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Entre reclamos estudiantiles y represión gubernamental, Chile podría entrar en una "coyuntura crítica"

Entre reclamos estudiantiles y represión gubernamental, Chile podría entrar en una "coyuntura crítica"

Contacto con Fernando Rosenblatt, colaborador de En Perspectiva desde Santiago.


(emitido a las 8.46 Hs.)

EMILIANO COTELO:
"Protestas tras prohibición de marcha causan violentos disturbios en Santiago". Este es el enfoque que tiene a esta hora el matutino La Tercera, en su edición digital, a propósito de lo que se vivió ayer en la capital chilena.

Al menos 550 personas fueron arrestadas y 29 carabineros resultaron heridos en las protestas estudiantiles que sacudieron el país en la víspera, en demanda de una mejor educación pública y gratuita. El subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, dijo que 284 personas fueron detenidas en Santiago, la mayoría por desórdenes públicos, porte ilegal de armas y de artefactos explosivos, y situó en unas 5.000 personas la participación en las manifestaciones. También hubo protestas en Valparaíso, Concepción, Iquique y Quilpué, entre otras ciudades.

Por la noche, la capital chilena revivió los "cacerolazos". Mientras las escaramuzas y enfrentamientos se vivían en el centro de la ciudad, entre estudiantes y carabineros, cientos de vecinos salieron a sus balcones a hacer sonar sus utensilios de cocina en apoyo  a los reclamos de los jóvenes por la forma en la que se reprimió sus movilizaciones y también para protestar por las alzas de precios que se registran en el país.

El politólogo Fernando Rosenblatt, colaborador de En Perspectiva, vive en Santiago desde hace meses, con él hemos conversado más de una vez.

Te impresionó anoche el nivel al que llegó la violencia, ¿no?

FERNANDO ROSENBLATT:
Me impresiona la forma como esto está escalando, creo que estamos llegando a un nivel de tensión bastante significativo.

EC – Sí, ayer por ejemplo hubo gases lacrimógenos en Santiago afectando por supuesto a mucho más gente que la que estaba directamente participando de las manifestaciones.

FR – Como decía, la situación se está tensando ya demasiado. Hay una intransigencia que va creciendo en ambos lados.

El Gobierno no autorizó la realización de la marcha de estudiantes convocada para la mañana de ayer. Sin embargo, algunos jóvenes se juntaron, eso generó represión por parte de la guardia de carabineros que, como tú decías, que se saldó con detenidos, gases lacrimógenos y una situación bastante complicada que se repitió en la tarde y que se extendió hasta la noche. Esto provocó posteriormente la reacción de vecinos que, espontáneamente, salieron a hacer "cacerolazos". Realmente el ruido era bastante importante. Yo estoy viviendo en la comuna de Providencia, una comuna que si bien está cerca del centro de Santiago no se identifica con la izquierda o con el movimiento estudiantil. Es una comuna donde el alcalde es de la UDI (Unión Demócrata Independiente), el partido de derecha, y sin embargo el ruido de las cacerolas se escuchó bastante fuerte.

Incluso, el apoyo de la población al movimiento estudiantil está en estos momentos cercano al 80%. Ayer se conoció una encuesta CEP –que es una de las encuestas más importantes que hay aquí en Chile, porque es la que toma una muestra más significativa del país– y el porcentaje de aprobación al Gobierno de Piñera está en un 26%, el más bajo desde la salida de la dictadura en estas mediciones.

Entonces estamos en una situación un poco compleja. Por un lado, las posiciones se van volviendo cada vez más tensas y se van alejando. Por otro lado, estamos el Gobierno tiene un muy bajo porcentaje de respaldo de la ciudadanía. Y a pesar de las protestas, a pesar de que Chile es un país que gusta del orden y estos disturbios podrían generar cierta antipatía de parte de la ciudadanía hacia el movimiento estudiantil, esto no se está dando, y la aprobación con respecto a sus peticiones también es bastante alta.

Entonces, en relación a lo primero, las posiciones se van tensionando. El Gobierno había elevado al movimiento estudiantil –al Consejo de Rectores que reúne a los rectores de las universidades "estatales", las universidades tradicionales– una serie de respuestas a un planteo que habían hecho anteriormente. Respondió con 21 puntos a las "Bases para un acuerdo social sobre la educación", que era lo que habían presentado los estudiantes y los profesores. La respuesta de los estudiantes a los puntos del Gobierno es el rechazo a esto...

EC - ...Pero estaba previsto una reunión hoy para, justamente, dar a conocer esa respuesta, y sin embargo los incidentes se producen un día antes.

FR – Sí, el problema es que todos ya sabíamos cuál iba a ser la respuesta. A medida que se iban generando las reuniones de las distintas agrupaciones estudiantiles la respuesta era evidente, y al mismo tiempo esta marcha ya estaba convocada. Entonces se generó esta situación.

