Apego democrático y continuidad del modelo económico, claves para la segunda vuelta en Perú
Ollanta Humala y Keiko Fujimori serán quienes se disputen el Gobierno de Perú el próximo 5 de junio, cuando se celebre la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Los analistas dicen que el dilema será entre un populista de izquierda y una populista de derecha. Entrevistado por En Perspectiva, el politólogo peruano Alberto Vergara comentó las posibles estrategias de ambos candidatos. Con Humala, "la gran interrogante es cuán cierta es su transformación y si efectivamente se está moviendo hacia una izquierda democrática o sigue estando embarcado en el proyecto bolivariano", aseveró. En tanto, sobre Fujimori "hay que ver si podrá reconvertirse a un personaje más centrista o si va a depender simplemente del miedo de la gente a Humala". Sobre cómo será la competencia con este escenario, expresó: "Se juntan dos problemas. Uno es el tema democrático, en el cual los dos tienen déficits abiertamente, y el otro es el tema económico, ahí sí hay una diferencia que puede convertirse en el parteaguas: Fujimori promete mantener el modelo económico, mientras que Humala es claramente el candidato del cambio del modelo económico".
(emitido a las 10.08 Hs.)
EMILIANO COTELO:
El domingo 5 de junio los peruanos tendrán que elegir presidente de la República entre dos candidatos populistas, uno de izquierda y la otra de derecha.
Así de divididas quedaron las aguas en Perú este fin de semana tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales, en las que los más votados fueron Ollanta Humala, un militar nacionalista de 48 años, y Keiko Fujimori, diputada, de 35 años, hija del expresidente Alberto Fujimori que cumple una condena de 25 años de prisión por violaciones a los derechos humanos.
Todavía no ha terminado el recuento, pero según la información más reciente, con más del 90 % de los votos escrutados, Ollanta Humala tiene 31,8 % de los votos contra 23,4 de Keiko Fujimori, y el tercer lugar es para Pedro Pablo Kuczynski con 18,66. O sea que ya no hay dudas, Kuczynski quedó fuera, pese a que la noche de las elecciones, sobre la base de las encuestas y las proyecciones de escrutinio, parecía que andaba cerca de Keiko Fujimori, ahora la diferencia entre ambos ya está en 659.000 votos.
¿Qué mensaje hay detrás de esos números? ¿Qué representan los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta? ¿Qué hará la gente de centro, que no los votó? ¿Qué puede esperarse de quien gobierne Perú en los próximos años?
Vamos a conversarlo con el politólogo peruano Alberto Vergara, docente del Departamento de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú y candidato a doctor en Ciencia Política por la Universidad de Montreal, Canadá.
En primer lugar vamos a ubicarnos en el cuadro político general. Los peruanos llegaron a estas elecciones con una gran incertidumbre desde el punto de vista electoral, la única certeza era que ninguno de los candidatos accedería a la presidencia en primera vuelta. Cinco candidatos llegaron al domingo con chances: el expresidente Alejandro Toledo, la hija del expresidente Alberto Fujimori, Keiko Fujimori, el exalcalde de Lima Luis Castañeda, el exprimer ministro Pedro Pablo Kuczynski y el exmilitar Ollanta Humala. ¿Qué análisis puede hacerse de esta realidad, de esta oferta electoral?
ALBERTO VERGARA:
En primer lugar hay que tener en cuenta que estas elecciones han sido tal vez las primeras en la historia del Perú en las cuales no ha habido participación de ningún partido político tradicional, ninguno de los cinco candidatos representaba a ninguno de los partidos que dieron forma al siglo XX peruano. Todavía en la elección del 2006, cuando Ollanta Humala consiguió una votación muy similar a la de hoy y pasó a la segunda vuelta, debió enfrentar a Alan García, que era el candidato del APRA, el partido más tradicional peruano, y en tercer lugar llegó Lourdes Flores, que era representante de otro partido muy tradicional, el Partido Popular Cristiano. Hoy estas opciones simplemente no han existido en el tablero electoral, con lo cual los peruanos viven la vida política sin partidos. Esto hace muy complicado generar alianzas, acuerdos programáticos, se vuelve una aventura de individuos con intereses muy pequeños, con intereses que finalmente están hipotecados a quienes generalmente apoyan esas candidaturas. Entonces yo diría que el primer panorama de fragmentación tiene que ver con la ausencia de partidos.
