Entrevistas

Inquietud en Grecia ante la crisis, mientras la cumbre del G-20 intenta "aislar" la situación del país heleno

Inquietud en Grecia ante la crisis, mientras la cumbre del G-20 intenta "aislar" la situación del país heleno

Mientras el ministro de Finanzas de Grecia anunció que en su país no se celebrará una consulta popular sobre el plan de rescate presentado por la Unión Europea, la crisis política en ese país continúa. Este vienes el Parlamento votará una moción de confianza al Gobierno griego con el objetivo de reforzar la gestión del primer ministro Yorgos Papandreu. Para conversar sobre este asunto, En Perspectiva conversó con la periodista Begoña Castiella, colaboradora desde Atenas, y con Rafael Mandressi, colaborador desde París, donde se viene desarrollando la segunda jornada de la cumbre del G-20 dedicada a la regulación financiera. Castiella relató que en Grecia "todo el mundo está muy inquieto, porque nunca pensaron que el país debía tanto dinero, que la situación era tan grave ni que el resto de los países europeos se hartara de los problemas que conlleva el intentar rescatar a los griegos". Por su parte, Mandressi expresó que en la reunión del G-20 "se está buscando aislar el caso griego y a su vez proteger a Italia. Una vez que eso se complete, lo que pueda pasar con Grecia, incluso una salida del euro, les importa relativamente poco a todos los demás".


(emitido a las 10.30 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Grecia abandonó oficialmente su proyecto de convocar a un referendo sobre el rescate acordado la semana pasada por la Eurozona.

El ministro griego de Finanzas, Evangelos Venizelos, le comunicó al comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn; al ministro alemán de Finanzas, Wolfang Schäuble, y al jefe del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, la decisión del Gobierno de Grecia de no celebrar una consulta sobre el plan de rescate planteado por la Unión Europea para el país.

En tanto, la crisis política dentro de Grecia sigue teniendo en vilo a buena parte del mundo. El Parlamento va a votar hoy una moción de confianza al Gobierno, moción que surgió a instancias del propio primer ministro, Yorgos Papandreu, a efectos de reforzar su mandato ante las críticas que surgieron en su propio partido, el Pasok, el Movimiento Socialista Panhelénico. Pero no está claro que Papandreu logre el apoyo necesario para superar esa moción, ya que varios de los 151 diputados de su partido podrían votar en contra en un Parlamento que cuenta con 300 escaños.

¿Cómo están las cosas en Grecia a esta hora?

Vamos a conversarlo con Begoña Castiella, la periodista española que vive en Atenas desde 1980 y con quien hemos conversado más de una vez en estos días.

Cuéntanos en primer lugar cómo se vivió la jornada de ayer, cuando el Gobierno griego volvió a sorprender con el anuncio del ministro de Economía, no del propio Papandreu, de que finalmente no habría referendo.

BEGOÑA CASTIELLA:
Pues ayer por la mañana pasó una cosa muy curiosa: se corrió la voz muy rápidamente de que había una posibilidad de un gobierno de consenso de salvación nacional para que el país no sufriera más descabellos como parecía que iba a sufrir con el referendo. Parece que Papandreu dijo que si había un consenso con los conservadores no hacía falta un referendo. Ello provocó que –poco menos– ya se estuviera hablando de los nuevos ministros. Pero por la tarde, en sus intervenciones en el Parlamento, tanto Papandreu como el líder de los conservadores, Antonis Samaras, demostraron que no estaban en posición de ofrecer un gobierno de consenso.

Entonces esta noche tendremos una votación, a medianoche, y si Papandreu no consigue 351 votos, tendremos un problema muy grave porque caerá el Gobierno. Entretanto, se sabe que hay muchas presiones extranjeras para que el país no vaya a elecciones ahora mismo, dado que eso supondría cerrar el Parlamento durante al menos tres o cuatro semanas, y paralizaría también la sexta parte del primer rescate, que son 8.000 millones de euros, sin los cuales el Estado no puede pagar los sueldos y las pensiones desde finales de noviembre.

