El presidente de Egipto, Mohamed Mursi, convocó a la oposición al diálogo, luego de varios días de disturbios por la polémica nueva constitución
Contacto con Susana Mangana, especialista en asuntos árabes e islámicos, colaboradora de En Perspectiva
(emitido a las 8.39 Hs.)
EMILIANO COTELO:
En Egipto, el presidente Mohamed Mursi invitó a un diálogo nacional luego de varios días pautados por violentos enfrentamientos entre sus partidarios y opositores.
En un discurso televisado, Mursi convocó para el próximo sábado (mañana) a todos los grupos políticos, jóvenes que apoyan la revolución y los jueces con el fin de lograr un acuerdo global para salir de la división, según dijo. Los temas que se van a abordar en esa reunión son la ley electoral, el Consejo de la Jura (la cámara alta del Parlamento), y el referendo sobre la nueva Constitución, programado para el próximo 15 de diciembre y que es rechazado por las fuerzas no islamistas.
Después del discurso, los manifestantes contrarios a Mursi irrumpieron en la sede principal de los Hermanos Musulmanes, el partido que apoya al presidente, y destruyeron ventanales y el mobiliario, según denunció esa fuerza política. La oposición insiste en el reclamo para que se elimine un decreto del 22 de noviembre mediante el cual el mandatario amplió sus poderes y se cancele la consulta popular sobre el proyecto de la Carta Magna, que se aprobó solo con los votos del oficialismo, con el rechazo de la oposición, y al que quienes no comparten esa línea acusan de ofrecer pocas garantías para las libertades de expresión y de religión.
En línea está Susana Mangana, integrante de nuestra Tertulia de los miércoles y especialista en temas árabes e islámicos.
¿Por qué se da este rebrote de la violencia cuando quizás para muchos parecía que el anhelo de la revolución egipcia ya se había ido concretando?
SUSANA MANGANA:
Es una violencia que cabía esperar, porque en Occidente mirábamos de una manera un poco estrecha, con mucho simplismo, lo que ocurre en la sociedad civil y en el mundo árabe, el mundo islámico en general, entonces no comprendemos que hay diversidad de opiniones, que también hay intelectuales que aun siendo musulmanes no quieren ver la instalación de la religión en la política. Por tanto este decreto del 22 de noviembre del presidente Mursi arrogándose amplios derechos y poderes que ya tenía, no solo ejecutivos, sino ahora también legislativos, es algo que denuncian los sectores de oposición, aquellos que no solo son laicos, sino también liberales, y también aquellos que habrían preferido un presidente al estilo de lo que conocían con Mubarak o con Sadat, por ejemplo. En ese sentido hoy tenemos una división, una fractura de un país que está dividido en dos, pero que sigue siendo un faro de luz, una especie de espejo donde se mira el resto del mundo árabe.
EC - Primero, ¿cómo puede entenderse que se alcancen los niveles de violencia que se están alcanzando? Porque por ejemplo los manifestantes opositores a Mursi, que se expresaban de manera pacífica, fueron reprimidos por las fuerzas de seguridad con el mismo rigor que llegó a emplear Hosni Mubarak durante la primavera árabe. ¿Por qué está pasando esto a esos niveles?
SM - Tienes razón, y eso es lo que denuncian muchos analistas en prensa árabe inclusive, que estamos llegando a cuotas de violencia, pero también a una represión tan brutal o más que la que existía con los supuestos dictadores. Y los más osados, los más cabezapensantes preguntan si acaso no será que estos nuevos presidentes que han sido democráticamente elegidos, sobre todo en el caso de Mursi en junio pasado, lo que aprendieron de los anteriores regímenes es que la violencia es lo que cabe ejercer cuando hay una diferencia de opinión. Eso es lo que denuncian también de los Hermanos Musulmanes, que han aprovechado un momento histórico en la región pero que no son capaces de llevar el gobierno adelante, justamente porque carecen de experiencia y en última instancia van a depender también de la institución castrense, de las Fuerzas Armadas.
Creo que cabía esperar este nivel de violencia porque teníamos una sociedad embotellada, por tanto en cuanto el corcho de esa botella fue sacado, en cuanto pudieron liberarse y sacarse de encima el miedo a la represión, por más que siga existiendo, hoy la sociedad civil en el mundo árabe es mucho más robusta. Pero no solo en Egipto, donde cabía esperarlo, porque Egipto es cuna de civilizaciones, allí teníamos instituciones democráticas con sus falencias pero bien establecidas, había una cultura política que no existe por ejemplo en el golfo Pérsico, en las monarquías árabes. El sábado pasado, y toda esta semana, en Kuwait hemos visto también un divorcio entre el gobierno, entre la monarquía de Al Sabaj y la sociedad civil y la oposición. Con lo cual podemos hablar de un siglo XXI en el que la sociedad civil que protesta y un movimiento de contestación política a nivel general. Y eso también está sucediendo en el mundo árabe.
