"Gran Bretaña queda en una posición sumamente débil" al no participar en el acuerdo europeo de Bruselas
Contacto con el politólogo uruguayo Francisco Panizza, desde Londres.
(emitido a las 8.48 Hs.)
EMILIANO COTELO:
El Reino Unido quedó aislado del gran acuerdo al que arribaron el viernes pasado en Bruselas los países europeos. Eso ocurrió cuando el primer ministro, David Cameron, vetó la reforma de los tratados de la Unión Europea.
"Por supuesto, nosotros preferiríamos resolver los problemas juntos, pero esto solo sería posible dentro de los tratados de la Unión Europea si hubiera protección adecuada sobre los mercados particulares y otros intereses claves de Gran Bretaña. Sin esas salvaguardas, es mejor no tener un tratado antes que tenerlo, para dejar que los países lo arreglen por separado", sostuvo el mandatario.
La decisión de Cameron de vetar la reforma de los tratados despertó un debate dentro del Reino Unido, incluso en la coalición de gobierno que llevan adelante conservadores y liberaldemócratas. Ayer el primer ministro explicó en el Parlamento sus argumentos luego de que Nick Clegg, viceprimer ministro y líder liberaldemócrata, criticara el fin de semana el veto por entender que dejó a su país aislado. Cameron respondió: "No fue una decisión fácil, pero fue la correcta".
El plan al que arribaron las naciones de la Unión Europea establece mayores exigencias de disciplina fiscal en los países de la unión monetaria y determina sanciones para aquellas naciones cuyo déficit supere el 3% del producto bruto interno. Las naciones también se comprometen a aumentar las contribuciones al Fondo Monetario Internacional (FMI) para que los países amenazados puedan tener la asistencia de ese organismo, y se adelanta para julio de 2012 el comienzo del Mecanismo Europeo de Estabilidad.
Para rubricar el acuerdo, Gran Bretaña exigía que se excluyera al sistema bancario londinense de las nuevas regulaciones, lo que fue rechazado por los otros líderes europeos.
Estamos en contacto con el politólogo uruguayo Francisco Panizza, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Essex y profesor de Política Latinoamericana en la London School of Economics.
¿Cómo viste esta situación? ¿Por qué el Reino Unido tomó la decisión de no acompañar la reforma?
FRANCISCO PANIZZA:
Tú dijiste que el Reino Unido quedó aislado; eso me recuerda una vieja broma que se hace acá, un anunciador del tiempo que dice: "Hay niebla en todas las Islas Británicas, el aeropuerto de Heathrow está cerrado, el aeropuerto de Manchester está cerrado, el aeropuerto de Edimburgo está cerrado; el continente está aislado". O sea que depende de cómo se lo vea.
Hablando en serio, el primer ministro tomó esa decisión por dos razones, razones políticas y razones económicas. Las razones políticas son que el Partido Conservador, el partido mayoritario en la coalición de gobierno, es fuertemente euroescéptico, y creo que habría sido imposible para el primer ministro Cameron lograr su aprobación si firmaba el acuerdo. No tenía las condiciones políticas de tener el apoyo parlamentario de su partido, y eso habría sido el final de su mandato.
Las razones económicas tú las has explicado muy bien. La razón económica es la importancia fundamental que tiene el sector financiero, la city de Londres, en la economía británica, y cualquier medida que venga de Europa que amenace de alguna manera la competitividad de la city británica es económicamente muy seria para Gran Bretaña.
EC - ¿Qué era lo que estaba en riesgo? ¿Qué podía ocurrir, qué tipo de regulaciones podían plantearse sobre el sistema financiero británico?
FP - Eso todavía no está muy claro, y es en parte una cuestión anticipada, pero según el Gobierno británico esas excepciones que se intentaban lograr eran muy modestas. Sin embargo, los críticos de Cameron dicen que pese a que usó el veto, eso no impediría que en el futuro igualmente la Unión Europea impusiera algún tipo de regulaciones que se consideran desventajosas para el sector financiero. En Gran Bretaña hay la sensación o la acusación, si quieres decirlo así, de que la Unión europea está determinada a debilitar el sector financiero británico y a lograr una transferencia del sector financiero desde Londres, que es la capital financiera de la Unión Europea, hacia París y Fráncfort.