EC - Qué situación más compleja. Pasando en limpio: ¿definitivamente referendo no habrá, pase lo que pase en el Congreso?

BC - Ha sido oficialmente descartado por un anuncio del ministro de Finanzas.

EC - Te hago la pregunta porque tú misma contabas que ayer, cuando se dio a conocer la posibilidad de suspender, de dejar sin efecto el referendo, se lo hizo ante la hipótesis de que se generara un gobierno de consenso nacional, y eso por lo visto no es viable.

BC - No es viable porque dicen los rumores que los conservadores han exigido que Papandreu no fuera primer ministro y no formara parte de ese gobierno. Y Papandreu no ha dimitido.

EC - Ahora se va al Parlamento de todos modos a considerar la moción de confianza que el propio Papandreu impulsó, para la cual tiene escasas chances. Ayer circulaban números que decían que había perdido la mayoría.

BC - Los números extraoficiales dan que está en 149, que no lo consigue. Pero Grecia es el país de la tragedia, de la comedia, del caos, nunca sabes muy bien lo que va a pasar. O sea que a lo mejor, ante la idea de que Grecia pueda caer en una quiebra soberana desordenada y que no haya dinero para pagar a nadie a principios de diciembre, los socialistas hacen –Papandreu dijo que eran heroicos– un acto de heroísmo y vuelven a apoyar a este primer ministro que todos pensamos que debería dimitir.

EC - Una de las posibilidades es que se reagrupen las fuerzas del Pasok y Papandreu logre superar la instancia de esta noche en el Congreso, siga siendo el ministro con apoyo parlamentario. Pero un apoyo muy frágil.

BC - Un apoyo imposible, porque la semana que viene habría que votar el presupuesto del año que viene y la reforma fiscal, y si las cosas están tan delicadas en cualquier momento puede haber un nuevo problema, porque el chantaje de que "si no me votáis a mí y a mi Gobierno cae el Gobierno" ya lo hemos visto tres o cuatro veces. Con lo cual llegará un momento en que ya no ocurrirá, creo yo.

EC - De por medio, como tú decías, está esta amenaza que han hecho las autoridades europeas y el Fondo Monetario Internacional (FMI) de no suministrar el último tramo que queda pendiente de 8.000 millones de euros del primer plan de rescate, un dinero que es fundamental a los efectos de pagar las cuentas que el Estado griego tiene que pagar de aquí a diciembre.

BC - También es esencial para pagar una serie de obligaciones que Grecia tiene con los prestamistas extranjeros, y si no consigue pagar ese dinero habría una suspensión de pagos. La situación es verdaderamente crítica.

Y los griegos que se habían opuesto a los recortes de sus sueldos y de sus pensiones nunca pensaron que se les iba a preguntar si quieren salir del euro. Creo que todos los griegos quieren permanecer en el euro y en la Eurozona. Se dan cuenta de que, si no, el salirse de la Eurozona y volver a la dracma, en este momento es convertirse en un país tercermundista. Creo que todo el mundo está enfadado con la persona de Papandreu ahora mismo. No tanto con la crisis sino con la persona de Papandreu, que desde el lunes ha creado esta especie de intranquilidad, porque por un lado nos habían anunciado que el rescate salvaba al país, y de repente el lunes Papandreu ha dicho: "No nos siento con fuerzas, ni yo ni mi Gobierno, de llevar la carga de todas estas medidas y lo quiero consultar al pueblo". Algo que nadie había exigido hasta ahora. El último referendo en Grecia fue para abolir la monarquía en el 74. No se había hablado de referendo.

EC - Por lo que describes, estamos ante un empecinamiento personal de Papandreu. ¿Es así, es tan simple la lectura?

