Análisis de la segunda vuelta de las elecciones francesas y perspectivas para el gobierno de François Hollande
Contacto con Rafael Mandressi, colaborador de En Perspectiva desde París
(emitido a las 7.46 Hs.)
EMILIANO COTELO:
El socialista François Hollande, de 57 años, es el nuevo presidente de Francia, tras la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebradas ayer que le dieron la victoria con 51,7% de los votos.
(Audio François Hollande.)
"No sé si me escuchan, pero yo los escuché. Escuché vuestra voluntad de cambio. Escuché vuestra fuerza, vuestra esperanza y quiero expresarles toda mi gratitud. Gracias, gracias, gracias pueblo de Francia por haberme permitido ser vuestro presidente de la República".
(Fin audio.)
EC- Así hablaba Hollande a sus seguidores reunidos al caer por la noche en la emblemática Plaza de la Bastilla de París.
"En todas las capitales hay pueblos que, gracias a nosotros, esperan y quieren terminar con la austeridad", dijo además Hollande, retomando uno de los puntos principales de su campaña, y tal vez el que más lo diferenció de su rival, el presidente saliente Nicolas Sarkozy.
Sarkozy había reconocido su derrota muy temprano, apenas circularon los primeros sondeos a boca de urna que le daban 52% de los sufragios a su rival socialista y a él, 48%.
(Audio Sarkozy.)
"Demos la mejor imagen de Francia, de una Francia radiante, que no tiene odio en el corazón. De una Francia democrática, de una Francia feliz, de una Francia que no baja la cabeza. De una Francia que mira al otro como un adversario y no como un enemigo. Una Francia que ganó conmigo en el 2007 y que sabrá ahora, en 2012, reconocer la derrota".
(Fin Audio.)
EC- Así hablaba Sarkozy, dirigiéndose a sus militantes en un discurso que tuvo momentos emotivos y que mostró también el lado combativo del gobernante que se va.
Estamos en comunicación con nuestro corresponsal en París, Rafael Mandressi.
¿Cómo se vivieron estas primeras horas y cómo viven los franceses, de izquierda y de derecha este cambio tan importante que se produce en Francia? Recordemos que es la primera vez desde 1995 que un presidente socialista llega al palacio del Elíseo tras la salida de François Miterrand.
RAFAEL MANDRESSI:
Sí, el antecedente de Miterrand que, por otro lado, es el único de un presidente socialista en el período de la Quinta República es decir, desde el 58 a la fecha, con lo cual es evidentemente un acontecimiento importante. Se vivió con mucha alegría, con mucha gente joven en las concentraciones de festejo que hubo en distintas ciudades de Francia y con las características que supongo corresponden a la campaña que desarrolló François Miterrand y a la personalidad del candidato. Fue una cosa bastante distendida y en cierta medida, retomando la definición que él mismo dio de su campaña y de su persona, el festejo se dio de manera "normal". Esa fue una de las señas de identidad que quiso trasmitir.
Ese clima bastante tranquilo y pacífico tuvo su punto culminante en el discurso que escuchábamos recién cuando, pasada la medianoche, Hollande llegó a la Plaza de la Bastilla. No sé si hubo imágenes de ese momento que se hayan trasmitido en Uruguay, pero en todo caso vale la pena apuntar que entre las banderas que había allí se distinguía una bandera uruguaya que apareció varias veces en primer plano.
EC- Sí, eso me llamó la atención. Pero también me llamó la atención que cuando se produjo el discurso de Sarkozy, en su cuartel general, allí entre sus seguidores uno de los mástiles tenía la bandera francesa arriba y una banderita uruguaya abajo.
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EC- ¿Tú tienes una respuesta, Rafael? ¿Qué hacían esas dos banderas uruguayas?
RM- La bandera uruguaya que estaba en la manifestación de la Plaza de la Bastilla supongo que correspondía a uruguayos que estaban allí y estaban festejando la victoria de François Hollande. En cuanto a la presencia de la bandera en la reunión de la declaración de Sarkozy, honestamente no tengo idea de qué estaba haciendo allí. En todo caso, es bastante sorprendente, porque no todos los días se ven banderas uruguayas en la televisión francesa.
