serles útiles, porque han tenido unos fenómenos de impugnación popular que los han puesto en una situación muy frágil. En este sentido se podría especular que podría haber también una redefinición de Estados Unidos de quiénes son sus aliados en la zona, no que cambie de países aliados, pero sí podría cambiar de dirigentes de países aliados. Esto es una interpretación como puede haber otras tantas.

EC - Según esa interpretación, Estados Unidos tendría algo que ver con estas revueltas populares.

TA - Ya le digo que estamos en puras especulaciones. Hay que explicar muy claramente que lo que se está produciendo por ejemplo en El Cairo es un fenómeno importante, inédito, de grandes repercusiones, pero que es un fenómeno sobre todo de clases medias, no de la gran mayoría de la población, como ocurrió en Irán hace un par de años. Son las clases que tienen acceso a internet, que tienen acceso a una informática y tecnología muy exigentes, en el sentido de que hay que tener conocimientos, hay que tener dinero, y la mayoría de los egipcios no está conectada a internet. Este es un factor que hay que tener en cuenta.

EC - Todo indica que estos movimientos tienen algunas características en común. Usted acaba de mencionar algunas: aprovechamiento inteligente de las nuevas tecnologías de comunicación (internet, Facebook, Twitter y telefonía móvil); fuerte protagonismo de los jóvenes; diversidad de orígenes políticos y religiosos, porque no hay un alineamiento con algún sector concreto del espectro político, y también el carácter pacífico de estas protestas y manifestaciones. Supongo que coincide con esos señalamientos. ¿Qué otros elementos agregaría?

TA - El carácter pacífico fue muy importante, sobre todo en El Cairo, hasta que de pronto hubo una intervención brutal de la Policía. Esto hizo cambiar enormemente el sentido de estas manifestaciones. Yo creo incluso que precipitó la caída del presidente Mubarak.

Evidentemente [también] hay que mencionar el uso de las facilidades de internet, que de todas maneras únicamente podría afectar a una elite, tanto en este país, en Egipto, como en Túnez. Pero hay otro fenómeno que aquí ha repercutido mucho y que ha dado un impulso a esta protesta de los egipcios, que son los canales de televisión por satélite. Las televisiones árabes, las televisiones oficiales, son todavía muy rígidas en sus informaciones y en sus comentarios, entonces a través de Al Jazeera y de las otras televisiones que tienen servicio satelital –aquí en Egipto hay muchas casas que tienen parabólicas– la gente ido siguiendo e incluso adhiriendo a esta gran protesta que empezó en Túnez y continuó en Egipto.

EC - ¿Usted entiende que Al Jazeera en particular ha jugado a favor de estas protestas y movilizaciones?

TA - Sí.

EC - Al Jazeera ha sido un factor decisivo, importante.

TA - Sí. Hasta el punto de que en un momento determinado el Gobierno de El Cairo decidió cerrarle la oficina. Al Jazeera está teniendo desde hace ya unos años un papel destacadísimo en el cambio de opinión del mundo o del público árabe. Al Jazeera empezó a ser muy popular hace unos años, cuando la primera intifada palestina, luego en la segunda y en la guerra de Estados Unidos contra el régimen en Irak. Es otro factor que ha popularizado el ejercicio de la crítica y de la libertad, que no era frecuente en ningún país árabe.

EC - Pero ¿se le puede endilgar a Al Jazeera algún sesgo político, algún posicionamiento en el tablero de Oriente Medio?

TA - Sí, en el tema de los documentos difundidos por Al Jazeera de las negociaciones tan comprometidas de palestinos e israelíes, la ANP ha acusado a Al Jazeera incluso de estar del lado de Hamás, o sea, del Gobierno rival palestino que hay en Gaza.

EC - Es todo un capítulo para el debate el papel de los medios de comunicación en estos cambios en los países árabes, en particular de Al Jazeera, una cadena de televisión originada en el Emirato de Qatar, que sigue perteneciendo a la monarquía de Qatar.

TA - Sí, es un gran portavoz de Qatar. Este fenómeno ha cundido enormemente en la población. Para mí es mucho más importante que internet y Facebook, que también han tenido mucha influencia en la convocatoria de estas protestas de El Cairo.

EC - Pasemos a cómo están las cosas en este momento en Egipto. Permítame hacer un resumen apretado de lo que ha ocurrido desde el viernes pasado: Hosni Mubarak renunció, las Fuerzas Armadas asumieron interinamente el poder, prometieron que convocarán a elecciones libres en setiembre, dejaron en suspenso la Constitución –que era una de las principales demandas de los manifestantes prodemocracia–, iniciaron conversaciones con representantes de la oposición para redactar una nueva y someterla a plebiscito, y aseguraron que honrarán los acuerdos internacionales firmados por Egipto, en particular los acuerdos de paz con Israel de 1978.