BC - Pienso que si puede salvar al país presentando su dimisión, y él mismo por la tarde de ayer dijo "yo no estoy atado a mi silla""haré cualquier cosa para salvar al país", pues esta noche tiene que salvar al país y evitar que se vaya a esas elecciones anticipadas. ¿Cómo se hará después de un voto de confianza? ¿Dirá "y ahora presento mi dimisión para que haya concordia en el país"? Esa es una de las teorías que circulan en Atenas desde la mañana, porque ayer nos habían dicho hasta el nombre de un posible candidato a primer ministro, Lucas Papademos, un economista muy importante que fue vicepresidente del Banco Central Europeo y gobernador del Banco de Grecia, y además es socialista. Alguien muy sólido y muy serio.

Esa sería una de las soluciones. La otra es el empecinamiento total y conseguir que su propio partido se enfade y diga: "Hasta aquí hemos llegado, no seguimos apoyándolo". Pero claro, la legalidad y constitucionalidad de todo esto es muy compleja. Los partidos de la oposición, los de izquierda, han dicho que ni este Gobierno ni un gobierno de coalición representan realmente al pueblo griego en este momento, y exigen elecciones anticipadas. O sea que hay una presión muy fuerte también de los partidos de izquierda que van a hacer todo lo posible para que caigan este Gobierno y el siguiente. Con huelgas, con manifestaciones y con todo tipo de presiones.

EC - Justamente iba a preguntarte qué está pasando en la calle. A todo esto la gente, ¿en qué actitud se encuentra, si es posible resumir el estado de ánimo de la gente, de los griegos? ¿Qué dices tú al respecto?

BC - Todo el mundo está muy inquieto, porque nunca pensaron que el país debía tanto dinero, nunca pensaron que la situación era tan grave y nunca pensaron que el resto de los países europeos se hartara de los problemas que conlleva el intentar rescatar a los griegos. Ahora se encuentran en una situación crítica. Dicen: "Nosotros no tenemos la culpa de todo lo que ha pasado. Nos han recortado salarios, pensiones, nos van a echar de nuestros trabajos, hay una recesión desde hace ya dos años, este país no va hacia delante, la única posibilidad que queda es la salvación del segundo rescate de la Eurozona, y si ahora estos políticos hacen que la perdamos, ¿qué queda?, ¿volver a la dracma y a ser pobres como si estuviéramos en 1960?". Está todo el mundo muy intranquillo.

EC - ¿Qué tipo de manifestaciones hay en la calle?

BC - Ayer pensábamos que iba a haber una manifestación, pero al final la gente se quedó en su casa viendo la tele, creo, porque era el debate final entre los líderes de todos los partidos políticos, y no pasó nada. Hoy en cambio nos tememos que va a haber más manifestaciones en la calle, probablemente de gente muy indignada y muy desesperada, contra todos los políticos en general.

EC - Son días nerviosos, ¿no? Se te nota nerviosa a ti, ¿cómo estás viviéndolo personalmente?

BC - Aquí el Parlamento es siempre por la tarde y por la noche, entonces estamos todos no digo que sin dormir pero casi. Yo llevo aquí desde el año 80 y nunca he visto una cosa semejante. He visto muchos problemas y muchas elecciones, pero una cosa tan crítica en un momento tan delicado, en que toda Europa y el FMI se habían molestado, se habían esforzado en armar un rescate complejísimo que no tenía precedentes, para que luego venga un primer ministro que se supone que era el más europeísta de todos y el que quería salvar al país y de un día para otro tenga esta visión, este sueño de yo ya no puedo más, vamos a preguntarle al pueblo qué quiere, en un momento tan delicado... Todo el mundo está muy impresionado, nadie se lo esperaba.

***

EC – En Cannes, Francia, los líderes del G-20 (los países más desarrollados y los principales emergentes) vienen desarrollando la segunda y última jornada de la cumbre dedicada fundamentalmente a la regulación financiera.

