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Situación económico-financiera y política de Europa, en la que puede ser la etapa más aguda de su crisis

Contacto con Mauricio Rabuffetti, colaborador de En Perspectiva


(emitido a las 8.31 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Europa atraviesa por estos días la que parece ser la etapa más aguda de su crisis de la deuda.

Es una crisis que ha tenido en el tiempo que lleva consecuencias muy duras en el plano económico, con países como España y Grecia que están en recesión, y también consecuencias en el aspecto político. En esta última materia, concretamente esta semana, a los problemas que se reflejan en los mercados con caídas pronunciadas de las bolsas europeas y un debilitamiento paulatino del euro, se sumaron varios hechos políticos relevantes que despiertan interrogantes.

Por un lado, la llegada de François Hollande al poder, que supone un cambio fundamental de enfoque para enfrentar la crisis por parte de Francia; por otro, el fracaso de Grecia para formar Gobierno; y finalmente el duro revés que sufrió la canciller alemana Angela Merkel en las elecciones regionales precisamente debido a la crisis.

Es un cóctel muy variado, una situación que tiene a Grecia con un pie afuera de la zona euro y el proyecto de la Eurozona, algo que obviamente es una amenaza fuerte para esa construcción en la que hace años trabajan los países del viejo continente.

¿Qué pasó esta semana? ¿Qué puede venir? Vamos a conversarlo con Mauricio Rabuffetti.

Qué te parece si arrancamos con la asunción de François Hollande, que luego de tomar posesión del cargo lo primero que hizo fue reunirse con Angela Merkel en Berlín. ¿Qué primera reflexión haces tú de estos días, de esta primera semana de trabajo de Hollande y particularmente de esa cumbre con Angela Merkel?

MAURICIO RABUFFETTI:
Hollande se enfrenta a una situación bastante difícil en estos primeros días de su Gobierno en los que además la campaña electoral está bastante fresca. Y en parte esto pasa porque en Francia los presidentes asumen muy rápido después de las elecciones. Hollande logró derrotar a Nicolas Sarkozy en buena medida porque el ahora expresidente tenía un rechazo importante entre la población francesa. Pero también le ganó porque él ofreció un discurso en el que se mostraba reacio a continuar con las políticas de ajuste que se extendieron por Europa como receta contra la crisis. Son políticas a las cuales buena parte de la población –y también algunos analistas, incluso ahora banqueros– critican por ser demasiado restrictivas.

Y Hollande propuso particularmente renegociar ese pacto de estabilidad fiscal que firmaron 25 de los 27 países de la Unión Europea y que, precisamente, a instancias de Alemania, establece el equilibrio fiscal por ley en cada país.

El presidente francés lo dijo durante la campaña, antes de ser presidente, y lo ratificó durante su visita a Berlín: él quiere incluir en ese texto medidas que apoyen sobre todo el crecimiento. Y esto en buen romance quiere decir flexibilizar el tratado para que, en un contexto recesivo, permita un mayor gasto público y un mayor déficit fiscal.

EC – Lo contrario a lo que pregona Alemania, por ejemplo.

MR – Absolutamente. En ese punto es donde Hollande choca con la canciller Merkel. Y Merkel no puede aflojar, porque los alemanes ven con muy buenos ojos la forma en la que ella ha asumido la conducción de las negociaciones para salir de la crisis. Además, no quieren pagar ellos otra vez por las deudas de otros. Entonces los dos, tanto Hollande, como Merkel, promueven posturas distintas, opuestas, específicamente en materia fiscal, y los dos tienen compromisos con sus votantes que difícilmente van a poder romper.

EC – ¿Cómo se soluciona este entuerto entonces?

MR – Yo creo que la "solución" (y solución dicho entre comillas, porque es más bien el surgimiento de otro problema) es que Grecia va a salirse de la zona euro y en ese nuevo contexto, con nuevos parámetros –siempre y cuando no haya alguna otra sorpresa por el lado de España, que está ingresando en una fase realmente preocupante en su sistema bancario– podría sí tal vez renegociarse ese pacto fiscal, que es el meollo de este problema, y hacer pasar un nuevo pacto fiscal –como dicen los americanos- ante los electorados de Francia y Alemania.

