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Wikileaks revela abusos en cárcel de Guantánamo

Wikileaks revela abusos en cárcel de Guantánamo

El País de Madrid, Le Monde, The Guardian, The New York Times y otros medios importantes a nivel mundial hicieron públicas fichas militares secretas que dejan al desnudo la cárcel de Guantánamo, utilizada hace más 9 años durante el Gobierno de George Bush y a partir de los sucesos del 11 de setiembre de 2001.


Dice el diario español: "759 informes secretos destapan las vejaciones de Guantánamo". Los documentos revelan que el principal propósito de la prisión era "explotar" toda la información de los reclusos a pesar de la reconocida inocencia de muchos de ellos.

Guantánamo creó un sistema policial y penal sin garantías en el que solo importaban dos cuestiones: cuánta información se obtendría de los presos, aunque fueran inocentes, y si podían ser peligrosos en el futuro. Ancianos con demencia senil, adolescentes, enfermos psiquiátricos graves y maestros de escuela o granjeros sin ningún vínculo con el terrorismo fueron conducidos al presidio y mezclados con verdaderos terroristas como los responsables del 11-S.

El País ha tenido acceso, junto con otros medios internacionales y a través de Wikileaks, a las fichas militares secretas de 759 de los 779 presos que han pasado por la prisión, de los cuales unos 170 siguen recluidos. Las tripas de la cárcel quedan recogidas en 4.759 folios firmados por los más altos mandos de la Fuerza Conjunta de la base y dirigidas al Comando Sur del Departamento de Defensa en Miami.

Es obvio que esto llega en un muy mal momento para el presidente Obama, quien hasta ahora no pudo cumplir con su promesa de cerrar este establecimiento y que acaba de anunciar que peleará por la reelección en el 2012.

Los informes, fechados entre 2002 y 2009, que en la mayoría de los casos tienen como finalidad recomendar si el preso debe continuar en el penal, ser liberado o trasladado a otro país, documentan por primera vez cómo valoraba Estados Unidos a cada uno de los internos y lo que sabían de ellos.

Los documentos dejan ver los tres niveles de riesgo de los reclusos que se definen con apenas una frase. El nivel más alto solo implica que la persona "probablemente" supone "una amenaza para Estados Unidos, sus intereses y aliados". El nivel medio, que "quizá" lo suponga, en tanto que el nivel bajo, en el que aparecen catalogados presos que han estado ocho y nueve años en la prisión, establece que es "improbable" que sea un riesgo para la seguridad del país.

Hay casos, según revelan los informes secretos, en los que ni siquiera el Gobierno de EE UU sabe los motivos por los que alguien fue trasladado a Guantánamo, y otros en los que ha concluido que el detenido no suponía peligro alguno: un anciano de 89 años con demencia senil y depresión que vivía en un complejo residencial en el que apareció un teléfono por satélite; un padre que iba a buscar a su hijo al frente talibán; un mercader que viajaba sin documentación; un hombre que hacía autostop para comprar medicinas.

Estados Unidos determinó que 83 presos no suponían ningún riesgo para la seguridad de la nación, y de otros 77 se reconoce que es "improbable" que sean una amenaza para el país o sus aliados. El 20% de los presos fue conducido al penal de forma arbitraria según las propias valoraciones de los militares estadounidenses. Si a ese dato se añade el de aquellos que solo "quizá pudieran entrañar un peligro, 274 en total, se concluye que EE UU no ha creído seriamente en la culpabilidad o amenaza de casi el 60% de sus prisioneros.

Se encarcelaba a los presos fundamentalmente para "explotarlos", según su propia terminología; por si sabían algo que pudiera ser útil.

Guantánamo es una cárcel, pero la prioridad no es imponer sanciones por delitos cometidos. Solo siete presos han sido juzgados y condenados hasta el momento. Lo que se pretende fundamentalmente, según muestran los informes, es obtener información a través de los interrogatorios.

Incluso,  el único delito que las autoridades adjudican a algunos de los presos ha sido tener un primo, amigo o hermano relacionado con la yihad; o vivir en un pueblo en el que ha habido ataques importantes de los talibanes; o viajar por rutas usadas por los terroristas y, por lo tanto, conocerlas bien.

A pesar de su empeño en obtener información en la lucha contra el terrorismo, nueve años y tres meses después de la apertura de Guantánamo los informes secretos revelan que solo el 22% de los presos ha presentado un nivel de interés alto para los servicios de inteligencia de Estados Unidos. En el 78% restante, el valor informativo de los presos era medio o bajo, según reconocen los propios militares.

Los expedientes no especifican qué métodos se usan para obtener la información en el penal. La palabra tortura apenas aparece en los casi ochocientos documentos. Sin embargo, lo que sí aparece son las delaciones que la mayoría de ellos arrojan sobre sus antiguos compañeros de lucha y que se suman por cientos.

Pero en ningún momento se informa de en qué circunstancias los presos han admitido su supuesta culpa o incriminado a otros. A veces, un preso declara sufrir tortura, pero el propio redactor del informe se encarga de afirmar que esa declaración no tiene ninguna credibilidad.

El Pentágono ha redactado un comunicado en el que lamenta la publicación de los documentos secretos por su carácter sensible para la seguridad de Estados Unidos.