EC - ¿Cómo se ha vivido el debate dentro del Reino Unido desde el viernes? ¿Qué repercusiones ha habido en los distintos partidos? Algunas ya mencionamos, pero ¿cómo darías el cuadro general?
FP - En el Partido Conservador, el partido del primer ministro Cameron, el mayoritario en la coalición, ha habido una sensación prácticamente de euforia, la hostilidad que tiene un sector muy importante de ese partido hacia la Unión Europea lo hizo ver a Cameron como una especie de héroe, como una especie de nuevo Churchill que resiste los avances de Europa. Pero en el otro socio de la coalición, el Partido Liberaldemócrata, ha sido exactamente lo opuesto, porque es el partido proeuropeo del espectro político británico. La decisión de Cameron ha dejado a los liberaldemócratas en una situación sumamente incómoda: si respaldan al primer ministro quedan totalmente desautorizados en su política más importante, pero no pueden, por razones políticas, tirar abajo la coalición, porque si hubiera nuevas elecciones el partido está muy desprestigiado por haber entrado en la coalición y prácticamente sería masacrado en las urnas.
EC - Ayer el viceprimer ministro Nick Clegg, el líder liberaldemócrata, no estuvo en el Parlamento cuando Cameron fue a dar las explicaciones.
FP - Sí, eso fue un gesto para mostrar el descontento del partido con la posición que tomó Cameron. Pero no deja de ser un gesto político que por ahora no creo que vaya a tener repercusiones más profundas. Son como esos matrimonios malavenidos que no pueden separarse porque tienen demasiados intereses en común y tienen que tratar de solucionar sus diferencias y continuar adelante, al menos por ahora. No quiero decir que esto vaya a durar por el resto del período parlamentario, pero por lo menos por ahora.
EC - En el primer reportaje que concedió el domingo pasado en la BBC, Nick Clegg dijo que con lo que acababa de ocurrir el Reino Unido queda "aislado y marginado en la Unión Europea". Y en el espectro partidario hubo otras opiniones bastante más drásticas, como la del exlíder liberal Paddy Ashdown, que dijo que el veto británico "ha destruido en una noche 38 años de política exterior británica". ¿Qué se puede sostener, qué conclusiones se pueden sacar por ahora? ¿Cómo va a ser a partir de este momento la relación Reino Unido-Unión Europea?
FP - Efectivamente, bromas aparte, el aislamiento británico es real, y los muchos críticos del primer ministro Cameron afirman que eso ha debilitado cualquier posición negociadora que tenga Gran Bretaña en el futuro, porque lo que se decidió este fin de semana con relación a Europa no es más que un primer paso de todo un proceso de negociación que va a tener que continuar por muchos meses, y al haberse retirado de la mesa de negociaciones y al quedar tan aislada, Gran Bretaña queda en una posición sumamente débil, queda 27 a 1. Hay mucha gente que afirma, creo que con razón, que ese gesto hace que haya mucha menos voluntad de los países fuertes de Europa, principalmente de Francia y Alemania, de tener cualquier tipo de acomodo o de concesión para Gran Bretaña. Eso se ha visto reflejado, por otra parte, en declaraciones de políticos alemanes y franceses, tanto en el Parlamento Europeo como en sus parlamentos nacionales. Existe un fuerte descontento, una fuerte animosidad hacia Gran Bretaña por parte de los principales países europeos.
EC - Pero los análisis van más allá, hablan de una pérdida de relevancia del Reino Unido en el mundo, al haber perdido ese espacio dentro de la Unión Europea. Preocupa, por ejemplo, qué trascendencia va a tener ahora el Reino Unido para Estados Unidos. ¿Qué dirías de ese otro aspecto?
FP - Tenemos que tener un poquito de cuidado con eso, la economía británica continúa siendo no recuerdo exactamente si la cuarta o la quinta mayor del mundo. La alianza entre Gran Bretaña y Estados Unidos está basada en cuestiones que van más allá de la economía, pero existe un fondo de verdad en ese sentido, ¿con quién va a negociar Estados Unidos en Europa? Va a negociar con Alemania, va a negociar con Francia. Eso de vuelta deja a Gran Bretaña en una posición más débil de lo que estaba antes. Los partidarios de Cameron, los del Partido Conservador, dirían que cuando el barco al que había que subirse es el Titanic y se está llevando directamente a la destrucción, no está nada mal haberse bajado.
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Transcripción: María Lila Ltaif