EC - Algo ya dijiste a propósito de la división que existe hoy en Egipto. ¿Podemos profundizar en esa situación? ¿Por qué está dividido? ¿Dividido en qué? ¿Cuál es la diferencia entre unos y otros?
SM - Como decía antes, tenemos una oposición que la prensa occidental tilda rápidamente de "los laicos". No necesariamente es así. Encontrar laicos en el mundo árabe es casi como encontrar una aguja en un pajar, porque durante siglos, no décadas, han hecho de la región parte de su identidad, entonces pedirle hoy a un egipcio que renuncie a su fe no es algo común, porque es algo que han mamado desde chiquitos, por decirlo de una manera coloquial. Entonces son personas liberales o que entienden que la religión tiene que estar en el plano doméstico, en el plano íntimo de cada individuo, y en ese sentido son como tantos otros individuos en nuestra sociedad occidental. Ahora bien, creo que Egipto está dividido entre aquellos que no quieren que el gobierno tenga una deriva islamista, que adquiera más poderes y que por tanto tenga un sesgo intransigente, porque entienden que cuando llega ese poder islamista al gobierno va a sacrificar derechos y libertades individuales en aras de contemplar supuestas leyes divinas hechas por Dios y no por el hombre.
EC - ¿Eso está en juego cuando se discute sobre el borrador de nueva Constitución que va a ser sometido a plebiscito?
SM - Exactamente, pero no me quiero quedar solo con la mirada acerca de lo religioso, me parece que hay muchas personas por lo que puedo leer en prensa árabe y también en inglés, pero emitida y escrita por autores egipcios o por otros analistas en voz árabe que también denuncian que esa Constitución, que acaba de presentarse como el borrador para ser votado el 15 de diciembre, no incluye especificaciones, no preserva los derechos económicos de los individuos en Egipto. Eso es importante, es una mirada muy atenta, porque me preocupa mucho que la economía de Egipto no repunte, porque son más de 85 millones de bocas que hay que alimentar, y cuando no se pueden crear puestos de trabajo, cuando no se puede tener un crecimiento de la economía sostenido en el tiempo, ahí tenemos un caldo de cultivo para todo tipo de frustraciones, radicalismos, y sabemos que entre esos radicalismos está el fanatismo religioso, que es la antesala de atentados terroristas en nombre de Alá.
Entonces me preocupa mucho qué dice la Constitución respecto de la economía, y coincido con los analistas en que siguen simples enunciados, una especie de un brindis al sol, enunciados muy amplios, demasiado ambiguos y vagos y que finalmente no concretan esos derechos. Por ejemplo, el derecho a la vivienda se sigue manejando con el código anterior de los Sadat o de los Mubarak, de los militares que llegaban al poder y concedían esta gracia en vez de garantizar el derecho de los ciudadanos, les concedían ese derecho como que les regalaban algo a los ciudadanos. Entonces lo que denuncian incluso economistas y abogados egipcios es que no haya sido más rigurosa esa elaboración de este borrador, por ejemplo imitando derechos que están garantizados en la Constitución sudafricana, que no conozco al dedillo, pero he vivido en Sudáfrica y es verdad que el derecho a la vivienda está garantizado en esa Constitución. Es decir, un ciudadano sudafricano puede demandar al Estado por no hacer más y mejor en aras de garantizarle una vivienda. Eso con la nueva Constitución en Egipto no queda saldado, entonces me parece una mirada muy atenta.
Pero tu pregunta quedó a medio responder, esa es la primera parte, quiénes se oponen a Mursi. ¿Quiénes lo defienden?, que es el otro 50% de la población, son aquellos que son seguidores o simpatizantes, militantes de la Hermandad Musulmana, que, otra vez, los medios de comunicación occidentales clasifican hoy de moderados, y yo creo que esa es una etiqueta muy engañosa, porque no nos explica nada, porque entonces rápidamente calificamos a los salafistas de ultraconservadores, ultrarrigoristas, radicales. El país se divide entre aquellos que sí aceptan que la religión quede instalada en la política y aquellos que no lo quieren así. Esto luego tiene otro análisis y otro impacto en la región, porque, insisto, lo que ocurra en Egipto es tomado en cuenta por países como Kuwait, como Jordania, que por estas horas viven su propia primavera árabe.