EC- Rafael, tú recién te referías a esa autodefinición de Hollande como un presidente "normal". ¿Por qué tanto énfasis por ese lado? ¿Lo que busca es marcar un contraste con Sarkozy, con la personalidad de Sarkozy, su efusividad, sus reacciones a veces destempladas y sorpresivas, es eso?
RM- Sí, eso fue desde un comienzo la definición. De hecho, Hollande comenzó a usar esa palabra, "normal", cuando se declaró como candidato para las elecciones primaras del Partido Socialista, y cuando todavía se pensaba que Dominique Strauss-Kahn podía ser candidato para la presidencia francesa. Es decir, que esa definición funcionó en una primera etapa para marcar un contraste con Dominique Strauss-Kahn (contraste que no hace falta explicar), y después respecto de Sarkozy como candidato. Hollande, en esa instancia, quería proyectarse como un presidente diferente en cuanto al estilo personal y el estilo político, para marcar una diferencia respecto a la manera de comportarse de Sarkozy, como la describías recién: abrupta, muchas veces agresiva, destemplada...
EC- ¿Forma parte de ese marketing de Holland el hecho de haber esperado los resultados en su ciudad, la ciudad de Tulle, en el centro-sur del país, de la que él es alcalde? ¿Suele ocurrir eso, que los dirigentes esperan en sus pueblos el resultado de una elección.
RM- Sí, suele ocurrir en los casos en los que hay un arraigo político. Hollande no es originario de esa zona del centro de Francia, pero es allí donde desde hace ya mucho tiempo tiene su bastión político. Una excepción a esa tradición o costumbre la dio Sarkozy, entre otras cosas porque cuando él fue electo presidente era alcalde de un suburbio de París, un suburbio de clase alta, muy rico, con el que, por lo tanto, no tiene una identificación territorial significativa.
EC- Ayer Hollande dirigió a la nación dos discursos. El discurso final, que hace un rato comentábamos, ocurrió en la Plaza de la Bastilla, en París. Pero el primero había sido en la Plaza de la Catedral de Tulle. Desde allí señaló una frase que desde entonces circula con fuerza: "La austeridad no puede ser una condena". Su postura contraria a las medidas de austeridad es radicalmente opuesta a la que promovía Sarkozy para enfrentar la crisis.
¿Cuánto tuvo que ver en el triunfo de Hollande esta diferencia de perspectiva con Sarkozy?
RM- Es uno de los aspectos importantes, el rechazo a la austeridad como única perspectiva. Hay un matiz importante en el discurso de Hollande en relación al discurso clásico de la izquierda en Francia. Se ha mostrado muy enfático en la necesidad reducir el déficit, y por lo tanto también la deuda, pero si que eso implique únicamente una reducción del gasto público en algunos sectores, específicamente. Ese es uno de los puntos centrales de su discurso en el que, naturalmente, se diferencia de Sarkozy; no solamente en cuanto a la propuesta de Sarkozy, sino también al ver por lo menos los últimos dos años de su gobierno.
EC- ¿Cuánto de este discurso podrá realmente llevar a la práctica en un contexto de fuerte crisis de deuda en toda Europa?
RM- Esa es una de las incógnitas. Va a depender mucho de lo que resulte de los primeros contactos que mantenga con otros dirigentes europeos, Es una política que va a ser difícil de llevar a la práctica en el marco exclusivamente francés. También depende de la configuración política interna, que se terminará de aquí a un mes, cuando se realicen las elecciones parlamentarias, y allí el paisaje esté instalado definitivamente para los próximos cinco años.
EC- ¿Qué puede significar este resultado de ayer con respecto a Europa? Sarkozy había formado un eje con la canciller alemana, Angela Merkel, que se traducía, por ejemplo, en la austeridad fiscal para enfrentar la crisis. ¿Podría el triunfo de Hollande afectar esta unidad de criterio franco-alemana? ¿O, por el contrario, la llegada de Hollande al poder podría modificar el tipo de medidas que viene adoptando la Unión Europea para tratar de contener la crisis de la deuda?
