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Ollanta Humala asume como presidente de Perú en un escenario de marcados contrastes

Ollanta Humala asume como presidente de Perú en un escenario de marcados contrastes

Contacto con el politólogo Alberto Vergara, docente del departamento de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú.


(emitido a las 8.42 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Hoy es un día especial en Perú: Ollanta Humala asume como presidente de la República.

Humala, de 48 años, un militar nacionalista, tomará posesión de su cargo en una ceremonia en la que participarán representantes y jefes de Estado y de Gobierno de varios países, entre ellos el presidente uruguayo, José Mujica.

¿Quién es Ollanta Humala? ¿Con qué propuestas llega al Gobierno? ¿Cómo es el país que conducirá en los próximos cinco años? Vamos a charlarlo en estos minutos con el politólogo Alberto Vergara, docente del departamento de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Hoy lo encontramos en Canadá, donde cursa un doctorado en Ciencia Política por la Universidad de Montreal.

Ya hemos hablado contigo en contactos anteriores a propósito de quién es Ollanta Humala. Pero para iniciar este análisis de hoy, brevemente, repasamos los aspectos más destacados de su perfil.

ALBERTO VERGARA:
Ollanta Humala apareció en la política peruana en el año 2000, cuando caía el gobierno de Alberto Fujimori, que había durado diez años. Hacia el final del gobierno de Fujimori, cuando comienzan a destaparse muchos de los actos de corrupción, él se va hacia el monte con una pequeña tropa, en el alejado departamento de Tacna, que está en el sur del Perú, y se rebela contra su oficialidad, contra ese régimen. Luego es apresado por este acto de insubordinación, pero ahí empieza una carrera política. Un poco como otros líderes, uno piensa en Lucio Gutiérrez en Ecuador o en el propio Chávez en el año 92. Ahí empieza una carrera que quedará signada por este tono militar, el cual será refrendado en el año 2005 cuando su hermano, perteneciente al mismo grupo que él, toma una comisaría en Andahuaylas, en la sierra del Perú, lo que termina con cuatro policías muertos. Ollanta Humala apoyó esa insurrección contra el gobierno de Toledo y entonces todo esto generó un clima de sospecha con respecto a las credenciales democráticas de Humala.

En 2006 llegó a la segunda vuelta con Alan García pero perdió esa elección. Ahora, en 2011, ganó con una "reingeniería" de su discurso, de su actitud, de su imagen, por la cual dice arrepentirse de algunos de esos actos y retóricas del pasado. Y en términos generales, como siempre se ha señalado, trata de desvincularse de Hugo Chávez y de acercarse más bien a Lula, para resumirlo con clichés que han sido muy utilizados pero que resultan útiles.

EC – ¿Está bien definirlo como un nacionalista de izquierda, tal como aparece en distintos cables y análisis de agencias internacionales?

AV – Sí, yo creo que es bastante acertado. Efectivamente es un nacionalista. Sobre todo es un militar, y creo que ahí tiene una formación de preocupación nacional desde el Estado que también tiene una tradición larga en América Latina, lo nacional-popular vinculado a las fuerzas militares. Entonces es un nacionalista, con un acento de izquierda limitado por lo que la izquierda pueda ser en esta época.

EC - ¿Qué país es el que gobernará Humala? ¿Cómo está Perú hoy, qué deja el gobierno de Alan García?

AV – Le toca un momento que es positivo y negativo al mismo tiempo. Llega a un país que ha venido creciendo en la última década a 6% anual, en estos diez años ha duplicado su producto nacional y de pronto el Estado tiene mucho dinero. Entonces llega a un país que no está en crisis, lo que ya es bastante. Esto es muy positivo porque tiene los medios para poder hacer las grandes reformas, la gran distribución que él quiere hacer y que es un objetivo noble. También creo que llegar en un momento de no-crisis y de abundancia es la situación propicia para que una gestión sin brillos sea condenada. Por lo tanto, tiene las dos situaciones.

Del lado político encuentra dos problemas, fundamentalmente el de la movilización social. En los últimos meses del gobierno de García han arreciado, en número y en contundencia, las protestas por cuestiones vinculadas fundamentalmente a problemas socio ambientales con inversiones mineras. Por lo tanto, le va a tocar lidiar con estos problemas que no creo que vayan a amainar. Acaso haya una tregua por unas semanas, pero no creo que vayan a disminuir. Ahí va a ser muy importante cómo lidie con estos conflictos sociales que finalmente están en regiones que votaron por Ollanta Humala y que son construidas por gente que, sin ninguna duda, ha votado por él.

