Entrevistas

Profesor Lincoln Maiztegui: al haber perdido la guerra de las Malvinas, Argentina pudo "reconstituir su ser nacional"

Profesor Lincoln Maiztegui: al haber perdido la guerra de las Malvinas, Argentina pudo "reconstituir su ser nacional"

El 2 de abril de 1982 Argentina atacó la capital de las islas Malvinas y derrotó al contingente británico. Tras esto, el presidente de facto del momento, Leopoldo Galtieri, proclamó la recuperación de las islas. El Gobierno británico rompió relaciones diplomáticas con Argentina, anunció sanciones económicas y ordenó un ataque militar que supondría casi 900 muertos y marcaría el comienzo del fin de la dictadura argentina. Por la cercanía y el vínculo que Uruguay ha tenido con las islas Malvinas, este acontecimiento no ha pasado desapercibido para los uruguayos. Es por eso que En Perspectiva conversó con el profesor e historiador Lincoln Maiztegui, quien expresó: "Gracias a Dios los argentinos perdieron esa guerra. Lo lamento por los muertos, esto es muy duro, pero gracias a eso esa dictadura pestilente cae por fin y se puede entrar a reconstituir el ser nacional en la vida democrática" argentina.


(emitido a las 9.02 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Hace exactamente 30 años, en la madrugada del 2 de abril de 1982, soldados argentinos desembarcan por sorpresa en Port Stanley, la capital de las Falklands Islands, en el Atlántico sur. Allí encuentran un contingente británico poco numeroso, que ofrece escasa resistencia y a las pocas horas se rinde. En Buenos Aires la dictadura militar proclama que ha recuperado para la Argentina la soberanía de las islas Malvinas. Y esa misma tarde, en la plaza de Mayo, cientos de miles de personas se congregan frente a la Casa Rosada para ovacionar al general Leopoldo Galtieri, el comandante en jefe del Ejército que entonces usurpaba el cargo de presidente de la República.

(Audio Leopoldo Galtieri.)

"Sé que este día 2 de abril de 1982 marca un jalón trascendente para la historia argentina del siglo que vivimos. En estos momentos miles de ciudadanos hombres y mujeres en todo el país, en todos los pueblos, en las pequeñas granjas, en las ciudades y en esta plaza de Mayo histórica, que ha marcado rumbos a través de la historia nacional, ustedes, los argentinos, están expresando públicamente el sentimiento y la emoción retenidas durante 150 años a través de un despojo que hoy hemos lavado."

Ovación: ¡Argentina, Argentina!

(Fin.)

EC - La primera reacción de Gran Bretaña fue la ruptura de las relaciones diplomáticas con Argentina y el anuncio de sanciones económicas, en coordinación con sus aliados europeos. Pero pocas horas después, el Gobierno de la primera ministra Margaret Thatcher ordenó también la respuesta militar. Comenzaba así una guerra que duraría más de dos meses y dejaría casi 900 muertos. Una guerra que no solo liquidaría aquella aventura argentina, sino que también marcaría el comienzo del fin de la dictadura, un régimen feroz, que a comienzos de 1982 ya mostraba fisuras serias.

(Audio León Gieco.)

EC - Se trata de un episodio que los uruguayos vivimos muy de cerca. Porque las islas Malvinas han estado muy ligadas a la historia uruguaya, pero además, por nuestra cercanía con Argentina. Y, tercero, porque aquella guerra se debatió apasionadamente en nuestra sociedad, con la escasa libertad de expresión que teníamos, mientras intentábamos la salida de nuestra propia dictadura.

Por todo eso, estas tres décadas que se conmemoran hoy no resultan para nada indiferentes de este lado del río. De ahí que en estos días tendremos en En Perspectiva varios enfoques al respecto.
    
Pero hoy en particular vamos a conversar con el profesor Lincoln Maiztegui.

Sería bueno empezar por explicar cuándo y cómo surge el diferendo entre Argentina y Gran Bretaña por las Malvinas. ¿A qué año tenemos que remontarnos?

LINCOLN MAIZTEGUI:
Hay que remontarse al descubrimiento de las Malvinas, atribuido por algunos a Américo Vespucio en 1501 y por otros a una embarcación desertora de la expedición de Magallanes. En realidad, recién en el año 1540 una curiosa expedición comandada por un obispo católico llamado De Vargas toma oficialmente posesión de las islas Malvinas para España. Quiere decir que la pretensión británica de que las islas Malvinas fueron descubiertas por John Davis en el año 1592 es un disparate y demuestra hasta qué punto la historia se pone al servicio de intereses políticos.

