Chile: lo que el movimiento estudiantil se llevó
Contacto con Fernando Rosenblatt, colaborador de En Perspectiva.
(emitido a las 08.48 Hs.)
EMILIANO COTELO:
En Chile, el año 2011 fue particularmente movido.
Mientras que el año 2010 estuvo marcado por el desastre del terremoto y maremoto, el 2011 fue un año de movilización social.
Los reclamos y las más de 150 marchas del movimiento estudiantil, la violencia y la represión en las calles, dominaron la agenda en el país trasandino.
En este contexto, el presidente Sebastián Piñera terminó el año con una aprobación de tan sólo 22%.
Todo esto nos llamó la atención durante el 2011. En los últimos años, estábamos acostumbrados a otras noticias sobre Chile.
Para hacer una revisión sobre el cierre de un año particular en el país trasandino, en los próximos minutos conversaremos con Fernando Rosenblatt, candidato a doctor en Ciencia Política en la Pontificia Universidad Católica de Chile.
A lo largo del año pasado hemos conversado contigo sobre el desarrollo del movimiento estudiantil. En esta oportunidad, te queremos proponer hacer un balance más general sobre la situación política en Chile tras un año especialmente movido.
FERNANDO ROSENBLATT:
Efectivamente, fue singular y paradójicamente movido. Fue singularmente movido porque, tal como señalabas, estábamos acostumbrados a recibir sólo buenas noticias sobre Chile. Decía también que fue paradójicamente movido. ¿Por qué? Porque Chile tiene una economía saludable. Por lo tanto, no se hubiera esperado esta explosión de protesta (hay una inflación controlada, bajo desempleo y altas tasas de crecimiento).
Pero, como ya mencioné hace varios meses, esta paradoja y esta singularidad aparentes deben ser revisadas. Primero, el movimiento estudiantil tuvo sus fases de crecimiento y sus olas de protestas. Claro, las del 2011 fueron las más intensas pero se puede identificar un proceso de acumulación y crecimiento del movimiento estudiantil. Segundo, la paradoja desaparece cuando incluimos la desigualdad.
EC - ¿Por qué estas protestas fueron tan intensas? ¿Por qué tuvieron tanto éxito en la convocatoria?
FR - Como señalé en su momento, no podemos saber por qué justo en el 2011 los estudiantes se movilizaron. Sí, y ya con cierta perspectiva, podemos analizar por qué fueron intensas y exitosas en la convocatoria.
El desarrollo económico transforma lentamente los patrones de comportamiento y las expectativas de los individuos. Al chileno que progresó económicamente se le prometió el desarrollo. En parte lo consiguió, porque los chilenos mejoraron su calidad de vida, y se "empoderó". De eso no hay duda. Sin embargo, por ejemplo, al mismo tiempo se endeudaron en cuestiones básicas: salud, educación. Entonces, se dio un lento proceso de mejora en la calidad de vida pero no con los mismos sacrificios para todos. Además, hay bien pocos que avanzaron mucho pero mucho más rápido.
Vayamos a la educación: se incrementó significativamente el número de estudiantes universitarios. Sí. Pero esos cientos de miles que se incorporaron no vienen de familias pudientes. Esos cientos de miles, a grandes rasgos, están endeudados. Endeudados por mucha plata. Muchos de ellos recibieron una promesa. El resultado fue el título universitario (en el mejor de los casos), muchos en una universidad de mala calidad, con mucha deuda, y con complejos escenarios para el retorno de esa inversión. Ya eran muchos en la misma situación; muchos incorporados y endeudados.
Entonces, no sabemos por qué específicamente explotó en el 2011, pero sí podemos saber que hay un proceso de acumulación de desarrollo desigual. En este proceso se inserta el movimiento estudiantil. Claro, hubo factores específicos, de coyuntura, que le dieron fuerza, uno de ellos es la incapacidad de los partidos para canalizar demandas.
EC - ¿Qué otros factores más de coyuntura ayudaron en el "éxito" en la convocatoria del movimiento?
FR - Estamos ante una generación que nació o bien ya en democracia o bien su infancia la vivieron en democracia. Es una generación sin miedo (y de esto se habló bastante en Chile). Coincidió también con el descontento frente a la reconstrucción tras el terremoto y, por ejemplo, con las protestas contra la hidroeléctrica en la región de Aysén, lo que generó un clima. Finalmente, claro, incidió también que gobierne la centro-derecha y más especialmente Piñera. En relación a lo primero, desde esa familia ideológica es que se implantó el modelo vigente. En relación a Piñera, en la última encuesta CEP el 77% lo consideran un presidente lejano.
EC - Ahora, ¿cómo termina este año tan crucial?
FR - Termina con una reducción en la confianza en las instituciones en general (incluyendo Iglesi). Más específicamente, termina con la confianza y la identificación con los partidos políticos por el piso. Tal como subrayabas en la introducción, el año terminó para Piñera con la aprobación más baja desde el retorno a la democracia: 22%. Las instituciones están con tarjeta amarilla. Creo que los salva el buen desempeño económico: crecimiento proyectado 6,3% según la Cepal. Pero fue un año donde la polarización se tensionó mucho y los partidos no estaban prontos para este escenario.
