Internacionales

Estados Unidos especula con la posibilidad de que la explosión en la maratón de Boston haya sido un acto de terrorismo interno

Contacto con Silvia Pisani, desde Washington, Estados Unidos.


(emitido a las 8.34 Hs.)

EMILIANO COTELO:
"Es un misterio. Alguien puede burlar a decenas de policías apostados en una zona altamente vigilada. Puede colocar dos bombas y hacerlas detonar en el momento preciso, y pasadas más de 24 horas, nadie en el país que más invierte en seguridad tiene la menor idea de quién fue. Ni tampoco de por qué."

"Después de la masacre de Fort Hood en noviembre de 2009, ocurrida en la base militar estadounidense más poblada del mundo ubicada en Texas, donde un psiquiatra miembro del ejército norteamericano convertido al islamismo extremo mató a 13 personas", desde aquella fecha, noviembre de 2009, no había pasado esto que ahora ocurre: "los Estados Unidos vuelve a enfrentarse al terrorismo en su propio territorio."

Y lo hacen no solo de un modo doloroso, sino incómodo.

Así empieza la columna que hoy escribe desde Washington Silvia Pisani, corresponsal allí del diario La Nación de Buenos Aires.

Silvia, desarrollemos ese punto en el que pones el acento al comienzo de tu nota. Estados Unidos se encuentra en una posición dolorosa y también incómoda en estas horas.

SILVIA PISANI:
Sí, la verdad que sí. En la ocasión del antecedente que mencionabas de Fort Hood –que es de verdad el ataque o la sensación de ataque más dura que tuvo Estados Unidos desde las Torres Gemelas en 2001– el Gobierno estadounidense estuvo varios días discutiendo si la llamaban un acto terrorista o no. Esta vez no tuvieron dudas, obviamente era un acto para aterrorizar, y desde esa perspectiva no tenían dudas de que con lo ocurrido en Boston sí estaban frente a un hecho terrorista. Un hecho terrorista incómodo porque de verdad ya falta poco para las 48 horas y no tienen la menor idea. De verdad, verlo a [el presidente Barack] Obama en conferencia de prensa para admitir eso, que en realidad no sabían, fue políticamente incómodo.

Y lo que está pasando ahora es un fenómeno realmente interesante y es que se está poniendo a prueba de alguna manera, se está midiendo la confianza en el sistema de seguridad del país desde aquellos atentados terribles de 2001. Es una nueva situación, es un nuevo escenario, creo que se están dando cuenta de que no hay infabilidad frente a esto, de que no hay perfección, de que por más que inviertan millones y millones y millones de dólares, no hay perfección en este punto.

EC – Es que en el fondo, Silvia, eso es evidente, ¿no?, porque fijate de qué acontecimiento se agarró quien llevó adelante esta acción terrorista: se basó en una maratón de las más tradicionales en el mundo, la de Boston, que según veía congrega a 27 mil corredores y 500 mil espectadores. Obviamente esto se desarrolla en el espacio abierto, en las calles, por lo tanto, ¿cómo se hace para controlar, cómo se hace para implementar un dispositivo de seguridad que permita verificar quiénes son los que entran o salen, dónde están o no algunos bultos sospechosos?, ¿cómo se haría algo así, cuánto costaría? Hay que asumir, hay que admitir, que quien llevó adelante esta acción eligió un blanco apropiadísimo.

SP – Sí, muy bien pensado, es uno de los debates que había ayer. Porque además estaba en la línea de llegada, que era una zona densamente vigilada y donde había control de mochilas. Uno de los reconocimientos era que posiblemente se hubiese estado frente a una bajada de guardia de la policía, o sea, que era demasiada gente y dejó de controlar con el rigor que hay, o con el que se debe hacer; o que directamente se relajó un poco la seguridad antes.

También es verdad –la sociedad debate esto– que hace un tiempo empezaron en Estados Unidos y en otros países presiones, por ejemplo, contra los radares y contra los arcos de seguridad para ingresar en los aviones. Al principio la gente se quejaba por las colas y por lo engorroso que era el trámite. Pusieron los arcos de seguridad. Entonces empezaron las protestas porque los arcos de seguridad, los escáner de cuerpo entero, que agilizaban muchísimo el trámite, eran demasiado reveladores en algunos casos. Y en algunos casos se relajaron tanto esos controles que se quitaron por intrusivos y se pasó de vuelta a los controles más lentos, que se hacen también más livianos. O sea, la misma sociedad estadounidense llegó a sentirse tan confiada que llegó a decir "¿para qué tanta seguridad?" y a quejarse de los controles que había para los blancos que han probado ser bastante claros como el transporte público.

Entonces es eso, el permanente debate entre el confort y la seguridad: queremos estar seguros pero no queremos perder confort ni intimidad. Es eso, no existe la perfección, no hay forma de evitarlo. A esta altura nadie sabe quién fue, podemos conjeturar durante horas al respecto.