La presidencia francesa del G-20 cree que la discusión debe centrarse en las medidas aplicadas por cada país para potenciar la transparencia del sistema financiero y comprobar que se cumplen los compromisos adoptados. También quiere una discusión sobre los paraísos fiscales –tema que nos termina tocando a nosotros– y que se avance en el marco jurídico para regular y controlar a esos países y jurisdicciones.

¿Se está pudiendo trabajar sobre esa agenda?

Vamos a conversarlo con Rafael Mandressi, nuestro colaborador en París.

La crisis griega se ha comido la agenda del G-20; ¿ha habido algún cambio en ese sentido?

RAFAEL MANDRESSI:
No, el G-20 prácticamente se disolvió en el aire. La crisis griega, y por lo tanto la crisis europea, es casi el único tema, no solamente en el interés público, sino también en el propio desarrollo de la cumbre. Más allá de lo que pueda discutirse, cualquier medida o declaración que pueda salir va a ser de bastante poca significación, se me ocurre, y la vocación reguladora que se le quería dar al G-20, que Sarkozy en particular le quería dar, se la llevó no solamente la crisis griega, sino sobre todo el anuncio de Papandreu del referendo, que fue lo que estropeó la fiesta de Sarkozy.

EC - Tú hablás de la "fiesta de Sarkozy". ¿Con qué expectativa y con qué posicionamiento llegaba el mandatario francés a esta cumbre del G-20?

RM - Con la idea de haber dejado atrás la solución que se había encontrado en Bruselas el fin de semana pasado para el episodio griego y poder dedicarse en el G-20 a realzar su imagen de líder internacional, con la perspectiva de las elecciones presidenciales del año que viene. Si uno lo mira desde el punto de vista estrictamente doméstico francés, el G-20 es una operación que se inscribe en una campaña electoral que ya está lanzada y que no muestra al presidente en ejercicio en una muy buena posición. Hay una estrategia de lo que acá llaman "presidencialización" del personaje para mejorar su imagen ante la opinión pública, que está bastante alicaída.

EC – Ayer, incluso, se dio la particularidad de la entrevista televisiva conjunta que concedieron Sarkozy y Obama, que supongo que a Sarkozy algo lo habrá ayudado en sus planes.

RM - Sí, de hecho esa entrevista es el resultado de unos 10 días de trabajo intenso de los servicios de la Cancillería francesa y de la Presidencia para concretarla. La iniciativa de esa entrevista conjunta está en el Gobierno francés, con el mismo objetivo. Pero de hecho a Obama también le sirve bastante, porque está en una situación relativamente parecida, aunque supongo que una cosa de esta naturaleza tiene mucho menos peso para Estados Unidos que el que puede tener para una opinión pública francesa que de todas maneras no va a cambiar demasiado su juicio, me parece, porque lo que cuenta es lo otro, la crisis que no muestra signos de apaciguamiento, más allá de la marcha atrás en el caso del referendo griego.

EC - El producto griego es el 2% del producto de toda la Eurozona, sin embargo es claro el peso simbólico que está teniendo su crisis, con el riesgo de default, etcétera. ¿Cómo se explica la importancia de lo que pueda pasar en Grecia sobre Europa y sobre el euro?

RM - Para decirlo crudamente, Grecia no importa absolutamente nada, es un vuelto, incluso la deuda griega. Para dar una idea: el plan que se aprobó el fin de semana pasado implicaba borrar la mitad de la deuda griega; si llegara a haber un default, si se declarara impagable el 100% de la deuda griega, ningún banco francés tendría ningún problema en absorber ese costo sin que el Estado francés estuviera obligado a poner un solo euro.

De modo que allí no está el problema en sí mismo, sino en el riesgo de contagio. Lo que da mucho miedo, incluso pánico, es el caso de Italia, que un descalabro griego genere una suerte de efecto dominó que alcance a España eventualmente, pero sobre todo a Italia, que es la tercera economía del continente. Allí sí las cosas se ponen muy serias. De ahí que lo que se está elaborando en este momento es una especie de cordón sanitario financiero en torno a Italia, y lo que ocurra con Grecia ha dejado de tener relevancia para los principales líderes europeos.