Más en la interna del gobierno, fue un año complejo en las relaciones entre los dos principales partidos que componen la Coalición por el Cambio, la Unión Demócrata Independiente (de derecha) y Renovación Nacional (de centro derecha). Las diferencias quedaron explicitadas en un año de debates profundos. Incluso, dentro de RN que es el partido de Piñera, donde conviven liberales y conservadores, la cosa estuvo bastante enredada.
En el caso de la oposición, la Concertación aún no se recupera de la derrota electoral. No encuentra un camino y las diferencias de diagnóstico y de soluciones posibles también comenzaron a reflotar con fuerza. La Democracia Cristiana tuvo fuertes discusiones con el ala más progresista de la Concertación (Partido Por la Democracia, Partido Radical, y Partido Socialista). De todas formas, la DC encontró en el PS a un aliado para reforzar a la Concertación como base. Finalmente, el Partido Comunista cobró una fuerza muy importante. Recordemos que regresó al Congreso por primera vez tras la dictadura. Tiene 3 diputados. Pero, además, dos de los tres principales líderes del movimiento eran del PC: Camila Vallejo y Camilo Ballesteros. Ellos no escondieron en absoluto su filiación partidaria. La popularidad del movimiento revalorizó el rol del PC.
Ahora se habla de una nueva coalición que incluya al Partido Comunista. Esto incomoda a la Democracia Cristiana que tiene ciertos sectores (que hoy gobiernan al partido) que se muestran reacios a esta opción. En fin, el panorama en la oposición es bien confuso y no hay nada claro aún. Bueno, quizás lo más claro es que Bachelet es hasta el momento la única carta viable para disputar las próximas elecciones.
EC - Para terminar Fernando, nos queda pendiente responder qué podemos esperar para este 2012. ¿Será tan movido como el año pasado?
FR - Es difícil saber si tendrá la misma intensidad en las calles. Los líderes del movimiento estudiantil cambiaron. Hubo elecciones en las dos principales universidades (Católica y Universidad de Chile). En la Católica se mantuvo la línea pero cambió el presidente de la Federación de Estudiantes (FEUC). En la Universidad de Chile ganó una lista más a la izquierda que la lista de Camila Vallejo, que quedó como vicepresidenta de la FeCh. Hay entonces una emergencia de nuevos liderazgos y allí se presenta cierto grado de incertidumbre.
Sí será en un año muy pero muy movido en otros planos.
EC - ¿En cuáles específicamente?
FR - Seguramente será un año de discusiones sobre reformas profundas en el sistema educativo. Esto abracará muchas dimensiones: desde la calidad de la educación al financiamiento. No tengo claro cuál podrá ser el resultado de esto.
Segundo, es un año electoral. Este año son las elecciones municipales, donde se eligen alcaldes y concejales en las 345 comunas. La particularidad es que seguramente estará vigente la "inscripción automática y voto voluntario". ¿Qué significa esto? Hasta el momento, Chile tenía un sistema electoral único: inscripción voluntaria y voto obligatorio. Es decir, uno se inscribía si deseaba pero, de hacerlo, debía votar. Ahora, la inscripción será automática y, además, el voto será voluntario.
EC - ¿Qué efectos crees que tendrá esta reforma?
FR - En Ciencia Política se dice que las reformas de este tipo tienen consecuencias inesperadas (y quizás no deseadas por los actores). Las reformas se hacen en un momento determinado, y los efectos dependen del contexto. No es lo mismo hacer esta reforma en un contexto de crisis de legitimidad que en pleno apogeo de la democracia. Segundo, porque la reforma de una regla del juego político tiene consecuencias sobre otras cuestiones, como la selección de candidatos.
La inscripción automática implica en Chile la inclusión de más de 4,5 millones de personas, principalmente jóvenes, que no estaban inscriptos para votar. Pero, los políticos deben hacer un doble esfuerzo: sacar a la gente a votar y convencer. Esto parece una tarea difícil en un contexto de crisis de la política y de pobre oferta programática. Eso sí, distintos estudios señalan que si los incorporados salen a votar, lo harían de forma similar a los inscriptos. Por otro lado, la evidencia comparada nos muestra que con el voto voluntario los más pobres votan menos. En una sociedad desigual y crecientemente polarizada, esto puede ser un problema para la calidad de la democracia. Es cierto, no cambiaría mucho el escenario anterior (los más pobres se inscribían menos), pero la democracia chilena necesita dosis de legitimidad que no creo que consiga con esta reforma.
Finalmente, estarán en discusión reformas al sistema tributario (que incide en la distribución del ingreso) y se discutirá el sistema electoral binominal. Entonces, y jugando con el título de un clásico del cine, lo que el movimiento estudiantil se llevó son varias de las certezas con las que vivió Chile en los últimos 20 años. No sabemos si todas se las llevó para siempre pero sí generó un interesante desorden.
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