Resulta bastante difícil explicar por qué cuando unas islas metidas en el medio del océano son objeto de una ocupación británica esta es calificada de colonialista y no lo es Argentina cuando las ocupa, aunque están fuera del marco jurisdiccional argentino. Creo que el único argumento serio que hay –y es importante– es que las islas Malvinas estaban administradas por el Imperio español, concretamente desde Montevideo. Por ahí hay algún hipernacionalista que sostiene que las islas Malvinas son uruguayas, dado que Montevideo era apostadero naval de la flota; entonces, si bien la administración correspondía a las autoridades que estaban en Buenos aires, se instrumentaba desde Montevideo.

En cambio, Inglaterra no tiene otra razón que la de la fuerza. Esa es la diferencia que me inclina a mí y a mucha gente a pensar que lo que hay es un enclave colonialista y que Inglaterra no tiene argumentos para permanecer en las Malvinas, como no sea el hecho de la propia opinión de la gente que vive ahí, cosa que no es de despreciar, pero debe recordarse que fueron ingleses que ellos mismos pusieron ahí.

EC - Hay una fecha clave a estos efectos, que es 1833.

LM - Exactamente, diciembre de 1832. En ese momento Argentina está viviendo un período transicional entre los dos Gobiernos de Juan Manuel de Rosas y no se encuentra en una situación de fortaleza militar; Argentina es muy fuerte militarmente, tanto es así que en 1851 Rosas derrota a la coalición anglofrancesa y la obliga a desagraviar el pabellón argentino con salvas de cañonazos. En ese momento se suceden varios gobernadores y en un acto de piratería típico de la política británica de ese tiempo, los británicos ocupan las islas Malvinas diciendo que tienen derechos que se remontan a tiempos pretéritos. Anteriormente había habido un incidente bastante serio entre la Armada estadounidense y barcos argentinos.

Argentina se considera legítimamente heredera de los territorios del imperio colonial español, y en 1820 nombra un gobernador para las Malvinas que depende de la República Argentina, que había proclamado su independencia en 1816. Por lo tanto, ¿qué derecho tenía Inglaterra a arrebatarle al Gobierno argentino esas islas? Ninguno, simplemente el derecho de la fuerza. Lo hace y ni siquiera la derrota que Rosas les inflige y que culmina en 1848, con el Tratado de [...], consigue que los ingleses devuelvan las islas Malvinas a la Argentina. El incidente aparece ahí. A partir de ese momento Argentina reivindica, por medios diplomáticos, la soberanía sobre las islas Malvinas, e Inglaterra niega esa aspiración.

EC - En una comunicación que ha librado la embajada británica se señala lo siguiente: "El 3 de enero de 1833 no se desalojó a la población civil de las Islas Falklands...

LM - Había 124 personas.

EC - ... Tres meses antes de esa fecha se había enviado una guarnición militar argentina a las Islas Falklands en un intento de imponer la soberanía argentina sobre el territorio soberano británico. El Reino Unido protestó de inmediato y posteriormente expulsó a la guarnición militar argentina el 3 de enero de 1833".

LM - Habría que preguntarle a quien redactó ese comunicado qué pasaba con las Malvinas hasta ese momento, de quién habían dependido, quién las administraba. Prácticamente no vivía nadie, había algunas personas –entre ellas el oriental Jorge Pacheco, que tenía derechos de pesca y cosas por el estilo–, pero no había una población permanente. La primera persona que nace en las Malvinas se llamó precisamente Malvina, y fue hija de los concesionarios.

EC - Otra cosa que dice: "La población civil, que previamente había solicitado y recibido el permiso británico para residir en las Islas, fue alentada a que lo siguiera haciendo. La mayoría eligió hacerlo voluntariamente". Y agrega: "En 1833, las fronteras territoriales de la República Argentina no incluían la mitad geográfica meridional de su forma actual, ni ningún territorio de las Islas Falklands, la Antártida ni Georgia del Sur y las Islas Sandwich del Sur. La tierra que hoy forma la provincia argentina de Tierra del Fuego, de la que la República Argentina supuestamente afirma que las Falklands forman parte, no formó parte de la República Argentina hasta aproximadamente medio siglo después de 1833, cuando los habitantes actuales de las Falklands habían vivido y criado a dos generaciones ahí".

