Entrevistas

Gady Bar-Iosef (uruguayo en Japón): "Dicen que lo peor todavía no ha llegado"

Gady Bar-Iosef es un ciudadano uruguayo que hace 40 años dejó su tierra natal y ,tras recorrer varios países, decidió asentarse en Sendai, una ciudad ubicada en el prefectura de Miyagi, en Japón. "Hasta antes de todo lo que pasó era una ciudad ideal para vivir, con aire puro y una muy buena vida", comentó. Es que Sendai fue una de las ciudades afectadas por el sismo de 8,9 grados que sacudió la isla el viernes. Ahora, "la ciudad está parcialmente parada, es muy difícil encontrar comida, es casi imposible encontrar combustible para el coche y son muy pocos los lugares que tienen energía eléctrica y agua. No se sabe qué va a pasar en los próximos días", señaló. Entrevistado por En Perspectiva, relató su experiencia.


(emitido a las 7.36 Hs.)

EMILIANO COTELO:
En Japón continúa latente la amenaza causada por los desperfectos que provocó el terremoto y el tsunami subsiguiente, el viernes, en varias plantas de energía atómica.

Hoy, el reactor número 3 de la central Fukushima 1 resistió dos nuevas explosiones, según anunció la compañía Tepco, operadora de la central. Nueve personas resultaron heridas en estas detonaciones, aunque el Gobierno precisó de inmediato que la posibilidad de una fuga importante de tipo radiactivo todavía es algo escaso.

De todos modos, el primer ministro Naoto Kan reconoció que la situación en la planta nuclear Fukushima 1 sigue siendo "alarmante".

Unas horas antes, el Gobierno admitió que "pudo haberse desencadenado un proceso de fusión de los núcleos de los reactores 1 y 3" de esa central situada a 250 kilómetros al noreste de Tokio. En el reactor número 1 el sábado se produjo una explosión que costó la vida a un técnico e hirió a otros once operarios. El primer ministro ordenó la evacuación de los habitantes en un radio de 20 kilómetros, el doble de la distancia que se había fijado para la exclusión el viernes pasado.

Las autoridades japonesas decretaron además el estado de emergencia en otra planta nuclear, la de Onagawa, tras registrarse niveles de radiactividad que superaban los autorizados. Aunque luego esos indicadores volvieron a la normalidad, según indicó en Viena la agencia internacional de energía atómica.

Una central más, la de Tokai, también sufrió una avería en su sistema de refrigeración, pero las bombas de agua auxiliares funcionaban y seguían enfriando el reactor, según informó un portavoz en la madrugada de hoy.

Ayer a las 22.00 horas de Uruguay –las 10.00 horas del lunes en Japón– una nueva réplica de 5,8 grados se hizo sentir en buena parte del territorio japonés. Mientras tanto, el número de víctimas continúa aumentando. Hoy los equipos de rescate hallaron cerca de 2.000 cadáveres en la costa de la provincia japonesa de Miyagi, la más cercana al epicentro del sismo, los que se suman a las más de 10.000 personas que según las autoridades podrían haber perdido la vida solo en esa región.

Hacia allí nos vamos justamente para conversar con un compatriota, Gady Bar-Iosef, que vive en la ciudad de Sendai, ubicada en la prefectura de Miyagi.

En primer lugar, cuéntenos un par de datos a propósito de usted mismo, ¿desde cuándo vive en Japón?

GADY BAR-IOSEF:
Desde octubre de 1994.

EC - ¿Y a qué se dedica concretamente?

GBI – Soy director de marketing de una pequeña compañía, mi esposa es la número uno.

EC – ¿Usted está casado con una japonesa?

GBI – Sí, y tenemos un hijo nacido en la ciudad de Dublín, Irlanda. Antes de venir a Japón viví en Dublín por ocho años.

EC – Sí, usted tiene una historia itinerante muy larga, porque también pasó por Río de Janeiro, Brasil.

GBI – Ahí conocí a mi esposa en el 88. Yo me fui del Uruguay el 11 de julio de 1970, emigré a Israel.

EC – O sea que hace 40 años que está fuera del país, supongo que viene cada tanto.

GBI – Voy a Uruguay cuando puedo, porque llegar ahí me lleva 43 horas y un montón de dinero.

EC – Sendai, la ciudad donde usted vive, está ubicada en la zona de Miyagi, justamente una de las más afectadas por el terremoto y el tsunami. Tiene un millón de habitantes, la llaman "la ciudad de los árboles", "la ciudad verde", hemos visto algunas fotos de lo que era la ciudad antes de esta tragedia y realmente valía la pena. ¿Qué más destacaría usted?

GBI – Es una ciudad muy hermosa, fue reconstruida después de la segunda guerra mundial, y se puede decir que hasta antes de todo lo que pasó era una ciudad ideal para vivir, con aire puro y una muy buena vida.

EC – ¿En qué circunstancias lo sorprendió a usted el terremoto del viernes?

GBI – Jamás esperaba una cosa así. Yo estaba sentado en el living comedor y empezó a moverse la casa, a cimbrearse de lado a lado, y empezó a volar todo: los cubiertos, la heladera, los parlantes que tenemos al lado de la televisión, las máquinas de café; y arriba volaron todos los estantes, los libros, una computadora vieja que es muy pesada se levantó en el aire y cayó al suelo.

Yo vivía a unos 300 metros de acá, al lado de un río, cerca de donde vive mi suegra. Tuvimos la suerte de mudarnos en julio a una casa completamente construida contra terremotos, pero uno nunca está cien por ciento seguro.

EC - ¿Y a qué distancia de la costa vive usted?

