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Rafael Correa fue reelegido ayer como presidente de Ecuador con más del 50% de los votos

Contacto con Martín Pallares, periodista del diario El Comercio, de Ecuador.


(emitido a las 8.43 Hs.)
 
ALEJANDRO ACLE:
Los ecuatorianos reeligieron ayer a Rafael Correa como presidente de la República.

Como en 2009, el mandatario sacó más de la mitad de los votos válidos y por tanto evitó concurrir a una segunda vuelta. Con cerca del 50% de los sufragios escrutados, casi el 57% de las papeletas tenían marcado su nombre frente al cerca del 24% del segundo colocado, el exbanquero Guillermo Lasso. Tan pronto como conoció los primeros datos el mandatario salió al balcón del Palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo, para agradecer a los cientos de personas congregadas en la Plaza de la Independencia que lo apoyaban con gritos y ondeando banderas.
 
"Esta revolución no la para nada, ni nadie". "Estamos haciendo historia. Estamos construyendo la patria chica, Ecuador, y la patria grande, nuestra América. Muchísimas gracias por esta inmensa confianza", les dijo el mandatario.
 
Para analizar estos resultados vamos a conversar en los próximos minutos con Martín Pallares, periodista del diario El Comercio, de Ecuador.
 
Si bien estos datos no son los definitivos sí son los oficiales, no es probable que vaya a ocurrir un resultado diferente al que ha sido anunciado y por lo tanto el presidente Correa, si cumple este mandato que se abre ahora entero, que termina en 2017, podría batir el récord de permanencia en el poder. Lo primero que te consulto es ¿cuáles son las razones en la gestión anterior de gobierno de Correa y otras que pueden explicar esta nueva victoria, esta confirmación del liderazgo de Correa?

MARTÍN PALLARES:
Hay varias explicaciones, unas son históricas y otras son más actuales. Creo que entre las históricas está el hecho de que Ecuador, con la asunción de Correa, dejó atrás una etapa histórica bastante complicada, una etapa de ajustes que no siempre fueron bien vistos por la población, de mucha pobreza, de muchos ajustes fiscales de una gran estrechez del Estado. Hubo una etapa histórica con liderazgos políticos muy cuestionados, con presidentes que no lograban mantenerse en el poder y había una gran sensación de inestabilidad y de ausencia del Estado. Éstas creo que son las razones de carácter histórico.

Creo que también hay otras razones que se basan más en la actualidad, una de ellas, y me parece que es fundamental, es que desde todo el período en que Rafael Correa ha estado en el poder Ecuador ha disfrutado de lo que se llama acá el segundo boom petrolero. Los altos precios del petróleo han hecho que por primera vez en muchísimos años, creo que desde los años 70, Ecuador tenga una solvencia fiscal, una holgura económica que no había tenido nunca. Esto ha producido una sensación de bienestar y de estabilidad económica que se une a la política y creo que esto también ha inyectado en la población un estado emocional, psicológico, de gran satisfacción.

La economía funciona como nunca antes, y eso se ve en la calle. Tú vas a un centro comercial y ves a la gente comprando, los sitios llenos; el sector de la construcción, aquí mismo en la calle donde yo vivo hay como cinco edificios que se están construyendo. Es una bonanza que tú la ves físicamente, con los ojos.
 
También está el hecho de que esta bonanza ha permitido que el Estado haga grandes inversiones en áreas donde tradicionalmente no había invertido, ya sea por falta de recursos o de convicciones políticas, en educación, en salud, con resultados que muchas veces pueden ser polémicos, mucha gente dirá que se ha invertido más de lo que se ha cosechado, pero es innegable la inversión. En infraestructura, por ejemplo, el estado de las carreteras. La red vial de Ecuador, ha sido renovada de una forma insólita, tenemos una red de carreteras en excelente estado.
 
Todo eso ha creado una sensación de bienestar muy fuerte, y eso ha permitido que Correa sea reelegido, y es histórico, porque es la segunda vez que se lo reelige sin necesidad de ir a una segunda vuelta. En un país políticamente tan fragmentado como Ecuador, no deja de ser muy notable.
 
AA – Sin duda. Así que estabilidad política, estabilidad económica y capacidad de gestión parecen ser algunas de las claves que explican el triunfo de Correa. Si vamos a la contracara, a los problemas y los desafíos que va a enfrentar en estos próximos cuatro años, uno de los más fuertes es el que gira en torno a las libertades, concretamente a la relación con la prensa, que ha sido muy tirante en los últimos años, ¿no?
 
MP – Sí, el modelo de gobierno de Rafael Correa se basa no solo en esa holgura económica, sino también en la concentración de poderes. El proceso de concentración de poderes durante estos seis años que ha estado en el poder ha sido bastante agudo, no existe un solo poder del Estado que no esté en control casi personal de Rafael Correa.
 
