Paulina Potter, quien vive en Sacramento, California, Estados Unidos logró con sus 291.6 kilos aparecer en la nueva edición del libro que será presentado el 15 de setiembre.

A los 47 años de edad, Potter dice que quiere bajar de peso para disfrutar la vida de otra manera. Actualmente  lucha con su vida diaria, en donde no se puede mover en la cama y ni cabe en su auto. La mujer más gorda del mundo diche que quiere bajar su peso para poder ir a bailar, viajar por la carretera en auto y entrar en los asientos de los cines.

Potter culpa a su educación como la principal razón de su tamaño. Dijo que el sobrepeso está en sus genes y que de niña había una "sobreabundancia" de alimentos. "Mi padres eran muy gordos", dijo. "Tengo ocho hermanos y todos son muy gordos, excepto uno".

"Fuimos criados en una cultura de comida, que si estaba feliz me celebraban con comida; si estaba triste me daban un helado para alegrarme".

Potter reconoció que inició dietas en reiteradas oportunidades pero siempre desistió ante la tentación de comer, pero afirma que ahora llegó el momento de hacer algo con su tamaño a medida que la vida cotidiana le resulta cada vez más difícil y tiene que confiar en su hijo para obtener ayuda.

"No me puedo vestir sola ni puedo tomar un baño sola", reconoció. "Gracias a que tengo una relación muy buena con mi hijo y me ayuda a hacer todo lo que es difícil es que puedo seguir viviendo".

Potter se lamenta de su tamaño y no recomendaría a su estilo de vida para nadie. "Ni siquiera sé cómo decirlo, no es divertido en absoluto. No tengo libertad física", señaló.

Otra estadounidense, Donna Simpson, que pretendía pasar de 273 kg a 457 kg, renunció a convertirse en la mujer más gorda del mundo después de la advertencia de los médicos.

Simpson, considerada la mujer más gorda del mundo para dar a luz, comenzó una dieta de choque después que los médicos le dieron un aviso claro y directo: "bajar de peso o morir".

Amplíe las fotos y vea la evolución de la gordura de Paulina Potter a lo largo de su vida.