EC - ¿Puede caer el gobierno de Mohamed Mursi? ¿Es tan grave la crisis?
SM - Es muy grave, algunos analistas ya se están arriesgando a decir: ojo, estamos yendo hacia un abismo, y no cabe, a pesar de que estemos en contra de este decreto con estos superpoderes que se arroga Mursi, destituir, no cabe hacer renunciar a un presidente que fue democráticamente elegido. No lo digo yo, lo dicen analistas egipcios. Es muy grave la situación, porque ha habido deserciones, más de cuatro asesores presidenciales han abandonado al presidente Mursi en las últimas dos semanas, pero también renunciaron esta semana el presidente de la televisión nacional y un asesor e intelectual cristiano copto que formaba parte de los Hermanos Musulmanes, en concreto era el vicepresidente del nuevo partido Justicia y Libertad que se creó tras derrocar a Mubarak. Recordemos que la Hermandad Musulmana nació en Egipto en 1929 como asociación de beneficencia, pero hasta el año pasado no pudo constituirse como un partido legal porque la Constitución egipcia lo prohibía.
EC - En cuanto a la oposición, ¿qué grado de coherencia tiene? ¿Es una alternativa?
SM - Coherencia tiene; no veo que haya excesiva coordinación. Es verdad que ahora se están sumando voces importantes, como la de Mohamed El Baradei, a quien echamos de menos todo este año pasado. Estuvo presente en las protestas, en las manifestaciones en contra de Mubarak, pero después desapareció del mapa, hizo mutis por el foro, y ahora reaparece diciendo que esto es una deriva muy peligrosa.
EC - El Baradei dirigió la Agencia Internacional de Energía Atómica.
SM - Exactamente, prácticamente como un diplomático a escala internacional, pero que no tenía presencia ni predicamento entre los propios, entre los egipcios. En aquellos países es muy importante que no te vean como alguien que ha vivido demasiado en Occidente, que por tanto puede importar modelos o pensamiento occidental. Creo que fue una de las trancas para Mohamed El Baradei. En todo caso lo que falta es coordinación. Hay un movimiento bien interesante, el 6 de Abril, que mucho más liberal y podríamos decir con ciertos tintes laicos, aunque lo de utilizar el calificativo "laico" en Oriente Medio me preocupa un poquito.
Un apunte interesante para dar que pensar a los oyentes, que veo en prensa, es que los Hermanos Musulmanes, que hoy gobiernan en Egipto, pero que han sido los artífices en parte de la tregua entre Hamas e Israel, hoy son quienes tienen que hacer respetar a los simpatizantes de Hamas esa tregua, les piden que respeten lo pactado con Israel, ¿qué harían mañana en caso de que el presidente Al Asad utilice armas químicas contra su población, e Israel y Estados Unidos por mencionar a dos países ataquen al gobierno sirio? ¿Serían capaces de quedarse callados y de permitir ese ataque?
EC - Estás hablando de la situación en Siria, de cómo manejarían una situación como la que podría darse en Siria, según todo indica.
SM - Claro, hoy el presidente Mursi, con los Hermanos Musulmanes, es uno de los hombres más admirados pero también más observados por Oriente Medio, no podemos desligar y soslayar la coyuntura actual en esa región donde hay una guerra civil importantísima en Siria. En caso de que haya una intervención, que parece que se está preparando porque incluso la Unión Europea está armando a Turquía con escudos antimisiles y demás, si eso llega a concretarse en dos o tres semanas como se ha dicho, máximo, ¿qué van a hacer los Hermanos Musulmanes?, no solo de Egipto, pero por cierto, ¿el presidente Mursi va a quedarse callado y permitir ese ataque o de repente va a volver a la vieja lógica de los Hermanos Musulmanes de entender cualquier agresión de Israel hacia uno de los suyos como un ataque personal?
Son temas que hoy también tienen que ser discutidos en el ámbito de estas asociaciones islamistas, porque recordemos que no es solo Egipto donde los Hermanos Musulmanes han ganado, tenemos también Túnez, donde hay una deriva hacia un radicalismo y un discurso muy rancio de corte islamista. No podemos olvidar en qué momento se dan estas rispideces en Egipto y cómo esa manera de resolver los problemas en Egipto impactará en el resto de la región.
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Transcripción: María Lila Ltaif