LM - ¿Hay que inferir de eso que las Falklands, como las llaman ellos, no pertenecían a los territorios argentinos de ese tipo, pero sí a los territorios británicos? Porque ahí está la clave del asunto. Hasta ese momento había un hecho que nadie discutía: en 1760 y pico Inglaterra había reconocido la soberanía española sobre las Malvinas, abiertamente y en forma oficial en un tratado que se firmó entre ambos países. En cierto momento empiezan a decir "esto no es argentino, es nuestro", cuando Argentina sin duda es una continuidad histórica de lo que era el imperio colonial español. ¿Dónde están los derechos británicos entonces? Surgen de la opinión de la gente que ellos mismos llevaron a las Malvinas. No parece serio el argumento.

***

EC - Novecientos muertos y más de 2.000 heridos. Ese fue el saldo de una guerra que solo duró 10 semanas pero que dejó secuelas que se arrastran incluso hasta hoy.

(Audio Leopoldo Galtieri.)

"El Gobierno argentino y el pueblo argentino, este cabildo abierto, puede enardecerse y presentar a las ofensas, mayores ofensas. (Ovación) Que sepa el mundo, América, que un pueblo con voluntad decidida como el pueblo argentino... si quieren venir que vengan. Les presentaremos batalla. (Ovación)."

(Fin audio.)

Así hablaba en la Casa Rosada y ante una Plaza de Mayo repleta de miles de personas, el General Leopoldo Fortunato Galtieri, presidente de facto de Argentina, pocos días después del desembarco de las primeras tropas argentinas en Malvinas.
 
(Audio Raúl Porchetto.)

EC - Hoy, 2 de abril, se cumplen 30 años del inicio de la Guerra de Malvinas. Por eso hemos querido recordar estos hechos y analizarlos con la perspectiva que da el paso de estas tres décadas. Lo estamos haciendo con el historiador y periodista Lincoln Maiztegui.

¿Cuál era la situación de la dictadura argentina en el momento en que decide invadir las Malvinas?

LM - Cuando escucho la voz aguardentosa de este individuo repugnante que era Galtieri me hierve la sangre, y escucho los aplausos detrás. La dictadura argentina fue la dictadura más destructiva y asesina de todas las dictaduras de la seguridad nacional de los años 70 y 80. Creo que hay que compararla con las más terribles de la historia de la humanidad. Ahí se liquida prácticamente a toda la opinión democrática latinoamericana que había buscado su exilio en Buenos Aires –subrayo "democrática", porque no es solamente de izquierda, Héctor Gutiérrez Ruiz no era de izquierda precisamente– más que con la complicidad, con la responsabilidad directa de esta dictadura.

En el año 82 la dictadura ha agotado su ciclo, la situación económica es un desastre, hay una inflación de un 100%, un retroceso general que había determinado que la gente poco a poco fuera perdiendo el miedo –las Madres de la Plaza de Mayo, etcétera– y había comenzado a protestar. Si no recuerdo mal, el 24 de marzo, cuando se cumple un aniversario del golpe que dio Jorge Rafael Videla, se concentra una multitud en la plaza de Mayo pidiendo libertades y el fin de la dictadura. Otra multitud –o la misma, no sé–, cuando Galtieri hace el golpe de mano y ocupa las Malvinas, viva al dictador y grita "Leo corazón", subrayando la ese. Me parece una cosa absolutamente terrible.

Yo vivía en ese momento mi exilio en España y me peleé con todos mis amigos argentinos, gente que estaba exiliada en Argentina por haber huido de la dictadura y que hablaba bien de Galtieri porque había ocupado las Malvinas. Recuerdo que llegué a pelearme con mi propia madre, muy nacionalista, muy latinoamericanista, porque veía el aspecto de reivindicación histórica, que no se discute. Pero gracias a Dios los argentinos perdieron esa guerra, lo lamento por los muertos, esto es muy duro, pero gracias a eso esa dictadura pestilente cae por fin y se puede entrar a reconstituir el ser nacional en la vida democrática.

EC - Quizás la respuesta a esta pregunta está implícita en tu comentario anterior, pero ¿por qué la Junta Militar Argentina decide el desembarco en Malvinas?

