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Brasil toma medidas para hacer frente a la pérdida de competitividad de su industria

Contacto con Mauricio Rabuffetti, jefe de redacción de la Agencia France Presse en Brasil.


(emitido a las 8.48 Hs.)

EMILIANO COTELO:
El Gobierno de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, lanzó la semana pasada un paquete de medidas para reforzar al sector industrial de su país en esta época de inestabilidad.

El argumento del Ejecutivo brasileño es que la industria local viene perdiendo competitividad en un contexto de guerra cambiaria en el mundo.

Este conjunto de medidas, bautizado Plan Brasil Mayor, actúa principalmente en el área fiscal y prevé exenciones de impuestos por hasta 16.000 millones de dólares en dos años.

¿Cuáles son esas medidas? ¿Por qué se anuncian en este momento? ¿Qué expectativas ha generado esta iniciativa? Vamos a charlarlo en los próximos minutos con Mauricio Rabuffetti, jefe de redacción de la Agencia France Presse en Brasil, quien por estos días se encuentra en Montevideo.

Empecemos por lo primero, por poner en contexto este paquete de medidas destinadas a fortalecer la industria brasileña. ¿Por qué se anuncian ahora?

MAURICIO RABUFFETTI:
Ante todo, este anuncio –como tú decías– está centrado en exoneraciones impositivas y otros componentes menores. Se produce luego de que el Gobierno brasileño fuera adoptando una serie larga de medidas para contener la apreciación del real, medidas que lograron frenar un poco esa caída del precio del dólar en Brasil pero que no llegaron a modificar una tendencia que ha dejado a Brasil con una de las monedas más valorizadas entre los países llamados emergentes. El Gobierno brasileño y en particular el ministro de Hacienda, Guido Mantega, argumentan que existe una "guerra cambiaria". De hecho, fue precisamente Mantega quien acuñó este término antes del G20 de noviembre del año pasado. Ellos señalan que algunas naciones desarrolladas o industrializadas como Estados Unidos o China toman medidas que aplastan a sus divisas y eso perjudica a los países emergentes.

EC – Sí, eso es cierto, porque en cualquiera de los dos ejemplos que mencionaste se trata de países que directa o indirectamente han llevado sus monedas a una depreciación que favorece a sus exportaciones.

MR – Sí, por supuesto, pero a lo que iba es que en el caso de Brasil se produce un fenómeno particular. Se trata de un fuerte ingreso de capitales para inversión directa pero también para colocaciones que buscan aprovechar el hecho de que Brasil tiene una de las tasas de interés de referencia más altas del mundo, la tasa Selic, que se encuentra en este momento en 12,5% anual.

El Gobierno ha buscado distintas formas de frenar el ingreso de esos capitales especulativos, por ejemplo tasándolos o fomentando inversiones productivas de más largo plazo. Hace unos días volvió a actuar sobre el impuesto a las operaciones financieras, por ejemplo. El ministro Mantega señaló que la apuesta a una valorización del real genera una suerte de presión vendedora que arrastra al mercado y entonces lo que están haciendo es intentar frenar a quienes hacen ese juego.

La verdad es que el Ejecutivo brasileño ha hecho un esfuerzo para intentar frenar la caída del dólar en el mercado local pero el factor tasa de interés realmente pesa mucho. Mientras en Estados Unidos y otros países como Japón las tasas están rondando el cero, Brasil sigue aumentando la suya para intentar contener la inflación, en un contexto de un fuertísimo consumo por parte de los brasileños y también de muchos años de expansión del gasto público durante el anterior Gobierno de Luiz Inacio "Lula" Da Silva, que lógicamente contribuyeron a impulsar la inflación.

EC – En resumen, el Gobierno está en una encrucijada porque para contener la inflación sube la tasa Selic y favorece todavía más el ingreso de dólares. Pero repito la pregunta inicial, ¿por qué se hace este anuncio ahora?