EC - Una noticia de hace unos minutos dice que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea van a poner bajo vigilancia a Italia, en un intento de impedir que la crisis griega se propague a este peso pesado de la Eurozona, atendiendo a esos efectos las exigencias de los otros países reunidos en la cumbre del G-20 en Cannes. En la segunda y última jornada de la reunión de países desarrollados y emergentes, dominada por la crisis de la deuda en la Eurozona, Italia aceptó hoy que el FMI y la Comisión Europea supervisen sus cuentas, según explicaron fuentes. Va en la línea de lo que charlábamos.

RM - Sí, más allá de las declaraciones y de la foto de familia que salga al final, eso es lo que se está trabajando en este momento en Cannes en el G-20. Se está buscando aislar el caso griego y a su vez proteger a Italia. Una vez que eso se complete, lo que pueda pasar con Grecia, incluso una salida del euro, les importa relativamente poco a todos los demás. Por supuesto, para los griegos sería una muy mala noticia, pero para el resto de Europa no sería un problema, porque los costos financieros que implicaría esa situación se pueden absorber con relativa facilidad sin que los estados europeos estén obligados a recapitalizar los bancos, cosa que probablemente hagan de todos modos, pero como un gesto simbólico, no porque sea efectivamente necesario.

EC - ¿Hacia dónde puede apuntar la evolución de todo este proceso en los próximos meses? Salgamos de lo coyuntural, salgamos del hoy, del mañana, ¿qué puede pasar con la Unión Europea luego de estos temblores?

RM - Yo escuchaba hace un rato el texto de Paul Kennedy que leías, y me permito, con toda modestia, discrepar totalmente con su enfoque respecto a la Unión Europea. Creo que lo que está ocurriendo es exactamente lo contrario, es decir, probablemente va a haber una reconfiguración que se va a ir procesando en los próximos meses, pero que ya empezó el fin de semana pasado con un sinceramiento del verdadero peso y el verdadero poder de cada uno de los estados. Se va hacia una Europa con un núcleo duro comandado fundamentalmente por Alemania en primer lugar y Francia en segundo lugar, que va a marcar las orientaciones, y una acentuación del nivel supranacional, es decir, una mayor transferencia de soberanía, en particular en materia de política económica, hacia los organismos de la Unión Europea, con creación incluso de estructuras nuevas. Calculo que el año que viene va a haber novedades.

Y paradójicamente esta crisis, como ya ha pasado en el pasado en otras crisis, puede resultar –me parece la perspectiva más probable– en una transformación que implique un fortalecimiento de la Unión Europea en términos de su cohesión, porque todo el mundo se da cuenta de que ese es el principal problema al que hay que dar solución, el problema que ha traído aparejados todos estos inconvenientes desde hace un par de años a la fecha.

EC - Será una Unión Europea fuertemente dominada por Alemania y luego Francia. ¿Cómo ves ese peso relativo?

RM - Acá incluso se empieza a hablar, con cierto tono de broma, de "Mercozy", una mezcla de Merkel y Sarkozy, que habrá que ver cuánto duran en sus gobiernos, porque ninguno de los dos está en muy buena posición. Pero más allá de quién esté al frente de cada uno de los países, está claro que hay una línea alemana muy fuerte y predominante, y un eje París-Berlín que es –lo hemos visto estos últimos días– el que en última instancia toma las decisiones, aun a costa de humillar públicamente a los socios, como pasó con Papandreu en los últimos días, como pasó también con Berlusconi hace una semana. Ya no se toman guantes con lo que se decide y lo que hay que hacer, y efectivamente, más allá de que los países pequeños protestan –es obvio, pero de todos modos siguen la corriente–, lo que se decide se decide entre París y Berlín. Pienso que eso no va a cambiar. Más bien, esa línea va a profundizarse en los próximos tiempos.

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Transcripción: María Lila Ltaif

Foto: EFE