El arresto de Gabriele se produjo tras una investigación del Vaticano para rastrear a quien había filtrado a los medios de comunicación, documentos reservados enviados a Benedicto XVI.

Hasta su arresto, el sirviente era considerado parte de la familia pontificia.

Su trabajo incluía regalar rosarios a los visitantes y acompañar al papa en el "Papamóvil".

La cadena de televisión italiana, La 7, fue una de las primeras en publicar unas cartas enviadas por el actual embajador en EEUU, Carlo María Viganó, en las que denunciaba corrupción y mala gestión en las finanzas en la Santa Sede.

Los documentos también revelaron que el Vaticano había encubierto al pederasta Marcial Maciel, mexicano fundador de los Legionarios de Cristo.

Sobre este punto, Benedicto XVI llegó a admitir que "se afrontó con lentitud y mucho retraso", y que Maciel "fue encubierto" durante años por responsables vaticanos y de la propia Legión.

Eso se sumó a la información confidencial que salió a la luz sobre la banda armada ETA, que pidió al Vaticano a principios de 2011 enviar a su nunciatura en Madrid a varios de sus miembros para arreglar con la Iglesia el anuncio del fin de su actividad armada.

Por su parte, según un vocero, el papa estaba "apesadumbrado y conmocionado" por el arresto.

Foto: EFE