Internacionales

El Gobierno de Malí pidió ayuda a Francia para combatir a los grupos radicales en los conflictos del norte de África

Contacto con Rafael Mandressi, colaborador de En Perspectiva en Francia


(emitido a las 8.45 Hs.)

JAVIER CASTRO:
En las últimas semanas un nuevo conflicto bélico ha comenzado a llamar la atención del mundo. Me refiero a lo que por estos días sucede en el norte de África, más precisamente en Malí y en Argelia.

Ayer el Gobierno de Argelia informó oficialmente que 37 trabajadores extranjeros de ocho nacionalidades diferentes murieron en el ataque a una planta de gas ubicada al este de ese país cerca de la frontera con Libia. Las muertes ocurrieron luego que el Ejército de Argelia interviniera en un asalto que logró liberar a casi 800 trabajadores pero que se saldó con la muerte de esos 37 ciudadanos extranjeros y una treintena de terroristas.

El ataque a la planta de gas perpetuado por un grupo islamista radical tenía como objetivo secuestrar a varios de esos trabajadores extranjeros y llevarlos a Malí para utilizarlos como rehenes en los combates que mantienen por controlar el norte del territorio. En Malí, mientras tanto, el Gobierno de ese país pidió colaboración a Francia para combatir a esos grupos extremistas. El Ejército francés finalmente intervino y desde la semana pasada participa activamente en los combates junto a las autoridades locales.

¿Por qué Francia decidió intervenir en este conflicto? ¿Cómo observan los propios franceses la participación de su Ejército en esta crisis? Para hablar sobre esta situación es que estamos recibiendo en este momento a Rafael Mandressi, colaborador de En Perspectiva en Francia.

Empecemos explicando por qué este es un asunto tan relevante para Francia, ¿qué significan para Francia países como Argelia o como Malí?

RAFAEL MANDRESSI:
Son países que forman parte de los antiguos territorios coloniales de Francia, de modo que, más allá de la independencia de estos países en los años 60, ha habido desde entonces una influencia francesa muy importante. Son lugares que desde el punto de vista francés, tanto para la defensa como para las relaciones exteriores y también para los asuntos comerciales, forman parte del conjunto de países estratégicos. La mayoría de ellos, además tienen el francés como uno de los idiomas oficiales, o sea que forman parte de lo que se llama la francofonía.

JC – ¿Cuál es la relación que existe hoy entre Francia y Malí en particular? Me refiero por ejemplo a cuántos ciudadanos franceses viven, trabajan y tienen sus actividades regulares en Malí, qué intereses desde el punto de vista económico tiene Francia con Malí.

RM – Hay intereses económicos que son menos importantes que en otras regiones. El problema es que la situación de Malí amenaza la estabilidad de varios países vecinos. Hay varios miles de residentes franceses allí, pero más importante que eso tal vez sea la cantidad de ciudadanos de Malí que residen en Francia, allí hay también una relación de ida y vuelta. Además, con un peligro de desestabilización bastante mayor, en la medida en que se trataría por parte de los rebeldes de consolidar una especie de santuario, tomar el Estado de Malí y generar allí un santuario de régimen islámico radical. Con elementos bastante heterogéneos, por otra parte, porque en esto participan reivindicaciones nacionalistas de grupos tuareg, participan también efectivos que vienen de otros lugares en las tropas rebeldes, gente de varios países de la región y de más allá también, que están ligados de alguna manera a movimientos terroristas que cambian de zona de implantación a medida que se van desarrollando conflictos en donde estaban antes.

Es decir, es una situación bastante compleja donde lo que se trató de hacer en primera instancia fue frenar el avance, porque se había generado ya prácticamente un corredor, con la toma de algunas ciudades, que llegaba directamente hasta la capital, ese fue el primer objetivo. Eso fue cambiando con el paso de los días y en este momento, por el anuncio oficial que hizo ayer mismo el presidente [François] Hollande, lo que se propone la intervención es reconquistar la integridad del territorio de Malí, destruir, usando sus propias palabras, a los terroristas que ocupan el norte. O sea que se ha ido más allá en los objetivos que se fijaron en un comienzo.

JC – De hecho Francia ha decidido intervenir en este conflicto en Malí ahora, el Ejército francés ha enviado efectivos a la zona para colaborar con las autoridades locales en su intento por combatir los grupos integristas que buscan controlar varias ciudades al norte del país, ¿por qué está participando el Ejército francés tan activamente? Tú decías que tiene una relación histórica, ciertamente, pero ¿por qué decide ahora participar directamente enviando soldados a Malí?

