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¿Cuál será el futuro de Libia tras la muerte de Gadafi?

¿Cuál será el futuro de Libia tras la muerte de Gadafi?

Contacto con Susana Mangana y Gonzalo Pérez del Castillo.


(emitido a las 8.44 Hs.)

JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
El alto comisionado de la ONU para los derechos humanos pidió hoy que se realice una investigación sobre la muerte del exdirigente libio Muamar Gadafi.

"Las circunstancias todavía no son claras, nosotros consideramos que se requiere una investigación", dijo el portavoz del alto comisionado, Rupert Colville, refiriéndose a los videos que fueron difundidos por los medios de comunicación.

El exlíder libio, que se encontraba en fuga desde la caída de Trípoli a fines de agosto, fue capturado con vida y después resultó muerto a balazos en circunstancias todavía no aclaradas.

Ayer, al difundirse esta noticia, se vivieron escenas de festejos en varios puntos del país.

¿Qué perspectivas se abren ahora para Libia? ¿Dónde hay que poner el foco: en la liberación de Sirte o en la muerte de Gadafi? ¿O quizás en las dos? Para conversar sobre este tema, recibimos nuevamente a Susana Mangana y a Gonzalo Pérez del Castillo, contertulios que suelen orientarse hacia los temas internacionales.

SUSANA MANGANA:
Quizás no haya que poner el foco en ninguna de las dos cosas. Me parece muy bien que se haga esa investigación sobre Gadafi. Más allá de todo, también tiene familia, todavía le quedan algunos hijos con vida y una esposa en Argelia, que merecen saber cómo murió su familiar.

Pero además de eso tenemos que pensar en la reconstrucción del país, en la reconciliación y en lo que va a ser la gran batalla, el gran yihad, que tienen ahora los libios por delante, que es evitar el revanchismo. Me parece que en el seno del Consejo Nacional de Transición libio hay una división de intereses pero también una fragmentación, que es lo que genera muchísimas incertidumbres de cara al futuro inmediato de ese país.

JAE – Gonzalo, ¿coincidís con Susana?

GONZALO PÉREZ DEL CASTILLO:
Cien por ciento, es ahí donde hay que poner el acento. Hay que entregar las armas o integrar a la gente de las milicias a un ejército que los discipline rápidamente. La gente que está acostumbrada a conseguir sus objetivos con la punta de un fusil no puede seguir teniendo un fusil. Se dice que nadie que tiene un fusil muere de hambre, y es verdad. Es muy peligroso eso.

Y segundo, como dice Susana, ahora hay que calmar las pasiones, hay que respetar a los vencidos, hay que atender a los heridos y a la gente cuyos derechos fueron violados. Hay que hacer exactamente lo contrario de lo que hizo Gadafi. Esa es la forma de enterrar a este dictador, la forma de derrotarlo. Si la gente que toma el poder ahora imita la forma de gobernar de Gadafi, le da vida otra vez.

Y después hay que pensar en alguna forma de representación política legítima. Aquí aconsejaría que tengan mucho cuidado de las influencias externas, porque no son muy positivas. Luego hay que procurar un desarrollo institucional que permita la supervivencia y la reproducción del sistema político que se establezca.

JAE – El asunto es que hoy quienes están detrás de esta revuelta, y de esta victoria, son sectores que históricamente han estado muy enfrentados. Hay tribus, grupos islámicos, incluso gente que no está con la religión. Susana, ¿cómo ves esta "descomposición" que vive el país? Porque de hecho el propio Consejo de Transición no había podido pactar un ejecutivo de transición.

SM – Lo que pasa es que ahí tenemos el dilema de lo que yo llamo los ex hombres del presidente. Gente que antaño estaba acompañando el régimen de este dictador, como hay otros en otros países, y que hoy son las caras visibles del Consejo Nacional de Transición libio y los que tienen el apoyo tácito de las grandes potencias occidentales. Estos países son el otro actor estratégico en esta revolución de Libia. Y evidentemente se van a cobrar el apoyo y sobre todo la entrega de armas y el sostenimiento de esta revuelta que ahora se ha transformado en una revolución.

Pero lo preocupante es el vacío de poder que queda en Libia, porque el Estado era Gadafi. Ese invento del "Estado de las masas" en la década del 70, que evidentemente Gadafi creó para seguir gobernando él, eliminó todo tipo de atisbo de instituciones, más allá de si eran democráticas o no. No hay ni instituciones políticas ni una sociedad civil cohesionada. Con lo cual tenemos un panorama bastante débil y sobre todo mucha incertidumbre.

Recordemos además que las potencias occidentales decidieron intervenir a través de la OTAN. El convoy en el que escapaba Gadafi fue interceptado aéreamente primero por la OTAN, ellos también ayudaron a cazar al dictador. Esto lo sabe todo el mundo y lo van a tener en cuenta en otros países de la región.

Pero me parece que lo importante ahora es lograr una hoja de ruta. Después de las lecciones aprendidas en Irak, estas potencias tuvieron ocho meses para diseñar un mínimo plan que evite que en Libia se dé una guerra civil, una fragmentación y descomposición étnica y sectaria como se dio en Irak.

