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La Navidad, un fenómeno creciente en China pero poco arraigado a la religión (26/12/2012)

Xavier Fontdeglòria de EFE


La celebración de la Navidad en China es fruto de la influencia occidental y consigue animar las compras y el consumo entre los ciudadanos, pero en pocos casos se puede vincular directamente con las creencias religiosas del pueblo chino.

La Navidad no es un día festivo en China, pero se celebra en gran medida en las grandes ciudades del país, como Pekín, Hong Kong, Shanghái y Cantón, donde viven un gran número de expatriados que han ayudado a extender la tradición.

Paseando por estas ciudades se pueden apreciar muchas calles decoradas con motivos navideños, así como en los centros comerciales, donde hay grandes árboles de Navidad, luces, adornos, villancicos de hilo musical y algún "Santa Claus" que ameniza la visita de las familias que realizan sus compras.

Todo parece indicar, sin embargo, que el aumento del consumo no se reflejará en los portales de comercio electrónico -muy populares entre los chinos- debido a la gran cantidad de promociones que ya se han realizado a lo largo del año, como en el pasado 11 de noviembre, cuando se celebró "El Día de los Solteros" con descuentos de hasta el 50 por ciento.

En los últimos años, y especialmente entre los más jóvenes, se constata una tendencia creciente a celebrar la Nochebuena y la Navidad, en muchos casos organizando cenas con amigos en las que se intercambian tarjetas de felicitación y pequeños regalos.

La red de microblogs más famosa de China, Sina Weibo -muy parecida al Twitter y utilizada por los jóvenes urbanitas-, acumula miles de comentarios de internautas de todo el país acompañados de fotografías de árboles de Navidad o de regalos.

"¡Qué ambiente! Este es el árbol más grande de la feria de Navidad de Shanghái. Villancicos, Santa Claus,...¡Estoy entusiasmada!", dice una usuaria de la red social.

Además, Weibo se ha inundado de anuncios sobre "qué comprar", "cómo celebrar la Navidad" o "dónde ir a ligar", en el que se enumeran sitios como los parques, las zonas de esquí, los centros de aguas termales -muy famosos en China- y hasta las iglesias.

No precisamente con este objetivo, una joven residente en Pekín, Lin Li, asistirá como voluntaria a la Misa del Gallo que se llevará a cabo a la iglesia de Xishiku, la más grande de Pekín, donde se espera la presencia de 10.000 fieles.

"Antes para mí no tenía mucho sentido celebrar la Navidad, pero este año supone conmemorar el nacimiento de Jesús, un día importante para pensar en lo que hizo para los humanos", aseguró a Efe Lin, que fue bautizada recientemente.

Aunque las estadísticas más recientes del Gobierno chino cifran la comunidad cristiana en 25 millones de personas (18 millones de protestantes y 6 millones de católicos), otras estimaciones de organismos independientes la sitúan en 60 millones, como mínimo, en todo el país.

Los católicos están divididos entre los pertenecientes a la Iglesia oficial (o Patriótica, controlada por el Gobierno comunista) y la "clandestina", en comunión con Roma y no aceptada por Pekín.

Uno de los puntos de enfrentamiento es el nombramiento de los obispos, pues el Vaticano reclama que sólo pueden ser designados por el papa, mientras que la Iglesia Patriótica ha ordenado obispos sin el visto bueno de la Santa Sede.

Más allá de las actividades dentro del país, para muchos ciudadanos de clase media la Navidad es una oportunidad para viajar al extranjero, principalmente a países occidentales donde se ofrecen grandes descuentos en estas fechas o zonas del sureste asiático, donde el clima es mucho más cálido y benévolo que en la gélida capital china.

"Se ha notado un incremento de los paquetes vacacionales hacia los Estados Unidos y Europa", confirmó a Efe una empleada de China Travel Service de Pekín, una de las agencias de viajes más grandes del país.

Sin embargo, también apunta que Hong Kong sigue siendo la región más beneficiada por este éxodo de ciudadanos continentales en busca de ofertas de compra suculentas.

Gao Ling, una joven dependienta de Pekín, descarta las compras y viajará dos semanas con su novio a la paradisíaca isla de Koh Samui (Tailandia) después de estar ahorrando un año para ello.

"Prefiero disfrutar de las playas y del sol para olvidarme, aunque sea por unos días, del frío invierno de Pekín", confesó.

Fuente: EFE