EC – Vayamos ahora a Grecia.

MR – Sí, pero dejame agregar un elemento bien interesante, que además tú mencionabas al pasar al comienzo, para que los oyentes puedan dimensionar hasta qué punto Merkel –que dirige la principal economía de Europa y una de las pocas que creció en el primer trimestre del año– tiene un compromiso con esta política de austeridad. El domingo pasado su partido, la Unión Demócrata Cristiana, recibió una verdadera paliza en las elecciones regionales de Renania-Westfalia. El diario El País de Madrid consignaba que el candidato de Merkel, que además era uno de sus ministros de mayor confianza, tuvo incluso que dejar su cargo a raíz de este resultado. No estrictamente por haber perdido las elecciones sino –y ahí es donde está el punto importante– porque hizo de las elecciones una suerte de plebiscito de la política europea de gobierno. En otras palabras, los votantes se expresaban, según él, a favor o en contra de la política europea de Merkel en una de las regiones más importantes de Alemania. Merkel no quiere cuestionamientos a esa política, mucho menos dentro de su propio país, y tampoco quiere arriesgarse a perder pie en ese campo cuando tiene que sostener una pulseada permanente sobre la cuestión de la austeridad con otros socios europeos que son mucho más laxos en materia de gastos.

EC – Hace unos instantes tú señalabas algo que quedó picando y que es la posibilidad de la salida de Grecia del euro, una "solución" que de alguna manera descomprimiría la situación en Europa, ¿podrías desarrollar un poco este punto?

MR – Estrictamente digamos que esa situación permitiría replantear algunos aspectos del modelo europeo, además de, como decíamos, permitir que se replantee el pacto fiscal tan estricto que se alcanzó el año pasado. Entonces sí probablemente en ese contexto esta salida de Grecia del euro, esta probable salida de Grecia del euro, descomprima. Obviamente genera otros problemas particularmente para el euro. De todas formas, con el escenario que se estableció tras el fracaso de Grecia para conseguir establecer un Gobierno de coalición luego de las elecciones de mayo, yo creo que es bastante razonable hacerse a la idea de que Grecia se va del euro a menos que surja algún tipo de solución semi mágica, que sería que le den más recursos a pesar de que no respeta los recortes de gastos que le pusieron como condición para obtener ayuda, algo que es altamente improbable. En Grecia va a ganar de pe a pa la izquierda radical, el partido Syriza de Alexis Tsipras, en las próximas elecciones. Es un partido que no aceptó formar Gobierno, ni siquiera aceptó discutir la posibilidad de formar Gobierno con alguna formación política que estuviera de acuerdo con la política de más recortes en Grecia.

EC – Sí, recordemos que, según la legislación de Grecia, los partidos que no obtienen mayorías deben buscar la formación de un Gobierno en orden de porcentaje según su lugar en los resultados de la votación, y ninguno de los partidos con representación parlamentaria alcanzó a formar una coalición.

MR – Es correcto. Y la izquierda radical movió muy bien sus fichas, porque durante ese período en el que tú bien señalabas que se buscó formar Gobierno, la izquierda se mantuvo fiel a su discurso contrario a los ajustes. Ahora, con seguridad el pueblo griego cansado después de tres años, casi cuatro, de crisis, va a votar con mucha más fuerza, con mucho más caudal a Sirisa. Son entonces los grandes favoritos para los nuevos comicios del 17 de junio. Y si este partido asume, Grecia con seguridad va a dejar la zona euro, va a volver a tener una moneda propia y, como decía el otro día la economista Florencia Carriquiry cuando tú hablabas con ella, va a dejar esa sucesión de ajustes fiscales en recesión que la han llevado a más recesión y buscará su propio camino fuera de la euro zona. Creo que la consecuencia social sería probablemente que no reciba la ayuda prometida y se declare finalmente en default. Un default que sería un fracaso para la Eurozona que si eso ocurre no habrá logrado actuar coordinadamente para salvar a Grecia.

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