¿Cómo observa la situación de Egipto hoy?

TA - El tablero actual es muy complejo pero también muy concreto. Por ejemplo, hay gente que se pregunta hasta qué punto ha habido un golpe de Estado. La autoridad militar ha asumido la responsabilidad del Estado después que el presidente Mubarak le entregara las facultades del Estado al Ejército, representado por la Alta Comisión Suprema Militar que en este momento está en la cúspide del poder. Esta Alta Comisión en este momento tiene un problema muy concreto todavía en la seguridad. Todavía muchos barrios de El Cairo, muchas calles de El Cairo están prácticamente sin Policías, la Policía está muy ausente todavía. Hoy un diplomático europeo me contaba que hace unas horas tuvieron un problema de seguridad en su embajada y no pudieron llamar a la Policía, sino que tuvieron que dirigirse directamente al Estado, y más que al Estado al Ejército. Por lo tanto la Policía está ausente todavía de muchos lugares de El Cairo, y también de muchos sitios, lugares, comarcas y regiones de la República de Egipto. O sea que la autoridad militar todavía no ha puesto a la Policía otra vez en funcionamiento.

Por otra parte, en estos últimos días –ayer y anteayer– hubo manifestaciones de la propia Policía contra el Ministerio del Interior, porque quiere aumentos salariales y circunstancias materiales mejores. Es decir que ni hablemos del problema de las enmiendas constitucionales, ni de cuándo habrá elecciones, que tampoco está claro si va a haber elecciones legislativas y presidenciales en setiembre o antes o más tarde. Hablemos de problemas concretos. La gente todavía no está segura, todavía no hay seguridad garantizada, no se ha podido reemprender la vida económica normal, la gente se queja de que no tiene trabajo. Es una situación muy grave.

EC - La situación de la Policía tiene un contexto que vale la pena agregar: la Policía era el símbolo del régimen represivo de Hosni Mubarak, no lo eran las Fuerzas Armadas sino la Policía.

TA - Sí, el Ejército tiene hasta ahora el apoyo de una gran parte de la población, aunque nadie puede estar seguro. Los que, como yo en España, hemos conocido lo que es una dictadura militar sabemos que los militares son unas fuerzas muchas veces incontrolables. Por lo tanto hasta ahora el Ejército tiene aquí –quizás por necesidad, porque no se ve una alternativa– una serie de esperanzas y confianzas de la gente, siempre y cuando se retire cuando tenga que retirarse a los cuarteles y permita realizar elecciones.

Otro problema es saber si el Ejército va a presentar su propio candidato, porque hasta ahora en la República de Egipto, fundada en el 52 por un golpe militar, los cuatro presidentes que ha habido han sido militares. Por lo tanto el problema es enorme, empieza en cómo asegurar las calles, cómo asegurar la reanudación de la actividad laboral, y cómo encauzar luego este proceso democrático. No va a ser fácil.

EC - Pero en general, ¿la población, y sobre todo la gente que había estado protestando y reclamando la caída del régimen de Hosni Mubarak, está conforme con las decisiones políticas que se han anunciado?

TA - Sí, pero está con la impaciencia de saber qué pasará con su trabajo –por ejemplo, el sector turismo está totalmente hundido, se dice que harán falta meses y meses para que los turistas vuelvan a Egipto–, está preocupada por los problemas cotidianos. La autoridad militar todavía no ha podido arreglar esta cuestión, está intentando tranquilizar a la opinión egipcia, pero, como explicaba, la situación es muy concreta, de impaciencia, como es lógico. La gente se ha quedado sin trabajo, durante casi un mes los bancos han estado cerrados, y todavía está cerrada gran parte de los bancos, lo cual hace que mucha gente no tenga dinero en metálico en este momento.

EC - ¿Qué puede pasar ahora en otros países de la región? ¿Cómo sigue este efecto contagio? Ya mencionamos algunos de los países que están en la mira: Argelia, Jordania, Yemen, Bahréin, Libia, Marruecos, Irán. ¿Qué observa en ese sentido?

TA - En esto tendríamos que ir con cuidado, cada país es cada país. La situación más concreta en este momento es lo que está ocurriendo en Yemen; vamos a ver lo que ocurre en Argelia; la de Irán es otra situación, Irán no es un país árabe, es un país persa, y las manifestaciones que ha habido tampoco se pueden meter en el mismo cajón; y Bahréin es un pequeño emirato que no tiene el peso político ni demográfico de estas naciones que están en dificultades. Sí se está hablando mucho de Argelia, de si es posible que allí se produzca una situación de revuelta interna.