En segundo lugar, ha habido una dispersión muy grande del voto, me animaría a decir que no solo lo único seguro era que ninguno ganaría en la primera vuelta, sino que además, hasta solamente una semana antes de la elección, cuatro tenían opciones de pasar a la segunda vuelta.
Y finalmente ha habido un fenómeno de dispersión del votante centrista en tres candidaturas que han sido las que han llegado en tercero, cuarto y quinto lugares, la del exalcalde de Lima, la del expresidente Alejandro Toledo y la del primer ministro Kuczynski. Entre todas ellas han tenido casi 46-47 %, y creo que representan algo similar en términos de programas políticos, de ideas, pero el tema de no tener partidos y de tener solamente figuras individuales ha impedido que estos señores llegaran a algún tipo de acuerdo que se llevara esa masa de votos grande que queda al centro un poco a la deriva y noqueada por el resultado electoral.
EC - Tú hablabas de la progresiva extinción del sistema de partidos peruano tal como lo conocimos hace algunos años. De hecho queda uno de esos partidos, el APRA, el partido del actual presidente Alan García. Alan García apoyó al exalcalde de Lima Luis Castañeda, pero el APRA como tal no tuvo candidato propio a la presidencia. ¿Por qué ocurrió eso?
AV - Tuvo una candidata presidencial efímeramente en noviembre-diciembre, una candidata invitada de perfil tecnocrático, que había sido ministra de Economía no aprista. Había la sensación de que el Gobierno de García había sido percibido como muy corrupto, entonces querían un candidato presidencial no aprista para el APRA, para tratar de traer votos independientes. Finalmente la empresa fracasó, los pleitos internos en la cúpula partidaria aprista con la invitada independiente terminaron en que la candidatura abortara, entonces el APRA no ha tenido candidato. Los maquiavélicos, que no son pocos, piensan que García nunca quiso que hubiera un candidato del APRA, ni un posible sucesor ni nadie que le hiciera sombra, y que entonces prefería que el APRA no tuviera candidato.
EC - ¿Cómo se entiende eso teniendo en cuenta la performance del Gobierno de Alan García? Termina con una aprobación cercana al 30 %, una aprobación baja, pero desde el punto de vista económico a Perú le ha ido muy bien en los últimos años, por ejemplo el año pasado el PBI creció 8,8 %, uno de los niveles más altos de crecimiento en el mundo, y para este año se espera un crecimiento de 7 %. Por otra parte, la pobreza cayó 15 puntos porcentuales en los últimos cinco años, anda ahora por encima de 30, y el Banco Central de Reserva informó la semana pasada que la inflación promedio anual de la última década fue la más baja en 70 años en el país, 2,3 %. ¿Entonces?
AV - Todas esas cifras son reales, efectivamente en la última década el Perú ha tenido un desempeño económico que es para aplaudir. El problema es que los resultados de ese desempeño económico tienen geografía concreta, nadie duda de que la costa del Perú y Lima particularmente vienen beneficiándose de ese modelo político en mucho mayor medida que el interior del país. El mapa electoral es casi la traducción del mapa económico del Perú con relación a quién se beneficia más y quién se está beneficiando menos de este bum económico. Lima vota bastante distinto del resto del país, la costa norte, que también está teniendo un bum económico, prefiere unas opciones, y el país profundo, el país andino, el país selvático está claramente en contra de ese modelo económico, yo diría que tal vez ni siquiera es que esté en contra, tal vez lo que quiere es beneficiarse como todo el mundo del modelo económico.
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EC - De la audiencia llegan mensajes que nos recuerdan la frase de Mario Vargas Llosa en estos días: "Habrá que elegir en Perú entre el cáncer y el sida".