EC – Ese es otro de los puntos delicados, ¿no? porque perfectamente puede haber sido un acto terrorista interno, como ya hubo en Estados Unidos. Ese es el otro dilema.

SP – Sí, y está creciendo esa hipótesis, incluso el jefe del FBI local, que está a cargo de la investigación, ayer más o menos dijo: "Miren a los costados, el que hizo esto puede ser su compañero de trabajo, puede ser su vecino, alguien en este país sabe quién fue". Así lo dijo, categóricamente: "Alguien en este país sabe quién fue". Con lo cual está empezando a crecer la hipótesis.

Lo que sí no te quepa la menor duda de que si esta hipótesis, la del atentado de origen nacional, se cae y termina siendo algo asociado a un grupo terrorista internacional, conocido, a Al Qaeda –aunque parece en este momento improbable–, las consecuencias políticas serían mucho mayores, porque estos sí son blancos que se estudian, se siguen. El lobo solitario, el que actúa en solitario, el terrorismo de origen nacional, originado en un enajenado, es mucho más difícil de seguir. Pero si el blanco es reconocido y uno de los blancos seguidos, ahí las consecuencias políticas van a ser más serias.

EC – ¿A qué estás aludiendo, a fallas, a ineficiencias en los controles, en los servicios de inteligencia?

SP – Claro, ahí vos estás siguiendo un blanco claro y se te escapó algo. De la otra forma, si es un ataque nacional, de una persona enajenada, o de un grupo desconocido, es algo que te apareció de la nada y que no estabas siguiendo, entonces es más difícil de haber advertido.

EC – Hay que agregar a este cuadro y a esas consideraciones que venías realizando el hecho de que este es el primer ataque terrorista que ocurre durante los gobiernos de Obama.

SP – Sí, y hay algo que me gustaría decir, que a mí me sorprende, esto sí es desde lo personal, puede que esté equivocada y puede que esto cambie en estos días, pero sería bueno que no cambiara. Una de las primeras reacciones que noto es una especie de reconocimiento de que se hace lo posible, y de que se puede fallar en esto, pero lo bueno es que no estoy notando una sociedad aterrorizada, ni bloqueada, ni paralizada en sus actividades. Boston mismo ayer salió a trabajar y una de las cosas que realmente era emocionante de ver es un símbolo, pero para quienes corren, seguramente entre quienes nos escuchan hay muchos, tiene mucho sentido: ayer en Boston había mucha gente sin maratón alguna corriendo. Era una forma de decir "no nos van a paralizar". Y esto es una actitud social muy pero muy sana, muy buena. Rescato eso de lo que pasó. También está lo positivo: cómo las malas cosas sacan lo mejor de una sociedad, esa resiliencia, saca también la organización absoluta con la que se respondió al momento de terror; la actitud de la gente, que inmediatamente se dejó organizar. Hay historias lindísimas de solidaridad, uno de los médicos que estuvo operando a las personas, a los afectados, a los 200 heridos que hay, había corrido la maratón, y deshidratado y todo se fue para el hospital para ofrecerse para ayudar. Impresionante como reaccionó la sociedad.

EC – Hubo otras postales de ese tipo. Me llamó la atención por ejemplo, porque eso se ha destacado, cómo habitantes de Boston en sus casas dieron alojamiento a varios de los corredores que cuando querían volver a sus hoteles no podían hacerlo porque estaban cerrados o habían bloqueado las vías de acceso. Vaya si era una situación incómoda para ellos, incluso transpirados y desabrigados estar en plena calle.

SP – Sí, de esas hubo varias y una de las que se cita también es una imagen que seguramente ustedes vieron. Una de las personas que rueda ni bien se produce la detonación es un señor de 71 años que estaba corriendo y lo que el hombre dice es "terminé la carrera" o sea, como sea, "la terminé". Y esto es lo bonito también, una sociedad que está luchando para no ser afectada por esto, creo que eso también es maduración después del 11 de setiembre, me parece que estas son enseñanzas que han quedado y creo que es bueno también destacarlas. Tiene cuidado con el terrorismo, la sociedad tiene miedo, de hecho el jefe de policía de Nueva York lo deslizó ayer, la pregunta obvia es ¿estamos seguros? Y el jefe de policía neoyorquino dijo "son tiempos difíciles estos". Es así, y sin embargo la gente, es bueno señalarlo, sale a hacer lo suyo.

EC – Para terminar, algo que ya ha quedado esbozado en alguna pregunta mía anterior, ¿cómo coloca este episodio al presidente Barack Obama?

SP – Es incómoda la situación, depende de cómo lo maneje, de cómo pueda manejar todas estas bolas en el aire que hemos manejado nosotros también. No es cómodo, puede complicarlo, sobre todo si se prueba la ligazón internacional, si llega a existir; de lo contrario, la va a tener políticamente más comprensible. Se está frente a un nuevo escenario, se están testeando varias alternativas; yo no me animaría a decir que esto significa un fracaso de Obama, no creo que lo sea. Pero sí que puede complicarlo, que es un nuevo escenario y que hay que ver cómo sale de él.

***