GBI – Estamos lejos de la costa, gracias a Dios. Estamos en un lugar alto, en el corazón de la ciudad de Sendai, a unos diez minutos de todo, de la central de ferrocarril, de los shopping centers.

EC – Se lo preguntaba porque, dado que se trata de una ciudad ubicada en la costa noreste de Japón, también me interesaba saber en qué medida se habían sentido allí los efectos del tsunami.

GBI – No, nosotros no sentimos el tsunami, porque cuando ocurrió el terremoto perdimos contacto con todo el mundo, se terminó la electricidad, no pudimos comunicarnos por teléfono, no había televisión, ni radio, ni periódico. Hasta ayer de tarde, cuando se reactivó la electricidad y la internet, no nos podíamos comunicar.

Tenemos que agradecer al señor cónsul del Uruguay, Pablo Vallares, a todo el equipo que trabaja con él, al gran trabajo de la embajada uruguaya en Japón y a todos los uruguayos que preguntaban por nosotros.

EC – En el sitio en internet del New York Times hay una cobertura gráfica bastante impactante, que muestra una serie de ciudades de Japón tomadas en fotografías satelitales antes y después del terremoto y el tsunami. Una de las que figura justamente es Sendai: hay una foto del 4 de abril de 2010 con la ciudad normal y otra tomada el sábado 12 luego de todo lo que acaba de pasar, y el contraste es estremecedor. ¿Cómo están viviendo ustedes el estado en el que ahora se encuentra la ciudad, las consecuencias de todo esto?

GBI – Cuando ustedes hablaban en el programa yo los estaba escuchando con mi iPhone, y a las 7.24 hubo dos réplicas muy fuertes...

EC - ...Ahora, hace un rato...

GBI – Sí, hace unos veinte minutos más o menos se movió frenéticamente la casa, así que todavía no estamos seguros. Y en la televisión japonesa dijeron que hasta el jueves puede venir lo peor, que lo peor todavía no ha llegado.

EC – Pero por ejemplo ahora, en estas réplicas que acaban de ocurrir, ¿qué ha pasado?

GBI – Tiembla la casa, se mueve de lado a lado. Yo no sé lo que pasa afuera.

EC - ¿Y cuál es la situación en la ciudad? Viendo las imágenes satelitales uno ve buena parte de la ciudad, la zona más cercana a la costa, arrasada y con manchones...

GBI - ...Todo arrasado, y aparecieron como 2.000 muertos donde sucedió el tsunami, cerca de los puertos. Eso es lo que cuentan; ahora, cuánto es verdad, cuánto apareció en realidad, no se sabe.

Acá está todo cerrado, es muy difícil encontrar comida. Ayer había un departamento de comidas abierto y fuimos corriendo para ir a comprar porque en mi casa también están mi suegra, mi nuera y mi sobrino, que se vinieron con nosotros porque está el peligro del tsunami al lado del río.

EC – En esa zona, por lo que se ve en las fotografías, todavía hay varios bolsones de agua, hay varias cuadras y manzanas inundadas. Por eso iba a preguntarle, entre otras cosas, a propósito de la actividad, qué está pasando con el funcionamiento de la ciudad en un día como este, 72 horas después del terremoto.

GBI – La ciudad está parcialmente parada, es muy difícil encontrar comida, es casi imposible encontrar combustible para el coche y son muy pocos los lugares que tienen energía eléctrica y agua. No se sabe qué va a pasar en los próximos días.

La cosa está muy mala, esperemos que terminen estas réplicas porque sino no sabemos qué es lo que va a pasar. Estamos muy preocupados porque mucha gente con la que nosotros trabajamos ha perdido sus trabajos, ha perdido sus confiterías, por las mareas. Mi esposa fue esta tarde y encontró los coches encima de la casa, es algo imposible de describir con palabras.

EC – Usted es director de marketing de una compañía llamada Watanabe que se dedica a la confección de cajas para confiterías y ahí está mencionando un ejemplo de cómo este negocio en particular se está viendo seriamente afectado y se va a ver afectado en las próximas semanas, ¿no?

GBI – No solo en las próximas semanas, en los próximos meses también. Esa es nuestra preocupación ahora.

EC – Por lo visto, en materia de comunicaciones hoy no hemos tenido inconvenientes en llegar hasta usted, las veces que hemos discado inmediatamente nos ha atendido. ¿Qué está pasando en general en la ciudad?

GBI – Sí, lo que pasa es que nosotros vivimos en una zona donde se encuentra todo lo principal de la capital: estamos cerca de la intendencia, estamos cerca del nervio de las trasmisiones, de internet, de los teléfonos, estamos en el corazón de Sendai, pero si uno se mueve un poquito más afuera es muy difícil conseguir comunicación.

EC – El riesgo de catástrofe nuclear está latente a propósito de lo que ocurre en varias centrales atómicas de generación de energía eléctrica, ¿cómo se vive esto en un lugar como Sendai?

GBI – Mi esposa está muy asustada por la radiación que pueda venir a causa de la lluvia que va a empezar a caer esta noche o mañana... también parece que va a nevar. El cambio de viento puede hacer que traiga las partículas, porque viajar 350 kilómetros en el aire es muy fácil. Hay mucho miedo, mi esposa no quería que yo saliera de casa hoy.

EC – Por lo que mencionaba, usted se mantiene en contacto con el consulado uruguayo en Japón.

GBI – Yo tengo contacto no solo con el consulado sino con cientos de uruguayos en Uruguay, Israel, España, en toda Europa, en Australia, que se han preocupado por nosotros, que han llamado a la embajada y que cuando se habilitó nuestro teléfono nos han llamado sin parar para saber si estábamos sanos y salvos.


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