Un tribunal iraquí condenó este domingo a la horca al fugitivo vicepresidente Tareq al-Hashemi, luego de declararlo culpable en un juicio en ausencia de haber dirigido escuadrones de la muerte.

Hashemi, un musulmán sunita, se había escapado de Irak este año luego de que las autoridades emitieran previamente una orden de arresto. Su caso ha generado una crisis política en el Gobierno, de poder compartido entre bloques políticos sunitas, chiíta y kurdos.

Hashemi acusa al primer ministro Nuri al-Maliki, de origen chiíta, de llevar adelante una cacería de brujas política contra opositores sunitas, pero el Gobierno insiste en que el caso es meramente judicial.

El ex vicepresidente vive en el exilio en Turquía.

A todo esto, una cadena de atentados y ataques armados registrados en las últimas horas en Irak causó 62 muertos y 217 heridos, en un claro signo de recrudecimiento de violencia en el país.

Dos coches bomba estallaron a 370 kilómetros al sur de Bagdad, provocando 15 fallecidos y 15 heridos, cerca de una mezquita chíita.

Otro objetivo de la insurgencia sunnita, en armas desde la caída de Saddam Hussein en 2003, fue la ciudad de Kirkuk, una de las más importantes del país. Allí se registraron cuatro atentados.

Los más graves ocurrieron contra un centro de reclutamiento de la Policía y contra una universidad, que causaron en total 15 muertos y 50 heridos.