LM - Porque hay que buscar un enemigo exterior. Eso lo sabían los romanos desde los tiempos imperiales: cuando la cosa se te pone dura adentro, buscá un enemigo exterior que sea capaz de unirte. Lo logró brillantemente Galtieri, en el momento en que su "Gobierno" está absolutamente cuestionado, está tambaleante, el individuo pega un tarascón fuera de la problemática interna de Argentina y consigue un respaldo absolutamente inesperado. Ese fue el objetivo de esa aventura.

En ese momento Argentina tenía un gravísimo problema con Chile por el canal de Beagley, que la lleva al borde mismo de la guerra, pero la aventura de Malvinas hace que eso pase a un segundo plano. Evidentemente la aventura no tenía la menor perspectiva desde el momento en que Estados Unidos dejó bien claro, por medio de Alexander Haig, que era en ese momento el secretario de Estado, que apoyaba a Inglaterra. Cuando papá imperial tiene intereses en juego Estados Unidos puso claramente delante de Argentina su política común con Inglaterra antes que la vieja doctrina Monroe de América para los americanos.

EC - El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) estuvo en juego también.

LM - Exacto. Y se vivieron cosas absurdas, cosas que hoy parecen risibles. El canciller argentino de esa época, Nicanor Costa Méndez, un fascista de tomo y lomo, andaba a los abrazos con Fidel Castro en La Habana, porque Fidel Castro decía que Argentina tenía razón y había hecho bien en recobrar las Malvinas. Muy triste todo eso, muy triste la reacción de muchísima gente; no quiero decir del pueblo argentino, porque sería una generalización totalmente injusta y fuera de lugar, pero muchísimos argentinos reaccionaron con un nacionalismo cerril, primario, que fue muy lamentable.

EC - Vamos a escuchar algún pasaje más de la trasmisión televisiva del discurso de Galtieri en los balcones de la Casa Rosada aquel 2 de abril de 1982. Escuchen lo que decía la locutora de aquella trasmisión, en plena dictadura militar.

(Audio trasmisión 2 de abril de 1982.)

"Los vítores son impresionantes y la emoción es muy pero muy grande. Hacía mucho tiempo que no veíamos a los argentinos unidos de esta manera, como debemos estar todos, como debemos estar siempre, todos con un objetivo común: la defensa de nuestra soberanía. Siguen los vítores al clamor de ‘Argentina, Argentina’, diciendo ‘el pueblo unido jamás será vencido’. Y qué verdad tan grande."

LM - Lamentable, ¿no? El célebre eslogan inventado por los chilenos, "el pueblo unido jamás será vencido", que se utilizó como arma propagandística contra las dictaduras, utilizado en este caso para defender a un dictador despreciable desde todos los puntos de vista solo porque había ocupado cuatro islitas en el medio del océano. Te juro que lo escucho y todavía se me enciende la sangre.

EC - ¿Y cómo era mientras tanto la situación en Inglaterra? ¿En qué posición se encontraba la primera ministra Margaret Thatcher en aquel momento?

LM - (Yo sigo diciéndole el "primer ministro", en un uso anticuado, si ustedes quieren, del idioma.) El primer ministro Margaret Thatcher estaba en una situación de extrema debilidad, el ajuste liberal que había hecho estaba fuertemente cuestionado, no había dado aún los resultados que posteriormente daría, y en ese momento, al asumir la responsabilidad de decir "vamos a recuperar las islas" y mandar la famosa flota británica con los gurkas y todo lo demás a combatir a un grupito de conscriptos, porque no eran otra cosa... Entre otras cosas, los militares argentinos, salvo la aviación, dieron en toda esa guerra una lección de cobardía y de absoluta falta de responsabilidad. El que habían puesto al frente de la ocupación en Argentina, que era el general Menéndez, dijo que se suicidaría si tenía que devolver las islas –no se suicidó nada–. Y al obtener esa victoria militar sobre los argentinos –también es muy lamentable la forma como la flota británica fue despedida, con la gente gritando [...] cuando salía rumbo a las Malvinas– cambió la situación política, Thatcher ganó las elecciones en el 83 y obtuvo otro período más de Gobierno. O sea que en ese aspecto salió sumamente favorecida, como suele suceder con las victorias militares.

EC - La guerra tuvo apoyo de los dos lados, de los dos pueblos, tanto del británico como del argentino.