EC – Sí, recordemos que en el interior de Perú Ollanta Humala obtuvo 70% de los votos mientras que en Lima apenas el 42%. Es un contraste muy interesante el que se dio desde el punto de vista geográfico.

AV – Absolutamente. Y a ese contraste hay que agregarle que en la primera vuelta obtuvo 31% de la votación y en la segunda se le sumó un 21-22% de gente, básicamente anti fujimoristas a los que les parecía una pérdida de la dignidad del país reelegir a la hija de Fujimori como representante de aquel régimen. Pero no es un electorado que esté realmente de acuerdo con una gran transformación nacionalista ni de izquierda en el Perú. Es básicamente un electorado que ha votado con convicciones democráticas, de anti corrupción y de ese estilo. Entonces, no solo tiene la dicotomía regional sino además la dicotomía de su propio voto. Para ganarse a ese 21% ha prometido no alterar sustancialmente el modelo político y económico del país, pero su 31% original sí votó por que haya alteraciones sustanciales. Así que le llega el momento de hacer un poco de malabarismo con sus electores, con sus regiones, con sus propuestas, con las personas que elija para cargos importantes.

EC – En ese sentido, ¿qué es lo que puede esperarse del nuevo gobierno de Humala, de su caracterización? Por ejemplo, ¿es esperable que continúe desarrollando las políticas económicas que aplicaba Alan García?

AV – Yo creo que sí en la medida en que ya tenemos su gabinete de ministros formado, un gabinete cuya continuidad en términos económicos queda asegurada. Es interesante que lo primero que anunció, antes que a un ministro, fue que el presidente del Banco Central de Reserva se mantenía, un señor que no dudo de sus capacidades técnicas –es un gran técnico– pero que ha sido jefe del plan de gobierno de Lourdes Flores, candidata del partido conservador peruano, el Partido Popular Cristiano. Entonces sus primeros anuncios en términos económicos van hacia la consolidación y la continuidad del modelo. Su ministro de Economía ha sido viceministro de Hacienda de García durante estos últimos años, por lo tanto ahí también hay una continuidad grande en términos económicos. Ese parece ser el modelo que Brasil le ha mostrado: mantener a la derecha en la economía y poner a los cuadros de izquierda en ministerios sociales que permitan redistribuir la riqueza con estos programas importantes; es combinarlos, que siga la derecha en la economía y la izquierda del lado social.

EC – Hablábamos de cómo está Perú al final del gobierno de Alan García, de la buena performance en materia económica, de la conflictividad en materia social, pero veía también que en ese cuadro conviene incorporar un problema adicional que es el de la inseguridad, los problemas de seguridad pública. ¿Cómo se presenta este desafío para Ollanta Humala?

AV – Ese es un problema muy grave en la percepción de la gente, Perú es un país muy inseguro. También es cierto que cuando uno ve las cifras objetivas, y no las de percepción, no es tan inseguro, es decir que hay una sensación de inseguridad. Pero claro, él va a tener que lidiar con ese problema, que evidentemente está vinculado al Ministerio del Interior que es también el que tiene que ver con las protestas sociales. Así que al ministro Interior le espera un trabajo arduo, además ese es un ministerio complicado en el Perú. Vamos a ver cómo le va con eso.

EC – Por último, en materia de relaciones internacionales, ¿qué puntos vale la pena destacar en este momento?

AV – Creo que lo que hay que destacar es que tal vez la mejor designación de Ollanta Humala en este gabinete es su ministro de Relaciones Exteriores, Rafael Roncagliolo, una persona muy seria, con una verdadera vocación de servicio al país. Esto deja en claro que el diferendo marítimo que tenemos con Chile, que se está viendo en La Haya, no va a ser tocado de manera ni patriotera ni exaltada sino que va a seguir cauces técnicos. El nombramiento de ese canciller es una muy buena señal porque Humala, en esa retórica nacionalista de sus primeros años, siempre había tenido a Chile como leitmotiv de su vida política en términos de comparaciones, en términos de una retórica un poco belicista. Así que el nombramiento de este canciller creo que despeja toda duda por ese lado.

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Foto: EFE