Dentro de este modelo el hecho de que exista una prensa independiente, que no dependa directamente del Gobierno, es un tema que a él le preocupa mucho, y yo creo que más que preocuparle le obsesiona. Ayer veía las primeras declaraciones del presidente y cuando le preguntaban cómo va a hacer en los próximos cuatro años el tema sobre el que más hablaba era sobre la prensa. Tiene metido entre ceja y ceja una ley de comunicación para regular a la prensa.
 
AA – Sí, incluso en su alocución de ayer él dijo que una de las grandes derrotadas [en las elecciones] fue la "prensa mercantilista, que tomó partido en esta campaña de manera descarada", y ahí fue que hacía referencia a esta posible futura ley de comunicación que estabas explicando.
 
MP – Si, esa ley está pendiente. Lo que establece es un Consejo de Regulación para que se regule a la prensa y a los periodistas. El tema es que en Ecuador, como se ha visto, todo consejo o todo organismo del Estado termina siendo dominado por el Gobierno, y sabemos que eso va a terminar siendo un instrumento casi personal del presidente Correa.
 
Las relaciones han sido muy malas, ya con la poca prensa independiente que queda, porque el Gobierno ha logrado consolidar un sistema mediático gigantesco: canales de televisión que han sido incautados por equis motivos, que han sido creados por el Gobierno, estaciones de radio, incluso hay dos periódicos del Gobierno, entonces el acoso a la prensa ha sido muy grave. Organismos como Freedom House han calificado este proceso como uno de los más dramáticos en el mundo. Y por lo que le escuché ayer al presidente creo que ese va a ser el mayor énfasis que va a tener en estos cuatro años venideros.
 
AA – Y con respecto a la relación con la oposición, ¿qué puede esperarse?, ¿algún cambio?
 
MP – No, la forma de gobernar del presidente Correa es bastante marcada, tiene un liderazgo extremadamente fuerte, cosa que también gusta mucho al electorado; él jamás ha tenido relación alguna con la oposición.
 
Además de eso tienes que ver que la oposición es muy débil en Ecuador, estos seis años han sido de una casi orfandad en la oposición. Ahora, quizás, y eso es un análisis que me parece interesante, surge una oposición algo distinta, pero no la veo tan fuerte como para producir cambios en la Asamblea Nacional.
 
Todavía no se tiene las cifras oficiales, pero todo apunta a que va a haber una mayoría en la Asamblea Nacional. Si hay una mayoría en la asamblea yo creo que los ecuatorianos tenemos que ir pensando ya en una forma de gobierno casi absoluta, porque con mayoría en la Asamblea Nacional la voluntad del presidente se hará notar en absolutamente todos los campos de la vida política y civil.
 
AA – Sí, más allá de estas tendencias del presidente Correa de gobernar de una manera que se puede llamar "autocrática", aunque obviamente que es cuestionable el término, o con poco diálogo con la oposición, los propios números respaldan eso. Si bien no son los definitivos, el segundo colocado, Guillermo Lasso, tendría alrededor de 24% y después los otros seis candidatos llegan a entre el 6% y el 1%, muy poco es lo que recogen de adhesión.

MP – Muy poco, la diferencia que yo veo entre la oposición anterior y la que parece venirse es que me da la impresión de que la derecha ecuatoriana se ha recompuesto de alguna forma, la derecha que viene liderando Lasso es una derecha distinta a la derecha mucho más autocrática, más despótica que había antes. Me da la impresión de que esta es una derecha más liberal, que se opone desde el liberalismo a una forma de Estado centralista y muy concentradora de poder.

Ecuador ha tenido tradicionalmente una derecha muy populista, una derecha que cuando estuvo en el Gobierno fue bastante represiva, no en los términos del Cono Sur como la conocen ustedes, pero una derecha no tan liberal como la que me parece que se configura a través de Lasso.
 
AA – Por último, en algunas notas que has publicado en El Comercio destacabas que la Constitución no permite un período más, un tercer período de Correa. De todos modos alertabas sobre el riesgo de que Correa impulse una nueva reforma para poder continuar en el poder. ¿Correa se ha referido concretamente a eso?
 
MP – Sí, Correa ha dicho que él no va a reelegirse más, ha dicho que la Constitución no se lo permite. Ahora, mi tesis es que a este tipo de gobiernos, que también lo ves en Venezuela, en Bolivia, les cuesta mucho dejar el poder, la alternancia no forma parte de la cultura política de estos movimientos. La alternancia tampoco les funciona porque son gobiernos que como han concentrado tanto los poderes dejan cuentas pendientes tan grandes que se les hace muy difícil alternar, dejar el poder a otros grupos.
 
Yo no descarto que Correa no lo proponga, pero no faltará algún colectivo, algún sector del Gobierno que proponga la reforma constitucional hacia una reelección indefinida. Estoy especulando, pero lo estoy haciendo en base a un estilo de gobierno y a ciertas lógicas que se han manejado. No descartaría que eso ocurra.

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