EC - ¿Vamos a ver a este fenómeno extenderse y continuar en Oriente Medio? ¿Tiene la impresión de que esta serie de protestas se va a mantener en la región?

TA - Posiblemente, pero estas protestas tienen sus características en cada país. En el fondo, en Túnez no ha cambiado, aparte de que expulsaron o consiguieron la dimisión del presidente, mucha gente en Túnez dice que a la hora de la verdad las circunstancias básicas no han mejorado, no han cambiado, está la misma gente en el poder. Y aquí, fuera de la euforia que ha habido en El Cairo porque ha dimitido el presidente Mubarak, la realidad no ha cambiado, no hay una varita mágica que de pronto pueda resolver estos problemas. Hay que ir con mucho cuidado para no precipitarse en juicios que podrían ser muy peligrosos, en el sentido de creer que ha habido unos cambios que todavía no se han producido.

EC - Las autoridades de Irán han alentado y saludado la rebelión de los egipcios y han manifestado su esperanza de que derive en una revolución islamista como la que se instaló en ese país a la caída del sha Reza Pahlevi. Pero, al mismo tiempo, siguen reprimiendo las protestas de su propia oposición interna, que en estos días ha vuelto a manifestarse, pese a todo. ¿Cómo ve el caso de Irán?

TA - Lo que está ocurriendo en Irán está muy vinculado con lo que ocurrió hace un par de años –yo también estaba ahí– cuando las elecciones en las que fue reelegido el presidente Ahmadineyad y la oposición dijo que las elecciones habían sido fraudulentas, también entonces hubo violencia en las calles. El fenómeno de Irán es anterior a estos fenómenos de ahora, porque empezó hace un par de años y tiene su propia dinámica interna. Lo que ocurre es que la influencia de internet, la influencia de las televisiones por satélite, hace que todos estos pueblos del Oriente –que no hay que confundir, porque cada uno tiene su personalidad– se sientan en este momento empujados por este viento de la historia, por decirlo de una manera poética pero también real, a sacarse de encima dictadores o regímenes opresores. Vamos a ver al final cuál es el resultado de todo esto.

EC - ¿Qué perspectivas abre toda esta ebullición social y política en países árabes para la paz o la violencia en Oriente Medio, y en particular para el conflicto siempre latente entre israelíes y palestinos?

TA - Ante todo cómo va a quedar Israel tras todo esto. Yo creo que sale fortalecido, porque se va debilitando un país árabe detrás de otro. Por otra parte, una de las primeras cosas que hicieron los militares aquí en Egipto fue garantizar que el tratado de paz continuaría; puede preocupar a Israel que haya un régimen que cambie totalmente y opte por no querer un acuerdo de paz; Israel recibiría las consecuencias de estos cambios, pero por ahora creo que no es así. Y el problema de los palestinos lamentablemente ahora es sobre todo un tema de división entre ellos, esta cuestión no se ha resuelto, ni parece que por ahora vaya a resolverse.

EC - Usted no ve factible que el Gobierno que surja de las próximas elecciones en Egipto se alinee con el Gobierno de Irán.

TA - No, de ninguna manera.

EC - De todos modos, todavía es muy difícil saber qué es eso, qué es la oposición en Egipto hoy. Es algo muy disperso, con pocos partidos políticos con alcance y penetración en la población.

TA - Excepto los Hermanos Musulmanes, que están muy arraigados, tienen mucha fuerza, pero que en este movimiento revolucionario de la plaza de Tahrir no han tenido una participación protagónica, aunque estaban ahí. Los partidos políticos en Egipto siguen siendo los que había, pero no tienen una fuerza importante, excepto los Hermanos Musulmanes. Habrá que ver cómo estas semillas de la revolución popular de la plaza de Tahrir, que hasta ahora no se han organizado, pueden configurarse en una fuerza política nueva que se presente a las elecciones de presidente de la República que en principio tienen que hacerse este otoño.

EC - Ni siquiera está claro que sea una fuerza política, este movimiento opositor puede derivar en varias fuerzas políticas.

TA - Exacto, puede quedar muy fragmentado.

EC - ¿Cuál es su plan ahora, inmediatamente, allí en El Cairo?

TA - Estaba en el living –por eso el viento–, ahora voy a regresar a mi hotel dando este paseo tan hermoso por la corniche del Nilo, el paseo fluvial del Nilo.

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Transcripción: María Lila Ltaif

(Foto de portada: flickr.com / beefoto)


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