RM- Las señales que han estado apareciendo en los últimos 15 o 20 días van en el sentido de la segunda opción. Declaraciones de distintos dirigentes europeos del propio presidente del Banco Central Europeo y de personalidades que no solamente tienen responsabilidades a ese nivel, sino que siguen la actualidad de la política francesa habían comenzado a incluir en sus declaraciones criterios bastantes próximos a los que ha estado defendiendo François Hollande en su campaña. Esto hace pensar que el vuelco que se ha producido en Francia no es indiferente a los rumbos que pueda tomar la Unión Europea en los próximos tiempos. De hecho la derrota de Sarkozy es una mala noticia para Angela Merkel, porque entre otras cosas, ella se había comprometido en el apoyo explícito a Sarkozy como candidato a la reelección. Sin ir más lejos, ayer mismo circulaban comunicados del ministro de economía de Alemania que ponían énfasis en la necesidad de incorporar una dimensión de políticas de crecimiento, que es precisamente el énfasis que el ha puesto Hollande.
Mi impresión es que la cosa se va a ir decantando en las próximas semanas, de hecho el primer viaje de François Hollande ni bien asuma funciones será a Berlín. Probablemente se asista a una inflexión de la postura alemana, y a su vez a una adhesión de otros países. Algunos ya lo han manifestado, los países del sur de Europa en particular, Italia y otros, han mostrado una coincidencia bastante grande con las propuestas de François Hollande.
EC- Ahora Hollande está trabajando. Hoy mismo salió de su casa muy temprano y ya se instaló en sus oficinas. ¿A qué está dedicado François Hollande después de haber sido consagrado en el día de ayer como el nuevo presidente de Francia?
RM- Están preparando la asunción de las responsabilidades. El calendario es bastante ajustado además, porque el fin del mandato de Sarkozy es el 15 de mayo, de modo que a más tardar la semana que viene Hollande está asumiendo la presidencia y ya de inmediato tiene algunas reuniones internacionales de mucha importancia. La primera va a ser un viaje a Berlín, pero luego ya está fijado el 18 y el 19 de este mes una reunión del G8 en Estados Unidos, y el 20 y el 21 también en Estados Unidos una cumbre de la OTAN. Allí, de entrada, ya hay una dimensión internacional inmediata. Por otro lado la preparación del próximo gobierno, la nominación de un primer ministro y de sus ministros y la preparación de la campaña electoral para las elecciones parlamentarias de mediados de junio.
EC- François Hollande acaba de obtener la presidencia y ahora tiene por delante otro desafío, que son las elecciones legislativas. ¿Cómo es esto?
RM- Sí, y allí no solo se termina el ciclo electoral, sino que se juegan cosas importantes, porque la mayoría parlamentaria es decisiva para el funcionamiento del gobierno. Es decir, el presidente ya está instalado pero el gobierno será más o menos provisorio hasta que no surja una mayoría parlamentaria que ratificará o no la mayoría para la izquierda. La tradición es que haya una mayoría, no ha habido nunca un caso en el que un presidente apenas electo no obtenga una mayoría parlamentaria. La duda es si esa mayoría, absoluta, por lo tanto, le va a corresponder al partido socialista por sí solo, o si será necesario conformar una coalición con otros partidos de izquierda. Pero de todos modos tiene una campaña electoral por delante que tiene una importancia muy grande porque en definitiva de allí van a surgir los equilibrios que van a regir los próximos cinco años de la vida política francesa.
EC- Y lo último, ¿Sarkozy se retira efectivamente de la actividad política, como había dejado trascender su esposa, Carla Bruni? Ayer fue bastante misterioso con respecto a este punto, parece que sí pero...
RM- Fue un poco ambiguo, en todo caso es más ambiguo que lo que había sido antes. Incluso llegó a decir en algún momento: "Si pierdo las elecciones, me retiro de la política y me voy a dedicar a hacer plata", con el estilo que lo caracteriza. Pero ayer pareció dar un pequeño paso atrás. De todos modos, está claro es que en lo inmediato sí va a dar un paso al costado, y dependerá de lo que ocurra con la derecha en Francia: si logra limitar los daños de la derrota y si encuentra un liderazgo prometedor para los años venideros, allí probablemente Sarkozy no regrese. En caso de que eso no ocurra, o que se dé de una manera desordenada, no es de descartar que Sarkozy termine volviendo en algún momento. Yo pienso que lo más probable es que efectivamente se retire.
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