RM – Hay varias razones, una de ellas es que el Gobierno actual de Malí, que es además un Gobierno surgido en condiciones bastante irregulares, con una inestabilidad política muy grande, pidió oficialmente la ayuda al Ejército francés. Se preparaba una cosa un poco más coordinada con otros países que pudieran intervenir, pero la intervención se precipitó con el avance de los rebeldes, de los grupos que están controlando el norte del país, que atravesaron la línea virtual que separa el norte del sur del país amenazando incluso con llegar hasta la capital, Bamako. Allí, la intervención (por lo menos esta es la explicación que dan las autoridades aquí en Francia) se volvió urgente y se decidió en 24 horas enviar personal militar para detener ese avance. Ese personal militar eran en principio algunos cientos de hombres y ahora son más de 2.000, se presume que puede haber incluso algún envío más de tropas, a la espera de una intervención africana que es muy lenta, entre otras cosas porque son pocos los países de la región que tienen ejércitos dignos de ese nombre, empezando por propio Malí.

JC – Ahora el conflicto incluso ya ha atravesado las fronteras de Malí. Como decíamos más temprano, en los últimos días fue atacada una planta de gas en Argelia, un país que tiene fronteras con Malí, con el objetivo de secuestrar a trabajadores extranjeros y llevarlos hacia territorio de Malí. También Argelia es un país donde Francia tiene intereses históricos, ¿es esperable entonces que Francia pueda seguir teniendo algún tipo de participación activa si el conflicto se extiende en otros países de la zona?

RM – Supongo que sí, no hay mucho riesgo de que el conflicto se extienda hacia Argelia propiamente más allá del episodio este que según se ha sabido estaba planificado desde antes de la intervención francesa en Malí, es decir que esto era un ataque planificado con cierta anticipación y no responde a la intervención directa de las tropas francesas.

Pero por otro lado Argelia sí tiene capacidades militares bastante más desarrolladas que otros países limítrofes. Creo que la resolución del episodio de la toma de rehenes lo demuestra más allá de la polémica que despertó la manera como intervinieron las fuerzas argelinas en esto. Esa frontera es una tierra bastante complicada porque es una zona desértica, una frontera muy porosa donde también puede haber zonas de conflicto que a su vez se alimentaron durante los últimos meses con toda una serie de tráficos de armas y de personas desde Libia a partir de la caída de [Muamar] Gadafi. Es un juego de dominó donde una pieza va moviendo todas las demás y generando conflictos en cadena o situaciones delicadas en cadena.

JC – Si volvemos a Francia, ¿cuál es la opinión hoy de los ciudadanos franceses sobre la participación de su Ejército en este conflicto?

RM – Por el momento es una situación bastante clásica que se da en general en los países que intervienen de esta manera, como se dio en su momento en Estados Unidos o se ha dado en otros lugares. Lo que hay es una mayoría muy considerable que apoya esta intervención. Dependerá, como también suele pasar, de la duración de la intervención y de las consecuencias que pueda tener, el que ese apoyo se mantenga o disminuya.

Hay una suerte de consenso político general en darle un apoyo, salvo algunas excepciones, pero el grueso de los grandes partidos de gobierno están apoyando también, por el momento, la acción del Gobierno del presidente en particular, porque este es un dominio reservado a la decisión presidencial. Ha cambiado el perfil del propio presidente, que lo muestra ahora como un individuo capaz de tomar decisiones y de pasar a la acción, cosa que era uno de los déficit principales que tenía incluso desde antes de asumir el cargo en mayo del 2012.

En ese sentido ha habido también una inflexión bastante importante hacia adentro de Francia y a su vez sus consecuencias para la vida práctica. Todos los dispositivos de vigilancia y de control antiterrorista están llevados en un plan que existe de manera permanente, es una especie de alerta roja, lo cual intensifica los controles en los lugares sensibles.

JC – ¿Tú crees que la participación del Ejército de Francia en este conflicto hubiera sido diferente si [el expresidente] Nicolas Sarkozy siguiera al frente del Gobierno?

RM – Probablemente no. Tal vez hubiera habido alguna diferencia en cuanto al momento de intervención, pero básicamente creo que esas cosas están inscriptas en decisiones de Estado que tienen cierta independencia de quienes estén al frente. Son decisiones muy delicadas y en cierto sentido con consecuencias que pueden ser graves, de manera que por supuesto que el presidente es el que toma la decisión final, pero todas esas cosas están previamente elaboradas fundamentalmente a nivel del Ministerio de Defensa.

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