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Estados Unidos retomó el debate sobre una reforma migratoria que permita regularizar la situación de millones de personas

Contacto con Mauricio Rabuffetti, colaborador de En Perspectiva


(emitido a las 8.37 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Estados Unidos comienza a discutir otra vez una reforma migratoria que permita que 11 millones de personas que viven ilegalmente en el país regularicen su situación.

"Un llamado a actuar se escucha ahora desde todos los puntos de Estados Unidos. Estoy aquí porque llegó el momento de una reforma inmigratoria amplia y basada en el sentido común. El tiempo llegó. Ahora es el momento".

Con estas palabras el presidente Barack Obama presentaba en Las Vegas la semana pasada su nueva cruzada, esta vez por una reforma migratoria.

Al mismo tiempo, varios senadores demócratas y republicanos presentaban su propio proyecto de reforma.

Se trata de un nuevo intento del sistema político norteamericano por solucionar un problema de larga data: el de las personas que viven ilegalmente en el país.

Vamos a dedicar los próximos minutos a conversar sobre este tema con Mauricio Rabuffetti.

Empecemos por explicar cuál es el debate que se instaló ahora en Estados Unidos. El presidente impulsa una idea de reforma y varios senadores presentaron otro proyecto, al mismo tiempo. ¿Cuáles son los planteos principales que hay sobre la mesa?

MAURICIO RABUFFETTI:
Estados Unidos tiene que poner fin a una polémica que tiene desde hace décadas, prácticamente desde la amnistía que declaró Ronald Reagan en 1986 sobre los inmigrantes ilegales. Estados Unidos, como muchos países, recibió varias oleadas migratorias. La última de ellas es la de los "hispanos", los inmigrantes latinoamericanos que se fueron allá en busca de un futuro mejor. Algunos lo hicieron legalmente; otros no, pero igual se quedaron. Algunos llevaron a sus hijos consigo y esos niños, algunos ya adultos, siguen sin tener documentos. Todos ellos constituyen la figura del "indocumentado" o "sin papeles". El presidente Obama y algunos legisladores apuntan principalmente a solucionar ese problema que afecta a 11 millones de personas que ya hicieron su vida en Estados Unidos, y algunas organizaciones estiman que son más. Además de esas situaciones hay otras más puntuales, como la de niños que quedaron sin padres porque sus progenitores fueron deportados por ser ilegales. Son miles de menores en esta situación espantosa.

EC - Es un tema dramático. Las historias trágicas llegan todo el tiempo a través de la prensa, a través de los servicios informativos. Tú mismo cubriste varios aspectos de este tema en Estados Unidos, cuando trabajaste allá. Pero me interesa volver a mi pregunta inicial y detenernos en las propuestas que se manejan ahora.

MR - Correcto. Hay varios aspectos para discutir sobre ambas iniciativas, que todavía no son siquiera proyectos de ley, son ideas. Lo más importante es que coinciden en establecer un camino para que los inmigrantes ilegales puedan acceder a la ciudadanía norteamericana. Difieren en cuando a los mecanismos y los plazos. La Casa Blanca propone establecer condiciones como chequeos de seguridad, una especie de "certificado de buena conducta", como lo llamaríamos acá. También establece el pago de impuestos y multas, quiere exigir que aprendan inglés para poder integrarse a la sociedad y si cumplen con todo eso pueden iniciar los trámites con la certeza –esto es muy importante– de que si los inician es porque califican para ser ciudadanos. Durante el período de trámites ya estarían en condiciones de legalidad. Es decir, es un mecanismo que requiere de cierta burocracia pero es bastante directo. En algunos casos, como los niños que llegaron con sus padres y se criaron en Estados Unidos, podrían acceder directamente a la ciudadanía estudiando o ingresando al Ejército.

EC – Esa es la propuesta de la Casa Blanca. ¿Qué pasa en el caso de la propuesta del Senado?

MR: Aclaremos que es una propuesta bipartidista, de republicanos y demócratas, de ocho senadores, y está todavía en discusión. También proponen que los inmigrantes ilegales puedan llegar a ser ciudadanos, en eso coinciden, pero, en un claro guiño a los sectores más conservadores, supeditan cualquier discusión a mejorar la seguridad en las fronteras. La Casa Blanca sostiene que se ha gastado mucho en mejorar la seguridad fronteriza, pero al mismo tiempo su plan también comienza con un compromiso de fortalecer las fronteras, aunque no tan fuerte como el de los senadores.  

En cualquier caso, los dos proyectos buscan solucionar los mismos problemas, por ejemplo la falta de trabajadores rurales en Estados Unidos. Esos trabajos los hacen esencialmente inmigrantes ilegales. son trabajos que no hacen los norteamericanos, aunque el desempleo sea alto. El Gobierno pretende crear un mecanismo para que quienes obtienen algunos diplomas universitarios en el área de ciencias e ingeniería, así como maestrías o doctorados puedan optar por la residencia en Estados Unidos desde el vamos y promueve mecanismos similares para emprendedores que se quieran instalar en el país.