LM - Sin duda, por un nacionalismo cerril. Me resulta un poco más comprensible el apoyo británico –porque un inglés medio puede pensar "estamos ocupando esas islas desde 1833, entonces vienen estos de pesados y nos sacan"– que el respaldo que recibe Galtieri, que me parece una cosa muy difícilmente asumible.

***

EC - ¿Qué pasa cuando Argentina toma conocimiento de que Estados Unidos, contrariamente a lo que esperaba la Junta Militar, no se declara neutral, sino que, por el contrario, apoya a Inglaterra?

LM - Sale desesperadamente, por intermedio del canciller Nicanor Costa Méndez, a buscar respaldos así sea abrazándose con una culebra –como dijo en célebre oportunidad determinado personaje de nuestra historia–. Por ejemplo, van a La Habana a hablar con Fidel Castro. Argentina busca respaldos en América Latina, y los obtiene en general con una excepción y media. La excepción es Pinochet, que claramente adopta una posición probritánica, lo que le valió, cuando estuvo internado en Inglaterra retenido por la justicia británica por pedido del juez Baltasar Garzón, que Thatcher lo fuera a saludar y reconociera la deuda de gratitud que tenía con el entonces dictador chileno. Y la media fue la dictadura uruguaya.

EC - Es interesante anotar eso, porque la dictadura uruguaya, que en esa época estaba encabezada por Gregorio Álvarez, se declara neutral.

LM - Resuelve una absoluta neutralidad, y cumplió. Fue de las cosas menos criticables de esa dictadura la manera como en aquella oportunidad conservó el sentido de la equidistancia respecto a un problema que a Uruguay le atañía simplemente de manera periférica.

EC - ¿Cómo se explican esas diferencias que se dieron entre las dictaduras del Cono Sur en este tema en particular, cuando por otro lado habían estado tan coordinadas en los operativos represivos, el Plan Cóndor, etcétera?

LM - El Plan Cóndor fue una cosa más que de dictadura a dictadura de aparato compartimentado a aparato compartimentado. No olvidemos que Álvarez emite la famosa ordenanza 777, de descompartimentar todas las actuaciones represivas que tenía la dictadura. Hasta ese momento el Servicio de Información de la Defensa (SIF), que dirigía el general Amaury Prantl y cuyo segundo era Gavazzo, actuaba con absoluta autonomía dentro del esquema dictatorial.

Hubo muchas diferencias entre las dictaduras, muchísimas. El acuerdo del Plan Cóndor, que fue una cosa espantosa, fue con autorización o con un mirar para otro lado de los responsables políticos de las respectivas dictaduras, un acuerdo entre fuerzas represivas concretas y compartimentadas. Pero vaya si hubo diferencias entre la dictadura argentina y la chilena, que estuvieron al borde de la guerra, una guerra que salvó Juan Pablo II. Y vaya si hubo diferencias entre la dictadura argentina y la dictadura boliviana de Banzer, que criticó durísimamente el asesinato de Juan José Torres, no sé si hipócritamente o no, en Buenos Aires.

Y Gregorio Álvarez, del cual tantas razones tenemos para hablar mal, en ese aspecto mantuvo una postura digna al señalar "el nuestro es otro país, no somos un apéndice argentino, y por lo tanto conservamos la neutralidad en este conflicto".

EC - Yo te preguntaba cómo maneja el Gobierno argentino el dato que pronto se conoce de que el Gobierno de Ronald Reagan no va a ser neutral. Te lo pregunto sobre todo teniendo en cuenta que la administración de Estados Unidos nombra al general Alexander Haig, entonces secretario de Estado, como un enviado que trata de acercar las partes, trata de buscar una salida que no fuera bélica.

LM - Hasta donde llegan mis conocimientos, no fue una mediación. Fue una advertencia, Alexander Haig llegó a Buenos Aires y engañó a los argentinos: estamos con Inglaterra, y salgan de ahí porque les va a ir mal. Fue clarito.

EC - Pero al mismo tiempo, ese enviado va a Londres, se reúne con Margaret Thatcher –lo muestra la película "La dama de hierro"– e intenta convencerla de que pare la escalada militar.

LM - Trata de convencerla de que se busque una salida diplomática que evite la guerra. Porque a Estados Unidos le creaba una contradicción muy fuerte entre la vieja política tradicional del presidente Monroe, "America para los americanos", "ningún enclave europeo en América Latina", y su aspiración de mantener la mejor relación posible con Inglaterra. De ahí esa especie de mediación. Pero yo recuerdo que la postura de Estados Unidos fue muy clarita desde el principio.