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EC - ¿Cómo van a hacer Ollanta Humala y Keiko Fujimori para atraer a los ciudadanos de centro que no votaron por ellos porque perciben en ambos una amenaza al sistema democrático?
Veamos con más detalle los candidatos que han pasado al balotaje. Empecemos por el candidato más votado, Ollanta Humala, un exmilitar nacionalista de 48 años que llega a la segunda vuelta por segunda vez consecutiva, ya que en el año 2006 perdió ante quien es ahora el presidente, Alan García.
(Audio Ollanta Humala.)
"El esfuerzo nacionalista ha venido desde abajo y desde adentro. Ha venido trabajándose poco a poco, y poco a poco hemos ido avanzando lejos. Hoy día solo nos queda reconocer que el Perú quiere un cambio sin sobresaltos, persistente, pero un cambio que haga la gran redistribución de la riqueza en el país. Que no solamente el esfuerzo del crecimiento económico sea de pocos sino de todo el pueblo peruano, de la mayoría nacional..."
(Fin.)
EC - Así hablaba Ollanta Humala, pero ¿quién es?, ¿qué tipo de izquierda representa?
AV - Efectivamente Vargas Llosa habló del cáncer y el sida, pero ya ayer dijo que estamos ante el milagro o el suicidio, lo cual ya es un matiz distinto.
La izquierda de Humala es una izquierda nacionalista, pero en la medida en que nunca ha sido Gobierno, ni siquiera a nivel municipal ni regional, no tenemos una idea concreta de cuáles son las políticas públicas que pondría en práctica. Es una izquierda nacionalista, en 2006 vinculada a Hugo Chávez; recordemos que en 2005 se eligió a Evo Morales, en 2006 se eligió a Rafael Correa, en ese momento Humala fue un miembro más de la izquierda populista latinoamericana en esta historia de las dos izquierdas. Esta vez ha tratado de presentarse como un candidato distinto, más moderado, su referente ha pasado a ser Lula, ya no usa la camiseta roja que usaba todos los días, ahora se pone traje, cita informes del Banco Mundial, porque sabe que su desafío es ganar al votante más moderado.
La gran interrogante en el país, para la cual no tengo respuesta, es cuán cierta es su transformación y si efectivamente se está moviendo hacia una izquierda democrática o sigue estando embarcado en el proyecto bolivariano. Lamentablemente esa incertidumbre no tiene que ver únicamente con él, tiene que ver con el sistema político peruano, el Perú está acostumbrado a dirigentes que son elegidos para hacer una cosa y una vez en el poder hacen exactamente la opuesta. Lo hizo Fujimori en el año 90, lo ha hecho Alan García esta vez. Entonces la gente tiene con justicia dudas respecto de los discursos en medio del fragor de la campaña, todavía está por verse qué tipo de izquierda es la de Ollanta Humala.
EC - ¿Y en cuanto al electorado? Tú hablabas de la distribución de los resultados económicos y sociales del Gobierno de Alan García según el lugar del país que se mire, y también has estudiado el comportamiento electoral por regiones. ¿Qué pasa con Ollanta Humala en ese sentido?
AV - Es un candidato muy, muy fuerte en el sur del Perú, que es la zona más rural, donde hay mayor cantidad de quechuahablantes o aimarahablantes, y además es la zona del país que largamente ha tenido menos beneficios económicos en los últimos años. Por lo tanto es un voto del Perú profundo, del Perú no costeño. Pero finalmente Ollanta Humala se ha impuesto en 19 de las 25 regiones del país, con lo cual no es solamente un efecto regional, yo diría que es mucho más social, hay una división espacial del país. Estos resultados son una cachetada a Lima, ajustician a Lima en algún sentido, porque en muchos departamentos la suma de votos a Ollanta Humala y a Keiko Fujimori alcanzan el 70, el 80 %. Estamos ante un país que ha dado una muestra de estar en otra sensibilidad y con un ánimo muy, muy distinto del que tiene Lima, que vota de otra manera, que prefiere a Pedro Pablo Kuczynski, a Alejandro Toledo, donde hay más acceso a una serie de servicios, al mercado. Ha sido muy fuerte como mensaje del Perú hacia Lima fundamentalmente.