EC - La pregunta que surge es por qué ahora, por qué este debate se lanza en este momento, cuando el presidente tiene una serie enorme de frentes abiertos con los republicanos. Pienso en el tema fiscal, en los recortes del gasto de Defensa, en la deuda, en la aplicación de la reforma de la salud, por mencionar algunos.

MR - Hay por lo menos un par de factores que explican el momento y la forma. Primero, en las últimas tentativas de reforma se fueron años de discusiones parlamentarias. Entonces cuanto antes comience la discusión en este segundo período de gobierno de Obama, más chances hay de llegar a algún acuerdo. En esto la mayoría de los intereses en juego son políticos, es esencialmente un choque entre la idiosincrasia conservadora de algunos estados contra el pragmatismo de ver una realidad, y es que los 11 millones de personas que están ilegales no van a subirse a un barco y dejar Estados Unidos, porque ya están acostumbradas a vivir sin papeles, "en las sombras" como dicen allá. El otro factor, que más que el tiempo lo que explica es el propio debate, es que los republicanos se dieron cuenta en las últimas elecciones que por cumplir con su electorado conservador perdieron por paliza entre los latinos.

EC - Tengo las cifras por aquí y te iba a plantear ese punto: 71% de los votantes hispanos se inclinaron por Obama y no por Mitt Romney.

MR – Sí, es una cifra abrumadora en una minoría que viene creciendo. Y eso que el presidente no logró aportar mucho en materia inmigratoria. No solo eso sino que continuaron las deportaciones, que son uno de los temas más sensibles, delicados y, puedo decir con conocimiento de causa, inhumanos que ocurren en este momento en Estados Unidos. Entonces, para concretar la respuesta a tu pregunta anterior: los republicanos no pueden permitirse quedar como antilatinos. Muchos legisladores republicanos vienen de comunidades en las que los hispanos son una minoría importante y cada vez con más peso. Buscan un equilibrio muy difícil entre conformar a un electorado real, que son los ultraconservadores contrarios a la legalización, y a un electorado potencial, que son los latinos, potencial porque es el electorado que más crece. El Pew Hispanic Center,  que es un centro de estudios sobre temas hispanos, prevé que entre los ciudadanos que votan (recordemos que el voto no es obligatorio en Estados Unidos) los hispanos van a convertirse en la comunidad de más rápido crecimiento hasta 2030, pasando de 23,7 millones a 40 millones de latinos o descendientes de latinos con capacidad de votar en 2030. Hoy son 17% de la población, y los republicanos no se pueden permitir fallarle a esta minoría.

EC - Tú mencionabas recién que las deportaciones son un tema delicado. Y como tú cubriste varios episodios de ese tipo, para cerrar quería preguntarte cómo se vive el día a día de la ilegalidad, del inmigrante ilegal en Estados Unidos.

MR: Es muy difícil, y muchas veces muy triste. Hay gente que no puede conseguir trabajos acordes a su capacitación, por ejemplo, y otra gente que no puede salir del país a ver sus familias. Conozco casos de uruguayos que estuvieron –y están– desde hace más de 10 años sin poder poner un pie fuera de Estados Unidos porque no pueden volver, porque no tienen la visa o los papeles. Esa gente armó una vida allá. Hay padres y madres, sobre todo de países muy pobres, que se privan de ver crecer a sus hijos, que los dejan con parientes porque prefieren no verlos pero mandarles dinero para que puedan comer.

Luego está el tema de las deportaciones, que es terrible. A mí me tocó cubrir las horas siguientes a una redada migratoria en Iowa, donde gente que trabajaba pero estaba ilegal había sido sacada de los frigoríficos en donde se desempeñaba y llevada detenida. Las autoridades migratorias rodearon las frigoríficos con ómnibus y allí el que no tenía papeles la quedaba, yo vi niños llorando porque no sabían dónde estaban sus madres o sus padres. Luego me tocó ir a cárceles para inmigrantes en Texas, en carpas en el medio del desierto donde gente común y corriente estaba presa por no tener papeles, esperando un juicio que iba a terminar casi siempre en deportaciones. Muchos pero muchos estadounidenses están en contra de esto...

EC - Incluyendo al propio presidente.

MR - Sí. Pero la ley es otra. Y hasta que la ley no cambie, ese tipo de escenas, el miedo con el que vive el inmigrante ilegal a perder todo lo que ha construido si es deportado, la fractura de las familias, todo eso, va a seguir existiendo. Ojalá que esta vez logren ponerse de acuerdo.

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