Pero acá lo importante es la cuestión de fondo, que es que las posiciones se están volviendo cada vez más alejadas. Y el Gobierno se planta desde un lugar tal que algunos analistas políticos están hablando de que estamos al borde de una crisis de gobernabilidad. El Gobierno no tiene mayoría en el Senado y, aunque el presidencialismo chileno es muy fuerte, en lo que es el respaldo social, en el respaldo de la ciudadanía medido a través de las encuestas de opinión pública, está muy mal. Entonces, ante la pregunta de si la oposición está mejor evaluada, si tiene algún respaldo, yo diría que no. El respaldo de aprobación al papel de la oposición está en un 17%, mientras que el apoyo a la Coalición por el Cambio, es decir a los partidos que nuclean al Gobierno, está en 24%  

Por lo tanto tenemos un problema creciente y cada vez más significativo con la clase política, con las instituciones y con las organizaciones de representación de intereses de la sociedad. Todo en un contexto de protestas sociales y marchas.

EC – ¿Tenemos entonces también en Chile un ambiente del tipo "indignados" o 15-M si vamos a la comparación con España?

FR – Podríamos hablar de eso, sí. La diferencia es que Chile está creciendo a tasas del 6-7% entonces resulta paradójico; hace algunas semanas conversábamos sobre esta aparente paradoja. Yo creo que lo que está sucediendo es que el movimiento estudiantil es la personificación, la expresión máxima del descontento que estaba extremadamente latente en relación a la desigualdad en Chile. Si observamos los resultados de esta encuesta sobre la que estábamos conversando recién, los resultados son bastante interesantes en el sentido en el que lo estaba planteando. Los asuntos de la inseguridad y la delincuencia –generalmente en las encuestas de opinión pública en América Latina están siempre en primer lugar– pierden un poco de poder, y en la evaluación sobre cuáles son los problemas más importantes cobran cada vez más fuerza la educación, la salud y la pobreza, en un contexto donde la pobreza y el desempleo están reduciéndose y donde el país está creciendo. Por lo tanto, lo que está cobrando cada vez más fuerza es la politización de este descontento en relación a la desigualdad.

EC – Tú decías que los reclamos en materia educativa terminan siendo como el emblema de toda esa insatisfacción con la cuestión social, con la desigualdad. En un resumen de dos o tres puntos, ¿qué es lo principal que están pidiendo estos gremios de estudiantes?

FR – Por un lado, los liceales piden la desmunicipalización de la educación de los centros educativos, porque la educación en Chile, a partir de la dictadura, estaba municipalizada. El resultado de este sistema, según plantean los estudiantes, es la expresión máxima de la desigualdad. Aquellos estudiantes que van a colegios municipalizados, en comunas pobres, están realmente muy complicados de cara a su futuro: el nivel, la formación, los recursos destinados no son los suficientes para poder mejorar las condiciones de los jóvenes que asisten a estos colegios.

Por otra parte, lo que se pide con respecto a los estudiantes universitarios tiene que ver con el financiamiento. La universidad en Chile no es gratuita. Si bien existen sistemas de becas, aquellos estudiantes que concurren a universidades no tradicionales –universidades privadas pero no tradicionales– son aquellos estudiantes que tienen que pagar mucho más. Eso podría ser lógico, pero lo que sucede es que para entrar a la universidad hay pruebas de ingreso. Y el resultado de esa prueba de ingreso está muy asociado a la formación educativa que uno tuvo. Y como ya habíamos dicho anteriormente, a aquel estudiante que fue a un recinto municipal, en una comuna pobre, su formación, sus condiciones socioeconómicas, de familia y demás no le permiten lograr un desempeño satisfactorio en esta prueba de ingreso a la universidad como para entrar a las universidades tradicionales e institutos profesionales. Para este tipo de establecimientos existen entonces los créditos con aval del Estado, créditos que otorgan los bancos a tasas de interés altas.

Entonces tenemos lo siguiente: que los estudiantes más pobres, si bien han podido ingresar a la universidad, reciben para eso créditos a tasas de interés muy elevadas, por lo tanto están endeudados, y van a las universidades o institutos profesionales de peor calidad, la cual que no está regulada de forma adecuada, según el planteo de los estudiantes.

Tenemos estudiantes y familias muy endeudadas, en una situación en la que no reciben una buena calidad de educación y que luego no consiguen insertarse en el mercado laboral como para poder hacer frente a esa deuda.

EC – ¿Cuál puede ser la reacción a nivel político ante estos hechos que han ido marcando este agravamiento? Recordemos que ayer, otra vez, ha habido violencia. Por ejemplo, los estudiantes intentaron tomar el Canal Chile Visión, interrumpiendo el funcionamiento de la emisora y exigiendo salir al aire con sus demandas.

FR – Sí, la situación que estás describiendo fue bastante particular. No fue violenta, incluso al momento que estaba sucediendo esa especie de toma del canal Chile Visión señalaba que no era violenta y que lo que querían era salir al aire.

Tú me preguntabas qué podemos esperar. Realmente en una situación como esta es muy difícil poder predecir para dónde van a derivar los hechos. Me acuerdo cuando comentábamos en enero y febrero los inicios de las revoluciones en los países árabes, y yo planteaba que frente a una coyuntura crítica es muy difícil saber lo que va a suceder. Y en Chile estamos acercándonos a lo que puede ser una coyuntura crítica. No por la caída del sistema o la caída del Gobierno, pero sí por lo que pueden llegar a ser transformaciones muy importantes.

Realmente es muy difícil saber qué es lo que va a suceder, creo que esto va a ir evolucionando día a día. Por lo pronto estamos ante un Gobierno que cada vez va tensionando más su posición y, como respuesta, los estudiantes también. Y tenemos la represión de por medio que se está tornando cada vez más cuestionada y complicada.

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