EC - Teniendo en cuenta todos esos datos, ¿por qué el Gobierno argentino sigue para adelante igual?

LM - Porque después que estás metido, ¿qué vas a hacer?

EC - Te podés dar cuenta, desde la inferioridad de condiciones, por ejemplo.

LM - Es muy difícil pedirle a un individuo de la psicología de Galtieri y de la psicología de estos anormales que piense con realismo. Si hubieran pensado con realismo no habrían dado un golpe de Estado, no habrían derrocado a Illia, que era un presidente ejemplar, no habrían derrocado anteriormente a Frondizi. No te digo nada de Isabelita. Pedirle a un fascista que razone es como pedirle peras al olmo, ellos sobreestimaron su propio poderío, y yo pienso que en sus análisis presupusieron que Estados Unidos se iba a inclinar más bien para el lado argentino, en lo cual fracasaron rotundamente. Pero después que te metiste, después que compadreaste, después que mandaste las tropas y dijiste que era una fecha histórica porque habías recuperado las Malvinas después de 150 años, etcétera, ¿qué vas a hacer?

EC - Hubo más mediaciones. Una fue de Javier Pérez de Cuéllar, entonces secretario general de Naciones Unidas, que fracasó, y también estuvo la del propio papa Juan Pablo II, que fue el 28 de mayo a Londres, y el 11 de junio, ya con la guerra terminada, viajó a Buenos Aires para pedir por la paz.

LM - Exacto, como siempre sucede en esos casos, hubo esos intentos de mediación. Pero evidentemente, respecto a tu pregunta inicial, una vez que la dictadura argentina descubrió con horror que la gran potencia del área, que era Estados Unidos, no la acompañaba, no tenía otra posibilidad que tratar de mantenerse todo lo posible, y entonces ahí sucedieron los dos meses de guerra. Una película argentina que no me gustó pero que en ese aspecto es muy ilustrativa, "El exilio de Gardel", muestra todo el negociado inmundo que se hizo, la gente en Buenos Aires consiguiendo ropa, alimentos, y mandándoselos a sus hijos que estaban peleando en las Malvinas, y eso era desviado por [...] vinculados a la dictadura al mercado negro. Creo que lo peor del género humano se vio en el régimen argentino que era expresión de lo peor del ser humano en aquella guerra.

EC - Quizás antes que eso, en esa categoría de lo peor, hay que ubicar la decisión de enviar al frente de batalla a los conscriptos.

LM - Claro, ahí empieza todo.

EC - Veo una entrevista inédita que publica El Observador con Miguel Carvajal, el único periodista uruguayo que cubrió la guerra de las Malvinas desde la propias Malvinas, ya fallecido. En esa nota en un momento le preguntan: "¿Era muy evidente la falta de preparación de los argentinos?", y Carvajal contesta: "Ni bien llegué me di cuenta de que era un desastre absoluto. Es muy fácil: mandaron conscriptos, no hubo personal de tropa en la isla, nada. Eran chiquilines que no sabían ni manejar el arma, se hacían una especie de trinchera entre ellos y se morían de hambre y de frío, sin apoyo ninguno. Bastaba ir y verlos sueltos, sin que ni siquiera los capitanes les dieran alimento. Lloraban, los castigaban y los dejaban en ropa interior a temperaturas bajas cuando los superiores veían que se dormían cuando en realidad tenían que estar despiertos. La guerra fue una locura, una decisión tomada por un beodo loco con un pueblo loco, loco absolutamente".

LM - Respaldo absolutamente y subrayo cada una de las palabras de Miguel Carvajal. Habría que sumarle a eso un brillante artículo que escribió García Márquez relatando cómo los gurkas –tropa de choque del colonialismo británico famosa por su ferocidad– hicieron una escabechina espantosa entre los chiquilines argentinos, completamente inermes ante tropas mucho mejor armadas, mucho mejor preparadas, mucho más crueles, sin posibilidad ninguna de oponer la menor resistencia. Todo eso cae en la carga que debe históricamente volcarse sobre la dictadura argentina y concretamente sobre este señor Galtieri, pero además sobre todo el entorno del ejército argentino de aquel tiempo.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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Video de la entrevista