MR – Estos anuncios responden en buena medida a una creciente presión de los sectores industriales brasileños. No es que haya una crisis en la industria brasileña, en parte porque el mercado brasileño está muy fuerte, pero hay varios elementos que crearon el contexto para este anuncio. Primero, el real llegó a sus mínimos históricos en las últimas semanas desde que comenzó la libre fluctuación de la moneda en 1999, y eso obviamente afecta la competitividad de las empresas brasileñas y favorece las importaciones. Segundo, la crisis en Europa se profundiza, Estados Unidos estuvo al borde del default y la realidad es que está demorando en dejar atrás la crisis de 2008-2009, lo cual genera preocupación a los industriales sobre la demanda externa. A eso se suman reiteradas quejas del sector industrial por la competencia de productos chinos. Y recordemos que Brasil registró un fuerte descenso de su superávit comercial en el año 2010. Entonces, de alguna manera se dieron las condiciones para que Rousseff pudiera hacer este anuncio de un paquete de medidas que, por cierto, le pueden costar mucho dinero al fisco brasileño si el resultado final es que las exportaciones no crezcan lo suficiente como para compensar la pérdida de recaudación.

EC – "Es imperativo protegernos del comercio desleal y de la guerra cambiaria que reducen nuestras exportaciones e intentan disminuir un mercado interno que construimos con mucho esfuerzo", declaró Dilma Rousseff cuando lanzó este programa, que según ella apunta a ayudar a la industria pero sin recurrir al proteccionismo.

MR – No se anunciaron medidas arancelarias, por ejemplo, para reducir importaciones que pudieran competir con la producción local. Tampoco se anunció un sistema de subsidios directos a la producción industrial, eso no está contemplado en este plan. Básicamente el criterio es exonerar impuestos o devolver impuestos –de forma coyuntural, no como algo permanente–, en particular a algunos sectores de la industria que son grandes generadores de mano de obra.

EC – Leíamos en los cables que llegaron sobre este tema que por ejemplo en el caso de sectores como vestimenta, calzado o software las empresas no deberán hacer pagos de seguridad social; también está prevista la devolución de impuestos a exportadores de bienes industrializados; y el Estado dará preferencia a las empresas locales en las licitaciones. En fin, es un paquete bastante amplio. ¿Pero qué pasa con los sectores no industriales? ¿Qué pasa por ejemplo con los exportadores brasileños de materias primas?

MR – En ese caso se trata de sectores que dependen mucho más del precio de las commodities en el mercado internacional que de la cotización del real propiamente, si bien la cotización de la moneda por supuesto tiene una influencia.

Además son sectores que crean menos empleo que el sector industrial, por lo tanto es lógico que en el contexto actual exista una preocupación sustancialmente mayor del Gobierno hacia el sector industrial.

EC – Ahora, a pesar de estas medidas algunas empresas industriales brasileñas sufrieron la semana pasada en sus cotizaciones en la bolsa; parecería que los inversores están más preocupados por el panorama exterior que por la situación interna del propio Brasil.

MR – Sí, sin duda. Brasil está en un momento económico muy bueno, apoyado en un mercado interno muy fuerte que fue uno de los pilares para sobrellevar mejor que otros países la crisis de 2008-2009 por ejemplo. La caída de la bolsa de San Pablo que ustedes mencionaban la semana pasada se dio, como dijeron todos los análisis, por una profundización de la crisis de la deuda en Europa y por la situación de la deuda en la economía de Estados Unidos. Esa caída de la bolsa puede haber enmascarado un poco las medidas adoptadas por el Gobierno brasileño para su industria, pero no pasaron desapercibidas para el sector industrial local ni para las centrales sindicales de las regiones industriales como San Pablo, que tienen un peso muy importante en el Partido de los Trabajadores que es el partido que ejerce el Gobierno.

Quedan todavía cinco meses del año, tiempo suficiente para ver si estas medidas alientan la exportación brasileña o al menos contribuyen a sostenerla en caso de que se produzca un recorte grave de la demanda exterior. Eso siempre y cuando el real se mantenga. Si sigue subiendo, más allá de estas medidas las cosas obviamente pueden complicarse para la industria.

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