JAE – Gonzalo, tú decís que no conviene que se mire hacia fuera y que es mejor que el proceso surja internamente. En un país que no tiene cultura democrática y donde nadie se manifestaba salvo Gadafi, que detentaba el poder, ¿es posible esto?

GPDC – Yo creo que tiene razón Susana, no cabe duda de que quien derrotó a Gadafi en esta ocasión fueron las fuerzas de la OTAN, eso está clarísimo. Ahora, cuando George W. Bush se metió en Irak, Colin Powell le dijo "si lo rompés, lo tenés que recomponer", y quedó claro que había planes para la destrucción de Irak pero no para su reconstrucción. Y lo que hicieron las potencias occidentales, a veces con la mejor buena voluntad, fue tratar de reproducir sistemas que no tienen en cuenta las realidades culturales, religiosas, tribales. Son sociedades distintas, muy complejas.

En este caso vienen de 42 años de dictadura, y antes de eso había una monarquía. Ellos van querer hacer una democracia, si se quiere llamarle de esa manera. Creo que deberíamos tratar de asistirlos para que los propios libios se den una forma de gobernarse a sí mismos que tenga algunos rasgos de la poliarquía. Que la gente pueda elegir a sus líderes, que los líderes no les sean impuestos, que puedan votar, que todo el mundo tenga derechos. No insistir demasiado con tratar de imponer una democracia de tipo occidental, con todas las características que nosotros conocemos y exigimos, porque quizás eso no sea posible.

Además, como decía Susana, en Irak eso no funcionó. Se armaron gobiernos, no hubo gobernabilidad, y están en el lío en que están, que no se pueden retirar. En Libia hay que dejar que las propias fuerzas internas logren sus equilibrios. Susana decía, y es cierto, que mucha de esta gente participó en el Gobierno de Gadafi, como el líder del Consejo Nacional de Transición, Mustafa Abdel Jalil, que fue ministro de Defensa. No sé si Susana está de acuerdo, pero Jalil se ganó sus credenciales anti-Gadafi desde que no aceptó reprimir las demostraciones de violencia en febrero. Él había sido ministro desde 2007 aproximadamente, fue un viejo ministro de Gadafi, pero en un momento se le puso enfrente. Claro, es un período muy corto el que ha pasado en Libia, pero me parece que el Consejo Nacional de Transición tiene credenciales y creo que hay que darle todo el apoyo sin inmiscuirse demasiado.

JAE – Susana, para redondear y a cuenta de más, ¿qué dices tú?

SM – Coincido con el último apunte. Creo que al Consejo Nacional de Transición libio hay que darle un tiempo de gracia. Si se apuesta a la reconciliación nacional, hay visos de prosperar. No olvidemos que Túnez, país vecino que comparte fronteras geográficas con Libia, celebra este próximo domingo elecciones. Con lo cual es un faro de luz en toda esta maraña de noticias tan sangrientas, tan crueles y negativas. Cuando vemos esas imágenes del cadáver ensangrentado no debemos olvidar que también hay mucho dolor, que hay mucha sangre derramada.

Otro apunte más. Me parece que los coletazos de esta revolución libia se están sintiendo hoy viernes, día feriado para los musulmanes, en Siria, en Turquía, en Yemen, países donde está ardiendo la calle. En Siria ahora empiezan a armarse los civiles y esto es algo que muchas veces no trasciende a la prensa en lengua castellana. Pero leyendo en árabe he podido encontrar muchísimas noticias de que hay suministro de armamento, tanto de OTAN como de Estados Unidos, por las fronteras permeables que hay entre Siria y Turquía. También desde Irak y de Líbano están llegando armas. Y hay desertores del Ejército de Liberación de Siria –así se han denominado esos desertores- que tienen tanques en la frontera con Turquía, con lo cual...

JAE - ...Entonces tú pones foco en lo que se puede venir en otros países.

SM – Exactamente. La atención internacional ahora está puesta en Siria, por más que todos creemos que no va a haber una intervención. Nada hace pensar que la OTAN esté planificando una intervención o que las potencias occidentales quieran entrar con armamento, con tanques en Siria. Pero sí parece que están apoyando a los civiles sirios que ahora, caído y muerto Gadafi, sienten que tienen más ánimos para luchar y derrocar a otro tirano como lo es Bachar al Asad y todo su entorno.

JAE – Gonzalo, ¿algo más para terminar?

GPDC – El problema es que Asad tiene el apoyo de Rusia y de China, que se oponen a una intervención en Siria del tipo...

SM - ...Gonzalo, permíteme un inciso porque se nos acaba el tiempo. Ahí tendríamos que comentar los intereses políticos y geoestratégicos que hay en esa región, más allá de los puramente extractivos de petróleo. ¿Por qué no se va a Siria? No solo porque no tiene petróleo sino porque es un actor importantísimo en el tablero de Oriente Medio. Ahí sí que se puede desatar una guerra civil de implicancias mayores para Líbano, por ejemplo con Hezbolá.


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