EC - Pasemos al otro nombre, a la otra pata de ese dilema que queda planteado para la segunda vuelta el próximo 5 de junio: Keiko Fujimori, una congresista de 35 años, hija del expresidente Alberto Fujimori que está cumpliendo una condena de prisión por 25 años como autor intelectual de dos matanzas que costaron la vida a decenas de personas durante su Gobierno.
AV - Keiko Fujimori, al igual que Ollanta Humala, está en ese momento de contorsiones de principios.
EC - Escuchemos cómo suena la voz de Keiko Fujimori.
(Audio Keiko Fujimori.)
"Gracias a todos los peruanos que han visto en mí la candidata responsable para llevar adelante a nuestro país, para que nuestro país siga progresando, para que no mire al pasado, sino que mire al futuro. Vamos a trabajar, queridos amigos, por supuesto con un absoluto respeto a la democracia, a la libertad de prensa, a los derechos humanos, al Estado de derecho. ¡Tienen mi palabra, queridos amigos, de que vamos a trabajar juntos para que nuestro país siga saliendo adelante!"
(Fin.)
EC - Las aclaraciones que hace Keiko Fujimori en ese discurso no son menores, son importantes si se tiene en cuenta su vinculación con el Gobierno de su padre. Todos la recordamos porque cuando su padre se divorció siendo presidente allá por 1994, ella, que tenía 19 años, pasó a ejercer como una especie de primera dama. Pero hoy ella, en sí misma, ¿quién es?, ¿cómo la defines?
AV - Va a tener que hacer lo mismo que Ollanta Humala, tiene que tratar de hacer contorsiones principistas, un poco como decía aquella frase de Groucho Marx: "Si no le gustan mis principios, aquí tengo otros". Va a tener que venderse como lo que oíamos en el extracto que has puesto, como alguien respetuosa de los derechos humanos, de la democracia, y sobre todo con un discurso muy contra la corrupción.
En términos de votación su voto es similar al de Ollanta Humala, es un voto del Perú pobre que espera y añora en algún sentido el viejo asistencialismo y clientelismo del padre, los programas de ayuda social que tenía el padre que eran muy difundidos. Ella representa esa derecha populista, con intereses muy claros de una agenda que yo llamaría reaccionaria, de derecha, vinculada a los militares. Esa es su tónica. Ahora va a tener que vender este amor por la democracia del cual habló poco en la primera vuelta.
EC - Con respecto al futuro de su padre, ¿qué puede esperarse si Keiko Fujimori llega al Gobierno? ¿Está previsto que se le conceda una amnistía, por ejemplo?
AV - Es una facultad presidencial, el derecho de gracia está en la Constitución. Ella ha dicho que no lo haría, que confía en la justicia peruana, que va a esperar a que todos los procesos lleguen a término por esa vía, pero finalmente si fuera presidenta nadie ni nada puede impedirle que libere a su padre. A su padre entre muchos otros, porque no solo su padre está en prisión, están el exasesor [Vladimiro] Montesinos y una serie de exministros, tiene un verdadero gabinete en la sombra.
EC - Un verdadero gabinete en la sombra, tiene mucha ironía tu frase. Ahora que ya hemos visto a grandes rasgos quiénes son Ollanta Humala y Keiko Fujimori, ¿cómo será la competencia entre los dos con vistas al 5 de junio? Veía declaraciones de otro analista peruano, Mario Ghibellini, que decía:
"El problema que tienen es cómo van a hacer para atraer a quienes no votaron por ellos porque perciben en ambos una amenaza al sistema democrático. Keiko genera temores por las cosas malas que en materia de democracia, derechos humanos y corrupción hizo el fujimorismo durante el Gobierno de su padre, mientras que a Humala se lo percibe como una amenaza a la democracia por la supuesta cercanía con el modelo chavista".
AV - Se juntan dos problemas. Uno es el tema democrático, en el cual los dos tienen déficits abiertamente, y el otro es el tema económico, ahí sí hay una diferencia que puede convertirse en el parteaguas: Keiko Fujimori promete mantener el modelo económico, mientras que Ollanta Humala es claramente el candidato del cambio del modelo económico. Eso va a ser crucial, sobre todo para los sectores que se están beneficiando con el modelo económico. A mucha gente le repugna la idea de votar por la hija de Fujimori, y no solo por ser la hija de Fujimori, esto es una reducción, es más por lo que representa todo ese Gobierno, todo lo que fueron los 10 años del fujimorismo, pero entiende que a futuro es más importante que la economía no se desbarranque y que el Perú no entre en una espiral de reformas económicas de tinte populista que ya ha sufrido, entonces prefiere ir con Keiko Fujimori. Y luego están los que dicen que está el riesgo económico pero que la política es más importante, o, como ha dicho alguien, "de Humala tengo dudas pero de Keiko tengo pruebas". Ese es el gran dilema para el votante central de la población, que además no es poco, la mitad de la población no votó por ninguno de ellos.
EC - El 45 % del electorado no votó ni a Humala ni a Fujimori, y la diferencia entre ellos fue de 8 puntos, o sea que, pensando en la segunda vuelta, 45 puntos jugando para laudar una diferencia de 8 pueden producir cualquier resultado. ¿Hay alguna estimación?
AV - Las estimaciones que había antes de la primera vuelta daban resultados distintos, pero todos muy cercanos, va a ser una elección voto a voto. Hay que tener en cuenta que Ollanta Humala en el 2006, habiendo tenido una votación similar en primera vuelta y enfrentándose a un candidato mucho más fuerte como Alan García, logró pasar de 32 a 47 en la segunda vuelta, por lo tanto hoy puede tener algo similar. Y Keiko Fujimori por su parte piensa que se va a repetir el esquema de 2006, cuando toda la gente que estaba por mantener el sistema económico y que no quería a Ollanta Humala como presidente se fue con Alan García, y Alan García, que había quedado segundo, con una votación similar a la que ha tenido Keiko ahora, pasó a ser el primero. La historia es un buen referente, pero no me animaría a decir que estamos condenados a que se repita.
EC - ¿Qué tipo de campaña vamos a observar?
AV - Quien va a tener que hacer más cambios es Keiko Fujimori. Hizo una primera vuelta destinada a mantener el 20 % del voto fujimorista, decidió actuar como ese personaje ahora que estoy hablando para Uruguay puedo decirlo de Jaime Roos que vivía cuidando el empate, ha cuidado el empate, ha tratado de que no se le vaya ese 20 % de ninguna manera, y lo consiguió, confió en que en el tablero fragmentado con ese 20 % podría pasar a la segunda vuelta y lo ha hecho. Humala ha cambiado su discurso y ha ido a ganar votos que no eran suyos, llegó con un discurso más inclusivo, en el sentido de tratar de ganar otros electorados, mientras que Keiko Fujimori va a tener que comenzar a hacer eso que no ha hecho, es decir, hablar para alguien más que los fujimoristas. Vamos a ver cómo le va en esa reconversión, porque durante la campaña para la primera vuelta ni condenó ni hizo una autocrítica de los 10 años del Gobierno de su padre. Es algo que le va a tocar hacer en la segunda vuelta si quiere seducir a ese porcentaje enorme de gente que se ha quedado sin candidato, mientras que tengo la impresión de que Humala ya en la primera vuelta comenzó a tener un discurso que se dirigía a ese eventual elector más moderado. De hecho lo ha venido consiguiendo en la medida en que la caída de Toledo, que hasta enero encabezaba las encuestas, se debió a que sus votantes que debían ser un poco más moderados migraron a Ollanta Humala unos y a Pedro Pablo Kuczynski otros. Entonces Humala ya ha tenido un proceso de saqueo de otros candidatos que Keiko todavía no ha tenido, así que hay que ver si ella podrá reconvertirse a un personaje más centrista o si va a depender simplemente del miedo de la gente a Ollanta Humala.
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Transcripción: María Lila Ltaif